sábado, 14 de julio de 2012

180. Mi princesa

Esta carta la escribió Javi para Sara hace ocho meses, a mano, en la parte de atrás de un borrador en el que trabajaba en aquel momento.

"Para alguien que ha hecho de la palabra su profesión y casi su vida, eres la prueba de lo mal que he elegido mi camino, porque desarmas cualquier intento de tratar de explicarte y explicarme usando el torpe recurso de la letra impresa".

"Eres el pensamiento que me acompaña cuando cierro los ojos. Eres la promesa de las alegrías futuras, el eco de la risa contagiosa que me obliga a sonreír como un idiota con sólo formar el recuerdo de tus labios en mi imaginación".

"Eres mi fuerza y mi debilidad. Humana en tus errores, que a veces me sacan de quicio, pero que me hacen amarte el doble porque la vida no es un guión y sólo sé amar los defectos de quien, pese a todo, me hace desear un poquito más de su esencia".

"Eres la incógnita del "¿qué será?" engalanada en un ahora que me vuelve loco y me impide perderme en divagaciones sobre el futuro mientras disfruto del presente en tu compañía".

"Te miro y deseo cuidarte, mimarte, besarte y susurrar en tu oído que todo irá bien. Me haces querer ser mejor persona. Y sueño con placeres cotidianos, llevarte el desayuno a la cama, acurrucarme contigo en el sofá para ver una película, besarte bajo la lluvia mientras la gente nos mira creyendo que estamos locos, y tal vez tengan razón".

"Eres mi deseo, mi meta, mi final del arcoiris. Mi constante contradicción, mi suero de la verdad que me obliga a exponerme a corazón abierto. Mi sentido, mi pregunta, mi respuesta. Mi princesa".

Tres semanas más tarde Sara y Javi cortaron. Ella nunca llegó a leer la carta.




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