Abre los ojos y sonríe, ante la sorprendida mirada de Anabel. Decididamente no se esperaba esa respuesta. La imprevisible Kim ataca de nuevo, se dice a sí misma, infundiéndose valor.
- Tenías razón, no puedo hacerlo sólo por Álex. Es estúpido vivir nuestra vida para complacer a otras personas, por mucho que las queramos. Al final tenemos que pensar en nosotros mismos. Debemos darnos prioridad en algún momento. Ser un poquito egoístas
"El problema es que no quiero morirme. Estoy enamorada y soy feliz, ¿por qué diablos iba a querer renunciar a eso? Quiero besos, caricias, hijos, nietos... una vida plena. No estoy preparada para abandonar tan pronto"
"No me malinterpretes, estoy dispuesta a sacrificarlo todo por las personas a las que quiero. Pero eso no significa que sea una gran amante de los sacrificios. No me gusta el dramatismo innecesario. Si te soy sincera, siempre he odiado a los puñeteros Romeo y Julieta. Su historia será todo lo bonito que tú quieras, pero no acaban juntos. A veces la brevedad no es ninguna virtud"
"No hay nada de malo en rendirse, lo sé. Pero tampoco lo hay en querer seguir intentándolo. Soy una luchadora, qué puedo decirte. Mi momento no está aquí, en el más allá o lo que demonios sea esto. Mi momento está ahí fuera, con Álex. Me lo merezco. Y si no me lo merezco, me da igual. Lo quiero de todas maneras"
Anabel sonríe y se funde en un abrazo con Kim.
- Lo que has dicho es precioso. Y ojalá pudieras realizar todos sus sueños. Por desgracia la decisión de vivir o morir no depende de ti - le susurra al oído, con un deje melancólico
- - - - - - - - - - -
Sentada cerca de su puerta de embarque, Sara se dedica a mirar por la amplia cristalera cómo aterrizan y despegan los aviones. En su interior, cientos de pasajeros que vienen, que van, que buscan y abandonan, que sueñan, lloran y esperan.
Ni siquiera sabe cómo se siente. Y no tiene fuerzas para pensarlo en este momento.
"Señorita Sara Muñoz, por favor, acérquese al mostrador de información", suena de repente por megafonía.
Tarda unos segundos en reaccionar, extrañada de que se estén dirigiendo a ella. Piensa en los posibles motivos para que su presencia haya sido requerida. Se le ocurren muchos. Pero ni en un millón de años hubiera imaginado que todo tuviera que ver con una inesperada visita.
- ¿Javi? ¿Qué diablos haces aquí?
- Vaya, pensé que estarías más interesada en saber cómo han accedido a hacer el anuncio por megafonía. Porque te juro que no ha sido fácil. Pero he pensado que era mi mejor opción para localizarte a tiempo, con tanta gente y sin saber por dónde empezar...
No, no es momento de bromear y lo sabe. Es hora de abrirse y ser él mismo. Ya ha tardado demasiado tiempo en permitirse tener una voz propia.
- Escucha, tenías razón, nunca he estado solo. Y puede que sea lo que necesite. Y si es lo que quieres, te prometo que lo haré. Pero un mes, un año, un siglo, no cambiará el hecho de que te amo y te necesito a mi lado
Sara se queda muda, sin saber qué decir. Así que no dice nada. Se da media vuelta y comienza a alejarse, lentamente, mientras una lágrima comienza a correrle por la mejilla.
Pero sus pies se niegan a continuar la huida, así que da media vuelta y mira de nuevo a su ex novio.
- Yo también te quiero, idiota. Y este es un momento precioso. Pero sabes que después del fundido a negro de hoy, mañana se volverá a abrir el telón, ¿verdad? Y que entonces tendremos que continuar la función y que no todo será de color de rosa
- Lo sé. Y no me importa. Es más, estoy deseando que llegue mañana.
Se acerca y coge a Sara de la mano mientras la mira fijamente a los ojos, con dulzura.
- No voy a irme de aquí sin ti. Me da lo mismo el tiempo que necesite para convencerte, no tengo prisa. Puedo seguir hablando eternamente hasta que aceptes
Sara sonríe. Primero tímidamente. Luego con todas sus fuerzas. Se besan apasionadamente. No están dispuestos a dejar de hacerlo lo que les reste de vida.
- - - - - - - - - - -
- ¿Has venido para pedirme que vuelva a casa contigo? - pregunta Lorena
- No
Sólo una palabra hace falta para que el castillo de ilusiones de la joven se derrumbe hasta quedar hecho añicos. Al ver a Toni ha sentido cómo su corazón se aceleraba de alegría. Pero, como si de una broma cruel se tratara, todas sus esperanzas se desvanecen en cuestión de segundos. Se da media vuelta, enrabietada, sin darse cuenta de que el chico aún no ha terminado de hablar.
- He venido para pedirte que seas mi novia
Lorena le mira, aún con lágrimas de tristeza y de furia que se confunden y se mezclan por todo su rostro, enrojecido por la llantina. Toni agacha la cabeza intentando encontrar, por primera vez en su vida, las palabras correctas para describir lo que siente en su corazón.
- Escucha, creo que el que vinieras aquí fue una gran elección. Este es tu sitio, Lorena. Tienes tantos sueños por cumplir... pero eso no significa que tengamos que renunciar a lo nuestro. A no ser que sea lo que tú quieres. Porque lo que soy yo, sólo pienso en estar contigo
- Así que me sugieres que tengamos una relación a distancia
- Algo así
- Las relaciones a distancia son difíciles
- La vida es difícil. O fácil. Dependiendo de cómo nos propongamos vivirla. Te quiero, ¿vale? Y si hace falta que después del trabajo vuele cada noche hasta aquí para dormir contigo, te juro que lo haré. Pero no renuncies a esto. No tienes por qué elegir entre la universidad o yo. Puedes tenerlo todo
Puede tenerlo todo. Se da cuenta de ello. ¿Cuanta gente puede decir lo mismo? Así que decide no complicar más las cosas con dudas absurdas y aceptar la suerte que tiene.
- ¿Algo más que quieras decirme?
- Para ser sincero sí. En tu ausencia he visto Amélie unas cuantas veces. Creo que adoro esa película
- No sé si me estás tomando el pelo - ríe Lorena
- Bueno, tienes todo el tiempo del mundo para descubrirlo, ¿no te parece?
Lorena salta sobre él. Le besa por toda la cara. Se abraza fuertemente a su cuello y le susurra al oído que por favor, nunca, nunca, la abandone. Toni asiente. Es una promesa que está preparado para cumplir.
- - - - - - - - - - -
La vida está llena de finales felices y finales amargos, que se entremezclan formando una combinación agridulce que nos golpea de un modo inesperado. Una extraña mezcla de sentimientos que se agolpan en nuestros cerebros y nuestros corazones y que nos hacen sentirnos, de algún modo, felices de estar vivos.
Llorar ante situaciones tristes está bien. Nos recuerda que aún somos capaces de emocionarnos con algo. Cada vez que nos sufrimos, reímos, nos interesamos por historias ajenas a nuestra propia vida, ya sea en una película, un libro o algo que le ha sucedido a alguien a quien conocemos, demostramos que aún hay esperanza para la humanidad. Que sentimos empatía y nos preocupamos los unos por los otros.
En el hospital, los médicos le quitan a Kim todos los aparatos que, hasta hace unos segundos, le permitían seguir respirando artificialmente. Lo hacen de manera mecánica, acostumbrados a lidiar cada día con la muerte, hasta haberle perdido no el respeto, pero sí el miedo.
"Para que algunas personas rían otras deben llorar"
Álex se sienta en la cama, junto a Kim. La coge de la mano y la mira con orgullo. Feliz por haberla conocido. Por haber compartido con ella algunos momentos verdaderamente mágicos. Hay gente que en toda su vida no consigue tener algo así. Y en poco más de tres décadas él ya lo ha tenido, en dos ocasiones. Con Anabel y con Kim. Dos mujeres maravillosas.
Sus lágrimas son de alegría.
"No todas las historias pueden acabar bien, eso es un hecho"
¿Qué es un final feliz? Para Álex, lo es haber conocido el amor. Tener la suerte de encontrar a una mujer maravillosa que le enseñó que no podía rendirse. Que estuvo a su lado en sus peores momentos y le dio un motivo para seguir luchando. La vida es hermosa. Aunque hoy llueve, nadie sabe qué tiempo hará mañana.
La esperanza es un final feliz.
"La alegría se nutre de la tristeza y viceversa"
Se inclina sobre el cuerpo inerte de la mujer a la que creyó que podría salvar viendo una exposición de pintura de Rembrandt. Qué deliciosa ingenuidad. Kim estaría encantada de escuchar esa historia. Por eso lo hizo, como un homenaje a su memoria. Esté donde esté, seguro que aplaude su iniciativa. Misión cumplida.
Mientras agarra su mano, piensa en soltar un último discurso. Pero comprende que hay dos palabras que sintetizan perfectamente las miles de frases que podría decir en un momento como éste.
- Te quiero
"A la hora de la verdad, nadie sabe nada con certeza"
Álex besa a Kim en la frente. Y entonces, nota su respiración. Tenue, pero persistente. La chica abre los ojos, lentamente, sin prisa.
- Te he oído - le dice
- Bienvenida a casa - responde Álex - Te he echado de menos