martes, 31 de julio de 2012

197. Una mano amiga

Silvia entra en el despacho de Javi con gesto serio. Por muchas promesas que se hicieran, lo de estar a solas sigue siendo raro e incómodo.

- No me digas más. Vas a hacer nuevas correcciones sobre el guión
- ¡No! Bueno, sí, pero no te he llamado para eso. Verás...me he peleado con Toni
- Ajá. ¿Y por qué me cuentas eso?
- Porque necesito un amigo a quien contarle cómo me siento

La confesión coge por sorpresa a Silvia. Sabe que el guionista es una persona sociable, con muchos amigos. Y aún así, ha acudido a ella. Eso tiene que contar para algo. Aceptando el cumplido se sienta al lado de Javi, le coge de la mano y se dispone a escucharle. 

Javi le cuenta toda la historia. Está abatido y le encantaría arreglar las cosas con su amigo. Pero Toni, cabezota como es, se fue inmediatamente del hotel, sin darle la oportunidad de tratar de hacer las paces. Y sabe que podría llamarle, pero no quiere. En su opinión es Toni quien debería dar el primer paso. Pero conociéndole como lo conoce, esa opción se le antoja harto improbable.

Y ahora está hecho un lío y se siente triste y miserable. Porque no entiende los celos que siente, porque no sabe cómo arreglar las cosas con Toni y con Lorena y porque siente que de un tiempo a estar parte no hace más que cagarla con todo el mundo, incluida Silvia.

La chica le escucha en silencio, guardándose sus opiniones. En este momento Javi necesita desahogarse, no iniciar un debate. Tiene que estar ahí para él, y lo está. Por decisión propia.

Y durante media hora los dos demuestran ser los buenos amigos en los que prometieron tratar de convertirse, aunque en su momento ninguno de los dos hubiera dado un céntimo por esa promesa.


lunes, 30 de julio de 2012

196. Páginas dobladas

Son las ocho y dos minutos de la mañana. La taza de Álex ya empieza a enfriarse y en su cafetería de siempre, en el horario habitual, siguen sin presentarse ni Toni ni Javi.

Tampoco puede decirse que le coja por sorpresa. Los dos, por separado aunque sólo con unos minutos de diferencia, tuvieron la deferencia la tarde anterior de llamarle para decirle que no iban a presentarse. Aún así, a Álex le ha parecido que lo correcto era acudir él, en representación.

Ninguno de sus amigos le dio una explicación para su ausencia, pero no hay que ser un genio para imaginarse el motivo. Algo grave ha ocurrido entre ellos. No sabe el qué, pero entiende que ya se lo contarán cuando lo crean oportuno. Cuando sea el momento de hacerlo.

Hoy tendría que ser un día triste. La muerte de la última gran tradición, una mancha en un inmaculado expediente que sobrevivió a todo tipo de contratiempos, excepto a éste.

Aún así, Álex descubre que se encuentra sorprendentemente tranquilo y que la situación apenas le afecta. Si acaso, considera que era inevitable y tal vez hasta positivo. A veces hay que perderlo todo para volver a encontrar aquello que es realmente importante.

A Álex siempre le han gustado los libros viejos, con los lomos llenos de arrugas y las páginas amarillentas y dobladas. Está convencido de que eso les confiere carácter, una historia que contar.

Nunca fue de esos niños que no sacan sus muñecos de las cajas y que tienen un excesivo cuidado con sus juguetes. Ha aprendido a aceptar las imperfecciones, las taras, los defectos. Para él eso hace que las cosas, lejos de volverse inservibles, aumenten su valor. 

Por eso no le preocupa verse solo esta mañana. Porque aunque hoy sea  día de tormenta, la lluvia siempre trae el arcoiris. Bebe a la salud de sus amigos, se levanta y pasea.


domingo, 29 de julio de 2012

195. Disfruta con lo que haces

Javi entra en el despacho de Roberto. El productor ha pedido verle, lo que interpreta como que van a darle malas noticias. Justo lo que le faltaba.

- ¿Hay algún problema con la película? - pregunta de un modo demasiado agresivo
- La película va de maravilla - dice Roberto - Pero me preocupas tú. No pareces feliz
- Bueno...he estado pasando por algunas dificultades en el terreno personal
- Aquello de lo que me hablaste, ¿no?

"Si tú supieras", piensa Javi. Pero se limita a asentir con la cabeza.

- He leído "Milagros tristes" - le suelta de improviso el productor - y me parece un guión genial. Hijo, voy a darte un consejo. No sé si no te gustan las comedias románticas, si no te gusta ésta en concreto o si realmente estás pasando por un mal momento. Pero tienes que disfrutar con lo que haces. Si no, ¿qué sentido tiene esta profesión?

"Creas historias de la nada. A ti te parecerá poca cosa, pero hay personas que mataríamos por tener tu don. Pero si en vez de aprovecharlo te dedicas a pasearte malhumorado, peleado con el mundo, trabajando en material que no crees, preocupado por lo que hacen los demás, por si les va mejor que a ti...es un modo muy estúpido de desperdiciar el tiempo, ¿no crees?".

"No vivas nunca los sueños de otros. Concéntrate en los tuyos. Sé feliz con lo que haces. Olvídate del dinero, de la fama, del status, de lo que piensen los otros. Al final del día, si estás en paz contigo mismo, el resto no te importará lo más mínimo".

"Tienes el talento. Ahora deja de malgastarlo y haz algo útil con él. Haz realidad tus sueños. El mundo necesita soñadores y los soñadores necesitan soñar".

sábado, 28 de julio de 2012

194. Pequeños pedacitos de felicidad

- Javi y yo hemos discutido

Son las cinco únicas palabras que Toni está dispuesto a decir sobre el tema. Cualquier cosa que añada será irrelevante y perjudicial. Y aunque no quede bien decirlo, está convencido de que es algo que sólo les atañe a ellos dos.

Sin embargo, como cabría esperar, Lorena se toma el anuncio como si fuera el titular de una noticia que hay que desarrollar. Está cabreada con Javi, realmente cabreada.

- ¿Qué ha pasado? - pregunta, conteniéndose las ganas de comenzar a insultar al que en otro tiempo fue su amigo

Toni se encoge de hombros. Realmente no quiere hablar del tema, pero tampoco quiere ser brusco con la chica. Se acerca a Lorena y la besa en la frente. Ella toma la iniciativa y le besa en la boca, un largo beso que reconforta a ambos.

- Disfrutemos de este momento sin preocuparnos por cosas que escapan a nuestro control, ¿quieres? - sugiere él - Veamos Amelie
- A ti no te gusta Amelie
- Ya, pero a ti te encanta, y a mí me encantas tú. Me parece un buen trato

Lorena realmente quiere saber qué ha pasado, pero entiende que a Toni no le apetece compartirlo. Más aún, entiende su punto de vista. ¿Por qué centrarse en los contratiempos cuando uno puede disfrutar de los pequeños pedacitos de felicidad que de vez en cuando nos ofrece la vida?

Se echa a reír, salta sobre la cama.y corre a poner el DVD. Amelie y Toni. Las dos cosas que ahora mismo más quiere en la vida.


viernes, 27 de julio de 2012

193. Verdades dolorosas

A pesar de su fama de contestón, Toni odia las confrontaciones. No sólo porque le incomodan, sino, sobre todo, porque sabe que es muy bueno en ellas. Es un analista. Cuando habla para hacer daño, elige las palabras concienzudamente. Y casi siempre acierta.

Evidentemente no tiene intención de hacerle daño a Javi. Pero cuando éste se pasa con uno de sus comentarios, Toni deja de pensar racionalmente. Su boca es más rápida que su cerebro.

- Bonita lección de moralidad para alguien que se estaba follando a la novia de otro
- No sigas por ahí
- ¿Por qué no? Recuerdo cuando Sara te lo hizo a ti. Me acuerdo de lo destrozado que estabas y cómo intentamos consolarte. Pero claro, si lo haces tú ya no está tan mal. Ah, claro, que tú no has engañado a nadie. La excusa de los nazis, ¿no? El famoso "no fui yo, sólo seguía órdenes"

Javi está a punto de golpear a Toni en la cara, pero se contiene. Por un momento piensa en sacar la bandera blanca y dejarlo ahí, pero entonces un torrente de incómodas palabras acude a su boca.

- Al menos yo consigo que alguien me quiera, no como tú con Elsa. Capaz de engañar a su novio con cualquiera menos contigo. Y cuando lo dejó, prefirió follarse a todo desconocido que se le puso a tiro antes de estar contigo. Y por eso ahora andas ligando con una puta niña de 19 años que cree que Amelie es lo más. Qué bajo has caído, ¿no crees?

Toni piensa en una réplica. La encuentra, pero comprende que ya ha hecho suficiente daño. Al igual que Javi. Los dos han entrado a matar. Los dos han conseguido su objetivo.

Sale de la habitación de Javi. Recoge sus cosas. Abandona el hotel y su amistad, rota en mil pedazos bajo el mortífero embrujo de las palabras envenenadas.


jueves, 26 de julio de 2012

192. Periodo de prueba

Tarda un par de días en darle la noticia, lo que tampoco es propio de él. Pero lo cierto es que Toni no sabe cómo decirle a Javi que está saliendo con Lorena.

No es idiota y sabe que tal vez su amigo interprete lo sucedido como un acto de traición, aunque sea un error. El mundo debería regirse por el amor, no por un equivocado sentido de la lealtad.

Pero Toni quiere a Lorena y quiere a Javi. Por eso le resulta tal difícil plantear la cuestión. Él, que siempre dice lo que piensa, ha dedicado muchas horas a buscar las palabras exactas. Porque, por una vez, entiende lo que está en juego. Y no quiere perder nada de lo que tiene.

Sin embargo, como temía, Javi no se toma bien la noticia. Y el hecho de que llegue con 48 horas de retraso sólo lo empeora, a pesar de las buenas intenciones de Toni. Pero nadie concede puntos jamás por las buenas intenciones.

Javi se muestra desagradable. Más de lo que realmente desea serlo. Pero incapaz de confesar y confesarse que se siente dolido, se refugia en el terreno de las críticas y los ataques personales, la salida perfecta cuando no queremos plantearnos cuestiones incómodas.

Toni aguanta los golpes con inusitado estoicismo. Entiende que Javi no es él mismo y decide pasar por alto todos sus comentarios, a pesar de lo dolorosos que llegan a ser. Cuando nos sentimos acorralados decimos cosas que no queremos decir. Lo que no significa que no las pensemos. Pero la amistad consiste en entender nuestros prejuicios y elevarnos por encima de ellos.

Sin embargo Javi comete un error. En un momento determinado centra su rabia en Lorena. Y algo salta dentro de Toni. A partir de ese momento su amistad queda en periodo de prueba. Pendiendo de un fino hilo que nadie puede asegurar que no siga deshilachándose hasta romperse.


miércoles, 25 de julio de 2012

191. Y un día, sencillamente vuelves a sonreír

El día de la muerte de Anabel, Álex fue incapaz de asimilar la noticia.

Las siguientes 48 horas fueron como un sueño borroso y confuso, en el que todo le parecía extrañamente irreal. Sólo esperaba que su novia apareciera por la puerta, sonriendo y anunciando que todo había sido una broma macabra. Se lo hubiera perdonado con gusto.

Una semana después por fin pudo llorar. Como un hemofílico de la tristeza, pensó que jamás podría dejar de hacerlo. Pero las lágrimas eventualmente cesaron.

Dos semanas más tarde la apatía tomó el control de su vida. Sin un propósito en la vida, se sentía vacío. Descubrió que ni podía ni quería reaccionar a la tragedia que le había acaecido.

Poco tiempo después, comenzó la angustia. Odiaba estar en su casa. Era incapaz de salir. La ausencia de Anabel le perseguía a donde quiera que fuera. A duras penas lograba dormir. Cuando lo hacía, soñaba con ella.

Empezó a ver a una psicóloga por recomendación de sus amigos. No tenía fe en ella. Pero esperaba que al menos le enseñara cómo vivir consigo mismo.

Descubrió que empezaba a necesitar esforzarse para estar triste y dejó de hacerlo. Más aún, dejó de intentar cualquier cosa con demasiada fuerza. Empezó a tomar las cosas tal y como venían.

Con las medidas de tiempo cada vez más borrosas, en algún momento indeterminado su vida volvió a la senda de la normalidad. El dolor dejó cicatrices feas, pero asumibles. Volvió a pensar en el futuro. Recuperó las energías.

Álex pasó por un infierno. Luchó contra él y perdió. Pero se mantuvo en pie el tiempo suficiente para dejar que el tiempo, el mejor sanador, hiciera su trabajo. Y un día, sencillamente, volvió a sonreír.

martes, 24 de julio de 2012

190. El columpio

Suena el teléfono. Son las 8 de la mañana y hace 50 minutos que Eli se ha ido (hoy tiene rodaje a primera hora). Javi contesta sin molestarse en comprobar el número desde el que le llaman.

- Estás vivo - dice con ironía Sara, condenando al fracaso la conversación con esa respuesta

Porque aunque sólo ha sido una broma, y lo sabe, la respuesta ha puesto a Javi de muy mal humor. A veces los pequeños detalles despiertan en nosotros reacciones en cadena que, desde fuera, parecen del todo desproporcionadas. Pero todo tiene su razón de ser.

A Javi siempre le ha molestado la forma en la que Sara hace el columpio. Distante y lejana cuando él muestra interés, próxima y cariñosa cuando no es el centro de su universo.

Lo peor es que no lo hace adrede. Sara sencillamente es así. Caprichosa, insegura, vanidosa. Deseando tener su atención, pero negándosela cuando él la busca a corazón abierto.

Es imposible que sea feliz así, piensa Javi. Queriendo una cosa y la contraria, anhelando intimidad, pero huyendo de ella como si fuera alérgica a la idea de que todo pueda simplemente ir bien. Eso fue lo que condenó su relación. Lo que la llevó a engañarle. La necesidad de castigarse por algo.

Antes le preocupaba y sufría por ella. Ahora simplemente intenta que la  avalancha no se lo lleve también a él por delante. Porque Sara es incapaz de ver que su actitud autodestructiva tiene un fuerte impacto en la gente que la rodea y que se ven atrapados en medio de su propio culebrón de autocompadecimiento. Atrae el dolor. A veces, Sara es una persona tóxica.

Lo ha aguantado muchas veces, pero hoy no le apetece jugar. Así que se muestra seco, le dice que está ocupado y cuelga. Harto de tener que adivinar qué quiere ella de él. Harto de saberlo y entender que le ama y no le ama, instaurada en una zona gris en donde la felicidad está prohibida.


lunes, 23 de julio de 2012

189. Fácil

Toni pensaba quedarse en la ciudad hasta el martes, pero en el último momento decidió cambiar su vuelo al lunes a primera hora. Tiene más que claro por qué lo ha hecho.

Ahora son las cuatro de la tarde, ya está de regreso en el pequeño pueblo de Javi (es el nombre que, medio en broma, siempre le da a su nueva ubicación temporal) y ni siquiera ha pasado por su hotel para dejar la maleta. Ha venido directamente al cine, en busca de Lorena.

La chica, al verle, sonríe. Una vez más abandona su puesto de trabajo, se acerca y le da dos besos en la mejilla. Por un momento ha sentido la tentación de correr hacia él, saltar y abrazarle con fuerza, como si fuera una adolescente. Lo que no deja de ser gracioso, porque a sus 19 años Lorena casi sigue siendo una adolescente. Una que se siente demasiado vieja, recordemos.

Manteniendo las formas, se limita a preguntarle detalles del viaje. Toni contesta con amabilidad, dejando que las trivialidades le ganen la partida a lo que realmente desea gritar. Que no aguantaba un minuto más alejado de ella y que por eso ha ido a visitarla en ese horario tan poco habitual.

Hablan unos minutos, en los que se rozan con la mano en un par de ocasiones. Finalmente Lorena mira hacia la taquilla, hace una mueca de contrariedad y le dice que tiene que volver al trabajo. Toni asiente con la cabeza, se despide y se marcha.

¿Por qué ninguno de los dos ha hecho lo que realmente quería hacer? ¿Por qué complicarlo todo, jugar al despiste, negar lo evidente?

La pregunta les asalta a los dos al mismo tiempo. Y de nuevo al unísono se dan la vuelta, se olvidan de las precauciones, caminan el uno hacia el otro y se funden en un apasionado beso. Haciendo, por una vez, fácil lo fácil. Sin estúpidas excusas para postegar el momento.


domingo, 22 de julio de 2012

188. El día de Sara

El despertador le suena a Sara a las 6.30 de la mañana. Dormilona como es, se revuelve entre las sábanas protestando. Tarda quince minutos en encontrar fuerzas para levantarse.

Se ducha, se viste, desayuna un zumo y sale de casa. Coge el coche y conduce hasta su trabajo. Es comercial de ventas. Y muy buena.

Acude a una reunión que dura casi hasta el mediodía y la deja exhausta. Almuerza con un antiguo amante, ahora amigo, que no deja de coquetear con ella. Sara finge no darse cuenta.

Vuelve al trabajo. Pasa la tarde en la oficina. Toma café con unas compañeras. Contesta a la llamada de una amiga. Todo con el piloto automático puesto, sin prestar verdadera atención a nada. Lo bueno de rodearse de gente previsible es que no le suponen demasiado esfuerzo.

Regresa a casa. Fuma un cigarro, el primero de todo el día.. Se siente culpable (en teoría ha dejado el vicio) y lo apaga, pero su fuerza de voluntad es escasa y enciende uno nuevo.

Se da un relajante baño de espuma. Después se prepara algo de cena y se sienta a ver la tele.

Piensa en Javi. Que no la haya llamado en todo el día es un duro golpe a su orgullo. Ironías de la vida, recuerda cuánto le molestaba tiempo atrás que el chico fuera demasiado agobiante, siempre mandándole mensajitos que ella ignoraba la mitad de las veces.

Intenta concentrarse en la pantalla. Al no conseguirlo, piensa en llamar a su amigo del mediodía e invitarle a su casa. El sexo la ayudará a mantenerse alejada de pensamientos más íntimos. 

Pero al final no llama a nadie. Fuma un tercer cigarro y le escribe a Javi un mensaje en facebook. Su alma caprichosa desea que haya una respuesta inmediata, que no se produce. Se va a la cama enrabietada y compungida a partes iguales.


sábado, 21 de julio de 2012

187. ¿Qué tipo de historia estamos contando?

Esa es la pregunta que cabe hacerse en este momento. Porque hasta ahora las vidas de Álex, Toni y Javi han oscilado entre la alegría y el desánimo, la esperanza y la decepción. Pero, llegado el momento de la verdad, ¿cuál de los dos extremos prevalecerá?

Dicho de otro modo, ¿estamos ante una historia de finales felices o de corte más realista? Porque en el mundo que existe ahí fuera las cosas rara vez encajan ni tienen sentido. Las historias no tienen principio, desarrollo y final, son anárquicas, faltas de un tercer acto.

Pero en el mundo que existe aquí dentro, en el interior de nuestros corazones, todavía hay sitio para el romance. La promesa de un futuro mejor, no por cursi menos anhelado.

Claro que cabría preguntarse por qué hacemos esta distinción. Quién decidió que el mundo real es áspero y cruel y nuestras ilusiones son románticas y enternecedoras. ¿Acaso existe una ley que nos impide vivir nuestra vida del modo en que la soñamos?

¿Por qué nos empeñamos en hacerlo todo tan complicado? En intentar revestir nuestras acciones de una complejidad imaginaria que no se corresponde con la realidad, sólo con nuestra percepción de lo que tiene que ser nuestro comportamiento.

Si no somos capaces de tener fe en los finales felices, ¿cómo podemos esperar que estos lleguen a producirse alguna vez?  Somos nuestro peor enemigo. Constreñidos por reglas que nadie nos impuso, sujetando pesadas cargas que nadie colgó a nuestras espaldas.

Y aún así, eso es lo que somos. Queremos creer en los finales felices, pero a la hora de la verdad nos acobardamos y seguimos respirando bajo la compañía de la tristeza.

Así que la pregunta sigue siendo, ¿qué tipo de historia estamos contando aquí?




viernes, 20 de julio de 2012

186. Todo tiene su momento

A Kim le encantan los melocotones, pero sabe que no debe precipitarse. Si los come antes de tiempo los encontrará verdes. Igualmente, si permite que la fruta permanezca demasiado tiempo en la repisa de la cocina, terminará por pudrirse y será igualmente incomible. Todo tiene su momento.

Es un ejemplo estúpido para hablar de relaciones humanas, pero cuando se trata de asuntos del corazón todos nos comportamos de un modo bastante estúpido, así que el símil le parece acertado cuando se lo explica a sí misma. 

Tiene un problema: está enamorada de dos hombres. El chico que le rompió el corazón pero que parece haberse enmendado y el joven que aún no ha demostrado nada pero que lleva en sus ojos la promesa de un  futuro maravilloso.

Lo que le gustaría hacer, por supuesto, es esperar. Como en los concursos de la tele, mantenerse al margen hasta que uno de los dos cometa un error fatal y quede eliminado. Eso la eximiría de tener que tomar la iniciativa. 

Por desgracia, sabe que el tiempo se le acaba. Si sigue estirando la situación llegará un momento en que su historia con Álex ya no tendrá futuro ni sentido. Acabarán traspasando la barrera de la amistad, o él se hartará de ella, o sencillamente se romperá la magia. Y entonces no quedará nada.

¿Debería atreverse? ¿O está siendo tonta por pensar en renunciar a algo bueno por la promesa de algo que quizás sea mejor o quizás no? No lo sabe. Pero entiende que tendrá que tomar una decisión, más pronto que tarde. La ventana se cierra, la historia se aproxima a su clímax y todo está en sus manos.

"Maldito libre albedrío", grita, en un gesto mucho más cómico de lo que pretendía.



jueves, 19 de julio de 2012

185. La red de araña

Cuando regresa a su habitación de hotel, por la noche, Javi se sorprende al descubrir que no está solo. Tumbada en la cama, desnuda bajo las sábanas, le espera Eli.

A Javi no le gustan las sorpresas. Le hacen sentirse torpe, porque no sabe muy bien cómo reaccionar. Prefiere tenerlo todo bajo control, lo que no deja de ser una divertida ironía teniendo en cuenta que hace mucho que su vida se ha convertido en un torbellino en el que sólo consigue avanzar por intuición, basándose en el principio de prueba-y-error.

- Creí que ibas a salir de compras - comenta algo aturdido
- Y lo hice - Eli se muestra pícara, consciente de tener el control de la situación - Pero he vuelto
- Lo que me lleva a la pregunta de cómo has conseguido entrar en mi habitación

La chica se levanta de la cama y se acerca a Javi. Le acaricia el pelo y comienza a quitarle la camiseta, lo que le produce una instantánea e involuntaria erección. El tacto de la hermosa mujer comienzan a impedirle pensar con claridad.

- Tengo mis métodos - le susurra Eli antes de comenzar a mordisquearle el lóbulo de la oreja

Javi no protesta. Se deja llevar, como una marioneta en manos de Eli. Hacen el amor y se quedan dormidos. Apenas hablan.

Ese ha sido, desde el principio, el plan de la chica. Sabe que necesita aturdir a Javi lo suficiente como para que él deje de preguntarse si quiere estar con ella. Y el sexo es el mejor cebo. El que ha decidido usar para atraparle en su red de araña y que entonces Javi ya no pueda escapar. Mejor aún, que no quiera escapar. Que sea él quien le ruegue a ella que no se marche.

Todos merecemos ser amados, se justifica a sí misma. No ve nada de malo en perseguir su sueño.


miércoles, 18 de julio de 2012

184. La misma película

Dicen que cuando ves una película por segunda vez, descubres muchas cosas nuevas que se te habían pasado por alto la primera ocasión.

La apreciación es del todo cierta, pero encierra un componente romántico que, por desgracia, pertenece al mundo de las leyendas y fantasías con las que intentamos impregnar la realidad cuando lo que nos rodea nos parece especialmente sucio y carente de belleza.

Es cierto que podemos sorprendernos con detalles que se nos pasaron por alto. Quizás nos llegue adentro de un modo diferente al del primer visionado. Pero lo cierto, el truco de magia al desnudo, es que la película no ha cambiado. Somos nosotros los que lo hemos hecho. Como esa atracción del parque de atracciones en la que creemos que el suelo se mueve cuando es sólo una ilusión.

El destino de los personajes permanece inmutable. Al igual que sus actos, sus motivaciones. Nunca cambian. Y los seres humanos tampoco.

Toni pasó una gran noche con Elsa y quizás se encuentren de nuevo dentro de seis meses. Pero él seguirá siendo él y ella seguirá siendo ella. Por mucho que lo deseen, hay cosas que nunca varían. Sobre todo los comportamientos más decepcionantes.

Vivimos con la ilusión de vernos sorprendidos. Pero lo cierto es que nos movemos por patrones. Y al final, por muchas cosas nuevas que descubras, llega un momento en que "la película te suena" y recuerdas como termina.

Otra cosa es que guardes tan grato recuerdo de ella que, a pesar de todo, quieras volver a verla. Pero si al acabar vuelves a sentirte decepcionado, no la culpes a ella. Cúlpate a ti mismo por creer que las reglas de este decepcionante mundo no iban a aplicarse en tu caso.


martes, 17 de julio de 2012

183. Memorias dañadas

Los grandes actos de amor duran apenas segundos. Son fantásticos, pero se deben a metas demasiado elevadas como para pretender que podamos mantenerlos eternamente.

Durante un instante Jorge decidió que su amor por Silvia era tan grande que podría olvidar todo lo ocurrido, desterrarlo de su mente, como si fuera un ordenador con la memoria dañada.

El propósito es loable. Pero la realidad, burlona, siempre tiene otros planes. Y cuando se despierta por la mañana y ve a su novia aún dormida, le asalta una punzada de dolor al pensar que compartió besos y confidencias con otro hombre.

Lo del sexo le molesta. Que no fuera sólo sexo le molesta mucho más.

Pese a todo sigue a su lado, sin variar un ápice su comportamiento. Un gesto quizás aún más heroico, pero eso a Jorge le trae sin cuidado.  Los héroes de las películas se pueden permitir ser unidimensionales. Él, pese a lo mucho que la quiere, se siente estúpido y traicionado.

¿Es posible retomar a la senda de la normalidad tras una cosa así? ¿Será capaz de llevárselo a la tumba o un día, cuando esté realmente enfadado, se lo echará en cara, multiplicando por cien el veneno que le corroe? ¿Confía en ella o sólo desea que así sea?

¿Qué pasará cuando ella salga una noche sin él? Cuando no sepa explicar su paradero. El día que le recrimine algo, sabiendo que nunca más tendrá derecho a creerse superior a él.

Ese es el problema. Que le es imposible pensar que están en igualdad de condiciones. Quiere hacerlo, pero no puede. El paraíso se marchita por muy galante que quiera jugar a ser.

Silvia despierta y él sonrié y la besa con ternura. De manera convincente, pero fingida. Y en ese momento, el resto de su vida le parece un intervalo de tiempo extremadamente largo.



lunes, 16 de julio de 2012

182. Ponerse en marcha

Pones un pie delante. Luego el otro. De nuevo el primero. Y sigues así todo el tiempo, sin detenerte, concentrado únicamente en seguir caminando, siempre en la misma dirección.

A Toni le cuesta empezar las cosas. Pero no es por vagancia, sino todo lo contrario. Se implica tanto en los proyectos que terminan dejándole exhausto, drenan toda su energía. Por eso antes de dar un solo paso necesita estar seguro de que merece la pena el esfuerzo.

Se hizo escritor porque pensaba que era la profesión más solitaria del mundo, una en la que sólo tenía que contar consigo mismo. Pero se equivocaba. Para bien o para mal, el mundo es colaboración y fuerzas que se aúnan. Hasta los suicidas necesitan a alguien que retire su cadáver.

Escribir es una actividad personal, cierto. Pero publicar no. Tuvo reuniones con editores, con agentes, con inversores. Personas que daban su opinión, que creían saber mejor que él lo que quería decir, que pedían cambios constantemente...

Cuando una obra tiene demasiadas voces deja de tener ninguna.

Por eso decidió, si no darse por vencido, al menos otorgarse un descanso para recobrar fuerzas. Acabó aceptando un trabajo en una revista que no le gustaba. Aguantó un tiempo. Luego le dejaron dejarlo. Vuelta al punto de partida.

Hasta que decidió apostar por su propio proyecto. El sábado tuvo una reunión con un inversor. Como todos, éste también trató de imponer su criterio. Pero los ojos de Toni brillaban. Porque hay que saber cuáles son las escaramuzas y cuál la auténtica batalla. Y llega un momento en que no puedes poner más excusas. Te toca confiar en tu instinto y ponerte en marcha. 

Toni impuso su criterio. Consiguió la financiación. Es un comienzo.


domingo, 15 de julio de 2012

181. Villanos

"No te psicoanalices, no te psicoanalices, no te psicoanalices".

Esa es Kim, hablando consigo misma frente al espejo, en el cuarto de baño del restaurante en el que está cenando con Carlos, su novio. O uno de sus novios. O su posible ex-novio. O...

Frustrada, lanza un grito que hace que dos mujeres la miren con asombro. Vale, si sumamos ese arrebato al hecho de que lleva cinco minutos hablando sola, es fácil entender la reacción de las señoras. Es consciente de ello.

Quiere divertirse y disfrutar de la velada, de verdad que sí. Pero desde el principio ha tenido problemas para concentrarse en la cita, bombardeada por pensamientos, dudas, remordimientos y todo ese tipo de mierdas de las que cada día intenta curar a sus pacientes.

"Si me vieran esta noche, la mayoría mañana se daba de baja en mi consulta", piensa con ironía.

Le gusta Álex. El problema es que Kim es incapaz de cambiar a un chico por otro sin un auténtico motivo. Maldita brújula moral, se recrimina.

A la mente le viene la película de Woody Allen "Melinda y Melinda", en la que Will Ferrell, enamorado de otra mujer, se siente terriblemente feliz cuando pesca a su esposa con otro en la cama, porque eso le da la excusa perfecta para romper con ella.

Ojalá Carlos tuviera la misma consideración, se dice Kim en tono sarcástico. Sólo tendría que ser un poco como era antes, el peor novio del mundo. Entonces ella lo tendría más fácil y podría salirse de esta relación manteniendo la cabeza alta. Lo que necesita es que su chico sea el villano.

Pero cuando vuelve a la mesa, Carlos sigue siendo asquerosamente atento. Algo que sería genial en el 99% de las ocasiones. Hoy es la excepción.


sábado, 14 de julio de 2012

180. Mi princesa

Esta carta la escribió Javi para Sara hace ocho meses, a mano, en la parte de atrás de un borrador en el que trabajaba en aquel momento.

"Para alguien que ha hecho de la palabra su profesión y casi su vida, eres la prueba de lo mal que he elegido mi camino, porque desarmas cualquier intento de tratar de explicarte y explicarme usando el torpe recurso de la letra impresa".

"Eres el pensamiento que me acompaña cuando cierro los ojos. Eres la promesa de las alegrías futuras, el eco de la risa contagiosa que me obliga a sonreír como un idiota con sólo formar el recuerdo de tus labios en mi imaginación".

"Eres mi fuerza y mi debilidad. Humana en tus errores, que a veces me sacan de quicio, pero que me hacen amarte el doble porque la vida no es un guión y sólo sé amar los defectos de quien, pese a todo, me hace desear un poquito más de su esencia".

"Eres la incógnita del "¿qué será?" engalanada en un ahora que me vuelve loco y me impide perderme en divagaciones sobre el futuro mientras disfruto del presente en tu compañía".

"Te miro y deseo cuidarte, mimarte, besarte y susurrar en tu oído que todo irá bien. Me haces querer ser mejor persona. Y sueño con placeres cotidianos, llevarte el desayuno a la cama, acurrucarme contigo en el sofá para ver una película, besarte bajo la lluvia mientras la gente nos mira creyendo que estamos locos, y tal vez tengan razón".

"Eres mi deseo, mi meta, mi final del arcoiris. Mi constante contradicción, mi suero de la verdad que me obliga a exponerme a corazón abierto. Mi sentido, mi pregunta, mi respuesta. Mi princesa".

Tres semanas más tarde Sara y Javi cortaron. Ella nunca llegó a leer la carta.




viernes, 13 de julio de 2012

179. Háblame de tu día

- Ya sé que no son horas - se disculpa Toni con una delicadeza inusual en él - Pero es que no quería irme a dormir sin contarte qué tal ha ido todo. A decir verdad no estaba seguro de si tendrías el teléfono conectado

- Estaba de fiesta - contesta una jovial Lorena, más alegre de lo que reconocería en voz alta - Ya me voy para casa
- ¿Y qué tal la noche?
- Nada importante en comparación con tu día. Cuéntamelo todo
- No. He cambiado de opinión. Prefiero saber qué has estado haciendo tú. Dime, ¿tuviste mucho lío hoy en el cine?

Lorena está a punto de protestar. Realmente quiere enterarse de qué tal le han ido las cosas a Toni, cómo salió su reunión. Pero entonces se da cuenta de que el sentimiento es mutuo. El chico no está intentando quedar bien (hablamos de alguien con problemas de empatía). No le interesa lo suyo, sólo le importa lo que ella tenga que contarle, por cotidiano que pueda resultar.

Es bonito saber que hay alguien a quien realmente le importas.

Así que, con unas pequeñas excepciones (la sinceridad no tiene por qué ser sinónimo de estupidez, así que pasa por alto algunos datos, como su cabreo por no saber antes de él, su vestimenta y la historia con el tío de la discoteca) le cuenta todo lo que ha hecho.

Luego él le dice que todo ha ido bien y que va a empezar su revista (también opta por no nombrar a Elsa para nada) Siguen hablando durante mucho, mucho tiempo. Cuando cuelgan, ya son casi las cinco de la madrugada.



jueves, 12 de julio de 2012

178. El amor de su vida

Álex está acostumbrado a pedir opinión, no permiso. Sin embargo en este caso concreto esto es exactamente lo que está haciendo. Necesita una bendición para poder continuar adelante.

Ha ido a visitar a Yolanda, la madre de Anabel. Aún no sabe en qué acabarán las cosas con Kim, pero en cualquier caso necesita saber que está haciendo lo correcto. Que no es demasiado pronto, que no está siendo desleal. Que le está permitido enamorarse de nuevo.

La mujer le ha escuchado mientras le hablaba de Kim. Sonríe de un modo bondadoso y sincero.

- En el entierro llegué a odiarte un poco, ¿lo sabes ? - hace una pausa para tomar un sorbo de café y prosigue - Te miraba, tan desencajado, tan triste, y me decía "no puedo entender que esté sufriendo casi más que yo, que soy su madre". Pero tú la querías de verdad, ¿no es cierto?
- Pase lo que pase, siempre será el amor de mi vida

Yolanda niega con la cabeza. Deja la taza sobre la mesa y coge a Álex de las manos.

- No, cielo. Tú fuiste el amor de su vida, pero ella no puede ser el amor de la tuya

"La idea de la media naranja es bonita, pero irreal. Sólo podemos enamorarnos de quienes conocemos, es así de sencillo. Y si esa persona no se hubiera cruzado en nuestro camino, habríamos amado a otra distinta. Y está bien. Así debe ser".

"Sé que quisiste a Anabel con toda tu alma. Pero si las cosas salen bien con esa chica, Kim, has de quererla a ella igual. Me enfadaría mucho si no fuera así. Porque la vida sigue y tú tienes que seguir con ella. Que hagas sitio para otra mujer en tu corazón no significa que vayas a desterrar el recuerdo de mi hija".

Álex comienza a llorar. Son lágrimas de añoranza, de felicidad, de tristeza. Lágrimas sinceras.

miércoles, 11 de julio de 2012

177. Elecciones

No tiene por qué dar explicaciones a nadie, se recuerda Lorena una y otra vez. Lo que no es una buena señal, porque demuestra no estar demasiado convencida acerca de su propio consejo.

Salta de un lado a otro en la pista de baile, sonriendo a todo el mundo. A sus amigos y a los tíos a los que no conoce, pero que se muestran interesados en ella. Se siente halagada.

Un tipo bastante atractivo, con pinta de universitario, se arrima a Lorena y la agarra por la cintura. Ella no se resiste. Ni siquiera cuando un par de canciones más tarde él comienza a meterle mano.

No es una santa, nunca ha querido serlo. Se ha acostado con unos cuantos tíos y lleva unos cuantos rollos de una noche, ni más ni menos que las otras chicas de su edad. Así que en principio no hay nada de malo, ni de raro, en lo que está haciendo. Así ha sido su vida desde hace mucho. Desde que Laura aún estaba en el pueblo y le cubría las espaldas.

Puede elegir qué hacer, está en su perfecto derecho. Y sin embargo esta noche elige no continuar con el juego. Una canción más tarde se despide del universitario, sin atender a sus súplicas para que se quede o para que le deje acompañarla a casa. Lorena, sin dejar de reír, sale de la discoteca sola, sin preocuparse tampoco por despedirse de sus amigos.

Tampoco hay que darle mayor importancia. No quiere decir nada, ni lo que estuvo a punto de hacer ni lo que no ha hecho.

Sin embargo, cuando dos minutos más tarde le suena el teléfono, no puede dejar de pensar que, de algún modo, el karma la ha recompensado por su elección. El identificador de llamadas deja claro que se trata de Toni. Y Lorena se alegra de estar sola, en medio de la calle, preparada para hablar con el chico del beso que no consigue quitarse de la cabeza.


martes, 10 de julio de 2012

176. Celos imprevisibles

- Hola, extraño. ¿Qué tal va todo?

Esa es Sara llamando por sorpresa un sábado noche.

- Pues no mucho - la voz de Javi suena animada - Todavía estoy en el trabajo
- ¿En serio? ¡Por el amor de Dios, Javi! Es fin de semana, se supone que deberías estar de fiesta
- Lo sé - ríe - De todos modos ya tuve bastante fiesta anoche
- Cuéntame - dice Sara, pero mientras la palabra sale de sus labios ya intuye que no va a gustarle lo que va a escuchar
- Anoche me acosté con Eli, una de las actrices. Estuvo genial

Podría pensarse que lo dice como venganza, o para darse importancia. Pero lo cierto es que lo comenta sin darse cuenta. Últimamente se siente tan a gusto con Sara que la considera una amiga, una confidente. A decir verdad no siempre pensamos en lo que hacemos. A veces no hay una intención oculta en nuestros actos, lo que se ve es lo único que hay.

- Eso es genial - miente Sara - Estás hecho todo un latin lover

Charlan durante un par de minutos más, pero a duras penas es capaz de seguir el hilo de la conversación. Por motivos imposibles de explicar ha sentido una punzada de celos al escuchar el relato de Javi que incluso han estado a punto de hacerla llorar.

No entiende bien el por qué. Saben que no están juntos, entiende que él ha estado con otras mujeres y desde luego ella se ha acostado con más hombres en este tiempo. Ni siquiera es que esté enamorada de él, al menos no cree que sea eso. Pero, por algún motivo, se siente dolida.

Creemos saberlo todo sobre nuestros sentimientos, pero es mentira. Siempre lo es.


lunes, 9 de julio de 2012

175. La importancia de un beso

Un beso puede no significar nada o significarlo todo, dependiendo de cuánto perdure su recuerdo.

Lorena todavía está tratando de decidir qué significó el que le dio a Toni 24 horas atrás. En su momento apenas le dio importancia, no fue más que un simple impulso. Pero el hecho de que sea sábado por la noche y siga pensando en ello le hace suponer que hay algo más.

Si al menos el chico le hubiera mandado un mensaje a lo largo del día...

No tiene por qué hacerlo, por supuesto. Son sólo amigos. Y aunque fueran novios. Lorena no cree en las relaciones agobiantes, piensa que todo el mundo debe tener su espacio. Ya le contará qué tal le fue la entrevista, no tiene por qué mantenerla informada al instante.

Y aún así, le gustaría que la hubiera llamado aunque sólo fuera un minuto.

No se ha separado del móvil en todo el día, albergando el secreto deseo de oír la voz de Toni. Pero aunque ha sonado unas pocas veces, en ninguno de los casos era él. Sus amigos la han invitado a salir por la noche. Lorena ha dicho que sí, por supuesto. Pero lo ha hecho más por un deseo secreto de castigar al chico que por auténticas ganas de fiesta.

Entiende lo ridículo que resulta, por tantos motivos que no merece la pena empezar a enumerarlos siquiera.

Terminado el último turno en el cine se prepara para irse de marcha, como casi todos los sábados. Nada ha cambiado, pero todo ha cambiado. Ella ha cambiado. Se siente diferente. Y odia sentirse así, porque adora sentirse así. La paradoja de los deseos que no sabemos cómo acabarán.

Mira el móvil por última vez. Nada.

Sale de casa más enfadada de lo que está dispuesta a admitir.


domingo, 8 de julio de 2012

174. Posesión

Ocultamos nuestras emociones. Dejamos que los demás tengan que adivinar qué pensamos, qué sentimos. Nos sentimos protegidos por el misterio, sin exponernos públicamente.

Ese es el credo de Eli, uno que lleva a rajatabla desde que tiene uso de razón. Es la consecuencia de su historia personal, de haber sufrido toda clase de daño físico, psicológico y emocional. No se fía de la gente. Sólo se tiene a sí misma. Hasta ahora no le ha ido mal con ese pensamiento.

Por eso se muestra mucho más cómoda con la situación cuando se despierta en la cama de Javi. Le sonríe, se cubre con una sábana para ir al cuarto de baño, se da una ducha y luego insiste en invitarle a desayunar.

Hablan de la película. A Javi le toca trabajar todo el día. Ella tiene la jornada libre y piensa aprovecharla para hacer algunas compras. Sus palabras son cálidas y divertidas, logra que la mañana no resulte demasiado extraña. Y cuando se despiden, lo hacen con un beso en la mejilla.

Lo que Javi no sabe es que Eli ha decidido que no quiere dejarle escapar. No por ahora. Le gusta la compañía del guionista, sirve a sus propósitos (sabe que dicha así la frase le hace parecer una persona fría y calculadora, pero no es verdad...no del todo en cualquier caso) Se siente protegida, mimada....y no está dispuesta a renunciar a ello, al menos por ahora.

Es consciente de que para Javi ha sido un lío de una noche. Y por eso le deja  creer que él tiene el control. Pero cuando se oculte el sol ella volverá a tomar las riendas de la situación y acabarán de nuevo juntos en la cama. Lo sabe del mismo modo en que una abeja entiende que ha de hacer miel.

Ahora mismo él es de su posesión, tanto si quiere aceptarlo como si no. Si dijera esta frase en voz alta, mucha gente la reprendería por pensar así. Por eso calla. El silencio es su gran aliado.


sábado, 7 de julio de 2012

173. Exceso de amor

Kim y Eva pasan la tarde en el prado, tumbadas, observando las nubes. Lo curioso del caso es que Kim, que es quien está pasando por un auténtico torbellino emocional, parece completamente relajada, mientras que su amiga es la que se muestra intranquila. Finalmente, incapaz de aplazar por más tiempo la conversación, le pregunta:

- ¿Qué vas a hacer?
- ¿Esta tarde? Pensaba seguir mirando las nubes
- Me refiero con tu problema de amores

Kim tarda tanto tiempo en responder que Eva llega a pensar que está tratando de evitar su pregunta. Pero pasados unos minutos se incorpora, agarrándose las rodillas con ambas manos.

- El timing es una mala puta - ríe ante su propia ocurrencia - Quiero decir, me gusta Álex, y si hubiera venido sólo una semana antes. Pero ahora estoy con Carlos y...y...

Intenta que los puntos suspensivos suenen a una invitación para que Eva complete la frase. Pero ésta conoce lo suficientemente bien a Kim como para saber que el problema es que probablemente no sabe cómo terminarla.

- ¿Te preocupa que si lo dejas con Carlos descubras que realmente no estabas con él por los motivos correctos? ¿O te preocupa que lo demás lo descubramos?

Kim sonríe ante la distinción de matices. Sin admitir o negar nada, exclama:

- Tengo dos hombres extraordinarios que, por algún extraño motivo, quieren estar conmigo. Y en vez de estar feliz, me siento agobiada ¿Cómo de complicado es este mundo para que el exceso de amor pueda suponer un problema tan grande?


viernes, 6 de julio de 2012

172. La mañana siguiente

A la mañana siguiente, Javi y Eli viven ese incómodo momento de despertarse uno al lado del otro cuando es evidente que sus deseos de la noche anterior ya no perduran con la llegada del alba.

Pese a todo, Javi no se arrepiente de lo que ha pasado. Antes se decía a sí mismo que no era de esa clase de hombres que tenían aventuras de una noche. Pero la repetición de este tipo de comportamientos le han hecho entender que da lo mismo lo que desee pensar, los hechos se imponen sobre los deseos. Somos lo que somos, no lo que nos gustaría ser.

Por eso ha aprendido a ser más indulgente consigo mismo. Hasta hace poco caminaba como si cargara con todos los problemas del mundo sobre los hombros. Incluso cuando Sara le engañó, pasó mucho tiempo pensando que, de algún modo, él había sido el máximo responsable.

Ahora, con esfuerzo, ha logrado librarse de gran parte de los sentimientos de culpa. No puede dejar que le dominen, si lo hiciera le sería imposible vivir. Tiene que darse un respiro. Nadie acierta siempre. Los seres humanos nos definimos por la manera en la que somos capaces de sobreponernos a nuestros errores.

Sin embargo eso no quiere decir que no se siga sintiendo incómodo en estas situaciones. No sabe bien cómo reaccionar. No quiere ser demasiado brusco, pero entiende que un exceso de cariño podría dar lugar a malentendidos nada deseables. Lo mejor, desde luego, sería mantener un tono casual y agradable. Claro que es más fácil decirlo que hacerlo.

Lleva media hora despierto y pensando en estas cuestiones cuando Eli abre los ojos. A pesar del tiempo que ha tenido para prepararse, Javi se siente sobresaltado. Se limita a sonreír confiando en que ella sepa manejarse mejor en estas situaciones. Acierta.



jueves, 5 de julio de 2012

171. Una explicación sencilla

Siendo casi un crío, Álex estuvo saliendo con una chica de su clase. En su momento pensó que todo lo que salió mal se debió a la inexperiencia. O ha aprendido poco con los años, o eso de la experiencia es una falacia, porque hay preguntas para las que aún no tiene respuesta.

En cualquier caso, recuerda que fue él quien cortó la relación. Y cuando ella le preguntó el motivo, Álex se limitó a encogerse de hombros y decirle que era demasiado complicado de explicar.

Pero era mentira. La explicación era sencilla. Sólo que no quería darla.

Todo había comenzado meses antes, cuando la chica pasó por una etapa muy mala, cercana a la depresión. Álex estuvo a su lado durante todo ese tiempo, tratando de animarla.

Un día, entre lágrimas, Raquel (ese era su nombre) le dijo que era demasiado bueno. Que de haber sido al revés, no creía que ella hubiera estado allí para él.

Intentó no darle importancia a la frase, pero lo cierto es que esas palabras le marcaron. Se dio cuenta de que no podía confiar en ella. Que para alguien como él, que necesitaba saber dónde situar a cada persona, con quién podía contar y hasta qué punto, Raquel era todo un misterio.

Siempre se había preguntado qué eran exactamente, si amigos, si novios... y le molestaba que ella jamás le hubiera dado una respuesta clara. Pero al final entendió que sí que se la había ofrecido. Sólo que él no había querido escucharla. A veces sólo vemos lo que deseamos ver.

Ese fue el motivo, pero nunca se lo dijo. En los días buenos quiere creer que fue porque no deseaba herir sus sentimientos con una sinceridad que hubiera rallado lo brutal. Pero a veces piensa que lo hizo porque, una vez que supo la verdad, le traía sin cuidado ofrecerle a Raquel el consuelo de una auténtica respuesta.


miércoles, 4 de julio de 2012

170. Freaks

Afortunadamente la falsa noción de la normalidad se desvanece poco a poco, como una antigua religión en la que el mundo ha dejado de creer.

Cuando somos pequeños, nuestras excentricidades tienen fecha de caducidad. Aquellas acciones que arrancan risas generalizadas durante los primeros años, luego pasan a ser comportamientos reprobables que deben ser desterrados. Es como si llegara un día en el que tuviéramos que renunciar a quienes somos para convertirnos en quienes se supone que tenemos que ser.

Se nos inculta la absurda idea de la normalidad. Se nos habla de lo que hacen los demás y se nos pide que seamos como ellos. Pero si simplemente nos limitamos a hacer lo mismo que el resto, a ser una copia más,  ¿cómo podremos alguna vez llegar a ser extraordinarios?

Queremos ser normales. Nos reímos de los que no lo son. Catalogamos como taras sociales todo aquello que se aleja de la actitud generalizada, como la falta de empatía de Toni.

Y sin embargo nuestras películas, nuestros libros, nuestras series favoritas están repletos de personajes estrambóticos que no entienden los convencionalismos sociales. El Sheldon Cooper de "Big Bang Theory", el Abed de "Community". Médicos drogadictos, policías obsesivos... lo extraño se ha convertido en una especie de cliché. Uno que nos fascina.

¿Por qué sentimos atracción por estos personajes que, en teoría, están al otro extremo de lo que nosotros aspiramos a ser? La respuesta es que en el fondo nos vemos reflejados en ellos.

Jugamos con cartas marcadas. Todos somos freaks intentando disimular nuestras rarezas entre una multitud de personas a las que consideramos normales y que, esta es la paradoja, son tan freaks como nosotros, sólo que también tratan de disimularlo. Y así la rueda sigue girando.


martes, 3 de julio de 2012

169. Un final abierto

La pantalla indica que el próximo metro llegará en cuestión de tres minutos. Será el momento en que sus caminos se separen. Elsa entrará en el vagón, las puertas se cerrarán y Toni caminará hacia el otro andén, con la única compañía de sus recuerdos.

- Hagámoslo de nuevo - suelta el chico de repente
- ¿Qué? - la propuesta de Toni ha cogido a Elsa un poco a contrapié. No está segura de haberle entendido bien
- Dentro de seis meses. Misma acera, misma ahora. Repitamos esta noche

Los dos saben que es una idea absurda. Incluso suponiendo que se presentaran, que los dos decidieran seguir adelante con este loco plan, ¿qué posibilidades hay de que vuelvan a estar tan en sintonía como hoy? Uno de los dos puede que tenga un mal día, o que tenga la cabeza en otro sitio, o que simplemente no esté tan ilusionado con la idea como en este momento.

La vida cambia a cada minuto. No digamos ya en seis meses.

Es una locura, un planteamiento infantil. Y sin embargo...sin embargo los dos están dispuestos a arriesgarse a sufrir una decepción. Es cuestión de tener fe en que mañana será mejor que hoy.

- ¡Sí! - dice Elsa, mientras entra en el vagón de metro, un segundo antes de que las puertas se cierren. ¡Hagámoslo!

La historia que nos ocupa acabará antes de esos seis meses, así que es imposible saber si realmente los dos se presentarán. Pero podemos usar la imaginación para decidir cuál será el siguiente paso de esta pequeña historia. El futuro no está escrito y no podemos adivinarlo. Para nada nos impide soñar con el final que cada uno desearía que se hiciera realidad.


lunes, 2 de julio de 2012

168. Felicidad envasada

Terminan sentados en un banco de un pequeño parque cercano a una estación de metro que abrirá en quince minutos. Elsa, fumadora ocasional, saca una cajetilla de tabaco y enciende un cigarro. Toni se lo roba y da un par de caladas antes de devolvérselo.

A lo largo de la noche se han quebrantado tantas reglas no escritas entre ellos que el gesto del chico ya ni siquiera la coge por sorpresa. Se limita a llenarse los pulmones de humo y pasarle de nuevo el cigarro a Toni, que lo coge de manera casi inconsciente.

Apenas han hablado durante la noche. Se da cuenta de ello, y de algo más. Obsesionado por las palabras, justo el día en que menos las ha usado es cuando ha conseguido alcanzar una comunicación más profunda con Elsa. La ironía se merece una pequeña carcajada.

- ¿De qué te ríes? - pregunta Elsa con curiosidad
- De lo feliz que soy en este momento - admite él sin tapujos

Vuelven a cogerse de la mano y se quedan mirando fijamente a los ojos durante muchos, muchos segundos. Pero en ningún momento hacen siquiera un amago de intentar besarse, como si esa reacción fuera un tabú que no desean desafiar.

A veces la historia general es lo de menos. En ocasiones abrimos paréntesis que merece la pena recordar por sí mismos. Este es uno de esos momentos.

Toni mira el reloj. Las seis en punto de la mañana. Los dos están lejos de sus respectivas casas. Se levantan con parsimonia, se abrazan y entran en la estación de metro. Para bien o para mal, nadie será capaz de entender jamás cómo se sienten en este preciso instante. La felicidad se envasa en minúsculos tarros individualizados que sólo tienen lógica para cada uno de nosotros.

domingo, 1 de julio de 2012

167. Una noche con luna llena y estrellas

La noche está acabando, pero no está preparado para aceptarlo. A veces tenemos que ir en contra de la lógica en nuestra búsqueda de la felicidad.

Son las cuatro de la mañana. Han encendido las luces, la música ha parado y los encargados, de un modo perfectamente ensayado, les van guiando educadamente hacia la salida.

Elsa le recompensa con una nueva sonrisa, la última en una noche llena de ellas, y le abraza con cariño. Toni responde al abrazo mientras cierra los ojos. Recuerda una película deliciosamente extraña que vio tiempo atrás, "Cashback", en la que un joven tenía el poder de detener el tiempo. Ojalá él también tuviera hacerlo y perpetuar ese instante por toda la eternidad.

- Supongo que es hora de irse a casa - dice Elsa, menos convencida que nunca

"Piensa", se dice Toni. "Piensa, piensa, piensa". "Y hazlo rápido antes de que se te escape entre los dedos".

Incapaz de encontrar una respuesta lo suficientemente ingeniosa o inteligente, lo fía todo a la suerte. Es una decisión a la desesperada, pero le importa. Hará todo lo posible por prolongar ese momento. Lo desea con todas sus fuerzas, como hace mucho que no deseaba algo.

- Podríamos buscar a ver si hay algún bar que aún esté abierto - propone

Para su sorpresa, Elsa asiente con la cabeza y empiezan a andar. Lo hacen en silencio, disfrutando de una bonita noche de luna llena y estrellas en el cielo.

- Realmente no creo que haya nada abierto - confiesa Toni con timidez
- Lo sé - responde Elsa

Se cogen de la mano y siguen caminando.