domingo, 8 de julio de 2012

174. Posesión

Ocultamos nuestras emociones. Dejamos que los demás tengan que adivinar qué pensamos, qué sentimos. Nos sentimos protegidos por el misterio, sin exponernos públicamente.

Ese es el credo de Eli, uno que lleva a rajatabla desde que tiene uso de razón. Es la consecuencia de su historia personal, de haber sufrido toda clase de daño físico, psicológico y emocional. No se fía de la gente. Sólo se tiene a sí misma. Hasta ahora no le ha ido mal con ese pensamiento.

Por eso se muestra mucho más cómoda con la situación cuando se despierta en la cama de Javi. Le sonríe, se cubre con una sábana para ir al cuarto de baño, se da una ducha y luego insiste en invitarle a desayunar.

Hablan de la película. A Javi le toca trabajar todo el día. Ella tiene la jornada libre y piensa aprovecharla para hacer algunas compras. Sus palabras son cálidas y divertidas, logra que la mañana no resulte demasiado extraña. Y cuando se despiden, lo hacen con un beso en la mejilla.

Lo que Javi no sabe es que Eli ha decidido que no quiere dejarle escapar. No por ahora. Le gusta la compañía del guionista, sirve a sus propósitos (sabe que dicha así la frase le hace parecer una persona fría y calculadora, pero no es verdad...no del todo en cualquier caso) Se siente protegida, mimada....y no está dispuesta a renunciar a ello, al menos por ahora.

Es consciente de que para Javi ha sido un lío de una noche. Y por eso le deja  creer que él tiene el control. Pero cuando se oculte el sol ella volverá a tomar las riendas de la situación y acabarán de nuevo juntos en la cama. Lo sabe del mismo modo en que una abeja entiende que ha de hacer miel.

Ahora mismo él es de su posesión, tanto si quiere aceptarlo como si no. Si dijera esta frase en voz alta, mucha gente la reprendería por pensar así. Por eso calla. El silencio es su gran aliado.


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