sábado, 24 de marzo de 2012

68. Buenas malas ideas

Acaba de salir de la ducha cuando alguien llama a su puerta. Pero a diferencia de la última vez, en esta ocasión a Kim sí que le resulta fácil adivinar que se trata de Álex. Han decidido hacer noche en un no demasiado destartalado motel de carretera y descansar un poco antes de seguir al día siguiente con la búsqueda del presunto amante de Anabel.

Lo peor del caso es que es capaz de decir esto sin que le suene raro.

Es decir, ¿qué está haciendo ella realmente allí? Lo de Álex tiene su lógica. Aún está pasando su proceso de duelo. ¿Pero ella? ¿Por qué ha decidido acompañarlo? ¿Es acaso una buena idea?

"Bienvenida, espontánea Kim", es la única respuesta que se ofrece a sí misma mientras abre.

- ¿Y ahora qué mosca te ha picado? - pregunta cortándole el paso al chico en la puerta, sin dejarle entrar, aunque sonriendo para que quede claro que está bromeando
- No podía dormir - admite Álex. ¿Te apetece tomar algo?
- Estoy en pijama
- Lo suponía - ahora es él quien sonríe, mientras muestra un batido de fresa que mantenía escondido en la espalda, fuera de su vista - Por eso te he traído aquí la bebida.

Kim está impresionada. Pero intenta disimularlo admitiendo que está impresionada. Lo sabe, no tiene mucho sentido. Y aún así, le da lo mismo

- No sabía que me conocieras tan bien - admite
- No eres la única que presta atención a los detalles. Y ahora, déjame entrar o no te daré el batido

Kim se hace a un lado. Y buena o mala idea, lo único que sabe es que se alegra de estar ahí, esa noche, en ese motel, con ese chico. Lo demás, ahora mismo, carece de cualquier importancia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario