miércoles, 29 de febrero de 2012

44. Ovejas y lobos

Eli siente que está en guerra con el mundo.

Nunca ha tenido suerte, comenzando por el hecho de haber nacido en el seno de una familia en la que el sonido de la risa se extinguió desde antes de su llegada, ahogado en alcohol, gritos y situaciones que ningún niño debiera siquiera imaginar en sus más oscuras pesadillas.

Nadie le regaló nada, salvo cardenales y lecciones de adultos grabadas a fuego en la carne de una niña. Y Eli, al no haber aprendido nunca el valor de la bondad, jamás supo reconocerla cuando, años más tarde, en su adolescencia, se cruzó con ella.

Como un juguete roto, incapaz de comprender su cometido por la falta de un libro de instrucciones que le sirva como guía, Eli entiende el mundo en términos de supervivencia. Siente que si no es suficientemente lista, si no cuida bien de sí misma, alguien vendrá a hacerle daño. Por eso siempre está preparada, con la guardia alta. No es que no se fíe de la gente. Es que ni siquiera conoce ese concepto.

Por supuesto, Eli no es consciente de lo marcadas que son sus cicatrices. Cree que todo eso lo dejó atrás, y que ahora es una joven corriente. Una chica agradable y dulce que se esfuerza por abrirse paso en el mundo del cine.

Pero sin haber aprendido lo que es la ternura, por mucho que se esfuerce, le resulta imposible poder transmitirla. Sus emociones son dañinas, aunque sus intenciones sean buenas.

Eli sonríe a todo el mundo. Y guarda celosamente su pasado. Porque la información es poder, y ella no puede perder el que tiene. Y sólo desea sentirse aceptada y querida, sin terminar de entender que es un lobo pidiendo cobijo en un rebaño de ovejas ignorantes del peligro.

martes, 28 de febrero de 2012

43. Primeras impresiones

Jorge va a conocer al monstruo en persona.

Silvia ha arrastrado a su novio esa mañana al plató con la excusa de enseñarle los decorados. Y lo dice con tanta convicción que es posible que ella misma haya llegado a creerse la mentira. Pero él sabe que el verdadero motivo de su presencia allí es ver a Javi con sus propios ojos.

En su mente se espera a un tipo mayor, desagradable, peligroso. Pero en su lugar, descubre a un chico de su misma edad, que gesticula mucho y viste vaqueros y una camiseta poco convencional, con un dibujo de una película manga.

- ¿Te gusta Ghost in the shell? - pregunta Jorge, señalando la camiseta tras las presentaciones
- ¿Bromeas? ¡Soy un gran fan!

Silvia le lanza una mirada de reproche a Jorge, que al instante deja de reír. Odian a Javi. Los dos, como un equipo. Es fácil. Sólo tiene que recordarlo.

En ese momento el teléfono de Silvia suena. Sale del plató a contestar y regresa en poco más de cinco minutos. Para entonces, Javi ya no está. Se acerca a su novio, satisfecha.

- ¿Y bien? ¿Cuál es tu impresión de Javi?
- ¿Javi? - titubea - Esto...cari, prométeme que no te vas a enfadar, pero he quedado con él este viernes por la noche para tomar algo. Espero que no te moleste

Jorge hace una mueca en señal de disculpa. Silvia lo mira fijamente. Durante un segundo parece un peligroso volcán a punto de entrar en erupción. Pero de inmediato recupera la sonrisa, mientras le dice que no sólo no le importa, sino que le parece genial.

A diferencia de lo sucedido a primera hora, en esta ocasión ni ella misma se cree su mentira.

lunes, 27 de febrero de 2012

42. Ruleta

Cuando Elsa se levanta, muy temprano, la pequeña bola blanca de la ruleta en la que se ha convertido su vida se pone en movimiento. Podría intentar apostar consigo mismo sobre cómo va a acabar su día. Probablemente perdería.

Toni la espera en la cafetería. Se sonríen y charlan como dos viejos amigos haciendo esfuerzos por borrar del cuadro todo lo que no es estrictamente necesario para pasar un buen rato. Lo que, a estas alturas, es casi todo. Aún así logran engañar al desaliento y la decepción el tiempo suficiente como para hacer que el sol brille sobre su mesa.

Al mediodía Elsa come con una amiga a la que hace mucho que no ve. La pone al día de los acontecimientos, intentando convertir el drama en comedia. Hace un buen esfuerzo, pero aún así no logra ser del todo convincente.

Por la tarde, en casa, rompe a llorar, incapaz de entender el patrón de sus emociones. Recibe una llamada de Toni. Sin espejos entre ellos no necesita maquillar sus lágrimas, así que logra sonar relajada. Si él no la cree, no ofrece pistas de sus dudas. Incluso logra arrancarle una sonrisa y la promesa de un poco más de alegría la mañana siguiente, en su cafetería.

Elsa se va a la cama pensando que su vida es complicada. Lo que quizás no sea justo. O tal vez sí. No tiene ni idea de lo que está sucediendo. No acierta a ver en la bola de cristal qué le depara la mañana siguiente. Y tampoco le importa. Ha llegado el momento de dejarse llevar.

Por eso cuando la bola se detiene, marcando el final de jugada por hoy, Elsa cierra los ojos al lado de Pablo, en la cama a la que hasta hace poco llamaba suya, después de hacer el amor con su ex novio por motivos que no puede ni desea intentar explicar.

domingo, 26 de febrero de 2012

41. Silencios

A Elsa nunca le ha gustado depender de nadie. Por eso ha decidido refugiarse sola en una cafetería, cada mañana, hasta que su dolor le conceda una tregua.

Toni entra por la puerta y se dirige a la mesa donde está Elsa. Sonríe y se sienta, sin sentirse obligado a pedir permiso para hacerlo o dar explicaciones de por qué está allí.

Un cúmulo de sentimientos contradictorios pugnan en el cerebro de la chica por convertirse en la opinión predominante. Incredulidad. Cierto enfado. Incomodidad. Pero también un poco de alivio. Decide darse un margen de tiempo antes de decidir cómo se siente realmente.

- ¿Qué haces aquí? - pregunta, cortante
- Tomar café. Es lo que se suele hacer en las cafeterías
- Tienes muchas mesas en las que sentarte
- Me gusta ésta.
- Entonces me moveré yo
- Me gusta la persona que se sienta en ésta - rectifica, con una sonrisa.

Elsa aparta la vista de Toni y se concentra en su bebida. No le apetece hablar, ni escuchar que todo irá bien. Sólo quiere saborear su desilusión en silencio, sin espectadores.

Pero Toni no abre la boca. Ni siquiera se detiene a mirarla fijamente. Durante media hora, simplemente permanece allí sentado, con su propia bebida, tan invisible como presente. Sólo cuando Elsa se está levantando, para irse, decide formular una pregunta

- ¿Mañana a la misma hora?

Elsa asiente con la cabeza. Sale de la cafetería, con una inesperada sonrisa en su rostro.

sábado, 25 de febrero de 2012

40. Moralejas

Están en el  metro, en un vagón en el que un señor de mediana edad destroza una canción de Nino Bravo esperando unas monedas como recompensa ("o un soborno para que deje de cantar", como apunta Kim), cuando Álex se percata de que ha vuelto a caer en el engaño

- No tienes ni idea de a donde vamos, ¿verdad?
- No - admite Kim, satisfecha - ¿No te parece que así es más emocionante?

Álex suspira mientras la chica ríe. Durante las siguientes paradas proponen y descartan varios destinos, y finalmente acaban poniendo rumbo al parque de atracciones.

Allí hacen una primera parada en la montaña rusa, en donde se montan varias veces consecutivamente. Luego juegan una competición de disparos en el túnel de Scooby Doo que gana él porque, en opinión de Kim, "su pistola estaba trucada y le han hecho trampas". Después montan en los coches de choque, compran algodón de azúcar y visitan la casa del terror.

Para cuando salen del parque ya es de noche. Los dos sonríen estúpidamente, mientras se empujan el uno al otro, como adolescentes juguetones. Pero no lo son, y Álex lo sabe.

- ¿Y bien? - pregunta - ¿Para qué me has traído aquí? ¿Cuál es la moraleja?
- La moraleja es que no hay moraleja. Simplemente se trataba de pasarlo bien
- ¿Nada más?
- ¿Te parece poco? - por un momento Kim se pone seria - No todo debe ser trascendente en la vida, Álex. A veces se trata sólo de dejarse llevar y sonreír.

Y al decir esto, cambia la expresión y vuelve a parecer la chica despreocupada de siempre. Arquea las cejas y reta a Álex a una carrera hasta la estación de metro. Entre risas, él acepta encantado.


viernes, 24 de febrero de 2012

39. Todavía no

- Dime algo que nunca hayas hecho.

La pregunta coge a Álex por sorpresa. Pero menos. Poco a poco, ha empezado a ir pillándole el truco al peculiar estilo de su terapeuta.

- ¿Como qué? - pregunta, para permitir que Kim se luzca un poco.
- Bueno - dice ella - Yo nunca he viajado a la luna en un cohete. Tu turno
- Nunca he saltado en paracaídas - sonríe - Te toca. Quid pro quo
- Me parece justo. Nunca he visto a los Rolling en concierto
- Nunca he cantado en un karaoke
- ¡Venga ya!
- Te lo juro. Y tampoco he pilotado una lancha motora. Qué vida más triste, ¿no?

Los dos ríen y continúan la charla, mezclando asuntos mundanos y grandes fantasías. Tener superpoderes, escalar montañas... Hasta que Kim cierra el debate con una sola palabra.

- Todavía no
- ¿Cómo dices?
- Quiero decir que es hora de convertir los "nunca" en "todavía no", ¿verdad? - mira su reloj - Sólo son las diez. Tenemos todo el día por delante, y uno nunca sabe cómo va a acabarlo

Le sonríe con una expresión traviesa, mientras coge su chaqueta. Camina hacia la puerta y, cuando está a punto de atravesarla, se gira hacia Álex.

- ¿Hoy tienes algo que hacer?

Álex se encoge de hombros, sonríe y camina hacia Kim mientras responde "ahora sí".

jueves, 23 de febrero de 2012

38. Mensajes cifrados

Durante toda la noche se mandan mensajes en forma de canción.

Sin tener del todo claras las reglas del juego, Javi se limita a intentar disfrutar del reto. Tras escuchar varias veces el "Shy guy" se arriesga a mandar un enlace al  "Every little thing she does is magic", de The Police.

Sara responde con "Fairytale" de Alexander Rybak. Javi contraataca con "Beside you" de Iggy Pop. A los pocos minutos, una nueva canción. Y otra. Y otra. Así hasta casi las cuatro de la madrugada.

A esa hora Sara ha desertado del juego, para irse a dormir. Le ha dado las buenas noches. Y ha añadido "hasta mañana". Un mensaje que no ha pasado desapercibido para Javi.

Pero él no puede conciliar el sueño. No aún. Está concentrado en la última canción que recibió, "Satellite", de Lena, como si contuviera las respuestas a los grandes misterios de la vida.

Desgrana cada frase, cada verso. ¿Qué está intentando decirle? ¿Que aún le quiere? ¿Que puede recuperarla? ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?

"Love, you know I'll fight for you". "I left on the porch light for you". "Love, oh love, I gotta tell you how I feel about you"... cada frase parece cobrar vida. Parece escrita para él.

No puede ser tan sencillo, se dice. Contrasta la letra con las de las otras canciones. Intenta encontrar patrones. Descifrar un misterio, complejo en su simplicidad, simple en su complejidad.

Sigue con ello durante casi una hora, hasta que al final comprende que el mensaje es que no hay mensaje. Las canciones no le hablan a él. Son sólo eso, canciones.

Cualquier cosa que Sara quiera decirle, sólo tiene que hacerlo. Es resto es música, ruido y ganas de jugar a un entretenimiento cruel, absurdo, a ratos divertido pero finalmente insatisfactorio.

miércoles, 22 de febrero de 2012

37. Centro de mando

Los sentimientos son una droga que nublan nuestro sentido del juicio. Lo magnifican todo, envolviéndonos en un manto de peligrosa irrealidad donde lo divertido y lo triste no tiene límites.  Pero lo más peligroso es que, a la mínima distracción, nos convierten en autómatas que reaccionan a órdenes incoherentes dictadas por un centro de mando desesperado.

Durante el último mes Javi no ha dejado de espiar (esa es la palabra) el muro de facebook de Sara. Ha querido escribir miles de veces, pero no lo ha hecho. Incapaz de cortar el cordón umbilical, al menos ha conseguido sellar su boca.

Cuando días atrás Sara tomó la iniciativa y le escribió, la tentación se hizo más fuerte. Aún así, se mantuvo firme. Pero un mensaje de voz es más de lo que está preparado a resistir. Los sentimientos, contradictorios y caprichosos, resquebrajan su voluntad, obligándole a capitular.

- ¿Qué tal estás? - pregunta Javi por facebook. La respuesta llega en apenas segundos
- ¿Me echas de menos?

Sí. Claro que la echa de menos. Es lo que teclea, pero tras un segundo de pausa, se convence para borrar la respuesta y sustituirla por otra pregunta.

- ¿Quieres que te eche de menos?

Silencio. Durante minutos, facebook permanece dormido, sin arrojar nuevos mensajes. Hasta que al final llega la respuesta de Sara, en forma de enlace.

http://www.youtube.com/watch?v=8St3HAwJOYU. Una canción. Un mensaje.

La puerta de entrada a un universo de confusión, esperanza y dolor, deliciosos manjares para el cúmulo de sentimientos que se han hecho con el control de sus actos.

martes, 21 de febrero de 2012

36. Finales perfectos

Tomándose un descanso del dramatismo que a ratos inunda sus vidas, Álex y Toni comparten una cerveza en casa del primero, enfrascados en una de esas discusiones literario-cinematográficas que, a lo largo de los años, ya se han convertido en todo un clásico.

El tema de hoy es la película "Más extraño que la ficción". La historia de un hombre que descubre que en realidad es un personaje de una novela cuya escritora, por cierto, duda si matarlo (y crear una obra maestra) o dejarlo vivo (y hacer simplemente un buen libro).

- ¿Tú que hubieras hecho? - pregunta Alex - ¿Habrías matado a Will Ferrell?
- Siempre soy partidario de matar a Will Ferrell
- En serio
- Matarlo era la única opción lógica. El final perfecto.

Ni siquiera se para unos segundos a pensarlo. Bebe un trago y se reafirma en la idea.

- Míralo desde este punto de vista. Salvarle la vida no le ofrece un final feliz. Sólo le compra tiempo. A lo mejor el personaje la jodía la semana siguiente. O Maggie Gyllenhall le ponía los cuernos. O yo que sé. Pero una obra maestra...una obra maestra es eterna.
- Así que tú lo hubieras matado
- ¿Yo? No, yo habría hecho lo mismo que Emma Thompson. Dejarle vivo
- ¿Pero no acabas de decir que eliminarlo era el final perfecto? - contesta Alex sorprendido.
- Sí, pero a mí me gustan las cosas imperfectas. Siempre espero lo inesperado. Y a pesar de lo previsibles y superficiales que son las personas, aún creo en las sorpresas. ¿Sabes? Un final perfecto no siempre es un final feliz. Y a mí me van más los finales felices.

lunes, 20 de febrero de 2012

35. Tres sonrisas

Al igual que en el calendario cristiano (curiosa comparación para un ateo como Alex), su historia con Anabel tuvo un "antes de". La noche que pudo cambiarlo todo.

Llevaban flirteando durante algunos meses. Primero habían sido compañeros de clase. Luego, colegas de cafetería. Amigos de fiesta. Confidentes. Inseparables. Pero no enamorados. Todavía no.

- Te quiero - la sorprendió Alex con su confesión, mientras se quitaba los patines con los que habían estado practicando - Te quiero y no soy justo al decirlo. Pero tampoco soy justo al guardármelo.

Anabel apartó la mirada, lo que nunca, en ninguna cultura del planeta tierra, se ha interpretado jamás como una buena señal. Fue un gesto instintivo, rápido. Pero de inmediato recuperó las agallas y se armó de valor para mirarle.

- Me gustaría quererte - dijo ella.

Alex sonrió y se levantó, dispuesto a marcharse. Podrían seguir hablando durante siglos, pero las palabras importantes estaban talladas en la piedra. A veces lo complicado resulta sencillo.

- No me pones - añadió Anabel, a modo de disculpa.

Segunda sonrisa en el rostro del chico.

- Tú a mí tampoco, no eres mi tipo - respondió con sinceridad - Pero tengo fe.

No dijo nada más. Críptico, tonto, simple. Comenzó a caminar sin mirar atrás, aterrado ante la posibilidad de convertirse en estatua de sal si era débil.

Caminó y caminó hasta que escuchó el ruido de unos desgastados patines a su espalda. El sonido de una decisión. Esbozó su tercera sonrisa.

domingo, 19 de febrero de 2012

34. Sara en el espejo

Cuando Sara se mira en el espejo, la imagen que ve es la de ella misma. No hay reflejos distorsionados, ni dobles malvados, ni efectos ópticos como los que se producen en las salas del circo. Sólo está ella.

Hace siete meses, Sara le hizo a Javi el mejor regalo de cumpleaños que jamás haya tenido. Le escuchó atentamente durante meses, adivinó sus gustos, removió cielo y tierra, pidió favores, tuvo un poco de suerte y le consiguió un autógrafo dedicado de su actriz favorita, Natalie Portman. El regalo le llegó hondo. La dedicación de su novia, mucho más.

Hace cinco meses, Sara negó estar teniendo una aventura a sus espaldas, y acusó a su novio de celos infundados y de estar montando un número por nada. Un mes más tarde la verdad cayó por su propio peso. Sara se veía con un compañero de su compañía teatral desde hacía, como mínimo, cuatro meses. Antes de su cumpleaños.

Hace trece meses, Sara creyó que estaba embarazada. Envuelta en un mar de dudas, se planteó la posibilidad de abortar, pero finalmente no fue necesario, al quedar todo en un susto. Nunca le contó nada a Javi. Y de haber interrumpido su embarazo, cree que tampoco se lo habría dicho.

Hace dos meses Sara usó sus influencias para conseguir que a Javi le dieran el trabajo de reescritura de la película. Había tres candidatos, pero logró que la balanza se inclinara a su favor. Lo único que pidió es que él nunca supiera que ella había tenido nada que ver en el asunto.

Siempre ha sido la misma Sara. La que le amó y la que le hizo daño. La que cree en él y la que le traicionó. Sólo hay una Sara cuando se mira al espejo. Llena de matices, de contradicciones, ni mejor ni peor que el resto de la especie humana.

sábado, 18 de febrero de 2012

33. Medidas de seguridad

Javi viaja mucho en avión, pero hace años que no presta atención a las demostraciones de seguridad. Está convencido de que si alguna vez tiene la desgracia de verse en una situación crítica, será incapaz de seguir los consejos que tan amablemente se le ofrecen.

Siempre ha tenido claro que en esos momentos reinará la histeria, la gente se dará codazos y él saldrá por donde lo vea más fácil, sea la salida que le corresponde o no. Porque hay tragedias para las que de nada vale estar advertido. Un tornado lo arrasa todo a tu alrededor, tanto si lo ves venir como si te coge de sorpresa. Si estás en su camino, estás perdido.

Pasa un buen día en la oficina con Eli, enseñándole el plató y dejándola en manos del director. Flirtea con ella, sin sentirse culpable. Es agradable poder jugar a mostrar sólo la cara buena y confiar en que la otra persona venga sin demasiado equipaje. El tiempo ya pondrá las cosas en su sitio.

Por la noche, pasa a saludar a Lorena que, sorprendentemente, tiene lío en la taquilla. Espera a que la película comience, la invita a una cerveza y charlan un poco sobre nada en particular.

Se marcha a casa sin sentir el peso de la vida sobre sus hombros. Se encuentra feliz. Aliviado. Todo parece más sencillo, como si hubiera hecho limpieza en el desván de su cerebro y ahora cada pensamiento estuviera en su sitio.

Entonces, enciende el móvil. Tiene un nuevo mensaje de Sara. Y aunque ha pensado miles de veces sobre cómo tiene que reaccionar en estas situaciones, no puede evitar escuchar el sonido del tornado que se forma en su interior. Y comprende que el choque es inevitable, y que intentar mantener la calma y seguir el manual de instrucciones resulta dolorosamente fútil.

viernes, 17 de febrero de 2012

32. La caja de Pandora

Quedan en una cafetería del centro a media tarde. Elsa no le ha dicho el motivo, pero Toni lo intuye. Hay un lenguaje invisible que se propaga por el aire y nos hace saber este tipo de cosas.

Toni no ve el momento de ver a Elsa, abrazarla y decirle que todo va a ir bien, que no tiene por qué preocuparse. Que él siempre estará a su lado y la ayudará en todo cuando necesite.

No, eso es una puta mentira.

Lo que anhela es que Elsa le diga que quiere estar con él, que necesita que la ame. Lo que desea es  susurrarle un te quiero y besarla. Y después que todo funda a negro y la película continúe como cojones sigan las pelis una vez que ya no hay nadie mirando. Pero como sabe que eso no va a pasar, se miente pensando en la primera opción. En el fondo es una mentira convincente.

Elsa, por su parte, quiere explicarle a Toni cómo se siente. Derruir todas las paredes de su corazón, a ver si entre los escombros encuentra algo que tenga un maldito sentido, que le clarifique por qué es infeliz con Pablo e infeliz sín él. Que la saque de dudas sobre si es un problema del mundo que la rodea, que carece de sentido, o si el problema está dentro de ella..

Pero, en vez de eso, se limita a contarle que ha roto con su novio, intentando proyectar una imagen de fortaleza que se resquebraja por cada poro de su piel. Lo hace quitándole importancia al asunto. No es un drama, dicen sus labios. Pero sí lo es, confiesan sus ojos.

Palabras, tópicos, clichés... Medias verdades, medias mentiras. La sinceridad es un veneno mortal que aplicamos en pequeñas dosis. Elsa y Toni acumulan pensamientos encerrados en una urna de metal donde no pueden hacer daño aunque matan por dentro, como un secreto esperando a ser liberado de su particular Caja de Pandora.

jueves, 16 de febrero de 2012

31. Unicornios

Alex tarda casi veinte minutos en darse cuenta de que Kim no le está prestando la más mínima atención. Deja una frase a medias y se queda en silencio. Segundos más tarde, Kim se gira hacia su paciente, como un alumno al que hubieran pillado copiando en medio de un examen.

- No me estabas haciendo caso - dice Alex, sin reproche. Sólo constata un hecho
- La verdad es que no - admite Kim sin rubor - Estaba dibujando un barco superchulo.
- Eres mi terapeuta. Se supone que te pago para que me escuches
- Lo sé, lo sé. Pero es que llevas todo el rato hablando de lo buena que era Anabel. Anabel esto, Anabel lo otro... al final he acabado desconectando.

Por primera vez Alex sí parece un poco enfadado. Ocurre siempre que alguien usa el nombre que, egoístamente, considera que sólo debería salir de sus labios.

Kim se incorpora, mira fijamente a Alex y le lanza un reto por sorpresa.

- Dime algo malo de Anabel
- ¿Qué?
- ¿Sabes? Los unicornios molan. Con su cuerno, y su pelaje, y lo rápido que corren... El problema es que no son reales. Y hasta donde sé, Anabel es un unicornio. Y me cae mal

El semblante de Álex se ensombrece. Sin mediar palabra, sale de la consulta y cierra la puerta.

Kim se queda pensativa. Recoge sus papeles, mira por la ventana. Hace tiempo. Pasados cinco minutos suspira y se prepara para irse. Y justo entonces, Alex regresa.

- Nunca admitía un error - dice, con cierta tristeza
- Y ahora, Anabel ya me cae mejor - dice Kim sin perder la sonrisa . ¿Continuamos?


miércoles, 15 de febrero de 2012

30. Un poco de comedia extraña

Cuando Javi llega al despacho, sin afeitar, cansado y con cara de sueño, Silvia ya está allí, impaciente. Hace un amago de abrir la boca, pero Javi se adelanta.

- Sí, he hecho más cambios. No, hoy no me apetece hablar de ellos.

Está agotado. Tiene ojeras. Se siente viejo para seguir pegándose estos viajes relámpagos. Esta mañana le ha costado un mundo levantarse de la cama. Y ahora sólo piensa en volver a ella.

Pero todo su cansancio parece desaparecer, como por arte de magia, cuando Eli, perfectamente maquillada y absolutamente fantástica, toca en la puerta.

- ¿Se puede? Soy Eli. Acabo de incorporarme a la película
- ¿Para qué papel? - salta como un resorte Silvia
- Lo sé - replica un mágicamente revitalizado Javi
- ¿Cómo lo sabes?
- ¿Qué papel?
- Viajamos en el mismo avión. En la misma fila. Asientos contiguos, si te soy sincero
- ¿En serio?
- Oh, gracias a los dos por ignorarme
- No te preocupes, yo tampoco me recordaría
- Bueno, prometo no olvidarte de ti a partir de ahora

Javi y Eli se sonríen mientras se sostienen la mirada. Silvia se pone en pie y se marcha, sintiéndose confusa e invisible. No está segura de lo que acaba de suceder ahí dentro. Pero sea lo que sea, confía en que los cambios que Javi está haciendo en la película no vayan por ese camino.

martes, 14 de febrero de 2012

29. Esa estúpida cosa llamada amor

Para Álex el amor es un regalo. Llega sin que lo esperes y lo disfrutas sin preguntas. Simplemente te alegras de tenerlo e intentas conservarlo el mayor tiempo posible.

Para Toni el amor es una batalla. Peleas por aquello que quieres. Y el resultado da lo mismo, porque si la causa es noble y los sentimientos sinceros, eso es todo cuanto importa.

Para Javi el amor es compromiso. Sonríes en los días soleados, aprietas los dientes en las tormentas. Pero nunca te rindes, nunca te das por vencido.

Para Kim el amor es un desconocido al que a veces ha creído reconocer, en un error del que siempre la han sacado, a veces dulcemente, a veces sin gentileza.

Para Anabel, el amor era una rara flor en medio del prado. Con atención, puedes reconocerla entre las malas hierbas. Pero necesita atención y cuidados para no marchitarse.

Para Elsa es amor es complicado. No puede describirlo, no puede retenerlo. Ni siquiera sabe si sería capaz de reconocerlo.

Para Sara es amor es un estado de ánimo. Fuerte en sus convicciones, débil en su persistencia. Va y viene, y ella sólo intenta seguir el compás de la melodía.

Para Lorena, el amor es un concepto demasiado complicado, que destruye a la gente que se lo toma muy en serio. Por ahora, sólo es algo de lo que ha oído hablar.

Para Sonia, el amor es un ancla al que aferrarse. No le gusta sentirse sola, a decir verdad nunca lo ha estado. Piensa en plural. Y en las noches frías, siempre tiene alguien que la abrace.

Distintas definiciones, pero una idea común. Todos saben que cuesta mucho alcanzarlo, aún más mantenerlo, pero que resulta muy fácil perderlo. Y que merece la pena, vaya si la merece.

lunes, 13 de febrero de 2012

28. Fantasmas corpóreos

La vida es una película empezada a la que intentamos cogerle el hilo sobre la marcha. Ni siquiera nuestra propia historia comienza con nosotros mismos. Siempre hay un antes. Y un después. Incapaces de asistir a todo el espectáculo, hemos de conformarnos con disfrutar algunos pasajes.

Hace años, antes de Elsa, Toni amó a otra mujer como si no hubiera mañana. Creyó entregarle su corazón. Pero era mentira. Ella desapareció y el corazón de Toni siguió dentro de su pecho, esperando a que llegara el momento de la siguiente ofrenda.

Toni se enamoró de una mujer que no lo amaba. Llegó a pensar que se trataba de una constante en su vida, pero ha terminado aceptando que es una constante universal. Amamos a quien no nos ama y somos amados por quienes no amamos. Todos ganamos. Todos perdemos.

Lo intentó todo. Alejarse de ella, acercarse a ella.  Sonreír en los días de lluvia. Llorar en los días de sol. Jugó a odiarla, a quererla, a odiarla por quererla. Habló, calló. Se mostró orgulloso y se humilló. Probó todas las combinaciones, y todas fracasaron, como un juego de feria trucado en el que resulta posible acertar.

Al final la perdió. El corazón se le quebró. Durante un tiempo la echó de menos. Mucho. Todos sus pensamientos llevaban su perfume. Pensó que no lo superaría. Se equivocó.

Con el tiempo el recuerdo se fue difuminando. Los pensamientos murieron, o se mudaron a donde quieran que van los amores del pasado. Y su gran amor pasó a ser un fantasma corpóreo, una aparición que sólo se manifestaba muy de tarde en tarde, como un visitante fugaz.

Hoy día la recuerda, pero ha olvidado su nombre. En su momento se forzó a hacerlo. E hizo un buen trabajo.

domingo, 12 de febrero de 2012

27. Miércoles noche

Es miércoles noche y la vida, en su vieja rueca de sueños inconexos, continúa con su ritual de mezclar hilos de esperanza y decepción en la red que teje el mapa del mundo.

En el salón de su casa, Alex visiona, por enésima vez, viejas grabaciones de Anabel. Llora mientras la ve reír a través de una pantalla. Y le susurra con voz quebrada cuánto la echa de menos.

Kim está en una bolera, con unos amigos. Su equipo pierde, pero ella no le da importancia. Disfruta del momento, sintiéndose feliz.

Javi vuela de regreso al pueblo donde se rueda la película. A su lado, en el avión, se sienta una hermosa chica, Eli, que parece estudiar con detenimiento un manojo de papeles encuadernados. Javi no se lo puede creer al ver que se trata del guión de su película. Pero no dice nada.

En su casa, Silvia oye entrar a Jorge en la habitación, con sigilo, tímidamente. Le sonríe y aparca momentáneamente su mal amor para besarle con ternura.

Lorena sale de fiesta con algunos colegas por el pueblo. Beben, bailan y ríen. Y en algún momento de la noche se lía, como ya ha hecho alguna otra noche, con su amigo Chema.

Sara se separa de su amante, se levanta de la cama y revisa su facebook en busca de respuesta a un mensaje que mandó días atrás. No la hay

Toni escribe a oscuras, en el salón. Revisa las últimas páginas, preguntándose si podría haberlo hecho mejor. Pero no se refiere a la novela.

Elsa saca las últimas maletas de la casa, fingiendo fortaleza. Pablo, con  lágrimas en los ojos, le dice adiós con la mano. Elsa le dedica una sonrisa triste y desaparece de su vida.

La noche llega para todos. Y después, un jueves más, el mundo sigue en funcionamiento.

sábado, 11 de febrero de 2012

26. Una cuestión de autoestima

Hoy Silvia parece un auténtico torbellino, paseando inquieta por el salón.  Jorge, su novio, la mira sin atreverse a preguntarle qué le ocurre. Sabe que, a pesar de su carácter extrovertido y dicharachero, cuando Silvia se enfada las paredes tiemblan. Y no quiere pagar el pato por algo de lo que, por una vez, está seguro que él no tiene la culpa.

- Vaya imbécil el guionista que han traído - explota finalmente Silvia, que no veía la hora de desahogarse en voz alta - Se comporta como si tuviera todas las putas respuestas.

Que Silvia diga un taco es señal de que está muy alterada. Luna, la golden retriever de la pareja, entra en el salón. Jorge la abraza y mira de nuevo a Silvia.

- ¿Quieres que saquemos a pasear a Luna y así a lo mejor se te pasa el cabreo?
- No. Quiero que veamos alguna peli de Javi. Alguna de sus obras maestras, para ver qué es capaz de hacer "el Leonardo de la comedia".

Jorge no se atreve a discrepar. Se sienta en el sofá, mientras Silvia pone un DVD que, casualmente, ya tenía a mano. Durante la película, no para de morderse las uñas, en silencio.

Lo que Silvia no puede (o no quiere) exteriorizar es que lo que realmente le molesta de Javi es la seguridad que tiene en sí mismo, cuando ella duda continuamente. Le cabrea que alguien tenga tanta autoestima. Por eso es importante que la peli sea una mierda. Para bajarle los humos. Para que pueda convencerse de que Javi sólo es otro presuntuoso demasiado pagado de sí mismo.

El problema es que, contra sus deseos, la película le encanta. "El hijo de puta es bueno", reconoce para sí misma. Por supuesto no lo verbaliza. En vez de ello, se va a la cama sin decir buenas noches, pegando un fuerte portazo, mientras Jorge y Luna se miran sin saber muy bien qué hacer.

viernes, 10 de febrero de 2012

25. Motivos por los que Javi es guay

En el salón de su casa, acompañada por su amiga Marta, Lorena se entretiene elaborando una lista sobre los motivos por los que Javi, el guionista que acaba de llegar al pueblo, es un tío guay.

Lorena siempre se deja llevar por las primeras impresiones. Y Javi le cayó bien desde que se plantó en la taquilla y sonrió mientras pedía su entrada. Casi nadie sonríe nunca.

Lorena coge el bolígrafo y comienza a escribir, empezando por lo evidente.

1. Le gusta Amelie. Eso es importante. Sobre todo porque no la mira como un bicho raro cuando habla del tema. Incluso sabe datos de la peli que ella desconocía.

2. Es divertido. A pesar de ser algo cortado (aún recuerda la cara que puso cuando lo invitó a su casa, como si le estuviera haciendo algún tipo de proposición deshonesta) tiene gracia. Y además se ríe con las ocurrencias de Lorena. No es algo que le suceda muy a menudo. Y sienta bien.

3. Es mono para ser mayor.  4. Trabaja en el cine. 5. Ha viajado mogollón. 

Probablemente hayan más cosas, pero Marta se aburre y Lorena deja aparcada la lista para salir con su amiga a dar una vuelta. De todos modos ha hecho trampas. El motivo principal no lo ha apuntado, eso se lo guarda para ella.

Porque Lorena sabe calar a la gente. Vaya si sabe. Y detrás de esa fachada de guionista bohemio, de tipo listo con un trabajo interesante, Javi parece estar completamente perdido. Tiene ese aire de no saber qué hacer con su vida, de dar vueltas en círculo golpeándose contra las mismas paredes.

No le habla a Lorena con ese molesto tono de superioridad de los adultos, de saber todas las respuestas. Al contrario, parece suplicar ayuda desesperadamente para encontrarlas. Y ese punto de tristeza existencial es, en último extremo, lo que le hace tan jodidamente guay para su gusto.

jueves, 9 de febrero de 2012

24. 7.45 am

En la mesa de la cafetería hay tres sillas, tres cafés pero sólo una persona. Toni mira al infinito, sin demasiadas esperanzas de tener compañía. Pero no le importa.

Desde hace casi ocho años, cada miércoles, a las 7.45 am, Javi, Alex y él se reúnen en ese mismo lugar, en esa misma mesa. Por difícil que resulte creerlo, ninguno ha faltado jamás a la cita.

Siempre hay una primera vez para todo.

Toni lo entiende. Tras el shock inicial, ahora Alex está verdaderamente inmerso en su proceso de duelo. Y Javi rueda una peli al otro extremo del país. Cosas que pasan. Y aún así, siente que su presencia allí es necesaria, como la de un viejo soldado en su última guardia. El final de un pacto no escrito al que la vida le pasó por encima.

Sin embargo, no está solo mucho más tiempo. Contra todo pronóstico, Alex hace acto de presencia. Saluda a Toni con una inclinación de cabeza y se sienta en su silla, siguiendo el ritual.

- ¿Qué tal con la psicóloga? - se interesa Toni
- Es rara. No parece una psicóloga - se lleva el café a los labios - ¿Y tú qué tal?
- Me han despedido

Alex asiente y bebe otro sorbo. Los dos se miran y sonríen. Pero es una sonrisa triste, porque el ritual está incompleto. Es estúpido aferrarse a una ridícula tradición, pero no pueden evitar sentirse hundidos por sentir que el vínculo se ha roto y que el mundo es un lugar un poco más triste ahora.

Al menos hasta que escuchan una voz familiar a sus espaldas, que dice:

- Espero que tengáis algo interesante que contar. No he recorrido 500 kilómetros para escuchar vuestras tonterías de siempre.

miércoles, 8 de febrero de 2012

23. Escenarios

Desde hace años, antes incluso de que las cosas empezaran a torcerse siquiera un poco, Elsa siempre ha fantaseado sobre cómo podría ser su ruptura con Pablo.

A veces se imagina que llega a casa antes de tiempo y lo sorprende en la cama con otra. Antes, la idea le causaba angustia. Ahora no puede negar que en cierta forma sería una opción liberadora, que le daría la excusa perfecta eximiéndola de toda culpa, como en la película "Melinda y Melinda"

En ocasiones está convencida de que todo sucederá tras una fuerte discusión que empieza por un motivo estúpido, como a quién le toca fregar los platos, y que luego sube en intensidad hasta que se hace insoportable. Y tras horas de gritos, reproches y llantos, deciden dejarlo.

En los días en los que su imaginación se dispara, piensa en qué ocurriría si al regresar a casa Pablo hubiera hecho las maletas, marchándose sin dar explicaciones. O al revés, qué cara se le quedaría a su novio si un buen día ella decidiera coger el coche y no mirar atrás.

Se le ocurren rupturas de buen rollo, de esas que se celebran con una copa y que se prolongan con citas dobles con sus respectivas nuevas parejas. O que la contratan en otro país y la distancia hace mella, y un buen día, en uno de los viajes, surge la inevitable conversación.

Por telefóno, por email. Por SMS. Ha pensado en todas las maneras, desde las más sencillas hasta las más rebuscadas. En su mente, ha completado el espectro, viviendo la misma situación mil veces distinta. Quizás piensa que eso la ayudará a sentirse preparada si llega el momento.

Pero lo cierto es que, pese a todo, la realidad la coge por sorpresa. No hay amantes, ni vino, ni gritos. Simplemente están en casa, por la noche, viendo la tele después de cenar. Y de repente Elsa siente que le falta el aire, mira a Pablo y, con semblante serio, le dice: "tenemos que hablar"

martes, 7 de febrero de 2012

22. Nubes

Un perro que persigue su propia cola, un corazón en busca de su propietario, un descapotable que se ha dado a la fuga...

Esas son las figuras que ve Kim en las nubes, tumbada en la hierba, sonriendo ante los pequeños detalles que se escapan cada día entre los dedos de observadores menos avispados, que caminan con prisa como si creyeran que el mundo se detendrá si clavan ambos pies en el suelo.

Eva localiza a su amiga. Sabe dónde buscarla, es lo que tiene la amistad. Códigos secretos que sólo tienen sentido en círculos reducidos. Se recuesta a su lado y mira hacia el cielo

- ¿Qué tal con tu nuevo paciente? - pregunta
- Encontró al amor de su vida a los 25. Y cree que la vida le ha castigado por la suerte que tuvo
- ¿Tú estás de acuerdo con él?
- ¿En lo del castigo?
- En lo de que encontró al amor de su vida.

Kim se queda en silencio. Un vaquero se desliza por los aires, seguido por una carroza gigante que lleva a la Cenicienta a su baile.

- No lo sé. Quizás. Es como el haba en el roscón de Reyes, ¿no? A alguien le tiene que tocar

Eva le da un beso en la mejilla a Kim. Ambas han compartido historias de amores y desamores que, por desgracia, no terminaron siendo "el amor de sus vidas".

El cielo se ve invadido, de repente, por una gran nube gris que comienza a descargar una intensa lluvia. Eva se levanta, intentando no mojarse. Kim permanece tumbada, en el suelo, preguntándose quién le partió el corazón a esa nube para que ahora se sienta tan triste.

lunes, 6 de febrero de 2012

21. ...levantarse

La novia de su mejor amigo acaba de morir.

La ex de su otro mejor amigo se fue, rompiéndole el corazón.

Está enamorado de una mujer que jamás le querrá.

Y acaba de perder el trabajo.

Podría seguir así todo el día. La lista de motivos para la tristeza de Toni es lo suficientemente grande como para caer en un bucle autocompasivo que se prolongue indefinidamente. Las cosas no están saliendo bien. Se siente furioso, asustado y dolido.

Su primer instinto es pensar que hay cosas que no se pueden arreglar. El lienzo tiene una mancha que no sale. Las cicatrices son visibles. Los trozos rotos nunca volverán a encajar del todo.

Se permite sentirse así unos minutos, unas horas. Un día entero. Y después, con la sabiduría que otorgan los tragos amargos, se dice con convencimiento que las cicatrices cuentan una historia, como los anillos de los árboles, y que hay que mostrarlas con orgullo, no esconderlas.

Piensa que para perder primero ha sido necesario ganar. Y que sólo los derrotados saben saborear el triunfo como se merece. Únicamente el dolor da sentido a la felicidad.

Y Toni se dice, con convencimiento, que en el ajedrez mueren peones y en la vida mueren sueños, pero mientras sigas en el tablero siempre queda esperanza. Y que el fracaso sólo es la antesala del triunfo. Que hay que sonreír al abismo y saltar una y mil veces, las que sean necesarias, hasta caer de pie con la cabeza bien alta. Sólo los cobardes abandonan el juego.

Sabe que si estás triste, debes llorar. Y si estás enfadado, debes gritar. Y, sobre todo, sabe que cuando caes sólo existe una opción, la única respuesta posible ante la vida, y esa respuesta es...

domingo, 5 de febrero de 2012

20. La escena del restaurante

Silvia entra como una exhalación en el despacho. Mira a Javi con tono muy serio, pero al advertir una leve sonrisa en su rostro, recuerda lo que le dijo el primer día y da marcha atrás a las palabras que ya tenía preparadas, añadiendo un poco creíble prólogo

- Primero, sigo sin odiarte. Y segundo, lo que has hecho con la escena del restaurante es sencillamente espantoso
- En tu opinión - apostilla él sacándola de quicio - Pero gracias por el comentario.

Silvia se desespera. Se sienta sin invitación y, atropelladamente, comienza a enumerarle motivos por los que la escena era maravillosa tal y como la tenía ella, y cómo ha perdido toda razón de ser con la reescritura. Habla y habla y habla, y Javi la deja hablar hasta que se queda sin fuelle.

- ¿Has terminado?
- Sí. Eso creo - de repente se siente asustada, al caer en la cuenta de que acaba de abroncar al que, por mucho que intente no verlo de ese modo, ahora es su jefe.

Pero Javi no parece afectado ni enfadado. Es más, sigue de un irritante buen humor.

- Hagamos una cosa - dice con serenidad - Bajemos al plató. Veamos la grabación de la escena. Si está siendo un fracaso, volveré a tu versión. ¿Trato hecho?

Silvia asiente, preguntándose dónde está el truco. Lo tiene tan claro... Y en parte tiene razón, porque la grabación se está eternizando...porque los actores no dejan de reírse. A carcajadas.

Al acabar la toma, hay aplausos. Todo el mundo tiene una sonrisa en los labios. Javi mira a Silvia y se encoge de hombros, lo que, por algún motivo, a ella le parece un gesto de lo más exasperante. En ese momento ni siquiera intenta fingir que no lo odia un poquito.

sábado, 4 de febrero de 2012

19. Inconvencional

- No quiero estar aquí - proclama Alex.

Kim ni siquiera se inmuta. Lo mira, arruga la nariz graciosamente y se inclina hacia adelante, como si se dispusiera a confesarle un secreto a su paciente.

- Te entiendo. Yo tampoco quiero estar aquí. ¿Has visto qué día hace? Los martes debería estar prohibido trabajar, ¿no te parece?

Alex se siente confuso. Lo peor es que no sabe qué contestar. Ni siquiera está seguro de que la conversación tenga algún tipo de lógica

- Se supone que, como terapeuta, deberías estar más interesada en lo que tengo que decir, ¿no?
- No realmente. Suelo fingirlo, pero al haber sido tan sincero, he pensado en devolverte la cortesía
- Genial
- Tengo una idea - suelta Kim - Te invito a un batido
- ¿Y mientras te cuento mi triste vida?
- No - parece sorprendida - Si me vas a dar el coñazo, creo que no quiero invitarte

Él se ríe, incrédulo. La mira fijamente, sintiéndose de nuevo en desventaja

- ¿Qué? - pregunta ella, con cierto mosqueo
- Nada. Sólo que...no sé, esto no es muy convencional - rectifica - Tú no eres muy convencional
- Claro. Porque el que encontraras al amor de tu vida a los 25 es lo más normal del mundo.

Alex lo piensa y termina asintiendo con un leve giro del cuello.

- Touché. Tienes razón
- Siempre la tengo - ríe ella - Y por eso, tú vas a pagar los batidos.

viernes, 3 de febrero de 2012

18. Empatía

Toni no siente empatía por los seres humanos. No sabe si es una anomalía genética, un problema educacional o simplemente que él es raro. Tampoco está seguro de que, como le insisten los demás, sea algo necesariamente malo. A decir verdad, está convencido de lo contrario.

Tiene una relación cordial con su jefe y sus compañeros de trabajo. Toni está empleado en una pequeña revista literaria, y habitualmente come con todo el equipo. Hoy no es una excepción.

Habla poco, finge interés por lo que escucha y sonríe sólo cuando se siente observado. Por suerte para él, Joaquín, su jefe, monopoliza siempre la conversación con alguna historia sobre sus hazañas sexuales, a espaldas de su novia Verónica. Toni jamás la ha visto.

La historia de hoy tiene como protagonista a una camarera a la que se ligó el fin de semana, aprovechando que Verónica había viajado a ver a sus padres.  Joaquín no escatima en detalles, para deleite del resto de comensales. Tras un comentario especialmente soez, uno de los empleados, entre risas, le pregunta si no se siente un poco mal por engañar a su chica. Y Joaquín se encoge de hombros y le dice que la vida es así, que los seres humanos no están hechos para la monogamia y que hay que aprovechar todas las oportunidades que se presentan.

Toni no siente empatía por los seres humanos. Por eso resulta tan sorprendente que, con parsimonia, se levante, mire a Joaquín a los ojos y, en tono sereno pero contundente, le diga

- Eres un puto gilipollas de mierda.

Mientras todos se miran, incapaces de asimilar lo que acaba de ocurrir, Toni se marcha, consciente de que es su último día en la empresa. La parte buena, se dice, es que no tendrá que volver a fingir interés por las estúpidas historias de su jefe.

jueves, 2 de febrero de 2012

17. El mejor día

El día más feliz en la vida de Alex no tuvo nada de especial y a la vez lo tuvo todo.
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Era un sábado de enero y hacía frío. Anabel estaba agotada porque había empezado a trabajar hacía solo unas semanas, así que Alex le llevó el desayuno a la cama. La despertó con un beso y ella iluminó el mundo con su sonrisa.

Tras desperezarse, Anabel lo convenció para que se fueran de excursión. "Hace un día estupendo", dijo en tono de súplica. Era mentira, por supuesto. Pero a pesar de lo mucho que él odiaba los planes improvisados, quiso complacerla y fingió que la creía. Ella fingió no darse cuenta.

Se vistieron. Él se puso unos vaqueros viejos. Ella, un gorro blanco con orejeras y un anorak violeta. Estaba preciosa. Siempre lo estuvo.

Cogieron su viejo coche, que los dejó tirados en la cuneta en mitad de ninguna parte. Los dos se miraron y se rieron. Y bajaron del coche, decididos a que aquel contratiempo no estropeara su día.

En la zona había nevado. Anabel le lanzó una bola de nieve que le dio en la cara. Él contraatacó. Jugaron como niños pequeños y rieron hasta que acabaron agotados.

Llamaron a la grúa. Volvieron a casa y se acurrucaron. Anabel tenía sueño, pero se resistía a dormir. Le confesó que tenía miedo a que, si cerraba los ojos, la magia desapareciera. Pero sus temores no se cumplieron. Vivieron muchos más días excepcionales. Hasta que se acabaron.

Ese fue el mejor día en la vida de Álex. El problema es que los detalles están equivocados. Las fotos demuestran que el anorak era verde, no violeta. Y Anabel consiguió trabajo en mayo.

Alex se estremece al pensar lo frágiles que son los recuerdos. Le aterra la idea de irla olvidando poco a poco en su mente. De confundir el orden de sus sonrisas, sus besos, sus "te quiero".

miércoles, 1 de febrero de 2012

16. Dos palabras

Nunca hay que subestimar el poder de las palabras. Un acto puede ser terriblemente devastador, pero una frase sobrevive mucho más tiempo. Y es más cruel, sibilina e implacable.

A Javi le habían bastado dos palabras para que su mundo volviera a tambalearse. "¿Estás ahí?"

No se había atrevido a responder, pero tampoco pudo dormir bien. El mensaje resonó en su cabeza toda la noche, enquistándose en su corazón, envenenándolo con el aroma de la tristeza.

El día siguiente fue duro para él. La tristeza había dado paso a un hondo dolor. Pero sabía que la vida no iba a tener la cortesía de esperar a que se encontrara mejor. Tenía una película que arreglar, y a ello se puso. Al no estar en plena forma, le tocó tirar de oficio.

El "¿estás ahí?" no le abandonó un solo momento en todo el día.

A última hora de la noche, sin pararse demasiado a pensar en lo que estaba haciendo, dirigió sus pasos hacia el cine. Al verlo aparecer, el rostro de Lorena se iluminó

- ¡Has venido! - dijo - Hoy puedes ver la peli, hay como siete personas
- Gracias, pero si te soy sincero no me apetece mucho - admitió él
- ¿Quieres que volvamos a ver Amelie?
. ¿Te importaría mucho si nos quedamos un rato charlando?

Lorena siguió mascando chicle mientras lo pensaba, como si se tratara de una decisión trascendental que podía afectar al resto de su vida.

- Vale. ¿Pero puedo hablarte de Amelie?

Al oirla, Javi sintió el deseo de abrazar fuertemente a aquella chiquilla que, sin medir sus palabras, parecía saber siempre qué decir para arrancarle una sonrisa y reconciliarle con la vida.