domingo, 30 de septiembre de 2012

258. Encuentro en un aeropuerto

El avión a Amsterdam viene con mucho retraso. Es la manera educada de decirlo, porque lo cierto es que no va a despegar hasta el día siguiente. Son las 11.30 de la noche y Álex está atrapado en un aeropuerto medio vacío, sintiendo una extraña melancolía y añoranza de su hogar.

Trata de leer "Juliet desnuda", el libro de Nick Hornby que arrastra desde hace semanas. Pero su cabeza se niega a retener información, por lo que no tarda en desistir. Se levanta y pasea por la terminal, con su mochila a cuestas.

Encuentra una cafetería que aún está abierta, entra y se pide un sadwich y una coca cola que le cobran a precio de oro. Pero no le importa. Ahora mismo todo le da igual.

Ensimismado en sus pensamientos, tarda en fijarse en la hermosa mujer que está sentada en una mesa cercana, completamente sola. Tiene una belleza electrizante, es de recibo decirlo. Pero si Álex se fija en ella no es sólo por su físico, sino por el libro que tiene abierto entre sus manos. La edición inglesa de "Juliet desnuda". Una de estas coincidencias que uno no puede pasar por alto.

- Yo esto leyendo el mismo libro - dice, como carta de presentación

Es una frase estúpida y fuera de lugar. Álex se da cuenta de ello y comprende que está actuando como un auténtico patán. Se siente avergonzado. Es la clase de cosas que hace la clase de gente que jamás le ha caído bien.

Está a punto de disculparse y largarse muerto de la vergüenza cuando la mujer apoya la novela sobre la mesa, sin perder la sonrisa.

- En ese caso deberíamos conocernos, ¿no te parece? - contesta la chica, Martha, con un desparpajo que pilla por sorpresa a un ya de por sí descolocado Álex


sábado, 29 de septiembre de 2012

257. Pequeñas piezas imperfectas

He aquí otro ejemplo de la irremediable contradicción del ser humano. Perseguimos la perfección en todo cuanto hacemos, pero luego nos enamoramos de las imperfecciones.

Es imposible acertar siempre. Ni siquiera Álex y Anabel, la pareja perfecta, se salvaban de eventuales discusiones. Malas contestaciones y noches arruinadas por comportamientos (a veces de uno, a veces de ambos) que no estaban a la altura de lo que ellos podían dar.

Todos desearíamos haberlo hecho mejor en algún momento en nuestras vidas. Con nuestra pareja, con nuestros amigos, en nuestro trabajo... Miramos hacia atrás y nos sorprende los errores de principiantes que a veces fuimos capaces de cometer, tan impropios, tan sangrantes.

Lo curioso es que, pese a todo, nos gustan nuestros fallos. Contamos historias divertidas sobre los momentos más humillantes. Y describimos a nuestras parejas atendiendo a sus defectos. A esas pequeñas manías que deberían sacarnos de quicio pero que en realidad nos encantan.

Toni es un bocazas, pero nadie querría que fuera de otro modo. Porque lo perfecto es aburrido. Lo piensa incluso de sus escritos. Siente más simpatía hacia las obras fallidas. Aquellas que, al revisarlas, comprende de inmediato que había un modo mejor de plantearlas.

Porque los errores (en la vida, en el arte) nos recuerdan que siempre podemos mejorar. Y que nuestra capacidad de amar y perdonar superan siempre al juicio más crítico. Somos imperfectos, lo sabemos y aprendemos a vivir con ello y a querernos por tener los pies de barro.

La excelencia es exigente, fría, sin sentimientos. La auténtica belleza se encuentra en las pequeñas piezas imperfectas que componen el puzzle de nuestra vida. Un puzzle asimétrico, extraño e incompleto, pero del que no podemos despegar los ojos, maravillados por su grandeza.


viernes, 28 de septiembre de 2012

256. Ocaso

Hasta los sueños más poderosos acaban convertidos en cera derretida que recuerda lo importante que fueron un día, antes de que el mundo les pasara por encima.

Desear algo con todas nuestras fuerzas es una carga demasiado grande como para que podamos asumirla cada hora del día. Por eso nos gustan los impulsos, los gestos espontáneos. La locura. Porque cuando no puedes pararte a pensar no puedes poner un cepo a tus fantasías.

Hubo un tiempo en el que Toni soñó con tener su final feliz con Elsa. Peleó por él y perdió. Es lo que peor llevamos siempre, el sentimiento de fracaso. Quizás no sea así, quizás la lucha sea parte de la recompensa. Pero en las noches de lluvia y soledad repite eso, a ver si eres capaz de creerte.

Después llegó Lorena y pensó que era ella, ahora sí. Su verdadera historia. Pero de algún modo, inesperadamente, eso también acabó. Y ahora que debería hacer un esfuerzo final por recuperarla y dar lo mejor de sí, se siente cansado y con ganas de que acabe todo.

Lo mismo le sucede a Álex. Demasiadas horas en demasiados aeropuertos. Por mucho que lo intente, es imposible escapar a la voz de la cordura que le dice que su viaje es estúpido y que Kim seguirá en coma al final. Intenta mentirse a sí mismo, pero cada vez lo hace con menos convicción. 

Por eso nos gustan los cuentos de hadas. Porque queremos resoluciones mágicas. Polvo de estrellas que nos devuelva la determinación y nos haga creer de nuevo en nuestros deseos más locos. Si algo acaba bien, le perdonamos las inconsistencias. Porque la alegría nunca es racional.

Lo intentamos todo con tal de no admitir que el peso de la vida a veces nos sobrepasa. La razón es el enemigo de los sueños, el gran exterminador de los finales felices. Y a veces nuestro corazón dice sí, pero nuestras piernas dicen no. Entramos en el ocaso. Y todo deja de ser divertido.



jueves, 27 de septiembre de 2012

255. Responsabilidades

- Voy a ser padre

Toni escucha la noticia de boca de Javi. Coge su taza de café, se la lleva a los labios, vuelve a dejarla sobre la mesa, se cruza de brazos y permanece en esa postura, sin decir nada.

Tiene una opinión, por supuesto. Todos tenemos opiniones sobre cualquier tema. Es más, solemos acumular ideas contradictorias. No es lo mismo lo que aconsejamos a los demás que lo que terminamos haciendo nosotros en la misma situación. Por eso Toni prefiere seguir callado. 

No obstante, Toni sabe lo que su amigo va a hacer. Va a seguir con Eli para siempre. Qué demonios, con la misma hasta le pide que se case con él. Porque así es Javi. 

Todo viene, por supuesto, de su propia historia familiar. Su mala relación con su padre, al que aún ahora, después de tres décadas, continúa odiando y perdonando a partes iguales, en un juego malsano donde los deseos chocan casi siempre con la dura realidad.

Se llevan mal, hacen las paces y luego su padre vuelve a estropearlo todo y toca empezar de nuevo. Porque hay personas que son así. Que se esfuerzan y lo intentan, eso no se pone en duda. Pero cuando no se está preparado para ser padre, la mayor tragedia es convertirse en uno.

Por eso Javi hipotecará el resto de su vida para estar cerca de su hijo y que éste nunca llegue a odiarle. Lo que es estúpido, porque no es una cuestión de proximidad física, sino de cercanía espiritual. Pero está tan aterrado con la idea de ser un mal padre que hará cualquier sacrificio.

Toni abre la boca, pero lo piensa mejor y la cierra de nuevo. Javi no es tonto, y todo cuanto le pueda decir seguro que ya se le ha ocurrido. Pero hoy no necesita un sermón, sino un amigo. Uno que le pueda ver dudar, maldecir su suerte y no le juzgue por ello.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

254. Un motivo para seguir

A lo largo de su viaje ha escuchado multitud de historias, limitándose a ser un mero espectador ocasional. Pero hoy Álex es el protagonista. Hoy le toca hablar a él. De pie, en la puerta de entrada de una gran mansión en cuyo interior se encuentra el "Minerva" de Rembrandt. 

La pieza pertenece a un coleccionista privado. Y la única posibilidad que tiene Álex de poder contemplar la pintura es convencerle de que le deje pasar. Si no lo consigue, nada de lo que ha hecho hasta ahora habrá servido para nada. Agacha la cabeza y deja que su corazón hable por él.

"Siento molestarle, pero necesito ver ese cuadro. Estoy seguro que escucha esa frase muy a menudo y no tiene motivos para pensar que el mío es un caso especial. Porque no lo es. Todo el mundo se cree especial, y eso está bien. Pero no suele ser verdad, soy consciente de ello"

"Hay una chica. Siempre hay una chica, ¿no le parece? La quiero con toda mi alma, y sé que ella me quiere a mí, pero ahora está en coma y quizás nunca despierte. Y lo único que puede remediarlo es que yo vea ese cuadro. Sé que lo que digo es estúpido, pero es lo que creo. En algo tengo que creer, ¿verdad? Es el único motivo que tengo para seguir adelante"

"¿Cuando compró el cuadro alguien le dijo que estaba loco? Seguro que sí. Pero eso no le detuvo. No lo tiene como inversión, de eso estoy seguro. Ama esa pintura como yo amo a Kim. Por eso necesito que me ayude. No tengo derecho a pedírselo. Y aún así, voy a hacerlo"

El hombre de la puerta le mira durante unos segundos. Después se hace un lado. Álex le da las gracias y entra. Ni siquiera está seguro de que sea el propietario. Podría ser alguien del servicio, o un asistente... eso es lo de menos. Es la persona que ha dado impulso a sus sueños. Así será como lo recordará siempre.



martes, 25 de septiembre de 2012

253. Pasar página

Las primeras semanas de Lorena en la universidad son desconcertantes para ella. Se siente como pez fuera del agua, desprotegida, vulnerable. Acaba de entrar en un universo completamente nuevo con reglas que aún no comprende del todo. Y eso la asusta y la motiva a partes iguales.

Sale de fiesta con Laura prácticamente todas las noches. Se divierte sin divertirse y habla sin contar nada. Por cada confesión que hace, se guarda dos. Apenas menciona a Toni. Para contrarrestarlo, piensa en él constantemente, de un modo casi obsesivo.

El día que termina de desembalar la última de sus cajas sufre una crisis de pánico. Se siente una impostora y por un momento tiene la tentación de salir corriendo y regresar a su pueblo natal. Afortunadamente se calma a tiempo, dándose cuenta de lo absurdo que resulta ese pensamiento.

Conoce a unos cuantos universitarios, la mayoría de los cuales trata de coquetear con ella. Belleza y novedad, irresistible combinación. Al principio mantiene la guardia alta. Luego la baja lo suficiente para ser encantadora sin comprometerse a ser nada más. Y finalmente conoce a un chico, Juanfran, con el que descubre que no le importa pasar el tiempo. Empiezan a quedar. Tontean.

Por ahora no llega más lejos con el chico porque no se puede quitar de la cabeza a Toni. O piensa en Toni como excusa para no llegar más lejos con Juanfran, en este caso el orden de los factores sí sería importante, si supiera a ciencia cierta cuál es el pensamiento dominante. Pero no lo sabe.

Sus miedos, cada día, se hacen un poco más pequeños. Empieza a sentirse cómoda y asentada. Lo nuevo comienza a resultarle familiar. Sus recuerdos se difuminan lentamente. Poco a poco va pasando página. Porque el pasado sólo es algo a lo que acudimos cuando el presente no es tan emocionante como ahora mismo lo está siendo para Lorena.



lunes, 24 de septiembre de 2012

252. Magia real

Estamos tan obsesionados con que la magia llegue a nuestras vidas que no nos damos cuenta de que las cosas realmente extraordinarias suceden ante nuestros ojos, sin artificios ni fanfarrias.

No hay señales en el cielo que nos indiquen cuándo un día va a ser especial. Eso queda para el cine, con sus estructuras y sus músicas generadoras de estados de ánimo. En la vida real la felicidad y la tragedia golpean con una naturalidad tan pasmosa que a menudo tardamos tiempo en entender que hemos vivido un momento trascendental.

Eva, que pasa cada mañana en el hospital visitando a Kim, cambia hoy su horario porque tiene recados que hacer, de modo que acude a media tarde. Y es así como conoce a Toni.

Se presentan, se saludan y conectan. Así de sencillo, así de simple. A veces entra en nuestra vida alguien con quien nos sentimos cómodos desde el primer momento. Contamos cosas a los recién llegados que jamás hemos compartido con amigos que han estado ahí durante décadas. Oportunidad, suerte, química... En definitiva, la magia de las conexiones humanas.

Charlan durante un rato, en la habitación de Kim. Luego se van a tomar un café y terminan cenando juntos. Ríen como si fueran grandes amigos. Y entre ellos surge un extraño vínculo difícil de describir con palabras. Si durará un día o una vida, es algo para lo que no tienen respuesta. Y tampoco les preocupa en exceso. 

A veces creemos saber qué queremos en la vida. Juramos amor eterno a alguien o pensamos que nunca nos volveremos a enamorar. Deseamos estar solos o en compañía. Y entonces un día nos descubrimos haciendo exactamente lo contrario. Porque la vida sigue. Y si la felicidad toca a la puerta, nadie es tan idiota como para decirle que está llamando a la casa equivocada.


domingo, 23 de septiembre de 2012

251. Una noticia inesperada

- ¡Estoy embarazada! - grita Eli al ver entrar a Javi en la habitación del hotel

Miles de pensamientos se agolpan en la cabeza del chico, mientras trata de decidir cómo se supone que debe reaccionar ante la inesperada noticia. No hay segundas oportunidades para las primeras impresiones, y no quiere hacer o decir nada de lo que más tarde tenga que arrepentirse.

Mentiría si dijera que está alegre. No es algo con lo que contara. Al menos no en este momento y desde luego no con esta mujer. Hubo un tiempo en el que pensó que Sara sería la madre de sus hijos, pero ni siquiera entonces lo consideró en serio. La ironía es que, aunque él no lo sabe y nunca lo sabrá, durante unos días su ex novia creyó que estaba en estado.

A Javi se le dan bien los niños y disfruta en su compañía. Adora a sus tres sobrinas, esas mocosas descaradas por las que daría la vida. Y siempre ha sabido que sería un buen padre.

Pero también es consciente de que es una persona egoísta que no está preparada para tener descendencia aún. No es lo mismo pasar unas horas en compañía de las hijas de su hermana que tener un bebé propio. A esos no se les puede dejar de lado. Y Javi adora viajar solo y disfrutar de su tiempo libre y coger su pequeña maleta y empezar de cero cada pocos meses.

"Y ahora es posible que tengas que hablar de todas esas cosas en pasado", se dice a sí mismo. Aún conmocionado, besa a Eli y le dice lo contento que está. Porque entiende que es lo que se espera que diga. Porque confía en que con el tiempo esas palabras sean verdad.

Se esfuerza mucho por fingir, sin darse cuenta de que no es necesario. Porque Eli ni siquiera le está prestando verdadera atención, concentrada como está en intentar hacer creíble la mentira que acaba de contar. Una que, si todo va bien, se convertirá pronto en una profecía autocumplida.


sábado, 22 de septiembre de 2012

250. Estrellas fugaces

Una estrella fugaz surca el firmamento y todos aprovechan para pedir un deseo. Porque siempre hay algo que ansiamos. Es nuestra bendita maldición. Sentirnos incompletos, pero sabedores de que aún podemos aspirar a lograr esos sueños ausentes. Nada es imposible.

Álex pide que Kim despierte. Es todo cuanto necesita. Ella es su alfa y su omega, su día y su noche. El resto de preocupaciones mundanas son tonterías que nunca volverán a importarle.

Toni sólo quiere ser feliz. Lleva años jugando a ser un alma torturada, pero ya le cansa enfadarse por estupideces. Su deseo, su tonto deseo, es no dejar de sonreír jamás.

Javi se muere por recuperar la ilusión. Egoístamente añade un segundo deseo: hablar una última vez con Sara. Quizás su historia ya esté cerrada. Pero no tiene por qué estar conforme con ello.

Lorena le cede su deseo a Toni. Rehúsa pedir algo para ella misma. No cree demasiado en la suerte, y en cualquier caso quiere labrarse su propio destino sin que el azar intervenga.

Eli sueña con quedarse embarazada. Sabe que Javi no la ama, lo ve en sus ojos. Pero un hijo es todo cuanto necesita para mantenerlo a su lado. Está convencida de ello.

Sara habla con la estrella y pide un imposible: que el tiempo retroceda. Anhela una segunda oportunidad para hacerlo bien con Javi. Ser más fuerte y vencer a las tentaciones.

Elsa, la olvidada Elsa, querría ser bendecida con una amnesia parcial que le permitiera borrar el recuerdo de todos sus fracasos pero sin olvidar sus triunfos, que también los tuvo.

Todos tienen un deseo. Incluso este narrador, que también mira por la ventana y sueña con los ojos abiertos. Pero ésta no es mi historia. No tengo derecho a colarme entre estas líneas. Ni tampoco me apetece compartir mi deseo. Sólo espero que algún día se cumpla.


viernes, 21 de septiembre de 2012

249. Palabras mudas

La primera vez que vio "Lost in translation", con Sara, a Javi la película le dejó bastante frío. No es que no le gustara. El problema es que le resultaba imposible empatizar con el personaje de Bill Murray o comprender los motivos de su crisis.

Lo que él veía era a un actor rico, al que le están pagando una millonada, y que se siente deprimido por estar de gira en Tokyo. "Vaya problema", comentó en su momento Javi, ante la atónita mirada de la que en ese entonces era su novia.

Han pasado algunos años y ahora Javi no sólo adora la película, sino que además se siente plenamente identificado con ella. Por fin lo ha comprendido. El absurdo de la tristeza, el sinsentido de tenerlo todo y no tener nada.

Trabaja en lo que le gusta, está bien considerado y el dinero hace tiempo que no es un problema. Pero se siente hundido. Mucho más que en aquellos años de universidad donde 10 euros eran todo un lujo y podía pasarse noches enteras en el aeropuerto sólo para ahorrarse el dinero del taxi.

Alguna pieza se ha roto y no hay manual de instrucciones que explique cómo recuperar la sonrisa. Sentado en el salón, desearía tener a su lado a Sara y decirle que ella tenía toda la razón. Pero Sara no está, sino Eli. Y aunque la quiere, o cree que la quiere, o desea quererla, no es lo mismo.

Se siente vacío y desamparado. Y recuerda el final de la película, cuando Bill Murray le susurra algo al oído a Scarlett Johansson. A lo mejor, piensa, lo que le revela es el secreto de la felicidad. Pero en pantalla son palabras mudas y Javi se queda con las ganas de conocer la fórmula mágica. Así que debe conformarse con soñar que algún día conseguirá vencer al desánimo.

Desgraciadamente, se da cuenta de que no será hoy.


jueves, 20 de septiembre de 2012

248. El perdón

- ¿Crees en el perdón?

Álex se vuelve para observar a la persona que, a su espalda, en la sala donde se expone el "Cristo crucificado entre los dos ladrones", acaba de dirigirse a él aún sin conocerle.

Se trata de una mujer de unos cuarenta años mal llevados. A pesar de su piel ajada, aún conserva cierto atractivo que hace suponer que en sus buenos tiempos fue una auténtica belleza. Pero esos días han quedado atrás. La mujer lo sabe y se ha rendido a la evidencia.

- Yo sí creo en él - continúa - Aunque no tiene demasiado mérito, porque lo cierto es que ahora lo necesito. Cuando era al revés...digamos que no fui especialmente piadosa

"De joven era muy bella. Lo sabía y me aproveché de ello, claro que sí. Podía tener a quien quisiera y eso hice. Conquisté a decenas de hombres. Puedes pensar lo que quieras, pero fue divertido"

"El problema es que, cuando ya estaba casada con Mark, pensé que podría seguir igual. Que él siempre me perdonaría mis infidelidades. Que siempre que acabara volviendo a casa no le importaría tener que compartirme. Y durante un tiempo tuve razón".

"Pero una noche llegué a casa y se había ido. Lo peor es que se llevó a mi pequeña con él. Supongo que todo el mundo tiene un límite. Él rebasó el suyo y jamás miró atrás"

"De eso ya hace casi diez años. Ya no soy guapa, ni me interesa serlo. Sólo quiero ser perdonada. Creo que he pagado con creces mi delito. Pero mi ex marido sigue sin querer verme. Ni mi niña. Sueño con que algún día me perdonarán. Quién sabe, a lo mejor consigo que se apiaden de mí"

La mujer sin nombre se marcha, encorvada, arrastrando los pies. Álex la ve alejarse. Le gustaría poder decirle alguna palabra de consuelo. Pero no se le ocurre ninguna. 


miércoles, 19 de septiembre de 2012

247. El mundo de Lorena

El mundo de Lorena a veces es amplio como un océano de sueños y a veces es pequeño como una caja de cerillas en las que las ilusiones se marchitan lentamente. El vaso se llena y se vacía dependiendo de su estado de ánimo. Pero ella siempre persevera.

Lorena cree mucho en sí misma. No necesita más, pero aún así le gusta que los demás también crean en ella. Aún cuando puede vivir sin que nadie la abrace, la bese o la quiera, le gusta la sensación de sentirse no sólo necesaria, sino imprescindible.
 
Durante dos años ha jugado a ser taquillera de cine. Ha sido tan convincente que muchos han creído que ella era sólo eso, sin darse cuenta de que Lorena es mucho más. Es el arcoiris escondido que sólo espera el momento en que deje de llover para poder mostrarse y brillar.

Le asustan los cambios, pero le asusta más no cambiar, así que está condenada a seguir avanzando siempre. No espera que los demás la entiendan, sólo espera entenderse a sí misma y ser valiente cuando la situación requiera que lo sea.

Lorena sueña en color y vive en blanco y negro. Sus metas no han ido a buscarla, así que ha cogido la maleta y ha ido ella en su busca. Alentada por un chico al que odia por quererla, por impulsarla a tomar la decisión correcta que siempre supo que tenía que tomar, pero que intentaba encontrar excusas para no hacerlo.

Lorena es Amelie Poulain. Simple en apariencia, compleja en realidad. Rescatadora y rescatada. Un diamante que brilla en la oscuridad de sus dudas, sus pensamientos interminables, sus "quizás", "tal vez" e "y si...", con los que juguetea a veces hasta que llega el momento de ser ella misma y demostrar que Lorena es Lorena. Con todo su talento y un mundo que comerse.

martes, 18 de septiembre de 2012

246. Take this waltz

Toni y Javi quedan en casa del segundo para ver, por tercera vez, "Take this waltz". Una pequeña y desconocida película dirigida por Sarah Polley, la musa de Isabel Coixet, y que ellos consideran una auténtica obra maestra. Jamás han visto un retrato tan certero de las relaciones de parejas.

En la película Michelle Williams es una mujer felizmente casada con Seth Rogen, un tipo quizás demasiado simplón pero buena gente. Hasta que se cruza en su camino el tercero en discordia, un vecino sexy, misterioso, la novedad. Y de repente Michelle se siente tentada hacia la infidelidad.

Hasta ese punto la película, aunque hecha con exquisito gusto, no deja de ser bastante convencional. Pero lo verdaderamente interesante es que la película no se detiene en la resolución de este triángulo amoroso, sino que explora las consecuencias de la decisión de la protagonista.

Todo lo que hacemos en la vida tiene repercusiones. A quienes amamos, a quienes abandonamos. Somos libres de tomar nuestras propias decisiones. Incluso de arrepentirnos si las cosas salen mal. Pero los relojes no caminan hacia atrás y hay senderos que no se pueden desandar.

Hay un momento en la película en la que Michelle Williams, pasado el tiempo, trata de explicarle todo lo ocurrido a Seth Rogen. Pero éste la interrumpe y le dice "no me interesó en su momento y no me interesa ahora". Así es la vida. A veces negamos explicaciones que otros necesitan. A veces queremos explicarnos ante gente que no desea oírnos. El carrusel del infortunio y el amor. 

Corremos el riesgo de quedar insatisfechos. Lo que ayer era música quizás mañana sea ruido. Lo que nos hacía reír tarde o temprano dejará de hacernos gracia. Lo nuevo se hará viejo. Pero así es la vida. No podemos decir que nadie nos avisó cuando optamos por coger la autopista a ninguna parte en vez del viejo camino lleno de baches que desemboca en el final del arcoiris.


lunes, 17 de septiembre de 2012

245. Prisas

No está disfrutando de la experiencia. Al menos no tanto como sabe que debería.

Está en el aeropuerto de Dublín, esperando al siguiente avión. Hace sólo tres horas que ha visto "Descanso en la huida a Egipto" en la National Gallery of Ireland, pero le parece como si hubiera pasado un año. El tiempo ha dejado de tener sentido para él. Apenas recuerda lo que era tener un horario estructurado, donde los días se diferenciaran de las noches.

Evidentemente las culpas son de las prisas. Álex hace malabarismos con el tiempo, tratando de abarcar demasiado. Se ha embarcado en una aventura gigantesca, que le sobrepasa por completo. Pero no está dispuesto a darse por vencido.

En su cabeza todo tiene sentido. Cuando tiene tiempo para descansar y ordenar sus pensamientos es capaz de hacer que todas las piezas encajen. Ver las obras, disfrutar de la visita a los museos, caminar por las ciudades y conocer a gente extraordinaria por el camino.

En la realidad, lo cierto es que improvisa sobre la marcha. Está lejos de dar lo mejor de sí mismo y lo sabe. Entiende que la gente no ve al Álex que es, sino a una sombra cansada que a ratos se arrastra por las galerías de arte, demasiado presionado por el peso de su propio objetivo.

El mundo no debería importarle lo más mínimo. Hace esto porque quiere, porque es un objetivo que él mismo se marcó. Sólo tendría que hacer caso a lo que él piensa, lo que él sabe. Que está haciéndolo lo mejor que puede dadas las circunstancias.

Aún así, a ratos siente que está fracasando. Afortunadamente cuando cierra los ojos logra ser indulgente consigo mismo. Siempre podrá caminar de nuevo por los museos, más calmado, más feliz. Ahora mismo sólo sabe que tiene otro avión que coger. La perfección tendrá que esperar.


domingo, 16 de septiembre de 2012

244. La nueva reina

Esta historia sucederá dentro de un par de meses, pero no hay motivo para no echar ahora un pequeño vistazo al futuro más inmediato de Silvia.

Llega a una ciudad de extensión media, desde luego mucho más grande que el pueblo en el que ha pasado gran parte de su vida. Sabe que tiene que empezar a acostumbrarse. A partir de ahora los hoteles y las ciudades extrañas van a convertirse en sus mejores amigos.

Todo comenzó un mes atrás, cuando le ofrecieron reescribir el guión de una comedia romántica. Javi, que había rechazado el trabajo, la recomendó. Y ella, sabedora de que era una gran oportunidad, aceptó entusiasmada. 

Lo que nos lleva al momento presente (o futuro, según se mire), cuando Silvia entra en el plató y saluda a dos veinteañeros con pinta de empollones, Óscar y Emilio, que son los guionistas de la película y que no dejan de sonreír durante el tradicional intercambio de besos.

- Estamos encantados de conocerte - dice uno de ellos

Al escuchar estas palabras Silvia comienza a reírse a carcajadas. Los guionistas se miran extrañados, preguntándose qué tiene de gracioso lo que han dicho y si han metido la pata en algo.

- Perdonad, es que yo misma usé esas palabras hace no mucho tiempo - contesta Silvia - Y como me respondió alguien muy sabio, lo cierto es que no, no os alegráis de que yo esté aquí. Porque aunque no lo sepáis acaban de cortaros el cuello y yo soy la nueva reina de este feudo.

Los chicos no entienden nada. Silvia tiene la tentación de explicarles todo lo que va a pasar, pero decide no hacerlo. Es mejor que vivan la experiencia completa. Así podrán odiarla, despreciarla, entenderla y, al final, estar listos para conquistar nuevos reinos. La historia de su propia vida.




sábado, 15 de septiembre de 2012

243. Las historias definitivas

Tras verse obligado a hacer un rápido (y sesgado) resumen de su vida, a Toni no le queda más remedio que devolverle la cortesía a Pablo e interesarse por cómo le van las cosas. Le pregunta si sigue con Elsa, en una mezcla de curiosidad y absurdos pero presentes celos.

- No, ya no estoy con Elsa - dice Pablo con mucha calma, demasiada para el gusto de Toni - Después de que me dejara nos acostamos unas cuantas veces, pero no funcionó. Yo quería más.

"Elsa era una mujer compleja. Creo que le gustaba quererme. Y, sin embargo, no hacía más que apartarse de mí. Hay personas que nunca dejan de sabotearse. No lo digo como una crítica, sino como la pura y simple verdad.  A veces las situaciones tienen un culpable. No se puede disculpar siempre a los responsables de su propio infortunio".

"Pasados unos meses nos vimos por última vez. Hicimos las paces. Nos acostamos. Reímos. Después se enfadó de nuevo, nunca supe por qué. Juro que no hice nada. Se fue, diciendo que esa vez era la definitiva. No la creí. Pero me creí a mí cuando me dije exactamente lo mismo".

"Poco después conocí a Vanessa. Llevo con ella tres meses y estoy enamorado. Claro, a los tres meses ¿quién no lo está? Pero esta vez es diferente. Lo siento aquí dentro, es mi historia definitiva. Es fácil estar con ella. Parece una tontería, pero es algo que nunca me sucedió con Elsa".

"Sé que dicen que las mejores relaciones son las tortuosas, esas que te desgarran el alma. Pero yo opino que no todas las historias son iguales. Cada uno debe intentar hacer funcionar la suya propia, ya sea una montaña rusa emocional o un noviazgo tranquilo. A mí me funciona tener la seguridad de ser querido. No me trago eso de que quién bien te quiere te hará llorar. Quien te quiere, te quiere. Eso es todo".


viernes, 14 de septiembre de 2012

242. Viejos conocidos

Es increíble la manera en la que el tiempo deforma la percepción que tenemos de otras personas. De repente saludamos con gran alegría a viejos conocidos a los que en su momento no aguantábamos y con los que, en el mejor de los casos, cruzamos media docena de palabras.

Pero el hecho de reencontrarnos con alguien después de mucho tiempo hace que la lógica se rompa y traicionemos nuestros propios recuerdos. Buscamos inmediatamente la conexión. Recreamos el pasado para dulcificarlo y manipularlo a nuestro antojo, como si fuera plastilina.

Por eso en los entierros nadie habla mal de los muertos. 

Toni se cruza en la calle con Pablo, el ex novio de Elsa. De haberlo visto cinco segundos antes, habría optado por cambiar de acera. Pero casi se ha chocado con él, de manera que no le queda más remedio que detenerse y participar en un absurdo juego de vacíos convencionalismos sociales.

A Toni jamás le cayó bien Pablo y el sentimiento era mutuo. Peor aún, ninguno de los dos hizo nunca nada por disimularlo. Las pocas veces que se vieron obligados a coincidir, en alguna fiesta, la tensión se respiraba en el ambiente.

Sin embargo, esta mañana Pablo se comporta como si acabara de reencontrarse con un gran amigo. Parece feliz de ver a Toni. A pesar de que lo intenta, éste es incapaz de percibir ni una sola pizca de ironía en las elogiosas palabras del chico.

¿Qué hace que valoremos a las personas más por su ausencia que por su presencia? se pregunta Toni. Le fascina ver cómo las personas son capaces de reescribir sus vidas de un modo tan alegre. Cómo los encuentros casuales nos otorgan la misericordia de conceder una segunda oportunidad a aquellos a los que, cuando tuvimos más cerca, despreciamos sin remordimientos.




jueves, 13 de septiembre de 2012

241. Arrepentimientos

En la puerta del State Pushkin Museum of Fine Arts de Moscú, Álex se desespera. Ya pasan quince minutos de la teórica hora de apertura, pero las puertas siguen cerradas. Y él tiene que ver "La expulsión de los mercaderes del Templo" antes de poner rumbo a San Petersburgo.

Un anciano situado justo detrás de él en la cola, Miisha, se fija en lo nervioso que está.

- ¿Qué pasa, chico? - le pregunta en un tosco inglés con mala pronunciación
- Tengo que ver un cuadro urgentemente
- Pues sí que estás ansioso. Debes ser un auténtico enamorado del arte
- Me gusta, pero esto es un poco más complicado. Es por una chica
- Siempre es por una chica - contesta el anciano, guiñándole un ojo

"Es difícil de creer, pero en mis tiempos fui todo un rompecorazones. Lo cierto es que me metí en más de un lío. No me importaba si eran solteras, casadas, si eran las hermanas de mis amigos o si salían con ellos. Si veía la oportunidad, lo intentaba. Y casi siempre me salía con la mía".

"Casi siempre menos con Katia, la mujer de mis sueños. Con ella nunca me atreví a intentar nada. ¿No es curioso? No me importaba acostarme con cualquier mujer que se pusiera a tiro. Pero justo la única a la que verdaderamente quería, esa dejé que se me escapara".

"Supongo que tenía miedo de que me rechazara. O a lo mejor me asustaba el amor. ¿Qué más da? Lo único cierto es que fui un cobarde. Cuando muera, no me arrepentiré de las cosas malas que he hecho. Sólo me arrepentiré de las que no hice. Si intentas algo, a veces fracasas. Pero si no lo intentas, fracasas siempre. Esa es la verdad, hijo. Sólo los valientes sonríen al final del día".

Abren las puertas. Miisha sonríe a Álex mientra camina hacia el interior del museo.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

240. Clímax

Las películas se dividen en actos. Y en el tercer acto, el de la conclusión, uno espera un gran clímax en el que sucedan cosas importantes que cambien el status quo de los protagonistas. Personajes que ganan, que pierden, que se van, que se quedan...

En el final de la historia entre Silvia y Jorge cabría esperar uno de esos momentos trascendentes. Quizás que ella, atormentada por el peso de la culpa, terminara confesándole que le fue infiel con Javi. O que Jorge, tras una discusión, fuera el que admitiera saberlo desde hace bastante tiempo. Que se enfrenten a sus culpas, secretos, decisiones... Es lo que uno esperaría.

Sin embargo nada de esto sucede.

La vida para ellos continuará sin sobresaltos. Seguirán juntos, enamorados el uno del otro. Todo lo enamorados que se puede estar cuando ya se ha abandonado la fase de la luna de miel pero aún así uno no se imagina la vida sin la otra persona.

Silvia jamás confesará su desliz y Jorge no sacará el tema en el futuro. Seguirán juntos durante mucho tiempo, en una duradera, estable y feliz relación libre de nuevas infidelidades.

Jorge descubre, con agrado, que cada día el peso que siente sobre sus hombros es menor y más manejable. Hasta que llega un día en el que, si bien no olvida lo ocurrido, al menos deja de pensar en ello. Lo aparca en un lugar de su memoria al que no tiene pensado acceder. Y ahí se queda.

A veces lo impensable sucede. Superamos aquello que pensábamos que jamás lograríamos superar, y lo que un día fue primera plana se convierte, con el tiempo, en una nota a pie de página. Todo pasa. Lo bueno y lo malo. Lo que queda entre medias, esos sencillos sentimientos a los que muchas veces no damos demasiada importancia, es lo que realmente termina importando.


martes, 11 de septiembre de 2012

239. Charlas unidireccionales

Cada tarde Toni encamina sus pasos hacia el hospital. Se dirige a la habitación de Kim, se sienta al lado de su cama y habla con ella durante una hora. Hasta el momento la charla ha sido siempre unidireccional. Pero no pierde la esperanza de que algún día la cosa cambie.

Es su ritual diario, uno que no piensa saltarse. Como si tuviera la obligación de visitar a una mujer a la que no conoce personalmente y a que, siendo realistas, hay muy pocas posibilidades de que algún día llegue a conocer. Pero Toni nunca ha sido una persona realista.

Está convencido de que ahí es donde debe estar. Aunque nadie se lo haya pedido. A decir verdad ni siquiera Álex sabe lo que está haciendo. Y no tiene interés en que se entere. Porque no es un gesto de cara a la galería, de esos que sirven para que los demás vean qué gran amigo eres. Odia esos gestos. Prefiere los detalles invisibles, esos por los que uno no recibe nuevas recompensas.

Tiene a Álex como amigo. Esa ya es suficiente recompensa.

Como cada tarde se sienta junto a Kim y comienza a hablarle. Se da cuenta de que si la chica despertara se sentiría confusa al verle allí, preguntándose quién diablos es. Pero esa es una situación que le gustaría mucho que se produjera.

Hay médicos que insisten en que los pacientes en coma pueden escuchar a sus visitantes. Toni cree que eso es una chorrada. Pero eso no le impide pedirle, casi exigirle que se levante. Álex le necesita. No puede hacerle eso. Ya vale de ser tan egoísta. Tiene que abrir los ojos.

Sus palabras, como es previsible, no surten efecto. Pero no le importa. Lo volverá a intentar dentro de 24 horas. Y si las cosas siguen igual, 24 horas después. Y al siguiente día. Y al otro. Algunos podrían pensar que lo que pide es un milagro. Puede ser, pero no se conformará con menos.


lunes, 10 de septiembre de 2012

238. Profesionalidad

Álex se sienta un minuto a descansar. Está en la National Gallery de Londres, donde acaba de tachar de un plumazo cuatro cuadros: "El banquete de Baltasar", "Ecce Homo", "Cristo y la mujer adúltera" y "La lamentación sobre Cristo muerto". Aún quedan muchos en su lista. Demasiados.

Nota que alguien se sienta a su lado en el banco de madera. Por un momento piensa que se trata de algún turista cansado que intenta recobrar fuerzas. Por eso se sorprende al descubrir que se trata de una de las vigilantes del museo, una señora negra de unos cincuenta años de edad.

- Perdona que te moleste - dice Marianne, al menos ese es el nombre que aparece en su tarjeta de identificación - pero es que necesitaba hablar con alguien. Hoy no tengo un buen día. A decir verdad hace mucho que no tengo uno de esos. Mi marido está en casa, bebiendo y viendo la televisión. Es todo lo que hace desde que le despidieron de la fábrica hace ya año y medio".

"Yo soy la única que lleva dinero a casa. Pero eso sólo parece enfurecerle más. Me grita todo el tiempo. No recuerdo la última vez que me fui a la cama sin haber llorado antes".

"Tengo dos hijos que están en la universidad y que ya nunca llaman. Ni siquiera para preguntar qué tal estoy. Y me duele, porque intenté ser una buena madre. Lo hice todo por ellos. Pero es como si simplemente hubieran pasado página y se hubieran olvidado de mí"

De repente la mujer, con lágrimas en los ojos, se siente horrorizada consigo misma y pide perdón por su comportamiento. "Esto es muy poco profesional por mi parte", se excusa.

Intenta levantarse, pero Álex le coge la mano impidiendo que pueda irse. "Está bien", le dice. "A veces hay que saltarse la profesionalidad". Le pide que siga hablando, que le cuente cosas de ella, de su trabajo. Consigue arrancarle una sonrisa. Eso hace que él también se sienta mejor.


domingo, 9 de septiembre de 2012

237. Concesiones

Javi regresa al rodaje para ocuparse de los últimos flecos. Antes de ir a la oficina pasa primero por el hotel, para cambiarse de ropa. Es entonces cuando hace un molesto descubrimiento. Eli está tumbada sobre su cama, leyendo el guión de "Milagros tristes".

A Javi no le gusta demasiado que otras personas lean sus proyectos personales. Y menos cuando dicho proyecto no está a la vista, y la única posibilidad de tenerlo es haber revisado los cajones a conciencia. Aún así, decide pasarlo por alto, tratando de convencerse de que no es para tanto.

- ¡Ey, ya estás aquí! - comenta Eli al verle llegar - Me pillas teminando de leer tu guión, espero que no te importe. ¡Dios, es brillante! Me encantaría protagonizarlo
- ¿Quieres hacer de la ex mujer del periodista?
- No, no - Eli parece divertida con la confusión - Quiero hacer del periodista
- Sabes que es un hombre, ¿verdad?
- Pero tú puedes cambiarle el sexo. Los guionistas hacéis esas cosas a todas horas. Raza, sexo, edad... es la magia del cine, puedes hacer lo que te plazca

El problema es que no quiero, piensa Javi. Está hablando de su proyecto soñado. Le gusta como está. No vendió los derechos cuando tuvo la oportunidad precisamente porque no estaba dispuesto a que nadie cambiara nada. Y ahora Eli le pide que sea él mismo quien arruine su trabajo.

Quiere negarse, pero no lo hace. Le promete que se lo pensará. Lo peor es que lo dice en serio. De nuevo confunde las cosas. Cree que será un novio terrible si no hace lo imposible por lograr que Eli sea feliz. Aunque eso implique hacer concesiones para las que no está preparado. Piensa que es una muestra de amor. Un observador imparcial le diría que es una señal de suprema estupidez.



sábado, 8 de septiembre de 2012

236. Última noche en el cine

Lorena siente un molesto cosquilleo en el estómago mientras se dirige al trabajo. Hoy es su último día. Mañana por la noche ya no se sentará en la taquilla del cine. Ni siquiera seguirá en el pueblo.

Aunque avisó de que dejaba su puesto hace 14 días, para dar tiempo a su jefe a buscar un sustituto, en este tiempo no se ha parado a pensar demasiado en el tema, como si no fuera algo real. Pero hoy se descubre a sí misma sintiendo nostalgia por la vida que ya no va a vivir. Esa que tantas veces ha maldecido y que hoy, curiosamente, sólo le trae buenos recuerdos.

El señor Dopico, su jefe, la intercepta antes de que pueda llegar a la taquilla.

- Hoy no tienes que trabajar, niña - le dice el anciano propietario - Alguien ha alquilado la sala para todo el día. Ha comprado absolutamente todas las entradas de todas las sesiones

Por un instante Lorena siente pena. Esperaba tener aún algunas horas por delante para asimilar su nueva situación. Suspira y se encoge de hombros, sin saber muy bien qué debe hacer a continuación. El señor Dopico la invita a que entre en el cine y disfrute de la función.

Lorena está a punto de protestar. Ya ha visto la película que están proyectando y no le apetece repetir. Pero ante la insistencia del dueño entra en la sala sólo para contentarlo.

Sin embargo lo que se está proyectando no es el estreno de la semana. Lorena sólo necesita una décima de segundo para reconocer de qué se trata. Ha visto esa película cientos de veces. Amelie.

No hace falta que el señor Dopico le confirme lo que ella ya sabe. Que Toni, el ausente Toni, es quien le está haciendo este regalo de despedida. Lorena, emocionada, no puede contener las lágrimas. Se alegra de irse al día siguiente, sin tiempo para despedirse de su ex novio. Porque si volviera a verlo teme que le abrazaría tan fuertemente que nadie sería capaz de separarlos jamás.


viernes, 7 de septiembre de 2012

235. El visitante de Rembrandt

El Petit Palais, arquitectónicamente, es un edificio impresionante. Y lo que alberga en su interior, en el Museo de las Bellas Artes de la Villa de París, no le anda a la zaga. Una inmensa colección pictórica de grandes maestros como Gericault, Delacroix, Courbet...

A Álex le encanta el arte, y en otro momento estaría encantado de poder hacer el recorrido completo por las instalaciones del museo. Pero esta mañana sólo le interesa un cuadro: "Autorretrato con traje oriental". Pintado en 1631 por el maestro Rembrandt.

La pintura está situada en su lugar habitual. Pero una semana atrás, para verla, habría sido necesario trasladarse a España, ya que el cuadro formaba parte de una exposición temporal dedicada al genial artista holandés.

La exposición que Kim pensaba visitar el día que sufrió su accidente de tráfico.

Este es el loco plan que Álex está poniendo en marcha. Tiene pensado ver todos los cuadros que formaban parte de dicha muestra, aunque para ello deba visitar más de una veintena de museos de todos los rincones del mundo. Por eso le pidió dinero a Javi. Para poder costearse los viajes.

El propósito está claro. Confía en que una vez que termine de ver todas las obras, Kim saldrá mágicamente del coma. Obviamente no hay ningún dato objetivo que avale esta descabellada teoría. Pero lo cierto es que tampoco se puede asegurar a ciencia cierta que no vaya a suceder. Y en igualdad de condiciones, Álex opta por aferrarse al pensamiento positivo. Cuando su aventura acabe, ya se verá quién tenía razón.

Observa el lienzo un buen rato, mientras deja volar su imaginación. "Es un buen cuadro", se dice. Después lo tacha de la lista, sale del museo y se dirige al aeropuerto, sin tiempo que perder.


jueves, 6 de septiembre de 2012

234. Friends will be friends

Están en la cafetería del aeropuerto, desayunando algo después de haber acompañado a Álex hasta la puerta de embarque. El encargado tiene una pequeña radio encima del mostrador, una reliquia del pasado en la que, de repente, comienza a sonar el  "Friends will be friends" de Queen. 

Javi y Toni se miran durante un par de segundos, desconcertados, y después se echan a reír estruendosamente. Al no entender la broma privada, la gente les mira con reprobación.

- Creo que el destino nos está diciendo algo - comenta Javi en tono jocoso - Me parece que, por mucho que lo intentemos, no vamos a poder librarnos el uno del otro

La risa se extingue lentamente. Los dos amigos suspiran, y el gesto les sirve como transición para cambiar el tono de la charla y ponerse un poco más serios.

- ¿Qué tal te van las cosas? - pregunta Toni
- Bien, supongo. Estoy saliendo con Eli, una de las actrices de la peli
- ¿Y Sara?

Javi se encoge de hombros, en un gesto que lo dice todo sin decir nada. Aún poniendo todo su empeño, no sabría ofrecer una mejor respuesta a lo que demonios haya podido pasar con ella.

- ¿Y qué tal te va a ti con Lorena? 
- Hemos roto. Se ha ido a la universidad
- Lo siento mucho

Lo dice con sinceridad y Toni lo sabe. La canción termina y los dos se levantan. Sabiendo a dónde van y con incierto destino al mismo tiempo. Semánticamente quizás sea imposible. En la vida real, ocurre muchas más veces de las que a todos nos gustaría.




miércoles, 5 de septiembre de 2012

233. Locura

Dicen que uno debe empezar por conocer las reglas para más adelante poder saltárselas. Lo mismo sucede con la cordura. Hay que valorarla, conservarla y ceñirse a ella, para entonces, un buen día, poder salirnos de la carretera y abrazar la locura con total determinación.

Álex es consciente de ello. No se engaña sobre el propósito que persigue. No tiene ninguna lógica ni justificación. Y sin embargo resulta reconfortante. Por eso se aferra a su impulso inicial.

- ¿Y bien? - pregunta, tras exponer detalladamente el plan a sus amigos - ¿Qué opináis?
- Que es una completa locura - admite Toni
- O sea, que tú no lo harías
- Yo no he dicho eso. Me parece una locura, al igual que a ti. Pero me parece una locura cojonuda y tienes todo mi apoyo
- ¿Y tú, Javi?
- Bueno, te he prestado el dinero, ¿no? Estoy contigo en esto, socio

Ninguno de los dos le ha dicho que sea una buena idea porque, sinceramente, no lo es. Pero aún así le alientan a seguir adelante. Eso es lo que más valora Álex. A veces uno no necesita escuchar los contratiempos. A veces lo divertido de la magia consiste en creerse el truco.

Si sólo hiciéramos aquello que tiene sentido, posiblemente nuestras vidas serían más sencillas. Erraríamos menos, nos entenderíamos mejor. Pero todo sería más aburrido. La locura, en dosis moderadas, es la clave de la felicidad. Lo apostamos todo a un caballo perdedor y confiamos en que cruce el primero la línea de meta.

Lo realmente asombroso del asunto es que a veces lo hace.


martes, 4 de septiembre de 2012

232. Viejas costumbres

Cuando reciben el mensaje de Álex, a las siete de la mañana, pidiéndoles que vayan de inmediato al hospital, Toni y Javi se asustan. Se han ido a sus respectivas casas alrededor de la medianoche, exhaustos, y comprenden que la repentina convocatoria no puede traer nada bueno.

Por eso se sienten algo desorientados cuando, al llegar, descubren que su amigo está de lo más tranquilo, sentado en una mesa de la cafetería sobre la que hay tres bebidas aún calientes.

- Sé que os he dado un susto de muerte - se disculpa Álex - Y de verdad que lo siento, pero era el único modo de teneros a los dos aquí, a las 7.45 am, dispuestos a desayunar 

Javi y Toni comienzan a protestar, recriminándole a Álex su falta de tacto. Pero éste les hace callar, mostrando unas dotes de liderazgo que siempre ha tenido pero que raras veces muestra.

- ¡Silencio! Vale, ha estado fuera de lugar. Al igual que todas vuestras chorradas de las últimas semanas. Así que estamos en paz, ¿de acuerdo? Sabéis que voy a ausentarme, pero no pienso hacerlo sin que antes hayáis arreglado vuestras estúpidas diferencias

Javi y Toni se quedan en silencio. Intimidados ante la reacción de su amigo y, sobre todo, carentes de argumentos lógicos con los que poder rebatir sus palabras. Así que, tras un minuto, hacen lo único que se puede hacer en esta situación. Se abrazan y sellan así su renovada amistad.

- Así está mejor - comenta Álex, complacido

Y de este modo la normalidad vuelve a sus vidas. Los primeros minutos de conversación son fríos y algo distantes. Pero es como montar en bicicleta, la complicidad nunca se olvida. Así que rápidamente cogen carrerilla, se ponen al día y terminan bromeando sobre cientos de temas. Felices. Unidos. Demostrando que la amistad verdadera sobrevive siempre a cualquier contratiempo.

lunes, 3 de septiembre de 2012

231. Respuestas inmediatas

Javi aprovecha que Toni ha ido al cuarto de baño para mantener una pequeña conversación privada con Álex. No le apetece sincerarse delante de testigos. Y menos de éste en concreto.

- Oye, sólo quería decirte que siento mucho no haberte llamado antes, ni haber venido para nuestra reunión semanal - se excusa - Como sabes las cosas han estado un poco caldeadas...
- No te preocupes

Pero a Javi sí le preocupa. Lo suficiente como para no darse cuenta de que en este momento a Álex no podría interesarle menos nada de lo que le está contando. Es triste, pero las desgracias tienen la capacidad de lograr que aprendamos a discernir las cosas importantes de las que no lo son tanto.

Ajeno a este hecho, Javi persevera. Porque tiene demonios que exorcizar y es incapaz de entender que habrá mejores momentos para hacerlo. Quiere sacarse de encima el sentimiento de culpa que le acompaña a todas horas, al igual que hizo Toni días atrás. 

Álex quiere hacerle entender que esta charla puede y debe esperar. Pero no dice nada. Porque ve la cara de su amigo y comprende que realmente necesita que le escuche. Quizás no sea la ocasión propicia, pero igualmente lo necesita.

Por eso le permite continuar. Porque sabe que a veces la inmediatez es nuestra única escapatoria. Que nunca hay que ignorar el deseo de resolver nuestros asuntos pendientes lo antes posible.

Aunque resulte inapropiado, Javi sonríe. Se siente más feliz, aliviado. Lejos de molestarse, Álex se alegra por él. Porque a veces, cuando sentimos la necesidad de hacer algo, no debemos posponerlo. Y en ese preciso instante una loca idea le viene a la cabeza.

- Necesito un favor, Javi - dice muy serio - Uno de los gordos.


domingo, 2 de septiembre de 2012

230. El enemigo imaginario

Álex no es creyente, pero en días como hoy le resulta más fácil pensar en la existencia de un ser supremo. No porque quiera pedirle ayuda, eso ya lo intentó infructuosamente el día de la muerte de Anabel. Se trata de todo lo contrario. Encuentra reconfortante poder odiar a un poder superior que, de existir, no tiene misericordia y es pura maldad. 

Está harto de escuchar la manida frase de que "los caminos de Dios son inescrutables". Por hermético que sea el muy cabrón, un Dios que mata niños, se regodea en las desgracias y acaba de arrebatarle por segunda vez a la mujer que ama no puede ser bueno. Es un puto psicópata, eso es lo que es.

- No lo hagas, amigo - dice Toni tras escuchar a Álex - No juegues la baza de Dios. La teoría de la conspiración. Somos ateos por un motivo, y es que no creemos en esa mierda. Sé que quieres culpar a alguien, pero no puedes basarte en la superchería, por atractiva que resulte
- Joder. ¿Quieres decir que esto no ha pasado por algún motivo? ¿Que el que quiera a dos mujeres y las dos mueran en un puto accidente de coche es sólo cuestión de mala suerte?
- Kim no está muerta - responde Toni
- Aún

Los ojos de Álex se humedecen. Vuelve a pensar en ese Dios imaginario y se dice que si realmente existe, éste sería un buen momento para mostrarse y tener un gesto de buena voluntad. 

Pero no sucede nada. Y aunque quiere odiarlo, Álex comprende, con tristeza, que ni siquiera le queda ese recurso. Porque es absurdo echarle la culpa a una figura imaginaria. Porque, aunque sea difícil de asimilar, a veces las desgracias son sólo cuestión de mala suerte. No hay más. 

sábado, 1 de septiembre de 2012

229. Impasse

Hacen todo el trayecto en silencio. Viajan juntos en el avión pero apenas cruzan una docena de palabras. No es tanto que sigan enfadados el uno como el otro (eso ahora ha quedado relegado a un segundo plano) sino que no saben qué decir. Todo suena falso y gratuito.

Llegan al hospital por la noche. Encuentran a Álex y se funden con él en un largo abrazo. Siguen sin hablar. Hay momentos en la vida en los que uno sólo puede recurrir a los tópicos. Pero aunque sean necesarios, lo cierto es que no suelen ofrecer un consuelo real. Así que pasan de puntillas por el "cuánto lo siento". No sirvió de nada en el caso de Anabel y tampoco lo hará ahora.

- ¿Qué ha pasado? - pregunta Toni
- Sufrió un accidente de coche - Álex trata de aparentar entereza, pero se nota que está en estado de shock - Un coche se saltó un semáforo o...no estoy seguro. Creo que me lo contaron, pero no estaba prestando atención. La verdad es que eso me da lo mismo
- ¿Y Kim...? - pregunta Javi, sintiendo miedo ante la posible respuesta. A que haya habido novedades desagradables en estas últimas horas, mientras viajaban
- Está en coma - explica Álex - No creen que despierte nunca

Toni y Javi quieren lanzar un mensaje de ánimo, pero saben que eso tampoco servirá de ayuda. Y menos con Álex, el hombre que mejor sabe que los milagros no existen y que la muerte es más cruda, cruel y absurda de lo que se muestra en las pantallas de cine.

- ¿Y ahora qué? - dice finalmente Toni
- Ahora esperamos - responde Álex, consciente de que están en un impasse. Uno que puede que nunce acabe, que dure eternamente. Al igual que su tristeza.