jueves, 1 de marzo de 2012

45. Leo Cabrera ha muerto

Cuando las luces del espectáculo se apagan, los artistas se cambian de ropa y vuelven a ser ellos mismos. La versión de ellos mismos que el gran público no conoce ni tiene por qué conocer.

Hoy Kim está devastada, consumida por las lágrimas, y no tiene por qué ocultarlo.

Leo Cabrera ha muerto.

Leo ha sido (aunque el tiempo verbal a estas alturas ya resulta incorrecto) paciente de Kim durante casi dos años. 719 días. Y durante ese tiempo, siempre quiso morir. Al final se salió con la suya.

Kim hizo todo lo posible por enseñarle la belleza del mundo y devolverle a la senda de los sueños. Paradójicamente, intentar ayudar a Leo la salvó a ella de sus propios demonios. Su paciente le otorgó un rayo de esperanza. Le hubiera encantado devolverle el favor.

Pero Leo jamás cambió de opinión. Nunca encontró las fuerzas para intentar ser feliz. Permanecía en su propia laguna de amargura, donde todo resulta más fácil y el desánimo aparece sin esfuerzo.

Leo era una persona excepcional. Lo suficiente como para intentarlo sólo por ella. Kim lo sabía, entendía el enorme sacrificio que ese hombre de 52 años hacía cada día por mantenerse a flote y regresar a su despacho. A falta de un motivo mejor, seguía vivo porque no quería decepcionarla.

Hasta hoy.

Leo Cabrera se quitó la vida. Kim desea creer que lo hizo sonriendo, sin remordimientos. Sólo un ligero malestar por haberle fallado a ella. Así de buena persona era Leo. Y entiende que debería centrar sus pensamientos en que, durante 719 afortunados días, logró que se mantuviera a flote.

Pero aún así, le hubiera gustado llegar al 720. Y haber podido intentar, una vez más, regalarle a Leo una sonrisa de esas por las que uno decide que merece la pena seguir luchando.


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