miércoles, 16 de enero de 2013

(366) Una historia más

Acabas vacío, seco, exprimido. Como debe ser. Has contado todo lo que deseabas contar. Más aún, cuando echas la vista atrás y revisas tu narración descubres que hay temas, ideas, expresiones, que se repiten hasta la saciedad. Tampoco te sorprende. Son las cosas que realmente te importan. Tanto que regresas a ellas una y otra vez.

Te satisface no haberte dejado nada en el tintero. Has hablado de tus miedos, tus esperanzas, tus sueños.. Que, como sabes, son los mismos que tiene la mayoría de la gente. Los sentimientos, afortunadamente, son universales.

Y todo, por supuesto, formando parte de una historia que, esperas, haya resultado cuanto menos entretenida. En cualquier caso quieres agradecerle a todos los que te han acompañado en esta travesía su generosidad a la hora de interesarse por lo que tenías que decir.

Creaste unos personajes que nunca olvidarás. Tres protagonistas que son diferentes facetas de ti mismo. Álex, la persona que quieres ser. Toni, la persona que eres. Javi, la persona que tienes miedo de ser.  Sientes por ellos el mismo cariño que por el resto: Kim, Elsa, Lorena, Sara, Pablo, Jorge, Silvia, Anabel, Eli, Eva y un largo etcétera. Los escribiste a todos con la misma ilusión.

Ya no te queda nada que añadir. Un año más tarde, lo has dicho todo. Pero no te engañas. Hace mucho que sabes que, aunque ahora mismo no se te ocurra nada, en algún momento los habitantes de este universo volverán a tu cabeza. Descubrirás que aún quedan cosas que compartir sobre ellos, sobre ti. Sobre su mundo y el tuyo. Es sólo cuestión de tiempo.

Siempre hay espacio para una historia más. Y esperas ansioso que llegue el día en que esa nueva idea te visite y te empuje a volver a teclear otras veinte líneas. Y luego otras veinte. Y veinte más.


martes, 15 de enero de 2013

El final del viaje

Es el último cuadro. La única pintura de Rembrandt que le falta por ver. El final de su viaje.

Álex se para delante del lienzo y resopla aliviado. Lo ha conseguido. Ha cumplido su propósito. Ha salido victorioso de la loca aventura que un buen día, por sorpresa, decidió iniciar.

No ha sido fácil. Ni siquiera estaba seguro de ser capaz de lograrlo. Pero le alegra ver que, pese a sus dudas, hay una parte de él que tiene el coraje suficiente como para luchar hasta el último aliento y no darse por vencido. Que puede contar consigo mismo. Que nunca más se defraudará.

El viaje ha tenido buenos y malos momentos. Algunas de sus paradas las ha disfrutado mucho, deseando que su peregrinaje no tuviera fin. Otras veces, a solas, en la habitación del hotel de un país lejano, sólo quería dejarlo todo y volver a casa.

Pero no lo hizo. Porque entendía que completar el recorrido era importante para él. No tiene que demostrar nadie a nadie. Ni siquiera a sí mismo. Ese nunca fue el objetivo. Lo hizo porque creyó que es lo que tenía que hacer. Y una vez que conoces tu misión, debes seguirla sin titubear.

Algunas pinturas le gustaron más y otras menos. Y sabe que ha cometido errores. Pero si pudiera planear de nuevo el viaje no cambiaría nada. Le gusta el resultado final, con sus aciertos y sus fallos. Son inseparables los unos de los otros. Así que ha aprendido a amarlos a ambos.

Ahora toca regresar a casa, confiar en que la mujer a la que ama despierte y se quede a su lado, y descansar. El futuro le traerá nuevas aventuras, no le cabe duda. Pero eso será entonces. Esto es ahora. Momento de cerrar un círculo, terminar un viaje, cumplir una promesa.

Álex camina hacia la salida con orgullo. Pase lo que pase a partir de este momento, nadie podrá quitarle la satisfacción de haber vivido una experiencia inolvidable.





lunes, 14 de enero de 2013

Viejas historias

Durante la cena Toni y Elsa empiezan a rememorar viejas historias. Retazos de sus vidas que vuelven a cobrar brío gracias a la pasión que despliegan a la hora de hablar de ello.

Comienzan, cómo no, por sus favoritas. Aquellas que más les han marcado, las que no se cansan de contar una y otra vez ante públicos diversos.

Después pasan a hablar de otras anécdotas en las que quizás piensan menos, pero que también son importantes para ellos. Van desplegando todo su repertorio entre risas. Ambos conocían ya la mayoría de las historias. Pero aún así disfrutan al escuchar las narraciones de nuevo.

Porque lo importante no es realmente lo que se cuenta, sino quién lo cuenta y cómo lo hace. La fascinación que demuestran. El interés que despiertan en el otro. Se sienten felices por poder compartir vivencias, como si fuera el empujón que necesitan para seguir fabricando nuevos recuerdos conjuntos de los que poder seguir hablando dentro de un año, de diez, de cien.

Llega un momento en el que el impulso inicial comienza a decaer. A pesar de lo mucho que se esfuerzan se van quedando sin cosas que contar. Las anécdotas son cada vez menos interesantes. Incluso llegan a repetir algunas de las que contaron al principio de la noche. Los dos son conscientes de que están alargando artificialmente una conversación que ya no da más de sí.

Aún así se resisten a dejar de hablar. Se lo están pasando tan bien que les gustaría seguir así eternamente. No quieren perder lo que sienten ahora mismo.

Pero entienden que, pese a sus deseos, hay que saber cuándo detenerse. Han disfrutado de su velada y dado lo mejor de sí mismos. Ahora toca levantarse de la mesa y dejar que las viejas historias descansen.



domingo, 13 de enero de 2013

A todas las Elsas del mundo

Todos hemos tenido a una Elsa en nuestra vida. Un cuento de hadas sin final feliz. El amor que se escapó, la ladrona de nuestra inocencia, el error que repetiríamos gustosamente.

Es la locura que no entiende de lógica. El recuerdo que nos obsesiona de un modo que no sabemos explicar ni nuestros amigos entender. La cicatriz en el corazón que nunca desaparece, el secreto que guardamos para nosotros mismos, la tortura que logra despertarnos una sonrisa.

Es la comparativa injusta con la que medimos el resto de nuestras pasiones. El fantasma inalcazable al que idealizamos. El sueño que regresa en plena madrugada.

El tren que pasa y que nunca regresará, por mucho que esperemos en la estación. El examen que fallamos porque no sabíamos las respuestas. El fracaso necesario para saborear otros triunfos.

Es la novela a la que le falta la última página. Las lágrimas que no nos arrepentimos de haber vertido. El reflejo invisible en el cristal, el susurro de palabras tristes que nunca recordamos olvidar, el quizás, el tal vez, el jamás y por siempre.

Nuestro castigo y nuestra recompensa, el hola y el adiós, el acierto y el error. Todo y nada. Esa es Elsa. Todos tenemos una. Es nuestro rito de paso. La aventura más excitante que debemos dejar atrás antes de empezar a vivir la vida real. 

Porque también es el motor que nos empuja a salir de nuestro caparazón y buscar el tesoro oculto al final del arcoiris. La chispa que pone en marcha nuestros sueños. Que nos enseña a no conformarnos, a no rendirnos, a seguir intentándolo, una vez más y mejor.

A todas las Elsas del mundo, gracias por existir. Sin vosotras no seríamos lo que somos. Nunca habríamos logrado reunir el coraje suficiente para intentarlo siquiera.


sábado, 12 de enero de 2013

Pistas

A pesar de su carácter imprevisible, o quizás precisamente por eso, Sara cree que el universo tiene sentido. Que si uno se fija lo suficiente es posible predecir el curso de los acontecimientos.

Para ello, claro está, debes conocer las claves del extraño tablero de juego al que nos hemos visto arrastrados y por el que caminamos sin tener demasiado claro cuál es nuestro cometido. Eso es lo difícil, tratar de adivinar las reglas. Entender el idioma en el que la vida intenta hablarnos.

Todo está escrito en algún lugar. Qué será de nosotros, quién nos quiere, quién nos traicionará, cómo reaccionaremos ante diferentes situaciones... cualquier pregunta, por absurda que pueda parecernos, tiene respuesta en ese manual invisible al que desgraciadamente no tenemos acceso.

Que no sepamos descifrarlo no significa que no exista. Es lo que da sentido a nuestras intuiciones, los presentimientos, las certezas que no podemos demostrar pero que nos empujan a tomar una decisión y no otra. Es lo que nos lleva a confiar o desconfiar de una persona. Lo que nos permite sospechar que alguien está enamorado de nosotros, aunque no diga nada.

Estamos rodeados de pistas. Pistas que nos indican el camino a la felicidad, qué hacer, qué decir. Pistas que a veces seguimos y a veces ignoramos y en ocasiones fingimos seguir o ignorar, cuando nuestra cobardía nos hace de lastre. Nos refugiamos en un "no lo sabía" que en realidad es un "sí lo sabía, aunque no pueda explicar cómo".

Por eso, a pesar del escepticismo de Javi, Sara asume que todo en su vida tiene un por qué. Ha seguido creyéndolo hasta en los momentos más oscuros y complicados, en los que nada iba bien. Porque el camino es largo y las situaciones truculentas. Pero si escuchamos con atención, las respuestas correctas siempre terminan mostrándose ante nosotros con meridiana claridad.




viernes, 11 de enero de 2013

El final no se sabe hasta el final

- ¿Otra comedia romántica? ¡Odio las comedias románticas!
- Pero ellas parecen tenerte cariño, porque las dos que has reescrito fueron un gran éxito

Javi intenta buscar una respuesta ingeniosa a lo que acaba de decir Joan, su agente. Pero no se le ocurre nada lo suficientemente rápido, así que, desesperado, junta las manos en señal de súplica.

- Te lo ruego, Joan. Para mí es una tortura tratar con ese material. Y además, sé que no voy a hacer un buen trabajo. Es imposible que me salga bien algo que aborrezco tanto

El agente respira hondo, dándole tiempo a Javi para que se tranquilice un poco. Ahora mismo se está negando a razonar, y si no quiere que la reunión sea un auténtico fracaso necesita que su cliente como mínimo tenga la mente abierta.

- Que no te guste algo no significa que no lo sepas hacer. Escucha, puede que esta gente sea idiota, pero no los subestimes tanto. No te dejarían poner las manos sobre ese guión si no creyeran que tienes talento de sobra como para convertir esa estupidez en un producto digno

"Tienes claras tus prioridades. Eso lo entiendo, lo respeto y, como amigo tuyo, lo admiro. Pero ahora te hablo como tu representante: deja de quejarte y ponte manos a la obra. Demuestra que si la vida te da limones no haces limonada, sino vino de calidad. Enséñales que sabes hacer magia"

"¿No todo es como a ti te gustaría? ¡Bienvenido al mundo real! Conseguir tus sueños llevará tiempo. Pero esto es lo que hará que realmente merezca la pena. Porque cuando mires atrás, verás cuánto te costó y lo valorarás mucho más. Sólo los cobardes se rinden sin haberlo dado todo"

"Y quién sabe. A lo mejor con el tiempo acabas cogiéndole cariño a este tipo de películas. Nos creemos muy listos, pero lo cierto es que, en la vida, nunca sabes el final hasta que no llegas a él"



jueves, 10 de enero de 2013

La mejor Kim

Se pone una falda de tubo de color gris, una chaqueta a juego y se recoge el pelo. Cuando termina de arreglarse, se mira en el espejo. Siendo objetivos, ha elegido un atuendo muy profesional. Pero Kim no deja de sentirse como si se estuviera disfrazando para los carnavales.

Hoy es su primer día como psicóloga en su propia consulta. El momento con el que lleva años soñando. Pero ahora que lo ha conseguido, está asustada. El miedo a que nuestros deseos se hagan realidad es, incomprensiblemente, el más común de todos nuestros temores.

A las nueve de la mañana entra por la puerta un hombre de unos cuarenta y cinco años, Alfredo Cancela. Kim le da la mano, nerviosa, sin saber bien qué decir o qué hacer. Su paciente se da cuenta de ello, lo que la lleva a ofrecer explicaciones que sabe que tampoco tendría por qué dar.

- Lo siento - dice - Tengo que confesarle que es usted mi primer paciente
- Afortunadamente usted no es mi primera terapeuta - le contesta sonriente, para tranquilizarla

No es una buena sesión, al menos para Kim. Hace todo lo posible por prestar atención al hombre, pero lo cierto es que no se siente cómoda. No sabe qué hacer con las manos ni cómo sentarse. Y como entiende que los terapeutas deben dejar hablar a sus pacientes, tiene que morderse la lengua un par de veces para no interrumpirle.

- Le veré la semana que viene...si decide regresar - dice Kim al final de la sesión
- Oh, no se torture, no ha estado tan mal. Pero...¿me permites un consejo? Deja de intentar ser como los demás psicólogos y empieza a ser tú misma. Todos tenemos rasgos que nos hacen únicos y, por tanto, interesantes. Si los escondes, nadie podrá disfrutarlos y eso sería una tragedia. Así que no seas otra persona. Sé Kim. La mejor Kim que puedas. El mundo te lo agradecerá



miércoles, 9 de enero de 2013

Muerte

Álex siempre ha tenido el convencimiento de que morirá a los 45 años. Es una idea que de algún modo se le metió en la cabeza en la adolescencia. Y desde entonces no ha cambiado de opinión.

Vivir tantos años con esa certeza, por absurda que pueda parecer, le ha traído paz a su vida. Cuando habla del tema no lo hace con malestar o con afán provocador. Simplemente constata un hecho. Y creer que conoce su fecha de caducidad le ayuda a centrarse en sus objetivos.

Al principio hablaba del tema si no con alegría, al menos sí con despreocupación. Pero al darse cuenta de que sus amigos se molestan al oírselo decir, ha optado por guardárselo para sí mismo. Entiende su punto de vista, pero no lo comparte. Si al final resulta que tiene razón, lo que deberían hacer los demás es disfrutar de su presencia tanto como puedan. No guardarse nada.

A los muertos no les importan las confesiones ni las muestras de cariño tardías. 

Sólo se ha sentido culpable por pensar así una vez, cuando murió Anabel. Durante un tiempo creyó que era el modo que tenía el universo de castigarle por tomarse con aparente frivolidad el tema de la muerte. Su penitencia por una idea molesta que nunca debería haber compartido.

Pero cuando el periodo de luto comenzó a remitir, se liberó a sí mismo del peso de la culpabilidad. A la vida no le importan nuestras sospechas o supersticiones. Si estamos en lo cierto o nos equivocamos. Vivimos o morimos sin que haya ningún motivo especial para ello.

Así que sigue pensando lo mismo. 45 años. Le queda tiempo suficiente para hacer todo cuanto quiere lograr en la vida. Dejar un legado, terminar algo de lo que sentirse orgulloso. Amar y ser amado. Y si lo consigue, cuando la Muerte venga a buscarle, sea en esa fecha, antes o después, le abrirá la puerta con una gran sonrisa. Aceptando que la vida es un suspiro. Sólo eso.



martes, 8 de enero de 2013

Aurora boreal

Eva es una persona racional. Demasiado racional. Tiene sueños, como todo el mundo, y a veces deja que su imaginación se dispare. Pero su alma es vieja y eso hace que mantenga siempre los pies en la tierra. Algunos lo verían como una bendición. Ella no.

No se engaña sobre su relación con Toni. Sabe que le quiere más de lo que él jamás será capaz de amarla, por mucho que se esfuerce. Y lo está intentando, vaya que sí. Es algo que Eva sabe y que sólo refuerza sus sentimientos hacia él. Pero el chico tiene un amplio bagaje emocional a sus espaldas. Hay demasiadas puertas abiertas como para poder cerrarlas todas.

Su historia no tiene futuro, así que se concentra en el presente. En el aquí y ahora. Día a día. Paso a paso. Un sentimiento que Toni conoce a la perfección, la historia de su vida. No se hacen promesas que no están seguros de poder cumplir. Y Eva se siente bien con ello.

Pero esta noche, mientras miran al cielo desde la ventana, abrazados, siente que necesita dar un respiro a su analítico cerebro. Necesita que le mientan. Y que la mentira resulte convincente.

- He estado en muchos lugares del mundo - dice - Pero jamás he visto la aurora boreal

Mira a Toni con lágrimas en los ojos. Para no asustarle, intenta sonreír. Pero eso sólo consigue que la visión sea aún más desgarradora.

- ¿Me llevarás a verla algún día? - pregunta, casi en tono de súplica

Toni se queda mirándola con cariño. La besa en los labios y seca sus lágrimas con delicadeza.

- Te lo prometo

No es cierto. Pero desea que lo sea. Para Eva eso es suficiente como para sentirse feliz. Se duerme soñando con cielos multicolores y caricias que nunca se acaban.



lunes, 7 de enero de 2013

Algo más

Toni y Elsa eran grandes amigos. Se conocían a la perfección. Se complementaban. Podrían haber seguido juntos para siempre. Pero eso no es lo que ocurrió.

La culpa, si se le puede llamar así, la tuvo Toni. Desde el principio supo que lo que quería de Elsa era algo más. Porque cuando la miraba no la veía como una simple amiga, sino como la mujer de sus sueños. Y hay ideas contra las que no se puede luchar.

Los sentimientos son maravillosos, jamás deberíamos reprimirlos. Así que nunca se ha culpado por sentir lo que sentía. De igual modo que no se puede fingir el amor, tampoco se puede ir contra él. Ambos extremos pueden parecer injustos y dolorosos. Pero así es la vida.

Aún así, luchó cuanto pudo para intentar que sus sentimientos no le superaran, pese a saber que libraba una batalla perdida de antemano. Se esforzó por conservar la amistad de Elsa. Y al final, cuando se vio forzado a admitir que eso no era suficiente, todo se vino abajo.

A veces conocemos a alguien, conectamos y, a partir de ahí todo es una incógnita. Pero en otros casos sabemos ya de antemano que estamos viviendo tiempo prestado. Porque lo que queremos de esas persona y lo que tenemos es demasiado diferente como para no acabar colisionando.

Toni entendía la naturaleza de la maldición que le afligía y siempre supo que el final sería trágico. Y aunque a posteriori llegó a preguntarse si no se habría precipitado, si conservar la amistad de Elsa no habría sido mejor que nada, sabe perfectamente que la respuesta es un rotundo no.

Porque tan pronto como la hubiera recuperado como amiga, habría vuelto a desear algo más. Nuestro cerebro puede tratar de hacer tratos conformistas y mentirnos. Pero el corazón siempre sabe lo que quiere. Es un órgano terco que no se conforma con menos de lo que espera.



domingo, 6 de enero de 2013

Interacción

El bar de Mike no tarda en contar con sus primeros clientes habituales. Pero él ni siquiera se percata. Tiene que ser Tina la que se lo comente. Fiel a sus principios, realmente no presta atención a la gente que entra en su local. Sólo son personas que cambian billetes por bebidas.

Para compensarlo, Tina retiene en su mente todos los nombres. No sólo los de aquellos que regresan noche tan noche, sino también el de los que sólo pisan el bar en una o dos ocasiones. Mike es consciente de que gran parte del éxito de su negocio se lo debe a ella. Su belleza y su simpatía se han convertido en el mejor reclamo posible.

La chica no pierde ocasión de intentar que su jefe interactúe con la clientela. Hace grandes esfuerzos por arrastrarle hasta alguna mesa cada noche, pero su tesón nunca tiene recompensa. Mike siempre dice, entre risas, que sería como romper el orden natural de las cosas.

A pesar de las constantes negativas, Tina nunca se rinde. Y así es como esta noche la chica vuelve a entrar, un día más, en el despacho de su jefe con determinación.

- Vamos, sal - dice - Tienes que conocer a este chico, en serio
- Siempre dices lo mismo
- Lo sé. Pero esta vez es diferente. No te arrepentirás
- Eso también lo dices siempre
- Tiene una gran historia que deberías escuchar

Quizás sea por el reclamo de la historia. O porque desea hacer feliz a la camarera. O para quitársela de encima. Pero, por primera vez, Mike se da por vencido y acompaña a Tina. Así es como conoce a Toni. Así es como empieza a forjarse "La compañía de la tristeza"


Continuará en "La compañía de la tristeza", abril de 2013



sábado, 5 de enero de 2013

Historias

Todas las noches, una vez que el bar ha cerrado, Mike y Tina se quedan un buen rato charlando en la barra y bebiendo una última copa. La química entre ellos es innegable.

- ¿Qué hacías antes de tener este sitio? - pregunta con curiosidad la camarera
- Era marino, como mi padre. Odiaba estudiar, así que a los 16 años me enrolé como marino mercante. Pero un día nuestra embarcación naufragó y yo estuve a punto de morir. Me pasé tres días en alta mar esperando a ser rescatado. Por eso ahora ya no puedo ni pisar la playa

"Luego probé suerte como jugador de póker. El problema es que me creía demasiado listo y acabé debiéndole mucho dinero a unos mafiosos que estuvieron a punto de partirme las piernas. Al final logré escaparme, pero por si las moscas me cambié el nombre. Y decidí que tenía que dedicarme a alguna actividad que fuera menos arriesgada. Como, por ejemplo, montar un garito de copas"

- ¡Vaya! - suelta Tina, sin salir de su asombro - ¿En serio te ha pasado todo eso?
- En absoluto, es todo mentira - admite su jefe entre risas

"No dejes que te engañen. Digan lo que digan, la realidad nunca supera a la ficción. Si te hubiera contado mi auténtica historia, me habrías escuchado por educación. Pero así lo has hecho con interés. Has salido ganando con el cambio, ¿no te parece?"

"Incluso cuando contamos anécdotas reales, siempre nos aseguramos de engrandecerlas para hacer que el relato sea más apasionante. Es nuestra naturaleza"

"De modo que si alguna vez me cuentas cualquier cosa sobre ti, asegúrate de inventarte algo que sea interesante. Me resultará imposible saber si me estás mintiendo o no. Pero sé reconocer una buena historia cuando la escucho. Es todo cuando busco"



viernes, 4 de enero de 2013

Una corazonada

La realidad no es como en las películas. Allí la chica entra en el bar, coge el cartel de "se busca camarera" y sale del local en menos de cinco minutos con el trabajo.

Pero cuando Tina abre la puerta se encuentra a otras diez jóvenes que buscan exactamente lo mismo. Y todas le parecen más guapas y muchísimo más cualificadas que ella para conseguirlo.

Se sienta en una mesa a esperar, con la vista clavada en el suelo. La suya es la cuarta entrevista de la tarde. Cuando le llega su turno, Tina opta por decir la verdad. Le explica a Mike, el dueño, que no tiene experiencia y que jamás ha trabajado como camarera. Pero que es una persona responsable y que trabajará muy duro. 

- No necesito ver a nadie más, estás contratada - le dice, de sopetón - Empiezas mañana
- Vaya...yo...es una sorpresa. Ha sido por mi sinceridad, ¿verdad?
- Qué va, ahí casi lo estropeas. Es el único momento en el que he tenido algunas dudas
- ¿Y entonces por qué? ¡Si te he dicho que soy nueva en este trabajo!
- Llámalo corazonada. Tengo un buen presentimiento acerca de ti. Y deberíamos hacerle más caso a nuestros instintos. Nos iría mejor en la vida, ¿no te parece?

"Sé que crees que estoy loco porque en el fondo piensas que no te mereces este trabajo. Pero te equivocas. Yo lo sé y, con suerte, algún día tú también lo sabrás. No siempre podemos jugar sobre seguro. A veces simplemente hay que arriesgarse y apostar por alguien. Otorgarle tu confianza"

"Puede que esa persona te decepcione, por supuesto. Pero si sólo te preocupas por conservar lo que tienes, con el tiempo lo perderás. La vida es dar un salto adelante. Y ahora tú eres mi salto. Por favor, no me hagas quedar como un idiota y demuestra que tengo razón"



jueves, 3 de enero de 2013

La compañía de la tristeza

Nunca un nombre indujo tanto a engaño. Porque a pesar de que todos sus integrantes se refieren siempre a él como "La compañía de la tristeza" no hay nada de triste en ese grupo. Al contrario, está formado por personas que intentan tomarse sus problemas de amor con mucho humor.

Queda claro que el nombre con el que fue bautizado es, a todas luces, equivocado. Todos lo sabían y aún así les dio igual. Porque cuando se propuso, decidieron que sonaba bien. Y con eso fue suficiente. A veces no hay que darle más vueltas a las cosas.

El alma de "La compañía de la tristeza" es Mike. No, aún no lo conocen. Y no tienen por qué. Jamás se ha cruzado con ninguno de nuestros protagonistas. Pero lo hará. Y en ese momento dará comienzo una nueva historia que será contada o no, eso aún está por ver. No todas las historias terminan siendo escritas. Algunas únicamente existen en la cabeza de sus creadores.

Mike tiene un bar, pero odia escuchar las historias de sus clientes. A decir verdad ni siquiera le gusta tratar con otras personas. Así pues, todos se preguntan extrañados por qué decidió abrir este negocio. Pero a Mike esto le importa más bien poco. No pierde el tiempo intentando complacer la curiosidad de los demás.

Al menos cuenta con la ayuda de Tina, la mejor camarera que ha existido sobre la faz de la tierra y que peca justo de lo contrario: es propensa a empatizar demasiado con los problemas de la gente. Sin ella "La compañía de la tristeza" jamás se habría formado.

Un grupo de personas entra por separado en un bar y, para cuando llega la hora de cenar, ya se conocen como si fueran viejos amigos. Este es el punto de partida. Porque las historias, como la vida, jamás descansan. Cambian o se reinventan. Pero nunca desaparecen.



miércoles, 2 de enero de 2013

Pastel

Lorena deja las páginas sobre la cama, se muerde el labio y gira la cabeza en ambas direcciones. Toni entiende que hay algo en el manuscrito que no ha terminado de convencerla.

No le gusta enseñar su trabajo, y menos cuando aún no está acabado. Pero por alguna razón se siente cómodo con la excéntrica taquillera de cine a la que acaba de conocer. Y cuando ésta le pidió que le dejara leer lo que llevaba de novela, no pudo ni quiso negarse. 

- A ver cómo lo digo - dice Lorena, preocupada - Me ha gustado mucho, pero...no sé. Conociéndote me esperaba algo un poco más cínico. A ratos es...demasiado pastel

Dice esta última frase cerrando los ojos, como si creyera que Toni se va a sentir ofendido por su comentario. Pero tras unos segundos en silencio, el novelista se echa a reír aliviado.

- Mira quién fue a hablar - contesta, burlón - La que adora la peli de Amelie. Pero sí, tienes razón. Es excesivamente pasteloso...adrede

"Antes escribía cosas más oscuras. Personajes egoístas, ambiciosos, arrogantes. Y era implacable con ellos. No me importaba lo que les pasara con tal de crear una buena historia".

"No hay nada de malo en ello, de hecho me siguen gustando esas historias. Pero un día me di cuenta de que también me apetecía escribir algo en lo que pudiera poner mi corazón. Más ingenuo, más naif, si quieres verlo así. Pero que, al leerlo, me recordara lo que quiero para mi propia vida"

"Aunque no lo creas, tu comentario es halagador. Porque es fácil ver el mundo tal y como es, cruel y despiadado. Pero a veces tenemos la suerte de visitar en sueños el reino de los finales felices. Un lugar tan fantástico que debo escribir sobre él, con la esperanza de poder visitarlo algún día en el mundo real. Y si eso me hace ser "pastel", es una etiqueta que llevaré en la frente con orgullo". 



martes, 1 de enero de 2013

Un año nuevo

¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho!

La plaza mayor está abarrotada de gente que grita al unísono mientras despiden el año. Anabel está concentrada en la cuenta atrás. Álex la mira y, durante un instante, siente una punzada de dolor y miedo. Han sido 365 días tan maravillosos que teme que no vuelvan a repetirse. 

Es curioso cómo nos cuenta aceptar las cosas buenas que nos brinda la vida. Vivimos con el miedo constante a que nuestra felicidad pueda derrumbarse en cualquier instante. Como si los momentos de alegría fueran un préstamo efímero con fecha de caducidad.

¡Siete! ¡Seis! ¡Cinco! ¡Cuatro!

Por fin se acaba, piensa Álex. El año más largo de su vida.

Fiel a la maldición de las profecías autocumplidas, al final todo se estropeó de modo trágico, con la muerte de Anabel. Pero el saber que tenía razón no le ayuda en nada. 

Ahora el futuro se muestra oscuro. Y desde la soledad de su piso le da lo mismo un año que el siguiente, porque la noche es oscura y las estrellas ya nunca volverán a brillar.

¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! ¡Feliz 2013!

Álex y Kim se besan y se desean un feliz año nuevo. Durante un segundo el silencio les envuelve y no hay nadie más en el universo. Hasta que el ensordecedor ruido les devuelve a la realidad.

Toni y Javi se abalanzan sobre su amigo. Álex, sonriente, mira a su alrededor. Está con las personas a las que más quiere en el mundo. No se le ocurre mejor forma de empezar el año.

¿Habrá días difíciles? Por supuesto. Pero mientras exista un mañana no hay por qué preocuparse. Lo efímero es la tristeza. Los grandes recuerdos, esos perduran eternamente.