viernes, 30 de noviembre de 2012

Detrás de las apariencias

Álex queda una tarde con Ángeles para hablar. Ha habido demasiada tensión entre ellos y no quiere que las cosas sigan así. Estén juntos o no, sigue siendo su mejor amiga y la echa de menos.

Con qué facilidad salen las mentiras de su boca. Con qué convicción es capaz de pronunciarlas.

Ángeles, aliviada al escuchar estas palabras, le confiesa que también piensa a menudo en él. Se da cuenta de que no supo manejar la ruptura como hubiera sido aconsejable y que el chico se merecía un final mejor. Le pide perdón si le hizo daño. Nunca fue su intención. Sabe que es lo que siempre se dice, pero aún así no deja de ser la verdad.

Le pide perdón. Con sinceridad. Ahí está la clave. Muestra arrepentimiento por su error. Y Álex debería darse cuenta de ello, aceptar las disculpas, conservar su amistad y sacar algo positivo de la experiencia. Pero aunque sus labios dicen "por supuesto", su cerebro ni siquiera está escuchando. Está cegado por la rabia.

Deciden tomarse con calma lo de reconstruir su amistad. La idea es de Álex, por supuesto. De este modo Ángeles se siente más segura, creyendo ser quien controla la situación. Y, sin darse cuenta, es ella la que empieza a acelerar las cosas. Pasan de verse un par de días a la semana a hablar todos los días por teléfono. Vuelven a reír, a hacerse confidencias. Como antiguamente.

El mundo de las apariencias. En realidad nada es como antes.

Álex termina conociendo a Richard, el nuevo novio de Ángeles. Sorprendentemente se llevan bien desde el primer momento. Contra todo pronóstico, parece que los dos hombres más importantes de su vida pueden llegar incluso a ser amigos. Un auténtico milagro.

Sólo que no es un milagro. Es el sonido de la venganza, tomando forma.


jueves, 29 de noviembre de 2012

Fuerzas poderosas

La venganza es una fuerza poderosa. Nos confiere habilidades que nunca creímos tener. Despliega todo nuestro potencial. A cambio, eso sí, nos roba una porción del alma.

Álex jamás ha sido un conquistador. Y sin embargo, en este caso no tiene ninguna duda de que logrará seducir a Julia. No porque se considere irresistible, sino sencillamente porque su plan depende de ello. No hay nada que no podamos conseguir cuando tenemos la motivación necesaria. Aunque esa motivación sea absolutamente mezquina.

Fuerza un encuentro casual con la chica en el parque. Cuando Julia le pregunta cómo lo lleva, Álex sonríe. Ya está mejor, gracias. Lo ha superado. Pero su lenguaje corporal dice otra cosa. Muestra tristeza, debilidad, dolor. Lo suficiente como para que la chica se compadezca de él.

Julia le invita a cenar. Él rechaza la idea, agradeciéndole el gesto pero dejando claro que no tiene por qué molestarse. Logra que ella le insista. Entonces, con gratitud, claudica.

Durante la velada, Álex habla mucho de Ángeles. De lo genial que es, de lo mucho que todavía la quiere. Y cuanto más la defiende, más molesta parece Julia con su amiga. Porque los seres humanos somos así. Nuestros sentimientos son variables, dependen de muchos factores. Y ahora mismo él está sabiendo cómo manipularlos a su favor.

Dos días más tarde es Álex quien la invita al cine, como agradecimiento. Sigue hablando de sí mismo, como una víctima necesitada de consuelo pero que no quiere dar lástima. Sin embargo, poco a poco, gradualmente, deja de centrar la atención en sí mismo y comienza a escuchar a Julia.

Podría ser el inicio de una historia de amor si él aún creyera en el amor. Pero no lo hace. Ha descubierto una fuerza más poderosa a la que rinde pleitesía. Sin importarle el precio a pagar.




miércoles, 28 de noviembre de 2012

Planes meticulosos

Que se esté comportando como un imbécil no quiere decir que tenga que actuar como un idiota. Dicho de otro modo, sus motivaciones pueden ser discutibles pero la puesta en escena resulta objetivamente impecable.

A decir verdad tampoco es un plan excesivamente complicado. Pero en él intervienen los sentimientos de varias personas, por lo que sabe que ha de tener mucho cuidado para que todo salga tal y como él se lo ha propuesto. Si sabemos qué teclas pulsar, el comportamiento de la gente no es tan imprevisible como nos gusta creer.

Es una carrera de fondo, en la que no hay lugar para la impaciencia. Va a tener que invertir una gran cantidad de tiempo y esfuerzo. No puede desfallecer, ni perder de vista la meta que se ha marcado. Todo depende de dar los pasos correctos en los momentos adecuados.

Elige concienzudamente a sus víctimas. Por una parte está Ángeles, por supuesto. Y su nuevo novio. Pero para que todo funcione, necesita una pieza más. Necesita a Julia.

Julia es una amiga de Ángeles de la que ésta siempre ha estado un poco celosa, aún cuando jamás lo ha admitido. Ángeles siempre ha sido demasiado insegura, por lo que el desparpajo y soltura de Julia siempre le han supuesto una amenaza. Teme que los demás la prefieran a ella. Que la consideren más guapa, más lista, más simpática...

Durante los cinco meses que estuvieron juntos, Álex trató de explicarle muchas veces que sus miedos eran infundados. Que a pesar de que Julia es encantadora, ella lo era más. Pero eso es el pasado, esto es el presente. Ha llegado el momento de que los peores miedos de Ángeles se hagan realidad. Él se encargará de que así sea.




martes, 27 de noviembre de 2012

Dolor en un vaso de alcohol

Pide que le sirvan otra copa. Es la quinta que se toma. A estas alturas esperaba estar lo suficientemente borracho como para que nada le importara. Confiaba en que la bebida aturdiera sus sentidos. Por desgracia, parece que la rabia es capaz de mitigar los efectos del alcohol.

La camarera le mira y se lo piensa. Conoce a Álex y sabe que este comportamiento no es propio de él. Pero el chico no parece necesitar una salvadora, no está haciendo nada ilegal y su dinero es tan bueno como el de cualquier otro, así que finalmente le sirve un nuevo ron cola.

Su novia, Ángeles, acaba de cortar con él para empezar a salir con un gilipollas un par de años mayor. La clase de cosas que pasan todos los días en la universidad y nadie se muere por ello. Pero saber que su situación no es extraordinaria no le hace sentirse mejor. 

Lo racional sería llamar a algunos amigos, llorar por la ruptura, salir por ahí para superarlo y, en cuestión de algunas semanas, haberse olvidado por completo del asunto. ¡Por el amor de Dios, tiene 19 años! La vida funciona así a esta edad. 

Pero el problema es que Álex no piensa pasar página tan fácilmente. Confunde el "no querer", la verdad del asunto, con "no poder", la excusa que se pone para justificar su estúpido plan.

Se siente humillado, herido, utilizado. Y está decidido a hacer que las tornas cambien. Va a consagrar todos sus esfuerzos a ello. Va a conseguir que Ángeles vuelva a enamorarse de él. Que regrese a su lado. Y entonces, podrá tener la última palabra en esta ruptura.

Rabia y deseos de venganza se mezclan en su garganta con el sabor del ron. No satisfecho, pide un trago más. Inconscientemente desea que la borrachera le traiga lucidez y le convenza de no seguir adelante con su objetivo. Por desgracia, no lo consigue.


lunes, 26 de noviembre de 2012

El tiempo en el que Álex no fue Álex

Cuando en una obra de ficción un personaje al que conocemos empieza a actuar de un modo que no nos parece propio de él, inmediatamente nos molestamos. Es como si quien lo estuviera escribiendo no conociera a su protagonista. Porque jamás, recalcamos, jamás haría algo así.

Sin embargo, lo que en la ficción se considera un grave error, es algo que sucede continuamente en la vida real. No siempre nos comportamos como los demás esperan. Hasta nos sorprendemos a nosotros mismos con nuestros actos. Hacemos cosas, buenas y malas, que no parecen casar con nuestra personalidad.

Nuestra vida es un mal guión sin foco, estructura o personajes bien definidos. Por eso nos refugiamos en la ficción. Porque a nadie le interesa el sinsentido de nuestra existencia.

Conocemos lo suficiente a Álex como para hacernos una idea de lo que sería y no sería capaz de hacer. Si cada uno de nosotros tuviera que describirlo usando sólo tres palabras, a buen seguro muchas de ellas se repetirían constantemente. Amable, leal, cariñoso, de buen corazón...

Y sin embargo hubo una época en la que Álex no fue nuestro Álex. Ocurrió durante el primer año en la universidad, antes de conocer a Javi y a Toni. Pasaba por una etapa difícil y tomó decisiones injustificables que sólo puede aspirar a no repetir, pero que jamás conseguirá borrar.

El protagonista de esta historia es un joven débil, cruel y manipulador. Y aunque nos resulte difícil creerlo, es el mismo Álex que hemos conocido. Sólo que en otra época mucho más oscura. Porque la vida es complicada y resulta imposible mantener siempre el equilibrio y hacer lo correcto en cada momento. Lo intentamos, pero nuestros pies fallan y nos precipitamos al vacío.

Y casi siempre, por desgracia, arrastramos a otras personas con nosotros en la caída.


domingo, 25 de noviembre de 2012

La segunda ruptura

Esta historia tiene lugar antes del capítulo 198

Se da cuenta de que esta vez todo es mucho más difícil. Y al mismo tiempo, mucho más sencillo.

La gran diferencia estriba en que en la primera ruptura Kim tenía motivos de sobra para dejar a Carlos, pero aún así sufrió muchísimo porque estaba enamorada de él. O al menos de un recuerdo, un ideal, de la persona que había sido o que ella imaginó que podría ser. Nunca podemos tener total seguridad sobre qué es real y qué es fruto de nuestras proyecciones.

En esta ocasión no hay razones objetivas para abandonarlo. Y le quiere, esa es la parte más misteriosa y difícil de encajar en el puzzle. Porque, pese a todo, planea dejarle sin remordimientos.

Convencida por el discurso de Álex, llegó a creerse que efectivamente existen respuestas para todas las preguntas, aunque no sean las que queramos escuchar. Pero hoy, en la cafetería, delante de Carlos, vuelve a poner en duda la afirmaciòn.

El chico, entre lágrimas, le pregunta si es por algo que ha hecho. Kim niega con la cabeza. 

- ¿Y hay algo que pueda hacer para solucionarlo?

Vuelve a negar, consciente de estar siendo injusta. Porque algo debe haber y sin embargo le parece imposible reconducir los sentimientos de su corazón. No lo entiende. Por qué algo que hoy es vital para nosotros mañana se vuelve prescindible. Por qué amamos y nos desenamoramos y queremos y luego odiamos y nos levantamos hoy alegres y mañana tristes sin razón para el cambio.

Nuestro corazón es caprichoso. Es lo único en lo que puede pensar mientras le da un último beso a Carlos en la mejilla y le desea suerte. Quiere sentirse culpable y destrozada. Pero no puede evitar estar contenta. Ahora ya nada le impide salir con Álex.

Hay una moraleja oculta y lo sabe. Pero no la entiende, no la busca y tampoco le interesa.




sábado, 24 de noviembre de 2012

La reconciliación

Esta historia tiene lugar justo después del capítulo 96

La memoria es nuestra mejor amiga y nuestra peor aliada. Nos permite aferrarnos a recuerdos que jamás existieron, al menos como nos los contamos a nosotros mismos. Y predispone nuestros estados de ánimo, sin considerar siquiera la posibilidad de tratar de ser objetivos.

No se separaron en los mejores términos, y Kim aún recuerda un par de frases especialmente hirientes de Carlos. Lo que parece olvidar, o al menos finge hacerlo, es que ella tampoco fue demasiado amable con su ex. Cuando queremos herirnos, nos volvemos creativos.

Por eso, aún sin pararse a pensar realmente en ello, inconscientemente espera a un Carlos hostil y poco comunicativo, con el que pueda acabar discutiendo y canalizar así su dolor.

Esto hace que la sorpresa sea mayor cuando el Carlos que se presenta en su casa resulta ser un chico simpático y cariñoso, preocupado por cómo sonaba la voz de Kim al otro extremo del teléfono. Habla con ella con dulzura, y a cada minuto que pasa la chica olvida un poco más al cabrón del que se separó y recuerda al hombre amable del que llegó a enamorarse locamente.

Se prometió que no pasaría nada entre ellos, pero la promesa se rompe y muere entre suspiros y miradas furtivas. Y aunque realmente no llegan a besarse esa noche, al siguiente día Kim ya no está en disposición de imponerse más restricciones a sí misma.

Siente algo por Álex. Pero Álex aún está enamorado de su fantasma, de la mujer a la que amó, perdió y, de algún modo, ha vuelto a recuperar esta noche al descubrir que Anabel nunca le engañó.

Y eso la hace feliz y la pone celosa a partes iguales. No le gusta verse tan perdida, pero al menos hoy la acompaña alguien que sabe cómo rescatarla de ese sentimiento. Por eso vuelve con Carlos. Siente que las cosas tienen que ser así. A veces creamos imperativos con demasiada rapidez.


viernes, 23 de noviembre de 2012

Un villano

Cuando empezó a salir con Kim, Carlos era una buena persona. Divertido, atento, considerado. Luego pasó por un periodo oscuro en el que no se comportó nada bien. Fue un pésimo novio, aunque no tan malo como Kim ha decidido recordar. Porque la mente es traicionera, y exagera o quita importancia a las cosas movida por nuestros deseos inconscientes.

Le hizo daño, eso es innegable. Pero no lo es menos que con el tiempo Carlos logró redimirse y volver a ser el que siempre debió ser. Por eso, cuando volvió con Kim, se esforzó mucho en hacerla feliz. Lo logró. Le dio todo su amor, un amor correspondido. Y aún así, terminó abandonado por segunda vez.

Toda historia necesita villanos. Y nosotros esperábamos que Carlos fuera el nuestro, porque nos encariñamos con Álex y queríamos que terminara junto a Kim. Pero, aunque nos cueste aceptarlo, nuestra simpatía es arbitraria. Creemos que fue un final feliz sólo porque deseamos verlo así.

Nuestra historia quizás sí tenga un villano, pero no el que pensamos. De serlo, el dudoso honor recaería en Kim, la mujer que cambió a un chico al que amaba por otro al que amaba un poco más. 

Podemos decirnos que las cosas no son así, que no podemos etiquetarla como "la mala" sólo por seguir los impulsos de su corazón. Pero, ¿seguiríamos pensando lo mismo si hubiera actuado al revés? ¿Si hubiera abandonado a Álex, sin razón aparente, sólo porque ha conocido a otro chico que le gusta más? ¿Le tendríamos entonces el mismo cariño?

Vemos lo que queremos ver. Somos un tribunal sesgado que siempre absuelve a quien le agrada y condena al resto. Damos categoría de villanos a todos aquellos que no nos gustan desde nuestro pedestal, ese en el que nadie nos puso, ese del que rara vez nos bajamos.



jueves, 22 de noviembre de 2012

Chistes privados

Carlos conduce el coche hasta casi la otra punta de la ciudad. A su lado está sentada Kim, la mujer que le ha metido en este lío. Y en el asiento trasero, acostada y bastante borracha, se encuentra Susana, la amiga en cuestión que, por lo que parece, es quien ha originado el embrollo.

Sigue sin entender de qué va la historia. A decir verdad jamás llegará a enterarse del todo. Con el tiempo se convertirá en uno de esos chistes privados que sacan de vez en cuando y que nadie salvo ellos entiende. Pero desde el primer momento tuvo claro que haría cualquier cosa por Kim.

Llegan a casa de Susana. La ayudan a salir del coche, la acuestan en la cama y se marchan.

- Muchas gracias de nuevo - le dice Kim, una vez que ambos están de regreso en el coche

Su voz sigue resultando agradable, pero ha variado ligeramente el tono, dándole un punto de seriedad. Es como si quisiera que supiera que ella no es una sólo una cabeza hueca. Que, a pesar de las apariencias, es mucho más madura de lo que ha dado a entender hasta el momento.

- Lo digo en serio. Si hubieras llamado a la poli, me habrías metido en graves problemas. Puede que hasta hubiera perdido mi licencia como psicóloga
- ¿Eres psicóloga? - contesta Carlos, con asombro
- ¿A que estoy hecha una caja de sorpresas? - ríe, recuperando su tono de voz más desenfadado

Continúan en silencio durante algunos minutos, disfrutando del paseo.

- Se me ocurre un modo de que saldes tu deuda conmigo - dice de pronto Carlos - Deja que te invite a un café mañana
- Está bien, supongo que merezco el castigo - contesta Kim con una sonrisa burlona

Esta es la extravagante manera en la que se conocen. Dos semanas más tarde ya son pareja.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Una historia incomprensible

- Está bien - comienza a explicar Kim, de forma atropellada pero con gracia - Tengo una amiga. Bueno, tengo más de una amiga, pero las demás no son relevantes para lo que voy a contarte. Mi amiga tiene un novio. Más bien un ex-novio. Y ahora ha conocido a un chico.
- ¿Tu amiga?
- No, su ex-novio. Larga historia, tampoco importa mucho ahora. Lo que pasa es que, para que lo supere, estoy sacando a mi amiga de fiesta. Y así es como conoció a un tío, que iba con su grupo de amigos. Eso fue hace un par de semanas. Luego conoció a otro tío. Eso fue el sábado pasado. Y éste se supone que íbamos a salir tranqui, pero entonces hace un rato lo ha visto
- ¿Ha visto a quién?
- Al chico
- ¿Cuál de ellos? Oye, ¿sabes que sería más fácil si les fueras poniendo nombres?
- Sí, pero da igual. Total, que ella no quiere que él piense que ella... lo estoy explicando fatal, ¿verdad?
- Sí. ¿Podríamos pasar a la parte en la que intentabas robarme el coche?
- Si hago eso no vas a enterarte de nada
- En realidad no variarían mucho las cosas, créeme

Kim suspira. Pone su mejor sonrisa y le dice a Carlos:

- Necesito que nos hagas de chófer. Si me haces el favor, te cuento toda la historia de nuevo por el camino. ¿Trato hecho?
- Prefiero llevaros si me prometes que no lo harás - es la contraoferta ganadora del chico



martes, 20 de noviembre de 2012

La decididamente pintoresca historia de cómo se conocieron

Dos de la madrugada. Llega a la calle donde se supone que dejó aparcado su coche temiendo, como siempre, que ya no esté allí. Es uno de esos miedos irracionales que siempre le persiguen. 

La buena noticia es que el coche sigue en su sitio. El problema es que cuenta con un pasajero extra. Una chica que está en el asiento del conductor, agachada, intentando encontrar algo de sentido al manojo de cables que tiene entre sus dedos. 

Al notar que no está sola deja lo que está haciendo, con un gesto de culpabilidad en la mirada.

- Asumo que eres el dueño del vehículo, ¿verdad?
- Así es - contesta el chico - ¿Puedo yo asumir que estás intentando robármelo?
- Sí - admite ella - Pero tengo una explicación. Si quieres oírla...
- Me encantaría 

Supone que debería sentirse enfadado y nervioso. Que lo más sensato sería llamar a la policía de inmediato. Pero hay algo en la chica que le resulta tranquilizador. Quizás es su sonrisa, o su tono de voz. O lo torpe que parece como ladrona.

- Por cierto, no eres muy buena en esto, ¿verdad?
- ¿En hacer puentes? Primera vez. Pero también es la primera vez que abro un coche y ahí lo clavé

Agacha la cabeza avergonzada. Pero no por el delito, sino por su falta de pericia.

- Te he mentido - admite - Te lo dejaste abierto
- Vaya. Aún así sigo queriendo escuchar esa explicación. Por cierto, me llamo Carlos
- Yo soy Kim - se presenta - Ya que estamos, ¿te importaría dejarme las llaves? Lo haría todo infinitamente más fácil.


lunes, 19 de noviembre de 2012

Tonterías

La consulta tiene aspecto profesional. Su vestimenta es profesional. Todo en ella rebosa profesionalidad. Excepto la nariz roja de payaso que lleva puesta cuando recibe a su paciente.

- ¿Quiere hacer el favor de quitarse esa cosa? - protesta Leo Cabrera nada más verla
- Venga, Leo. No me diga que no le he hecho reír - contesta Kim
- No
- ¿Ni siquiera un poquito?

El hombre continúa refunfuñando y Kim esconde la nariz mientras sonríe como una niña traviesa.

- Me recuerda usted a mi hija - dice, en un tono poco amable
- Entonces seguro que su hija es un auténtico encanto

Leo resopla y se cruza de brazos. Pero no tarda en cambiar el gesto de su cara, lo que hace que Kim se alarme. El enfado es una emoción con la que puede lidiar fácilmente. La tristeza, no tanto.

Leo Cabrera está sumido en una fuerte depresión. Desea morir, así de simple. Y lo peor es que la psicóloga sabe que la situación es irreversible. Que no importa lo buena que sea en su trabajo o lo mucho que se lo proponga, no va a poder devolverle las ganas de vivir. Así que ahora se concentra en intentar mantenerle vivo por todos los medios. Incluidos los más absurdos.

- ¿De verdad creyó que una nariz de payaso lograría sacarme de mi estado? - pregunta, abatido
- Era una posibilidad. Mañana probaré con unos zapatones. O quizás una flor que lanza agua

Sonríe fingiendo despreocupación. Leo frunce el ceño, fingiendo malestar. Pero la chica ha conseguido levantarle una pequeña sonrisa. No suficientemente grande como para curarle, pero sí para decidir que merece la pena acudir a una sesión más. Y ver qué nueva tontería se le ocurre.


domingo, 18 de noviembre de 2012

Un principio

Esta historia tiene lugar tres meses después del final de "La teoría de lo imposible"

La estación de metro está abarrotada de personas, pero entre ellas no se encuentra la que Elsa busca. Espera diez minutos y ya se dispone a irse cuando nota que alguien resopla a su espalda.

- Perdona el retraso - se excusa Toni
- Tú nunca llegabas tarde
- Hay muchas cosas que antes no hacía y ahora sí - contesta, burlón
- Por cierto, creo que debería decirte que estoy saliendo con alguien
- ¿Significa eso que tendría que haber reservado mesa para tres en el restaurante?

Elsa sonríe. Toni se siente satisfecho por haber eliminado toda tensión con un sencillo comentario.

- No, es broma. Entiendo lo que quieres decir. Yo también tengo pareja

Y de esta manera zanjan el tema y, como ya hicieran la vez anterior, no vuelven a hacer mención a temas personales. Han venido para disfrutar de la compañía del otro, no para hablar de sí mismos. Se concentran en disfrutar del presente, lo que dure su encuentro.

Esta vez la comida se convierte en un cine que se convierte en una carrera en patines que se convierte en una cena que se convierte en una nueva noche en vela. Y luego todo acaba. Lo importante no es el tiempo que han pasado juntos. Lo importante es el uso que han sabido darle.

- Escucha - esta vez le toca hablar a Elsa - Me gustaría que volviéramos a repetir esto dentro de ocho meses. Sinceramente no sé por qué. Tú eres feliz, yo soy feliz...pero aún así, algo me dice que sería bueno que nos encontráramos y viéramos en qué punto estamos en nuestras vidas
- Por mí bien. Pero, sólo por curiosidad, ¿qué crees que habrá cambiado dentro de ocho meses?
-  Habrá que esperar para verlo - sentencia Elsa, mientras las puertas del metro se cierran

Continuará en "La compañía de la tristeza". Abril de 2013

sábado, 17 de noviembre de 2012

El día antes

¿Nerviosa? ¿Excitada? ¿Preocupada? El gran problema de Elsa es que no sabe cómo debe sentirse con respecto a la gran fecha que se avecina. Porque está a 24 horas de que se cumpla el plazo que Toni propuso para que volvieran a encontrarse, y aún no tiene claro si debe acudir o no.

A decir verdad, casi ni ha pensado en ello. Fiel a la promesa que se hizo, lo borró de su mente hasta que llegara el momento de rescatar el asunto y tomar una decisión. Y su agenda la ha sobresaltado a las nueve de la mañana recordándole que el momento ha llegado.

Al menos T.J. está en la ciudad y puede acudir a él para que la escuche y la ayude a tomar la decisión correcta. Aunque pedir consejo a un ex-novio sobre alguien que pudo ser su novio, teniendo actualmente un novio, no parece la idea más sensata del mundo.

- ¿Has decidido qué vas a hacer? - le pregunta T.J.
- No lo sé - admite Elsa - Quiero decir, a lo mejor Toni ni siquiera aparece
- Eso es irrelevante. Si quisiera saber lo que va a hacer él le llamaría para preguntárselo
- Buena idea. Eso me dará una pista - bromea, para intentar espantar los nervios
- ¿Sabe algo Daniel de todo esto?
- ¡Dios, no! A decir verdad ni siquiera sabe quién es Toni. Pero tampoco es para tanto, ¿verdad? Quiero decir, no es como si le estuviera engañando...¿o sí?

Aunque lo intente ocultar con un tono distendido, la confusión de Elsa es real y T.J. se da cuenta. 

- Elsa, mírame a los ojos - le ordena - ¿Quieres ir o no quieres ir?
- Sí, quiero - contesta. Pero el que suena igual que si se estuviera casando no le hace sentir mejor.

Sigue sin saber si está obrando bien. Al menos ya ha tomado una decisión. Algo es algo.



viernes, 16 de noviembre de 2012

Lo que dura una noche

Se encuentra a Toni a la salida del metro. Paradojas de la vida, parece que los dos acaban de volver a la ciudad. Y ésta ha querido celebrar el regreso de sus hijos pródigos propiciando una reunión casual que coge a ambos por sorpresa.

Toni, que parece alegrarse de verla, la invita a tomar un café. Meses atrás habría reaccionado a la defensiva, examinando la situación desde todos los ángulos. Mezclaría pasado, presente y futuro. Pondría en la balanza acciones que ya han prescrito y que no tienen cabida en esta deliberación.

Pero esa era la antigua Elsa. La nueva se da cuenta de que no importa cuánto haya podido querer u odiar a Toni en el pasado. Ni tampoco es relevante qué pasará mañana entre ellos. Todo se resume en una sencilla pregunta: ¿le apetece pasar un rato esta noche con él?

La respuesta es "Sí". A partir de ahí, todo es dejar que la historia se construya sola.

Al final su café se convierte en una cena que se convierte en una noche de baile que se convierte en un paseo hasta el amanecer. Y disfruta cada uno de los pasos del camino.

Aprovechan para ponerse al día sin hablar realmente de lo que han estado haciendo. Pero esa información es irrelevante. Los dos parecen felices. Es todo cuanto necesitan saber.

Cuando Elsa está a punto de coger el metro de regreso a casa, Toni le propone que se vean dentro de seis meses. Acepta. Ya a solas, apunta la fecha en la agenda y decide olvidar el tema hasta que llegue el momento. No es bueno hacer planes a largo plazo. Ni rechazarlos.

Entiende que no debe limitarse a vivir anclada en el pasado o pensando en el futuro. Ha sido una noche maravillosa por sí misma. Como deberían serlo todas. La magia de estos momentos dura lo que dura la noche. Nada más. Y nada menos.


jueves, 15 de noviembre de 2012

T.J.

Nunca se va tan lejos como cuando no se sabe a dónde se camina.

La frase es de Robespierre, pero encaja perfectamente con la situación de Elsa. Durante los últimos meses no ha dejado de viajar, tratando de encontrarse a sí misma o alejarse, no lo tiene del todo claro. En cualquier caso, el éxito no le ha acompañado en su pequeña empresa.

Ha tenido un par de relaciones cortas o aventuras largas, los límites son difusos. Pero ninguna resultó satisfactoria ni acabó bien. Termina por aceptar que, en la repetición constante de patrones dolorosos en su vida, el problema reside en ella y en su incapacidad para ser feliz.

Hasta que en una ciudad sin nombre conoce a un chico sin nombre. T.J. Nunca llega a averiguar qué significan las iniciales.

T.J. es camarero en un pequeño bar y logra lo que casi nadie ha conseguido: ver a través de Elsa. Inexplicablemente, al menos para la chica, logra ganarse primero su confianza y luego su corazón.

En el proceso, T.J. la convence para que deje de ofuscarse en la búsqueda de respuestas a preguntas que a nadie le interesan y que se permita la audacia de intentar algo diferente con su vida: disfrutarla. No está maldita, como le gusta creer. Simplemente tiene que darse un respiro.

Comienzan a salir. Tampoco dura mucho, pero por primera vez en su vida Elsa no siente el peso del fracaso cuando su relación se rompe. Todo resulta natural. Dejan de estar juntos cuando llega el momento de que dejen de estarlo, y ninguno de los dos sale herido. Continúan siendo amigos.

La relación con T.J. le abre los ojos a una nueva realidad en la que se permite abrir la puerta al optimismo. Regresa a casa. Encuentra su sitio en el mundo. Se siente en paz consigo misma. Y dos semanas más tarde, se reencuentra con Toni a la salida del metro.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Almas solitarias en habitaciones abarrotadas

Elsa regresa al menos tres veces por semana durante algunos meses. Nunca avisa, y hace todo lo posible por no elegir los mismos días o resultar previsible. Su patrón es que no tiene patrón. 

Desde el principio ha tenido claro que era algo temporal. Un pasatiempo inocente, mientras decide qué hacer con su vida. No necesita acostarse con Pablo. Es lo que se dice a sí misma. Como los drogadictos convencidos de que no tienen un problema. Si aseguras que puedes dejar algo, pero sigues regresando una y otra y otra vez, ¿en el fondo no te estás engañando?

Cae en la cuenta una noche, mientras intenta dormir. Está haciendo justo lo que le dijo a Toni que no podía permitirse hacer. Alargar una situación en el tiempo, confiando en que las cosas cambien mágicamente. No se siente feliz con su vida, pero sigue cometiendo los mismos errores. No quiere salir con Pablo, pero va a su casa a todas horas. Ya ni siquiera se reconoce en el espejo.

Cada vez se siente más invisible. Da lo mismo que pase todo el tiempo rodeada de amigos. No importa que Pablo duerma con ella la mayoría de las noches. Elsa se ha convertido en un alma solitaria en una habitación abarrotada de gente.

Siente que le falta la respiración. Se levanta de la cama, sobresaltando a Pablo. Discuten en una conversación en la que los gritos sustituyen a las palabras, porque sinceramente no sabe bien qué decir o por qué está molesta.. Sólo tiene claro que necesita salir de allí lo antes posible.

Se marcha del piso. Por la mañana coge un autobús que la lleva fuera de la ciudad. Necesita poner tierra de por medio. Estar muy lejos cuando vuelva a anochecer, para no hacer lo que intuye que haría en caso contrario. Caer en la tentación de volver otra vez con Pablo, a esas costumbres con las que resulta un poco más sencillo engañar a la tristeza y hacerla creer que ya no es bienvenida.


martes, 13 de noviembre de 2012

Mentiras piadosas

Esta historia tiene lugar después del capítulo 94

Cuando Pablo abre la puerta descubre a una Elsa seria y taciturna, que intenta mantener cierto aire de dignidad, a pesar de que aún quedan en sus mejillas vestigios de las abundantes lágrimas que debe haber vertido no muchas horas atrás.

- Pensé que habías decidido no volver nunca - dice, sin acritud, pero con un ligero toque irónico
- ¿Quieres que pase o no? - contesta Elsa - Escoge rápido

Pablo se aparta y Elsa entra en el piso. Ha decidido que no va a humillarse con excusas o explicaciones que no quiere dar. Tiene el propósito de ser ella quien controle la situación en todo momento. Aunque no sea así, necesita creer que lo está consiguiendo.

Su ex novio le pregunta qué tal está, más por cortesía que por auténtico interés. Eso le hace más fácil mantenerse en silencio. Se quita la ropa, se mete en la cama y hacen el amor.

- Debería irme - dice Elsa, al acabar

Para Pablo, que haya dicho esto en voz alta es una señal inequívoca de que realmente no desea hacerlo. Sin embargo la frase también implica que la chica está dispuesta a irse si la alternativa es tener que ser ella quien pida permiso para no hacerlo. No va a rogarle ni a mostrar su debilidad. Necesita una victoria. Aunque sea una fingida.

- Por favor, quédate - le ruega Pablo - Por mí

Satisfecha, Elsa se apoya sobre su hombro y cierra los ojos. Hoy no quiere estar sola. Necesita sentirse acompañada, permitir que sean otros los que por una noche carguen con el peso del mundo. Sabe que se está engañando, pero no le importa. A veces necesitamos contarnos mentiras piadosas que nos permitan irnos a dormir con una ligera sonrisa en los labios.



lunes, 12 de noviembre de 2012

La carga de la conciencia

Esta historia tiene lugar inmediatamente después del capítulo 94

Elsa intenta encontrar las palabras adecuadas. Al entender que persigue una quimera, decide conformarse con exponer sus pensamientos de un modo torpe e imperfecto, pero sincero.

"No puedo salir contigo, Toni. Iba a decir que no sería justo para ninguno de los dos, pero la justicia no tiene nada que ver con esto. No puedo salir contigo porque no quiero hacerlo. No porque no desee quererlo. Espero que entiendas la diferencia"

"Sé que a los corazones rotos les importan bien poco las excusas y los motivos. Te aseguro que a los ejecutores tampoco nos resulta fácil renunciar a las cosas que tanto amamos. Aunque no lo suficiente. Hay una distinción, sí. Pero el resultado final duele de la misma forma, créeme"

"Admito que era consciente de que te gustaba. Esas cosas, si no se saben, al menos se intuyen. Y sé que tendría que haber puesto las cartas sobre la mesa mucho antes y no permitir que te hicieras ilusiones. Fui egoísta, ¿vale? Eras la persona más importante de mi vida y no quería perderte. Ahora, ironías de la vida, ninguno de los dos tiene lo que deseaba"

"Me he esforzado por quererte. Incluso llegué a intentar convencerme de que el amor llegaría con el tiempo, para que veas lo lejos que llegué con la mentira. Y casi logro engañarme. Por desgracia la carga de mi conciencia me impide dar el último paso"

"Estoy haciendo lo correcto, aunque ahora me odies por ello. Si no lo hiciera, con el tiempo me odiarías el doble. No quiero decirte adiós. Y aún así, no te detendré. Porque sé que, por mucho que lo desee, tú tampoco puedes cambiar lo que sientes. Aunque ahora te odie por ello"

Todo esto lo dice Elsa en su cabeza cuando Toni ya hace rato que no está presente. Es mejor así. Está segura de que, a pesar de su intención, sus palabras no le hubieran ofrecido ningún consuelo.



domingo, 11 de noviembre de 2012

(300) Libros para un solo lector

Como todos los novelistas, cuando Toni escribe lo hace para hablar de sí mismo. Bien de sus vivencias personales, bien de los mundos que anidan en su mente. Lo que le gusta, lo que odia, lo que le divierte o le atormenta. Pero siempre es él y solamente él.

La clave está, por supuesto, en saber mezclar realidad y ficción. Y el modo más inteligente para hacerlo, al menos para Toni, es escoger una mentira y rodearla de 99 verdades, de manera que resulte imposible saber exactamente dónde está la trampa y dónde la confesión. 

Al igual que los trileros, hace creer a sus lectores que pueden adivinar la respuesta. Pero no es tan sencillo. A veces encierra las verdades más importantes en frases que pasan desapercibidas. En otros casos las historias que parecen más personales resultan no serlo tanto. Y en ocasiones las cosas son exactamente lo que aparentan. Pero ¿quién, salvo él, puede estar seguro?

No le gusta ser totalmente sincero en sus escritos, porque entiende que realidad y ficción pueden mirarse a los ojos pero nunca deben llegar a tocarse. Sus vivencias son suyas. Lo que escribe, pertenece al mundo.

Sólo una vez creó un pequeño relato corto sin engaños ni medias tintas. Es la única ocasión en la que se ha permitido ser él mismo, sin excusas, sin disfraces. Siete páginas en las que volcó los grandes secretos de su corazón, la clave de sus emociones. Lo que le hace poderoso y frágil al mismo tiempo. Le gusta releerla de vez en cuando. Es una bonita pieza.

Por desgracia, por las propias características de la obra, jamás permitirá que nadie la lea. Aún cuando a veces sueña con compartirla, sabe que jamás se atreverá a dar el paso. Lo que cuenta queda sólo para él. Es uno de esos tristes libros para un solo lector.


sábado, 10 de noviembre de 2012

Estatuas de sal

Un hombre sabio le dijo una vez que las decisiones son buenas o malas en sí mismas, sin tener en cuenta las consecuencias que suscitan. Puedes tomar el camino correcto y descubrir que todo sale mal. O equivocarte por completo y aún así tener suerte. Por eso no debemos fiar nuestro destino al juicio del mañana por llegar. A toro pasado es más fácil hacer predicciones.

Incapaz de trazar un plan maestro, consciente de que es mejor no intentarlo siquiera, Toni actúa sólo movido por el convencimiento. Hace lo que le dicta su instinto. Aún cuando intuye que su instinto se equivoca. No puede negar quién es. Tampoco quiere hacerlo.

Nunca ha flaqueado en sus convicciones. Y no porque le haya ido bien con este planteamiento. El hecho de que Elsa acabe de rechazarle de nuevo así lo prueba. Si sigue comportándose igual es, sencillamente, porque sabe que a estas alturas de su vida ya no sabría hacerlo de otro modo.

Los hombres sabios recuerdan la historia para no repetir los mismos errores. Pero sólo los necios se quedan anclado en el pasado. En la memoria de días mejores, o días peores, distintas clases de tortura para el mismo error común.

Y Toni, que no se cree especialmente listo, sí que es consciente de que camina en una carretera de un único sentido, y que los innumerables "otros yo" que pudo haber sido se pierden en la lejanía, como fuegos fatuos,  y no merece la pena perseguirlos.

Ha hecho muchas cosas en su vida de las que no está orgulloso. Ha logrado olvidar algunas, otras todavía se pasean por su cabeza. Pero jamás vuelve la vista atrás, con tristeza o arrepentimiento. Los que giran la cabeza se convierten en estatuas de sal. Los que miran hacia adelante, con convencimiento, esos aún tienen una oportunidad de salir triunfantes de la batalla.



viernes, 9 de noviembre de 2012

El amor según Toni

Víctima de la soberbia, a veces Toni cree saberlo todo sobre el amor. En otros momentos se desespera al pensar que no entiende nada. Y en los instantes de mayor lucidez comprende que, en este tema, nadie posee las respuestas correctas. A duras penas conocemos las preguntas.

Tiene claro lo que habría hecho si Elsa hubiera sido su novia. De entrada, luchar para que ambos mantuvieran su independencia. Que cada uno tuviera su espacio propio. El amor consiste en complementarse mutuamente, no en convertirse en réplicas exactas.

Sería detallista. La sorprendería con flores, le llevaría el desayuno a la cama. Estaría atento a todas sus palabras e intentaría ayudarla a que sus sueños se hicieran realidad. 

No hablaría de su pasado y guardaría secretos, porque cree que hay cosas que no se deben compartir, ni siquiera con la mujer a la que uno ama. El pasado es el pasado, carece de importancia. Y hay cosas que uno no debe ni quiere saber.

La haría reír. Cada día. No descansaría hasta no arrancarle al menos una sonrisa antes de meterse en la cama por las noches.

No daría nada por supuesto. Se enamoraría de ella nuevamente todas las mañanas y haría lo imposible por conquistarla a cada momento. No cedería a la tentación de la rutina.

Trataría de no pagar con ella su mal humor. Le pediría tiempo para sí mismo cuando estuviera enfadado, porque en sus arrebatos de furia odia tener gente cerca. 

Así se imagina Toni la relación que nunca tuvo. ¿Habría logrado cumplir sus propósitos?  ¿Serían suficiente para lograr que su historia de amor perdurara en el tiempo? No puede estar seguro. En los asuntos del corazón nunca hay seguridad de nada.  Como mucho, atisbos de esperanza.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Cementerio de elefantes

La maldición de Toni es que siempre ha tenido una excelente memoria.

Cuando se lo propone, es capaz de rememorar el pasado con todo lujo de detalles. Pero pocas veces hace el esfuerzo. Prefiere convencerse a sí mismo de que hay recuerdos que se han desvanecido para siempre, como sueños que se olvidan en el momento en el que abrimos los ojos.

A ratos le funciona. Pero entonces un buen día el fantasma de sus peores equivocaciones llega dispuesto a cobrarse sus deudas y la tortura resulta insoportable. No es que Toni haya cometido en su vida más errores que el resto. Pero le cuesta hacer las paces con ellos.

De todos sus pensamientos amargos, los peores tienen que ver con aquellas decisiones que jamás llegó a tomar. Las confesiones que nunca hizo llevado por el miedo al fracaso. En su momento creyó que lo sensato era no intentarlo. Ahora se da cuenta de que siempre hay que correr riesgos.

Muchas veces, ante la idea de que resulta casi imposible ganar, optamos por bajar los brazos y no hacer nada. Un planteamiento estúpido. Si ya está todo perdido, entonces ¿qué más nos da hacer un último intento? La lógica es incontestable, pero en esos casos el terror nos paraliza y nos impide pensar con claridad. Esa es la verdad. El por qué existen tantos "te quiero" mudos.

Cuando el pasado viene de visita, Toni siente que dejó escapar su tren sin intentar montarse en él. Creyó que no era suficientemente rápido para alcanzarlo, suficientemente bueno para viajar en su interior. Sigue teniendo dudas. Pero en cualquier caso, ya no importa. Son quimeras imposibles y por eso las evita, enterrándolas en ese cementerio de elefantes que ha creado en su cabeza.

La tumba en la que descansan todos sus sueños imposibles, sus vidas imaginarias, sus "y si hubiera dicho que sí, qué habría pasado".



miércoles, 7 de noviembre de 2012

Detalles innecesarios

Cuando entra en la tienda no le reconoce. Es curioso, pero hasta ese momento Marcos no cae en la cuenta de que, a pesar de lo mucho que oyó hablar de él, jamás supo qué aspecto tenía Álex.

El visitante le enseña una fotografía que le hace estremecerse de alegría y tristeza al mismo tiempo. En la instantánea, sonríe a cámara mientras rodea con su brazo a la última mujer a la que ha amado y a la que nunca pudo besar.

Álex, visiblemente nervioso, parece desesperado por una explicación. Le pregunta si tenía una aventura con Anabel. Pero no lo hace en tono acusatorio o con rabia. En su voz sólo se percibe el dolor de quien necesita una respuesta para encontrar un poco de paz.

Marcos, entonces, le cuenta la verdad. Cómo Anabel acudió a él porque quería grabarle un video sorpresa  a su novio para su cumpleaños.

Omite hablar de sus sentimientos hacia ella y del hecho de que un día estuvieron a punto de besarse. A fin de cuentas, esos detalles carecen de importancia y no cambian nada. Anabel amaba a Álex y eligió seguir a su lado. Hablar de lo que pudo o no ocurrir sólo traerá dolor a todos los implicados, y por tanto no merece la pena sacar el tema.

Marcos es una buena persona que se vio envuelta en una historia que le superaba. Le dolió perder a la mujer que quería, lloró al saber que había muerto. No quiere ni imaginarse lo terrible que tiene que haber sido la situación para Álex. Por eso su simpatía hacia él es sincera.

Le entrega las cintas que grabó Anabel. Tanto las originales como las copias que tantas veces reprodujo en su ordenador. Le parece lo correcto. Borrar el último detalle de su implicación en la historia, terminar con su propia obsesión. Es su último regalo para ella. Su tributo final.



martes, 6 de noviembre de 2012

Giros argumentales

Marcos fue rechazado por Anabel, que murió dos semanas más tarde en la carretera. La pregunta es, ¿y si el chico tuvo algo que ver en el trágico suceso?

Piénsenlo un momento. Dolido por no haber conseguido lo que quería, decidió que si no era suya, Anabel no sería de nadie. La mató haciendo que pareciera un accidente de tráfico. Se convirtió en un psicópata. Uno que meses más tarde miró a Álex a los ojos y le dijo cuánto lo sentía.

Pero quizás ahí no quede todo. Un buen día puede que Álex descubra algo que le haga sospechar. Comenzaría a investigar, con ayuda de Kim. Haría lo imposible por desenmascarar a Marcos y hacerle pagar por su crimen.

Así de fácil una historia de amor y pérdida se transforma en un thriller. Así de sencillo conseguimos que nuestra imaginación comience a dispararse.

Pero no, por interesante que pueda parecernos esta posibilidad, lo cierto es que Marcos no tuvo nada que ver con la muerte de Anabel. No es un asesino, sólo un pobre muchacho que tuvo la mala suerte de enamorarse de la mujer equivocada. Eso es todo. Esa es la verdad.

A todos nos gustan los giros argumentales, la mezcla de géneros. Las películas que se convierten en algo completamente diferente, que nos llevan a lugares que nunca hubiéramos imaginado.

Las teorías de la conspiración siempre resultan fascinantes. La posibilidad de que la realidad sea más complicada de lo que aparenta. Que todo esté conectado, que nada suceda al azar. Historias de grandes complots y planes maléficos. Nos gusta rizar el rizo, jugar con lo inverosímil.

Por desgracia la vida, por lo general, suele ser mucho más sencilla y decepcionante. Una mujer maravillosa murió por un capricho del destino. Tan sencillo, tan descarnadamente cruel como eso.


lunes, 5 de noviembre de 2012

Equivocaciones

No existen las relaciones perfectas. Da lo mismo lo mucho que queramos a nuestra pareja, siempre habrá momentos en los que nos sintamos más distantes, enfadados, confusos. Decepcionados.

Anabel y Álex, pese a saber que están hechos el uno para el otro, están atravesando por un bache en su relación. Él últimamente siempre está de mal humor y ella se siente abandonada. El amor no es algo que podamos dar por hecho, necesita atención cada día. Si no, corremos el riesgo de que un día nos levantemos sólo para descubrir que la magia ha desaparecido y ya no hay marcha atrás..

La joven necesita sentirse querida, apreciada. Y aunque sabe que su novio la ama, en su corazón hay un vacío que se intensifica en días como hoy, en los que han tenido una fuerte discusión.

Por eso cuando queda con Marcos y nota cómo él la mira, y la escucha, y parece entenderla, de repente siente el deseo de besarle y perderse entre sus brazos. Sus miradas se encuentran y poco a poco sus labios se acercan, hasta casi rozarse.

En ese momento suena su teléfono. Es un mensaje de Álex, disculpándose por su comportamiento. Aún cuando sabe que no se trata de elegir bien las palabras, sino de responder con los hechos, quiere pedirle perdón. Es la mujer de su vida. Sólo espera que ella lo sepa.

Súbitamente Anabel recupera el sentido común. Sus sentimientos se aclaran hasta que sólo queda un poso de vergüenza por el error que ha estado a punto de cometer.

Se disculpa con Marcos y se aleja. Sonríe y le asegura que las cosas siguen igual entre ellos, que sólo ha sido un momento de debilidad, que aún son amigos. Pero es mentira. Ya no regresa a la tienda. Y dos semanas más tarde muere en un accidente de tráfico. Al menos lo hace feliz de no haber cometido una equivocación que jamás habría podido perdonarse.




domingo, 4 de noviembre de 2012

Mentiras que suenan mejor

- ¿Qué me estás ocultando? - pregunta María, insistente, por tercera vez

Anabel suspira, resignada. Se da cuenta de que quedar con su amiga ha sido una mala idea. Sabía que no iba a dejar de darle vueltas al tema de la identidad del misterioso chico con el que la vio, y por eso quería cortar de raíz las especulaciones. El problema es que lo único que está consiguiendo es que María sienta que sus sospechas van tomando más fuerza a cada minuto que pasa.

- Por última vez, Marcos es sólo un amigo - se justifica, consciente de que su énfasis en recalcarlo hace que cada vez sea menos creíble
- ¿Y de dónde dices que lo conoces?
- Trabaja en una tienda
- Está bien - dice, concediéndole una tregua - ¿Vamos mañana de compras?
- Mañana no puedo. Tengo que hacer una cosa...fuera de la ciudad
- Ya

Ha perdido la batalla y lo sabe. Y todo por intentar no alejarse demasiado de la verdad. Podría haberse inventado una historia que sonara convincente. Pero Anabel no quiere hacerlo. Para ella sería tanto como admitir, entonces sí, que hay algo de malo en su relación con Marcos.

Es curioso cómo cuando mentimos somos más convincentes que al ser sinceros. Quizás porque las historias que inventamos tienen sentido, mientras que la realidad es esquiva, absurda y difícil de entender. Las mentiras nos dicen aquello que queremos escuchar. Suenan mejor, saben mejor. Nos gustan tanto que a veces terminamos por creérnoslas hasta nosotros mismos. 

Como cuando Anabel dice que Marcos es sólo un amigo.




sábado, 3 de noviembre de 2012

Mundos separados

Anabel y Marcos siempre quedan en la ciudad en la que vive éste último. Una vez le preguntó a qué se debía y ella le respondió que no lo hacía adrede, es más, ni siquiera se había dado cuenta. Pero que, de todos modos, era mejor así. Para que Álex no pudiera descubrir su sorpresa.

Esa es la versión oficial, pero Marcos sabe que es mentira. Lo que realmente ocurre es que Anabel no quiere que sus dos mundos se entremezclen. Sus esfuerzos por aparentar que no sucede nada raro entre ellos, que su amistad es perfectamente normal, esconden un íntimo pensamiento de que está haciendo algo malo, algo que no debería. La culpabilidad antes del pecado.

Hasta hoy ha respetado sus deseos. Pero esta mañana, aprovechando que está cerca de la casa de Anabel, decide llamarla por teléfono y preguntarle si quiere ir con él al cine. Sabe que Álex no estará en casa. Tenía una reunión, ella mismo lo dejó caer la última vez que se vieron. De nuevo, miguitas de pan para quien quiera seguir el camino.

Quedan, por supuesto. Negarse a verle implicaría que realmente hay algo incorrecto en su amistad, y ella no está dispuesta a admitirlo. Pero puede notar su incomodidad, el modo en que no deja de mirar a un lado y al otro, como si estuviera cometiendo un crimen a plena luz del día.

La mala suerte se ceba con Anabel, ya que a la salida del cine se cruzan con María, su mejor amiga. La situación es incómoda. El nerviosismo del que hace gala empeora aún más las cosas, como si fuera la constatación definitiva de que algo está pasando ahí.

Antes de despedirse, Marcos se disculpa por si la ha metido en un lío. Le dice que lo siente mucho. Pero es mentira, está encantado. Le ha gustado ver la reacción de Anabel. Significa que hay algo entre ellos, lo quiera admitir o no. Un hilo de esperanza del que seguir tirando.


viernes, 2 de noviembre de 2012

Imágenes en una pantalla

En la pantalla, el hermoso rostro de Anabel se ilumina mientras lanza un mensaje a cámara. Se equivoca, lo que la lleva a soltar un sonoro taco de enfado consigo misma. Una voz fuera de cámara la anima a volver a intentarlo. La chica resopla, se recompone y vuelve a la carga.

Es medianoche y, en el salón de su casa, Marcos no deja de ver las imágenes una y otra vez en la pantalla de su ordenador.

Cuanto más conoce a Anabel, más profundos se hacen sus sentimientos hacia ella. Habitualmente sucede al contrario. Nos gusta la novedad, el misterio, la promesa que encierra un rostro bonito. Pero el tiempo nos desilusiona y la realidad se revela mucho menos fascinante de lo que eran las cosas en nuestra imaginación.

Sin embargo, en este caso no es así. Desde el primer momento siempre tuvo claro que Anabel era físicamente hermosa. Pero ahora que se han hecho amigos, ha descubierto que también le gusta lo que encierra en su corazón. Su forma de pensar, de reír, de caminar...

Sabe que la chica también se siente cómoda con él, eso es innegable. Pero ¿hasta qué punto comparte sus sentimientos? ¿Qué pensaría de él si supiera que se pasa muchas noches en vela mirando sus imágenes, estudiando cada centímetro de su rostro, soñando en voz alta con un futuro en el que los dos pudieran estar juntos?

En la invisible barrera que separa la fascinación de la obsesión, Marcos se pregunta si, viéndole, Anabel sería capaz de conmoverse por su devoción o huiría asustada ante su comportamiento.

La grabación acaba. Incapaz de luchar contra sus deseos, vuelve a darle al play mientras toca la pantalla con la yema de los dedos, un acto triste sustituto de sus fantasías más íntimas.


jueves, 1 de noviembre de 2012

El regalo

La primera vez que la ve entrar en la tienda de fotografía, Marcos se fija inmediatamente en ella. Tampoco es que el lugar esté especialmente abarrotado, apenas hay media docena de clientes. Pero aunque se hubieran encontrado en un concierto de 10.000 personas, la habría localizado entre la multitud.  Tal es el efecto que produce en él Anabel.

Tarda deliberadamente en atenderla, para poder quedarse con ella a solas. La joven se da cuenta de que se ha saltado su turno, pero no dice nada ni pierde el buen humor, lo que Marcos interpreta como una señal de que hay química entre ellos. Cuando ya no queda nadie, se acerca al mostrador.

- Hola. necesito ayuda para grabar un video. Es un regalo de cumpleaños para mi novio

El fotógrafo sonríe. Le divierte lo rápido que la chica ha marcado su territorio, haciéndole saber que tiene pareja. No era una información relevante. No es ese momento, no para un desconocido que no necesita conocer tantos datos para hacer un trabajo.

Por su experiencia, cuando una mujer deja tan claro que es fruta prohibida significa que desea que la cortejen. Y a él le gustan los retos. Y ella.

- Sin problemas. Si quieres, vamos a comer algo y me vas contando qué idea tienes

Nota un gesto de titubeo, un "no estoy segura de que lo que propones esté bien".

- Aunque primero tengo que llamar a mi novia para decirle que no puedo almorzar con ella, que tengo trabajo - añade

Anabel sonríe nerviosa, como si acabara de quitarse un peso de encima. "Vayamos a comer, por qué no", dice. Marcos se sale con la suya. Esa supuesta novia no existe, claro está. Pero ella no lo sabe. Y así es como consigue su primera cita con la mujer que acaba de robarle el corazón.