miércoles, 11 de julio de 2012

177. Elecciones

No tiene por qué dar explicaciones a nadie, se recuerda Lorena una y otra vez. Lo que no es una buena señal, porque demuestra no estar demasiado convencida acerca de su propio consejo.

Salta de un lado a otro en la pista de baile, sonriendo a todo el mundo. A sus amigos y a los tíos a los que no conoce, pero que se muestran interesados en ella. Se siente halagada.

Un tipo bastante atractivo, con pinta de universitario, se arrima a Lorena y la agarra por la cintura. Ella no se resiste. Ni siquiera cuando un par de canciones más tarde él comienza a meterle mano.

No es una santa, nunca ha querido serlo. Se ha acostado con unos cuantos tíos y lleva unos cuantos rollos de una noche, ni más ni menos que las otras chicas de su edad. Así que en principio no hay nada de malo, ni de raro, en lo que está haciendo. Así ha sido su vida desde hace mucho. Desde que Laura aún estaba en el pueblo y le cubría las espaldas.

Puede elegir qué hacer, está en su perfecto derecho. Y sin embargo esta noche elige no continuar con el juego. Una canción más tarde se despide del universitario, sin atender a sus súplicas para que se quede o para que le deje acompañarla a casa. Lorena, sin dejar de reír, sale de la discoteca sola, sin preocuparse tampoco por despedirse de sus amigos.

Tampoco hay que darle mayor importancia. No quiere decir nada, ni lo que estuvo a punto de hacer ni lo que no ha hecho.

Sin embargo, cuando dos minutos más tarde le suena el teléfono, no puede dejar de pensar que, de algún modo, el karma la ha recompensado por su elección. El identificador de llamadas deja claro que se trata de Toni. Y Lorena se alegra de estar sola, en medio de la calle, preparada para hablar con el chico del beso que no consigue quitarse de la cabeza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario