lunes, 23 de julio de 2012

189. Fácil

Toni pensaba quedarse en la ciudad hasta el martes, pero en el último momento decidió cambiar su vuelo al lunes a primera hora. Tiene más que claro por qué lo ha hecho.

Ahora son las cuatro de la tarde, ya está de regreso en el pequeño pueblo de Javi (es el nombre que, medio en broma, siempre le da a su nueva ubicación temporal) y ni siquiera ha pasado por su hotel para dejar la maleta. Ha venido directamente al cine, en busca de Lorena.

La chica, al verle, sonríe. Una vez más abandona su puesto de trabajo, se acerca y le da dos besos en la mejilla. Por un momento ha sentido la tentación de correr hacia él, saltar y abrazarle con fuerza, como si fuera una adolescente. Lo que no deja de ser gracioso, porque a sus 19 años Lorena casi sigue siendo una adolescente. Una que se siente demasiado vieja, recordemos.

Manteniendo las formas, se limita a preguntarle detalles del viaje. Toni contesta con amabilidad, dejando que las trivialidades le ganen la partida a lo que realmente desea gritar. Que no aguantaba un minuto más alejado de ella y que por eso ha ido a visitarla en ese horario tan poco habitual.

Hablan unos minutos, en los que se rozan con la mano en un par de ocasiones. Finalmente Lorena mira hacia la taquilla, hace una mueca de contrariedad y le dice que tiene que volver al trabajo. Toni asiente con la cabeza, se despide y se marcha.

¿Por qué ninguno de los dos ha hecho lo que realmente quería hacer? ¿Por qué complicarlo todo, jugar al despiste, negar lo evidente?

La pregunta les asalta a los dos al mismo tiempo. Y de nuevo al unísono se dan la vuelta, se olvidan de las precauciones, caminan el uno hacia el otro y se funden en un apasionado beso. Haciendo, por una vez, fácil lo fácil. Sin estúpidas excusas para postegar el momento.


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