sábado, 31 de marzo de 2012

75. Puntos de restauración

Hola, Pablo:

Te escribo este email para intentar explicarte por qué me fui. Sé que debería ser valiente y decírtelo a la cara, pero no puedo. Ahora no. Mis manos están temblando sin tenerte delante, así que imagínate. Me encantaría decir que soy fuerte, pero una fachada de cartón no resiste un tornado.

Soy consciente de que no he sido justa contigo y que te merecías, te mereces, una respuesta. El problema es que entonces no sabía qué decir. Y sigo sin saberlo. No consigo encontrar las palabras para describir cómo me siento. Cuando lo intento, todo me suena tonto, vacío, como si estuviera en el patio del colegio. Pero el dolor es real. Ahora mismo es lo único real en mi vida.

Estoy vacía por dentro. Y la verdad es que no sé cuándo empecé a sentirme así. Ojalá pudiera recordarlo. Descubrir el instante concreto en el que todo se jodió.  Porque entonces haría como los ordenadores, buscaría el punto de restauración y daría marcha atrás. Lo solucionaría.

Es lo jodido de la vida, ¿no crees? Que actuamos sin red de seguridad ni ensayos previos. Nos sueltan sin un guión y tenemos que improvisar sobre la marcha. Pero algunas improvisaciones son peores que otras. Es imposible saber si has acertado cuando no te permiten consultar el manual ni tomar un segundo camino.

Ahora mismo todo es confusión y caos. Y no puedo tenerte cerca pero tampoco puedo renunciar a ti. Soy injusta (lo admito por segunda vez). Pero también soy humana. Sé que tienes miles de motivos para odiarme. Pero aunque no lo merezca, espero que puedas llegar a quererme un poquito. Lo siento. Te quiero.

Elsa.

viernes, 30 de marzo de 2012

74. Tabú

En las películas, el fundido a negro final nos evita tener que reflexionar sobre preguntas incómodas que ninguno queremos hacernos. Como el hecho de que el último beso en realidad marca el punto de partida de una nueva historia. Una en la que no hay garantías de que todo vaya a ir bien.

Un enfoque más realista es el de la película "Garden State". Cuando, tras reencontrarse decididos a ser felices para siempre, Zach Braff y Natalie Portman se miran y se preguntan "¿y ahora qué?".

Esa es la cuestión. Y ahora qué.

Toni y Elsa desean vivir en el fundido en negro. Haciendo malabarismos para no tener que admitir, ni siquiera pensar, lo jodidos que están. Sus risa, su tregua, son sólo parches temporales colocados en las heridas que ambos atesoran y que algún día tendrán que curar debidamente.

Pero mientras, en la cafetería, actúan como si hace menos de una semana no se hubieran dicho adiós para siempre. Como si él no la amara y ella no temiera que él nunca deje de amarla. Juegan a ser normales. A alejar sus fantasmas con risas sinceras.

Durante un buen rato lo consiguen. Entonces Elsa piensa en Pablo y está a punto de nombrarlo en la conversación. Se detiene a tiempo.

Sin embargo Toni es capaz de adivinar su pensamiento. Y una punzada de dolor reabre su herida, pero no permite que la tristeza le avata. Tras un segundo de dudas por parte de ambos, continúan la conversación donde la habían dejado, en un tono cálido y amistoso.

Entre ellos todavía hay ciertos temas que son tabú. Que puede que nunca dejen de serlo. Lo saben y optan por ignorarlo, mirando hacia otro lado. Aplazan su "¿y ahora qué?" hasta que sepan, si no la respuesta, al menos cómo encarar la pregunta.

jueves, 29 de marzo de 2012

73. Ultimatum

Desilusionar resulta, para Javi, mucho más doloroso que sentirse desilusionado.

Le gusta gustar. No hay nada de malo en ello. Todos queremos sentirnos valorados, incluso por aquellas personas cuya opinión realmente no nos interesa. Puede que las críticas nos hagan mejores. Pero no necesariamente más felices.

Por eso Javi siente un auténtico nudo en la garganta al ver la expresión de Lorena después de contarle lo que ha ocurrido con Silvia. Comprende, con cierta sorpresa y mucho pesar, que su amiga se siente profunda e intensamente defraudada con él.

- Te has acostado con Silvia, que tiene novio - la frase es un reproche en toda regla
- Yo no he engañado a nadie - se defiende Javi

Al instante se da cuenta del error que ha supuesto poner esa pobre excusa.

- Vete a la mierda -estalla Lorena, con su habitual sinceridad - Eso no se hace, Javi. ¡No se hace!  Te he escuchado, te he apoyado... ¡joder, me parecías un tipo genial! ¿Y ahora me sales con estas?
-¿No crees que estás dramatizando demasiado? - se pone a la defensiva
- ¿Qué esperabas que te dijera? ¿Qué me parece bien? Pues no. En absoluto.
Lorena se levanta, coge su bolsa y comienza a marcharse, no sin antes volverse para decir

- O lo dejas de inmediato con ella o no vuelvas a venir a verme, porque ya no seremos amigos.

Por primera vez Javi se siente verdaderamente culpable por lo que ha hecho. Es curioso que haya sido Lorena la que le ha hecho sentir así. Porque, tras escuchar su ultimatum, entiende que podría afrontar cualquier consecuencia por sus actos. Cualquiera menos perderla a ella.

miércoles, 28 de marzo de 2012

72. El mejor novio del mundo

Silvia no tiene ninguna duda de que Jorge es el mejor novio del mundo.

Jamás pierde la calma y es capaz de encontrar el lado positivo a cada situación. Y cuando los nervios afloran en ella o empieza a agobiarse, él le dedica una sonrisa tranquilizadora que siempre logra convencerla de que todo irá bien.

Es buena persona, confiado y cariñoso. Y el mejor oyente del mundo. Dicen que al observar a una pareja de enamorados nunca hay que fijarse en la persona que habla, sino en la que escucha. Su rostro te dirá todo lo que necesitas saber sobre esa relación. Y en el de Jorge siempre aparece reflejado un genuino interés por aquello que Silvia le está contando.

Rara vez discuten, y cuando lo hacen es porque ella comienza la pelea. Jorge no levanta el tono de voz, y no le importa ser el saco de boxeo sobre el que Silvia descarga todas sus frustraciones y rabietas. Aguanta estoicamente los golpes (algunos de ellos muy injustos) y luego la besa de un modo que hace imposible recordar por qué estaba enfadada en primer lugar. La hace sentirse segura y querida. Es el mejor novio del mundo.

Y sin embargo, eso no puede ser verdad.

Si no tuviera dudas sobre esa afirmación, si algo no fallara, Silvia no estaría engañándole con Javi. Las personas felices no arriesgan su alegría en apuestas ciegas de resultado incierto.

Jorge no la completa. Es así de claro, así de triste, así de injusto. En un mundo de medias verdades y mentiras piadosas, donde sus sentimientos se confunden con sus deseos, donde lo que es y lo que querría ser no siempre coinciden, Silvia se ve forzada a admitir que, aunque no entienda el qué, hay algo que no funciona en su relación.


martes, 27 de marzo de 2012

71. Complicaciones

Fingir la normalidad es el engaño más difícil de todos. Y Javi lo recuerda por las malas el lunes, en el trabajo, a escasos metros de Silvia, mientras habla con uno de los productores.

Es absurdo pensar que alguien puede saber algo. Y aunque así fuera, a nadie le interesa su vida sentimental. La gente es infiel continuamente y el sol sigue saliendo. Pero, con todo, siente como si le hubieran marcado con la letra escarlata y el equipo en plena estuviera cuchicheando sobre él.

¿Le pasa lo mismo a Silvia? ¿También estará nerviosa o sabrá llevarlo mejor? Es incapaz de leer su rostro, y eso le está matando. Percepciones estropeadas que juegan con su pobre cabeza desquiciada.

Consigue librarse del productor y, viendo a Silvia libre, se acerca a ella. No han hablado desde que se fue de su hotel, y es evidente que hay cosas que deberían aclarar lo antes posible. Como qué diablos están haciendo. Y, lo más importante, qué van a hacer a partir de ese momento.

Javi no tiene ni idea de lo que Silvia piensa del asunto. Ni siquiera está seguro de lo que él piensa del asunto. El desconocimiento juega en su contra, y sabe que sólo va a traerle complicaciones. Lo que no se espera es que, antes de que pueda siquiera abrir la boca, Eli aparezca de la nada y se detenga a su lado, abrazándole cariñosamente por detrás.

- Me encantó la fiesta del viernes - dice, sonriendo - Tenemos que repetirlo otro día, Javi

Y, dicho esto, le planta un beso en la mejilla. Ahora la expresión de Silvia resulta mucho más fácil de interpretar. Pero el discurso de Javi se ha vuelto mucho más difícil, dado que es evidente que se requieren de él nuevas explicaciones. Consciente de ello, se da media vuelta, como un ejército que se bate en retirada al verse en inferioridad de condiciones.


lunes, 26 de marzo de 2012

70. Muros

- Cuéntame algo de ti que no sepa

Kim se atraganta ligeramente al oír esto, lo que provoca una pequeña carcajada de Álex. Están desayunando, aún en el motel, y de nuevo la ha cogido a contrapié. Una situación incómoda para alguien que está acostumbrada a llevar la voz cantante.

- Muerdo las bolsas de la compra - dice recurriendo a lo primero que se le pasa por la cabeza
- Algo íntimo - se queja Álex - ¿Tienes novio?
- ¿Estás intentando ligar conmigo?
- Nunca se sabe

Los dos se echan a reír. Kim suspira, entendiendo que se trata de un momento más importante de lo que podría parecer a primera vista. A pesar de todas las reglas que ha infringido en los últimos días, sigue siendo su terapeuta. Entre los dos debería existir un muro que ponga cierta distancia.

Y tan pronto como hace el análisis en su cabeza, coge su martillo invisible y lo echa abajo

- Salía con alguien - confiesa - Era un príncipe, hasta que lo besé y se convirtió en un sapo. Uno viscoso y repugante

Álex sonríe, y agradece la confesión con un leve movimiento de cabeza. Kim le mira muy seria

- Sabes que después de esto ya no podré seguir siendo tu psicóloga, ¿verdad?
- Lo intuía, sí
- Mierda - exclama - Si sigo perdiendo clientela a este ritmo, no voy a ser capaz de llegar a fin de mes. Tú pagas el desayuno. Y el almuerzo. Si nuestra relación va a ser sólo personal, será mejor que entiendas que soy una amiga con gustos caros.

domingo, 25 de marzo de 2012

69. Esos momentos que no se describen, que no se olvidan

Las palabras son el lenguaje de la tristeza. Existen miles de combinaciones para expresar nuestro dolor de un modo hermoso, intentando dotar de belleza a unos sentimientos que en nuestros corazones no tienen nada de bueno. Así somos los seres humanos. Por oscuros que sean nuestros pensamientos, en el fondo intentamos convertir la desesperación en algo luminoso.

Por eso las películas, las novelas, pasan siempre de puntillas por el tema de la felicidad. Porque nadie quiere leer páginas y páginas sobre gente feliz. Paradójicamente, nuestro mayor anhelo para la vida se convierte en algo aburrido cuando somos espectadores.

Y sin embargo en la película de nuestra vida son esos momentos de felicidad los que nunca se olvidan y nos dan fuerzas para seguir adelante. Aún cuando descubrimos que resulta imposible describir la emoción de una sonrisa. Lo especial que puede ser un momento cotidiano, frases simples carentes de sonoridad pero rebosantes de significado.

Quizás sea bueno que no podamos describir la felicidad de las cosas sencillas. Porque a nadie realmente le interesa entenderlo, sino experimentarlo. La alegría es un secreto que se susurra al oído y se comparte en los corazones.

Así se sienten Kim y Álex esa noche, en la habitación del hotel, mientras ríen e intercambian historias absurdas y comentarios estúpidos. Nada de lo que se dicen tiene valor más allá de las paredes de esa habitación. Nadie envidiaría ese momento que no tiene nada de particular. Y sin embargo todos nos cambiaríamos por ellos.

Incapaces de cambiar el pasado y de predecir el futuro, a veces hay que apostarlo todo al presente. A un gesto, una mirada, un suspiro por el que valga la pena todo el trayecto recorrido.

sábado, 24 de marzo de 2012

68. Buenas malas ideas

Acaba de salir de la ducha cuando alguien llama a su puerta. Pero a diferencia de la última vez, en esta ocasión a Kim sí que le resulta fácil adivinar que se trata de Álex. Han decidido hacer noche en un no demasiado destartalado motel de carretera y descansar un poco antes de seguir al día siguiente con la búsqueda del presunto amante de Anabel.

Lo peor del caso es que es capaz de decir esto sin que le suene raro.

Es decir, ¿qué está haciendo ella realmente allí? Lo de Álex tiene su lógica. Aún está pasando su proceso de duelo. ¿Pero ella? ¿Por qué ha decidido acompañarlo? ¿Es acaso una buena idea?

"Bienvenida, espontánea Kim", es la única respuesta que se ofrece a sí misma mientras abre.

- ¿Y ahora qué mosca te ha picado? - pregunta cortándole el paso al chico en la puerta, sin dejarle entrar, aunque sonriendo para que quede claro que está bromeando
- No podía dormir - admite Álex. ¿Te apetece tomar algo?
- Estoy en pijama
- Lo suponía - ahora es él quien sonríe, mientras muestra un batido de fresa que mantenía escondido en la espalda, fuera de su vista - Por eso te he traído aquí la bebida.

Kim está impresionada. Pero intenta disimularlo admitiendo que está impresionada. Lo sabe, no tiene mucho sentido. Y aún así, le da lo mismo

- No sabía que me conocieras tan bien - admite
- No eres la única que presta atención a los detalles. Y ahora, déjame entrar o no te daré el batido

Kim se hace a un lado. Y buena o mala idea, lo único que sabe es que se alegra de estar ahí, esa noche, en ese motel, con ese chico. Lo demás, ahora mismo, carece de cualquier importancia.


viernes, 23 de marzo de 2012

67. Domingo

Es domingo y Javi está sentado en la cama del hotel que ahora llama casa, mirando a Silvia mientras duerme, preguntándose cómo de grande es el error que está cometiendo. Y como no le gusta la respuesta que se da, se concentra en acariciarle el pelo y besarla en los labios cuando ella despierta, con una sonrisa que no se corresponde con la de alguien que acaba de cometer una gran traición.

Es domingo y Toni y Elsa ríen en una cafetería, en el día 2 de su nuevo, imperfecto y provisional arreglo, como si hubieran averiguado el modo de introducirse en un paréntesis en medio de su historia, disfrutando simplemente de su compañía, sin que pasado o futuro importen lo más mínimo.

Es domingo y Eli echa de menos a Javi en el rodaje, tras buscarlo infructuosamente con la mirada. Y recuerda un baile, y una sonrisa, olvidando otros demonios que hacen cola por atormentarla.

Es domingo y Pablo sale de casa, preguntándose si Elsa volverá esa noche, y sin tener del todo claro si desea que lo haga. Entiende que, pase lo que pase, hoy tampoco será un buen día.

Es domingo y Lorena duerme hasta tarde, tras otra noche de fiesta con sus amigas. Pero contenta tras recibir un mensaje de buenas noches de su nuevo amigo, el guionista sin rumbo, que la ha llamado Amelie y le ha puesto un divertido emoticono de un pingüino en el texto.

Es domingo y Álex tiene el coche preparado para un viaje sólo de ida, del que no sabe absolutamente nada salvo que su determinación por encontrar respuestas es inquebrantable. Y está a punto de arrancar el coche cuando alguien se presenta en su casa, ofreciéndose como copiloto si el puesto todavía está disponible. Y Álex le abre la puerta a Kim, sintiendo que, pase lo que pase, este viaje ya ha merecido la pena.


jueves, 22 de marzo de 2012

66. Día a día

La cafetería está abarrotada pero Elsa sólo escucha el sonido del silencio en su corazón. Y entiende al fin que hay emociones invisibles que únicamente se echan en falta cuando ya no están.

Bebe el café con parsimonia. A fin de cuentas el mundo puede esperar por ella, no tiene prisa en llegar a ninguna parte. Lo peor de vivir en un estado de continua confusión es que nadie puede prometerte que alguna vez serás capaz de encontrar la salida del laberinto.

Está tan ensimismada en el vacío que siente en su corazón que apenas se percata de la presencia de Toni hasta que el chico ya está al lado de la mesa. Le gustaría mostrar sorpresa, alegría o enfado. Pero ya ha agotado las reservas de emociones. Está seca por dentro.

Toni, con gesto serio, se sienta y muestra las palmas de las manos, en señal de paz.

- No puedo prometerte nada - avisa - Estar contigo es como ir a quimioterapia cuando tienes cáncer. Sabes que es tu única esperanza, pero también que te está matando poco a poco. 

Elsa permanece en silencio, impávida.

- Sé que me necesitas y sé que te necesito. Lo que no sé es cuánto tiempo podré seguir a tu lado. En qué momento decidiré que amarte unilateralmente es demasiado doloroso como para seguir comprando entradas para el espectáculo.

Le coge la mano. Sonríe. Se esfuerza mucho en hacerlo

- Pero podemos ir día a día. Si tú quieres.

Elsa le devuelve la caricia. Y su rostro se transforma, como por arte de magia, y su sonrisa cálida y sincera hace que todo el sufrimiento de Toni merezca la pena

- Por supuesto que quiero - exclama. Día Uno de su extraña nueva amistad.


miércoles, 21 de marzo de 2012

65. Un poco de fe y mucho talento

Es sábado mediodía y Javi ha vuelto a la vida real. Lejos de Saras, Elis y sentimientos que no puede controlar. De vuelta a su terreno, las películas en las que se puede reescribir la trama hasta que todo adquiere sentido.

Está en la oficina, donde no espera encontrarse a nadie. Por eso le sorprende tanto ver entrar a Silvia, que parece ligeramente histérica. O tal vez sólo triste.

- No puedo más - le confiesa - Necesito saber qué estoy haciendo mal
- ¿A qué te refieres?
- A todo. La manera en la que echas abajo mi trabajo. Y lo peor es que el equipo entero te adora. ¡Hasta mi novio te adora! Lleva toda la mañana hablando de ti, y yo...yo...

De repente Silvia se echa a llorar, lo que coge por sorpresa a un preocupado Javi.

- Tú ganas - dice la chica entre sollozos - Tenías razón en todo. En que te odiaría, y en que soy una princesa derrocada...y en lo de que no sirvo para nada.
- Yo nunca he dicho eso - se defiende Javi - Es más, creo que tienes mucho talento
- ¿En serio?

A Silvia no le importa que sea mentira, palabras agradables sin alma. Aún así necesita escucharlas. Pero lo cierto es que Javi lo dice de corazón. Y consigue transmitírselo con una caricia

- Silvia, creo que tienes muchísimo talento. Y tu guión me encanta. Los cambios...no se trata de lo que yo piense, sino de lo que el estudio quiere. Pero sinceramente...

No acaba la frase. Silvia le interrumpe con un largo beso. Uno que debería rechazar con suavidad. Pero, en vez de eso, lo que hace Javi es devolvérselo apasionadamente.

martes, 20 de marzo de 2012

64. Medios corazones

El cerebro humano es cruel. Conoce nuestros puntos débiles y los utiliza sin piedad para crear pesadillas que visualizamos con los ojos abiertos, torturándonos como ni la peor de las realidades podría hacerlo.

En su casa, mientras intenta distraerse viendo una película, Toni sólo puede imaginarse a Elsa haciendo el amor con Pablo en su apartamento. Las mismas imágenes una y otra y otra vez.

Acierta al imaginar el paradero de Elsa, pero la escena dista mucho de ser como él la imagina. Ha acudido de nuevo a Pablo, pero hoy rehusa tener sexo con él. Se pregunta el por qué de su falta de deseo, y si tiene algo que ver (¡por supuesto que sí! ¿Qué esperaba?) con la confesión de Toni.

Sabe que no le debe nada. Y aún así...

Por supuesto, para Toni todo es angustia. Le gustaría que existiera un mapa del alma, para saber dónde alberga exactamente sus sentimientos hacia Elsa y poder así extirpárselos con sus propias manos, dejar de sentir, de pensar, olvidarla, pasar página.

Es consciente de que Elsa es libre de hacer con su vida lo que quiera. Y aún así...

Y atrapado en medio está Pablo, que sigue sin entender qué quiere Elsa de él. Por qué le da esperanzas y luego se las arrebata cada vez que cierra la puerta de su casa por fuera. Se pregunta qué está haciendo mal, qué podría hacer para convencerla de que vuelva con él.

Sabe que no está en su mano, que no hay una respuesta mágica. Y aún así...

Son, en el fondo, tres medios corazones que intentan desesperadamente encajar unos con otros. Pero sus latidos están desacompasados, por lo que bailan, solitarios, al son de melodías mudas que carecen de sentido.



lunes, 19 de marzo de 2012

63. Dudas y misterios

Álex hace un resumen precipitado de lo que María le contó horas atrás. Al parecer, Anabel se veía con otro chico de una ciudad cercana. O eso cree María, aunque Anabel no llegó a confesárselo abiertamente. Pero  ella conocía a su amiga. Y además están todos esos viajes, el secretismo...

Kim reflexiona sobre los datos que Álex acaba de proporcionarle e intenta encajarlos.

- Así que, hasta donde sabes, Anabel quizás conocía a alguien que puede que fuera un hombre y que tal vez suponemos que fuera su amante. Cielos, es todo tan evidente...
- Yo tampoco quería creerlo. Pero volví a casa, rebusqué entre sus cosas y encontré esto.

Le muestra a Kim una  fotografía de una sonriente Anabel junto a un joven desconocido.

- ¡Uau! Anabel y otro tío posando para la cámara delante de un centro comercial. Vale, me has convencido. Esta sí que es una prueba esclarecedora. Qué putón.
- No te burles. Mañana por la noche salgo  de viaje, para encontrarle y aclararlo todo
- ¿Y qué vas a ganar con eso? - Kim intenta ser la voz de la razón - Quiero decir, suponiendo que fuera real, suponiendo que tuviera una aventura, ahora, ¿qué más da?
- No lo sé - admite Álex - Pero tengo que averiguarlo. Y me gustaría que vinieras conmigo
- ¿Te has vuelto loco? ¿Y qué hago con mi consulta, la cierro? ¿Y mis otros pacientes? Eso por no hablar de lo poco ético que es que como terapeuta...
- Te lo estoy pidiendo como amiga.

Kim mira a Álex y niega con la cabeza. Álex no muestra enfado. Se limita a pedir perdón, darle las gracias e irse, cerrando la puerta con delicadeza. Eso es lo que más le duele a Kim. Que incluso en ese momento, en el que ella acaba de fallarle, él sea capaz de comportarse con tanta gentileza.


domingo, 18 de marzo de 2012

62. Una visita inesperada

Aporrean la puerta. Son las siete de la mañana de un sábado, y Kim se despierta sobresaltada por los golpes. Se pone una bata por encima de su pijama y abre la puerta, somnolienta.

El shock de encontrarse a Álex, con rostro sombrío, termina de desperezarla del todo.

- ¿Álex? ¿Qué... qué estás haciendo en mi casa?
- Me estaba engañando
- Espera, para el carro y serénate. ¿De qué me estás hablando?
- Anabel. Me estaba engañando. Iba... iba a dejarme

Demasiadas sorpresas para un día que acaba de nacer. Sin saber qué decir, Kim le invita a entrar y sentarse en el salón, mientras ella se dispone a hacer un poco de café. Ya dentro del apartamento, por primera vez en horas, Álex se da cuenta de lo errático de su comportamiento

- Perdona - se disculpa - Sé que no debería haberme presentado en tu casa, y además te he despertado uy... ¡oh, Dios! Espero que no estés acompañada
- La verdad es que sí, pero Félix no es celoso - ante la cara desencajada de Álex, Kim sonríe - Tranquilo, Félix es mi gato

Le sirve una taza de café y se sienta a su lado. Bosteza una vez, pide perdón y le mira fijamente

- Lo siento. Ahora ya estoy lista para escucharte. ¿Qué ha ocurrido?

Álex, el siempre calmado Álex, comienza a relatar la historia con vehemencia. Y Kim siente lástima. Porque de no ser por lo doloroso del tema, resulta reconfortante saber que, detrás de esa fachada triste que muestra todos los días, aún existe un corazón al que le hierve la sangre y es capaz de alterarse, pelear y gritar por las cosas que considera lo suficientemente importantes.


viernes, 16 de marzo de 2012

60. Teatro de sombras

Los actores están preparados, y ambos se saben el texto aunque nunca lo hayan leído antes, porque esto es la vida y hay escenas tan viejas como el mundo que todos sabríamos recitar sin necesidad de ensayo. Fórmulas agotadas que, pese a todo, siguen teniendo vigencia.

Es hora de que empiece el espectáculo, y aunque los dos se sientan tentados de improvisar sus respuestas, al final se ceñirán a lo que tienen que decir. Predecible tristeza que, no obstante, debe representarse para que más adelante puedan lamer en silencio sus propias heridas.

- Estoy enamorado de ti - suelta Toni nervioso, a trompicones, olvidando el discurso que tan meticulosamente ha preparado en su cabeza una y mil veces - Estoy enamorado y esto me está destrozando.

- Yo también te quiero.

Eso es lo que desea decir Elsa en ese momento. Con todas sus fuerzas. Se obliga a pronunciar las palabras, a sentirlas. Pero son sonidos huecos, tan desesperados e irreales que sus cuerdas vocales se niegan a participar en la pantomima.

Por eso Elsa sólo atina a susurrar un "lo siento" y agachar la cabeza.

Y Toni, que siempre espera lo inesperado, comprende que la vida ha seguido el curso lógico de los acontecimientos, jugando sobre seguro. Amor no correspondido. Un clásico que todos conocemos, odiamos pero entendemos, porque forma parte de la vida. Una punzada de dolor y se cierra el telón.

Toni, con la mirada de quien ya no cree en su propio futuro, se encoge de hombros admitiendo que no puede seguir con esto. Se levanta y camina hacia la puerta, sin aplausos ni bises.

Sólo otro corazón roto en una ciudad hambrienta que se alimenta de desamores y finales tristes.


jueves, 15 de marzo de 2012

59. Razonamientos infantiles

- Esto no te va a gustar

Ha ensayado mentalmente el discurso una y mil veces. Buscando las palabras exactas que puedan dar un resultado distinto al que ya se imagina. Porque a pesar de lo que le dicta la lógica, quiere creer que tiene una oportunidad de enamorar a Elsa. Si deseas algo con mucha fuerza, a veces termina por hacerse realidad.

Sólo que las cosas no funcionan así.

Toni lanza la advertencia en la cafetería. Y antes de que diga una palabra más, hoy es Elsa quien comprende que es su turno de que le rompan el corazón.

¿Hay algún modo de evitar los momentos que queremos evitar? Por un momento piensa en levantar la mano, acercarla con dulzura a la boca de Toni y pedirle por favor que contenga sus palabras. Si no se dice, puede jugar a fingir que no sucede.

Sólo que las cosas tampoco funcionan así.

En cierto modo ya lo sabía, siempre lo ha sabido. Pero se guiaba por ese razonamiento infantil de que cuando cierras los ojos las cosas malas desaparecen. Ahora sus ojos están abiertos. Y ni siquiera puede decir que sea algo malo. Simplemente equivocado. Inoportuno. Doloroso.

Por un momento Elsa envidia a los niños. Su sencillo código de conducta, siempre moviéndose en busca de la felicidad, sin comprender el significado de la frase "es complicado".  Dos palabras que hemos inventado los adultos cuando nos negamos a luchar por aquello que realmente queremos.

Pero ella ya no es una niña. No puede taparse los oídos ni salir corriendo. Sólo le queda tragar saliva y seguir el guión que el destino, con tierna crueldad, ha preparado para ellos.

miércoles, 14 de marzo de 2012

58. Confusión

¿Por qué los sentimientos no tienen un manual de uso que regule su funcionamiento?

La idea le viene a la cabeza a Javi después de tomarse su tercera copa de vodka limón. Es viernes noche y está compartiendo mesa, risas y vivencias con Jorge, el novio de su compañera de trabajo. La misma que le aborrece con todo su corazón.

Lo lógico sería que Jorge le odiara también, pero ahí están, divirtiéndose como viejos amigos. Es raro, se dice Javi. Casi tanto como el que no deje de mirar a todas las chicas del bar, con deseo, sólo dos días después de haber entendido que aún ama a Sara. ¿Qué le mueve? ¿El despecho? ¿El dolor? ¿La necesidad de no sentirse solo?

No lo sabe. Y tampoco quiere saberlo. Borracho o sobrio, jamás entenderá la lógica de sus propios sentimientos. Hacen lo que se les antoja. Y hoy el grito unánime es que hay que divertirse.

Beben hasta las dos de la mañana, momento en el que Jorge, tras darle un fuerte abrazo y decirle lo bien que le cae, vuelve a casa, donde está seguro que Silvia aún le espera despierta para sonsacarle informacíón. Javi le da ánimos y deciden que esto tienen que repetirlo más a menudo.

Piensa en volverse también al hotel, dando por clausurada la noche, cuando a lo lejos reconoce a una hermosa mujer, vestida en un insinuante vestido rojo que le sienta de escándalo, que le devuelve el saludo y se acerca a donde se encuentra.

- Ah no, no puedes irte todavía - le dice Eli, con una sonrisa pícara, tras saludarle con dos besos

Y en ese preciso instante, aunque deseara con todas sus fuerzas que no fuera así, Javi no se acuerda de Sara, ni de nadie, concentrado en la preciosa actriz de ojos verdes y labios carnosos que está a muy escasos centímetros de él.


martes, 13 de marzo de 2012

57. Aquello que no conoces

Las personas guardan secretos. Lo hacen con los demás y también consigo mismo, como si sintieran la necesidad de protegerse de ciertos aspectos de su vida que les gustaría borrar con una goma mágica que les permitiera no ser tan complejos, tan imperfectos, tan débiles.

Álex nunca pretendió saberlo todo de Anabel. Sólo lo que ella quisiera contarle. Y esa sigue siendo su máxima. No tiene sentido conocer a una nueva Anabel cuando ama desesperadamente a la suya. Si hay diferencias significativas entre ambas, no cree que sea bueno saberlo.

Pero las estúpidas normas que elaboramos y en las que creemos como si fueran palabras grabadas en piedra siempre encuentran la manera de mostrarnos nuestra propia ignorancia.

Se encuentra por la calle con María, la mejor amiga de Anabel, a la que no ha visto desde el funeral. Por un momento piensa en cambiarse de acera, pero finalmente decide que uno no debe huir del dolor, sino combatirlo. En media hora también pondrá en entredicho esta decisión.

- Hola, Álex - le saluda María - ¿Qué tal estás?
- Tirando - dice con tristeza -  Es duro no tener conmigo a la mujer más maravillosa del mundo
- Me alegra que la recuerdes así, a pesar de... - no termina la frase
- ¿A pesar de qué?
- De nada
- ¿A pesar de qué, María?

La chica, consciente de la metedura de pata, intenta cambiar de tema. Pero Álex no se lo permite. Saltándose sus propias normas, decide que tiene que saber. Aunque no le guste lo que escuche.

Y, efectivamente, no le gusta. En absoluto.

lunes, 12 de marzo de 2012

56. Cenicienta a las puertas del baile

Toni está ilusionado. Se le nota en la cara. Y permitirse sentirse así ha sido su primer error, si nos atenemos al código interno de conducta que él mismo elaboró tiempo atrás para sus sentimientos.

El segundo, aún más grave, ha sido admitirse a sí mismo que ese es su estado de ánimo.

Esa mañana va a pagar el precio por la osadía de sentirse feliz. Al menos así es como lo verá dentro de unas horas. Por ahora sólo charla animadamente con Elsa en la cafetería. Pero justo cuando la mañana sólo parece una mañana más, Elsa cambia de cara y su rostro se ensombrece.

En ese preciso instante Toni entiende que van a romperle el corazón.

- Tengo que contarte una cosa - dice Elsa, intentando acumular valor para soltarlo - Me estoy acostando con Pablo

Toni la mira, parpadea y sonríe con una expresión amable. Casi como si se alegrara. Pero el truco de magia está en el parpadeo, en una milésima de segundo congelada en el tiempo.

- Vaya, eso es genial - miente con descaro
- Yo no estoy tan segura - admite Elsa, demasiado ensimismada en su propia confusión para entender la de su amigo.

Pero Toni insiste en que es algo bueno y que se alegra por ella. Y le pide que le cuente detalles, y es capaz de seguir conversando con ella veinte minutos más antes de abandonar la cafetería, disculpándose por tener mucho trabajo.

Se marcha antes de que su careta empiece a pudrirse por culpa de las lágrimas invisibles, las que se vierten por dentro, como si fuera la Cenicienta a las puertas del baile y sus sonrisas se fueran a convertir en calabazas si permanece un solo segundo más en presencia de Elsa.


domingo, 11 de marzo de 2012

55. Y esto es lo que se dijeron...

De más joven, Javi creía que es más triste no lograr a la chica de tus sueños que conseguir estar con ella y perderla. El tiempo le ha dado la perspectiva suficiente como para entender su error. El sentimientos es igual de doloroso, si no más. .

- Te veo bien - dice Sara con sinceridad
- Voy tirando - responde Javi, dejando mensajes entre líneas, de un modo no del todo consciente
- No seas modesto, señor guionista famoso
- Sólo hago labores de reescritura. Y es otra estúpida comedia romántica
- Aún así

Sara sonríe y dos pequeños hoyuelos se forman en la comisura de su boca. Hace tiempo Javi habría matado por ellos. La sorpresa para él es descubrir que aún lo haría.

Continúan hablando de trivialidades, que para ellos adquieren un tono mucho más íntimo que si se decidieran a abordar directamente sus sentimientos. Y por un momento se sienten tan a gusto que piensan en besarse, y a la mierda con el sentido común.

Pero no lo hacen, y el sentido común se cobra su venganza. Javi recuerda el sabor de la traición, Sara recuerda aquello que no funcionaba, y poco a poco sus palabras empiezan a resonar cada vez con menos fuerza, como un eco lejano que indica que la fiesta ha terminado.

Se despiden con dos besos y prometen estar en contacto. Y mientras ve a Sara marcharse, Javi comprueba que su corazón ha sido capaz de recomponerse sólo para romperse de nuevo.

Y piensa, melodramático, que nunca volverá a besar a otra mujer, sin entender la broma que supone el hecho de que, aunque aún no lo sabe, en menos de 72 horas lo estará haciendo.

sábado, 10 de marzo de 2012

54. Bailar en círculos

En la historia entre Javi y Sara no hay un punto y final. Sólo puntos y aparte más o menos dilatados, que a veces dan la sensación de ofrecer una conclusión al relato. Pero siempre aparece una línea más, un último epílogo que nunca resulta ser el último.

Se ven en el parque con la incertidumbre del qué pasará, con la esperanza de un milagro que borre todos los capítulos fallidos de su pasado y  les permita ser felices juntos. Sin darse cuenta de que ellos mismos son, en ocasiones, sus peores enemigos, por negarse a aceptar que la vida está llena de decisiones sencillas. Dolorosas, pero sencillas.

Se saludan cordialmente. Derrochan sonrisas y simpatía, como si nada hubiera ocurrido entre ellos. Y durante el tiempo que dura un parpadeo son capaces de crear la ilusión de que verdaderamente tienen una oportunidad para comenzar de nuevo.

Pero el instante pasa, como una pompa de jabón que se estrella contra el suelo tras su leve pero elegante viaje. Vuelven los recuerdos, las angustias. La tristeza. Sus sonrisas ajadas se agarrotan, y la conversación comienza a languidecer, a hacerse previsible.

Y los dos entienden que todas las esperanzas que han depositado en ese encuentro acaban de desvanecerse, como un sueño nocturno cuando llegan los primeros rayos de sol. Y llevados por la decepción, piensan que quizás eso era lo que necesitaban para cerrar su historia. Un último vistazo a lo que pudo ser, fue, pero ya no será. Desilusión con una gota de alegre nostalgia.

Se sienten preparados para seguir adelante con sus vidas, por separado. El mundo, no obstante, se ríe de ellos mientras los observa bailar en círculos, consciente de que en su historia aún falta por escribirse un nuevo capítulo que, erróneamente, también les parecerá el definitivo.


viernes, 9 de marzo de 2012

53. Preguntas incómodas

Elsa se levanta de la cama en mitad de la noche. Coge su ropa y se dirige al cuarto de baño, sintiéndose una intrusa en el que hasta hace poco era también su hogar.

Ya vestida, gira con suavidad el pomo de la puerta, intentando no hacer ningún ruido. Pero cuando está a punto de salir de la casa, escucha la voz de Pablo desde la cama.

- ¿A dónde vas?
- A mi piso - contesta Elsa tajante, sin ganas de comenzar una conversación
- Quédate a dormir aquí
- Prefiero no hacerlo

Pablo se levanta de la cama, y Elsa comprende que, pese a sus esfuerzos, va a verse obligada a mantener una incómoda conversación para la que no se siente preparada.

- De todos modos, ¿qué estamos haciendo? - pregunta Pablo, con amargura
- Acabamos de follar
- No me refiero a eso. Quiero decir...primero me abandonas, ahora vienes por las noches pero nunca te quedas. Estoy confuso, no sé si me gusta esto
- Entonces no me abras la puerta - dice Elsa, sonando más agresiva de lo que era su intención
- Joder, Elsa. Sabes que te quiero. Yo... ni siquiera sé aún por qué me dejaste. Ni por qué nos estamos acostando ahora. La verdad es que no entiendo nada.

Pablo mira a Elsa con ojos tristes, en busca de una respuesta. Pero la chica abre la puerta y sale con paso decidido. Aunque es difícil intuirlo sin estar dentro de su cabeza, no lo ha hecho por crueldad. Lo que ocurre es que, para ser sinceros, aunque quisiera no sabría qué contestar.


jueves, 8 de marzo de 2012

52. La (poca) importancia de tener un plan

- Ok, gente. Tenemos cinco minutos cada uno para exponer nuestras miserias y neuras, y después pasamos a los asuntos verdaderamente importantes: deportes, películas y frikadas

La frase es de Toni, y ya se ha convertido en una tradición en sus reuniones semanales.

- Esta semana mi terapeuta me llevó al parque de atracciones - rompe el hielo Álex
- Qué caña, tengo que conocerla - dice Javi, mientras todos ríen ante lo absurdo de la situación
- Deberías. Kim es una tía muy especial. Bueno, ¿y tú qué te cuentas?
- Nada especial. Ha sido una semana de lo más tranquila

Toni y Álex se cruzan de brazos y miran fijamente a su amigo, como si la mentira se pudiera oler en el ambiente. Al final Javi entiende que es inútil tratar de esconderlo.

- ¡Está bien! He hablado con Sara
- Joder - gritan al unísomo
- Y eso no es todo. Esta tarde he quedado con ella

Javi ataja las quejas generalizadas de sus amigos cediéndole rápidamente la palabra a Toni.

- Elsa ha dejado a su novio
- Bien...supongo
- Y quedo con ella todas las mañanas - se adelanta a la ronda de preguntas - No, no sé si llegaremos a algo. Y como vosotros, tampoco tengo ni puta idea de lo que estoy haciendo

- Tener un plan está sobrevalorado - decide Álex

Y los tres brindan con una taza de café, ríen y dan por zanjado el tema, sustituyéndolo por un acalorado debate sobre si "Cazafantasmas 3" debería o no terminar haciéndose.

miércoles, 7 de marzo de 2012

51. Red de seguridad

A lo largo de los años Álex, Toni y Javi han tenido muchos amigos. Comunes e independientes, lógicos e inesperados. Compañeros de clase, compañeros de trabajo. Amigos de amigos. Personas que conocieron por casualidad y otros que se asentaron con el tiempo.

Con todos compartieron confidencias, risas, alegrías y fracasos. A todos les confiaron secretos, de esos que da vergüenza decir en voz alta, pero que en los oídos de la persona adecuada sirven para reconfortar corazones torturados.

Cuando eran jóvenes, pensaban que estarían ahí para siempre. Con el tiempo se fueron haciendo más cínicos, y aunque la dinámica no cambió y la amistad siguió siendo sincera, cada nueva incorporación era recibida con más recelo. Sin desempaquetar demasiado las maletas, por si acaso el viaje era más corto que la deseada y prometida eternidad.

Como los inicios, los finales también han sido variados. La distancia alejó a algunos amigos. A otros, la pereza. Están los que se recuperan, y los que al verlos hacen aflorar recuerdos de tiempos mejores. Y, por supuesto, hay amistades que se disuelven para siempre. Curiosamente el recuerdo de esas personas es siempre el más difícil de borrar.

Hasta ahora calculan que entre los tres, en algún momento, han tenido casi un centenar de personas a las que hubieran confiado sus vidas. Hoy día el número es mucho más reducido.

Pero sentados en la mesa de su cafetería, a las 7.45 de la mañana, como cada miércoles, ninguno guarda un minuto de silencio por los amigos ausentes, concentrados como están en disfrutar de su resistente triunvirato. Decididos a escucharse mutuamente, ofreciendo una red de seguridad conjunta para esta peligrosa y desquiciada aventura que es la vida.

martes, 6 de marzo de 2012

50. Pequeña cadena de mentiras

- Perdona que ayer no me conectara. Estuve trabajando hasta tarde - se excusa Javi
- No te preocupes. De todos modos no estuve en casa - responde Sara - ¿Cómo estás?
- Bien. Salgo con una chica
- No te lo había preguntado
- Pero me apetecía contártelo. Somos amigos, ¿no?
- Por supuesto. Perdona si ha sonado raro. Me alegro mucho
- ¿Y tú? ¿Estás con alguien? ¿Algo interesante que contar?
- Nada. Mi vida se ha vuelto completamente aburrida

La conversación entre Javi y Sara está plagada de pequeñas mentiras que se van acumulando en cada nueva respuesta, como si el propósito del juego consistiera en ir elevando el tono del engaño, hasta que finalmente un observador imparcial podría preguntarse por qué desean hablar el uno con el otro si realmente nada de lo que dicen tiene sentido.

Por supuesto, la gracia del juego consiste en que ninguno de los dos puede saber a ciencia cierta si está siendo engañado. Hay en sus respuestas una curiosa mezcla de mentiras piadosas y comentarios punzantes que vician la conversación hasta hacerla irreconocible.

- Mañana estaré en la ciudad - confiesa Javi en un impulso - Me gustaría verte...si tú quieres
- Me encantaría

Dos pequeñas pero importantes verdades, las primeras en toda la noche. Un atisbo de esperanza para la red de sentimientos cautivos que, tímidamente, susurran en sus conciencias que, a pesar de su frágil condición, ellos también merecen una oportunidad.

lunes, 5 de marzo de 2012

49. Encajar las piezas

Toni sólo sabe escribir cuando está triste. Hace muchos años, cuando aún era un adolescente, escuchó decir que los novelistas tienen que hablar de aquello que conocen. En su momento le pareció una estupidez. Se lo sigue pareciendo. Pero lo entiende más de lo que le gustaría.

Escribir es una señal de que falta algo dentro de ti. Es poner sobre el papel todo aquello que te preocupa, te inquieta o te conmueve. Es soñar historias para personajes que nacieron de ti, son una parte de ti, y te susurran al oído, aunque la gente piense que eres un loco por creerlo.

Cuando se levanta con ganas de sonreír, Toni cambia la soledad del papel por la compañía de sus amigos. Prefiere vivir a soñar.

La última semana  se ha dedicado a su proyecto más importante, que es su propia vida. Ha atesorado momentos maravillosos con Elsa en la cafetería, recuerdos de los que trascienden el tiempo, puesto que la alegría, como sabe, siempre tiene fecha de caducidad. .

Dedicado por completo a intentar encajar las piezas de su propia vida, ha descuidado a los protagonistas de su historia, dejándolos a su libre albedrío, responsables de sus propias erratas.

No se ha olvidado de sus personajes, los lleva en el corazón. Pero desearía no tener que acercarse nunca más a ellos. Estar demasiado ocupado con su propia alegría como para no verse obligado a tener que seguir imaginando la de otros.

Pero sabe que su sueño es una quimera. Que no ha escrito la última palabra. Que tarde o temprano el viento esparcirá de nuevo las piezas de su puzzle, y que cuando se sienta vacío e incompleto volverá a recurrir a sus creaciones en busca de respuestas. Rogándoles una palabra de consuelo, un rayo de esperanza, la promesa de que algún día podrá volver a despedirse de ellos.


domingo, 4 de marzo de 2012

48. Sólo una pequeña charla

Álex es un experto en fachadas. En sonrisas que esconden secretos y tristezas camufladas en rostros serenos. Pero si sabes dónde mirar (y Álex ha aprendido a hacerlo), los ojos te cuentan la historia completa. Y los de Kim revelan a gritos que hoy no es un buen día para ella.

- ¿Qué te ocurre? - pregunta, con sincero interés
- ¿A mí? Nada
- Perfecto, porque me encanta escuchar historias sobre la nada.

Álex coge una silla, la aproxima hasta donde está Kim y se sienta, mirándola fijamente a los ojos. Ella insiste en decir que está bien, lo que sólo demuestra lo lejos que está de sentirse feliz. Álex no pierde el tiempo en responder. Prefiere seguir preparado para escuchar sus confesiones.

- Esto es ridículo - exclama Kim, rindiéndose al juego de miradas - Esta es tu terapia. Eres tú el que debe contarme lo que te ocurre
- Como si esto alguna vez hubiera sido una terapia convencional - sonríe Álex - Venga, por favor. Es sólo una pequeña charla. Nos vendrá bien a los dos.

Y Kim, a su pesar, acaba claudicando ante la sincera preocupación del chico. Y se sienta a su lado y comienza a hablar sobre Leo y cuánto lo echa de menos.

Álex escucha en silencio, sin perder de vista los hermosos ojos de Kim, que alternan dolor, alegría y nostalgia, mientras ella cuenta historias divertidas y tristes de su fallecido paciente.

Y por un momento dejan de ser terapeuta y paciente, si es que alguna vez lo han sido, y se convierten en dos amigos que se dan apoyo, transformando una simple charla en un momento mágico que demuestra que la vida, en ocasiones, sabe ofrecer ternura a las almas desamparadas.

sábado, 3 de marzo de 2012

47. Palabras gratis

- ¿Qué haría Amelie en esta situación?

Lorena mira a Javi, mientras intenta asimilar la pregunta. Rellena su cubo de palomitas y se lleva unas cuantas a la boca, mientras piensa en qué respuesta ofrecerle.

Es como si se hubieran invertido los papeles y ella fuera la adulta y él un confuso adolescente. Por un momento siente la tentación de gritarle "jovencito, vete a la cama". Pero se contiene.

- ¿Quieres hablar con ella otra vez? - pregunta
- Esa no es la cuestión - se defiende Javi - Está jugando conmigo y me está desquiciando. Así que sólo quiero que desaparezca de nuevo. Pero luego reviso su correo y quiero que me escriba para no contestarle, aunque también quiero contestarle si no me escribe. Es todo demasiado difícil.

Por fin se detiene. Toma aliento y mira a Lorena, que sigue comiendo palomitas.

- Palabras gratis
- ¿Cómo dices?
- Es lo que mi madre siempre dice. Todo lo que acabas de decir son palabras gratis. Las sueltas porque no cuestan nada, aunque sinceramente tampoco valen mucho. - Y de nuevo pregunta - ¿Quieres hablar con ella otra vez?

Javi se toma un segundo para pensar y agacha la cabeza, rendido ante la evidencia

- Sí, sí quiero - admite
- Entonces ya sabes que hacer - contesta Lorena

Una leve sonrisa se dibuja en la comisura de sus labios. Se siente satisfecha de cómo ha manejado la situación. Y está convencida de que, si estuviera allí, Amelie estaría de acuerdo.

viernes, 2 de marzo de 2012

46. Profecías autocumplidas

Toni siempre marca distancias entre sus sentimientos y sus palabras. Las últimas las regala, aunque sea a cuentagotas. Los primeros los sufre, en silencio, asediado por miedos irracionales y feroces, que parecen esperar el momento oportuno para materializarse.

Sólo hace tres días que queda con Elsa en la cafetería, pero es tiempo suficiente como para que haya anidado en su corazón un nuevo temor que le carcome las entrañas y le deja sin aliento por las noches. La posibilidad de que Elsa regrese con Pablo, su novio.

En realidad, hay tantos motivos para que sus temores se cumplan como para que no lo hagan. Pero en estos temas uno siempre se siente perdedor. E incluso cuando entiende que quizás nunca acaben juntos, Toni desea, con todo su corazón, que al menos ella no vuelva con Pablo.

Podría intentar buscar excusas para explicar el por qué de este sentimiento. Pero no es un debate en voz alta. No tiene por qué compartirlo con nadie. Y no hay motivos para que se mienta a sí mismo. A veces nuestros deseos son oscuros y mezquinos. Avergonzarnos de ellos (si es que lo hacemos) no nos librarán de su presencia.

Toni tiene miedo. Y cada día siente que le falta un poco más el aire, viendo inevitable que la tragedia se consume y los peores presagios se hagan realidad.

Lo que Toni no entiende es que el miedo es el enemigo, y que al darle poder está permitiendo que se abra paso la corte de las profecías autocumplidas. Y que mientras contiene la respiración, sus temores ya son una realidad. Sólo que aún no lo sabe.

Como una novela cuyo final ya está escrito pero al que aún no queremos llegar, temerosos de que no nos guste lo que nos encontremos en la última página.

jueves, 1 de marzo de 2012

45. Leo Cabrera ha muerto

Cuando las luces del espectáculo se apagan, los artistas se cambian de ropa y vuelven a ser ellos mismos. La versión de ellos mismos que el gran público no conoce ni tiene por qué conocer.

Hoy Kim está devastada, consumida por las lágrimas, y no tiene por qué ocultarlo.

Leo Cabrera ha muerto.

Leo ha sido (aunque el tiempo verbal a estas alturas ya resulta incorrecto) paciente de Kim durante casi dos años. 719 días. Y durante ese tiempo, siempre quiso morir. Al final se salió con la suya.

Kim hizo todo lo posible por enseñarle la belleza del mundo y devolverle a la senda de los sueños. Paradójicamente, intentar ayudar a Leo la salvó a ella de sus propios demonios. Su paciente le otorgó un rayo de esperanza. Le hubiera encantado devolverle el favor.

Pero Leo jamás cambió de opinión. Nunca encontró las fuerzas para intentar ser feliz. Permanecía en su propia laguna de amargura, donde todo resulta más fácil y el desánimo aparece sin esfuerzo.

Leo era una persona excepcional. Lo suficiente como para intentarlo sólo por ella. Kim lo sabía, entendía el enorme sacrificio que ese hombre de 52 años hacía cada día por mantenerse a flote y regresar a su despacho. A falta de un motivo mejor, seguía vivo porque no quería decepcionarla.

Hasta hoy.

Leo Cabrera se quitó la vida. Kim desea creer que lo hizo sonriendo, sin remordimientos. Sólo un ligero malestar por haberle fallado a ella. Así de buena persona era Leo. Y entiende que debería centrar sus pensamientos en que, durante 719 afortunados días, logró que se mantuviera a flote.

Pero aún así, le hubiera gustado llegar al 720. Y haber podido intentar, una vez más, regalarle a Leo una sonrisa de esas por las que uno decide que merece la pena seguir luchando.