miércoles, 7 de marzo de 2012

51. Red de seguridad

A lo largo de los años Álex, Toni y Javi han tenido muchos amigos. Comunes e independientes, lógicos e inesperados. Compañeros de clase, compañeros de trabajo. Amigos de amigos. Personas que conocieron por casualidad y otros que se asentaron con el tiempo.

Con todos compartieron confidencias, risas, alegrías y fracasos. A todos les confiaron secretos, de esos que da vergüenza decir en voz alta, pero que en los oídos de la persona adecuada sirven para reconfortar corazones torturados.

Cuando eran jóvenes, pensaban que estarían ahí para siempre. Con el tiempo se fueron haciendo más cínicos, y aunque la dinámica no cambió y la amistad siguió siendo sincera, cada nueva incorporación era recibida con más recelo. Sin desempaquetar demasiado las maletas, por si acaso el viaje era más corto que la deseada y prometida eternidad.

Como los inicios, los finales también han sido variados. La distancia alejó a algunos amigos. A otros, la pereza. Están los que se recuperan, y los que al verlos hacen aflorar recuerdos de tiempos mejores. Y, por supuesto, hay amistades que se disuelven para siempre. Curiosamente el recuerdo de esas personas es siempre el más difícil de borrar.

Hasta ahora calculan que entre los tres, en algún momento, han tenido casi un centenar de personas a las que hubieran confiado sus vidas. Hoy día el número es mucho más reducido.

Pero sentados en la mesa de su cafetería, a las 7.45 de la mañana, como cada miércoles, ninguno guarda un minuto de silencio por los amigos ausentes, concentrados como están en disfrutar de su resistente triunvirato. Decididos a escucharse mutuamente, ofreciendo una red de seguridad conjunta para esta peligrosa y desquiciada aventura que es la vida.

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