martes, 20 de marzo de 2012

64. Medios corazones

El cerebro humano es cruel. Conoce nuestros puntos débiles y los utiliza sin piedad para crear pesadillas que visualizamos con los ojos abiertos, torturándonos como ni la peor de las realidades podría hacerlo.

En su casa, mientras intenta distraerse viendo una película, Toni sólo puede imaginarse a Elsa haciendo el amor con Pablo en su apartamento. Las mismas imágenes una y otra y otra vez.

Acierta al imaginar el paradero de Elsa, pero la escena dista mucho de ser como él la imagina. Ha acudido de nuevo a Pablo, pero hoy rehusa tener sexo con él. Se pregunta el por qué de su falta de deseo, y si tiene algo que ver (¡por supuesto que sí! ¿Qué esperaba?) con la confesión de Toni.

Sabe que no le debe nada. Y aún así...

Por supuesto, para Toni todo es angustia. Le gustaría que existiera un mapa del alma, para saber dónde alberga exactamente sus sentimientos hacia Elsa y poder así extirpárselos con sus propias manos, dejar de sentir, de pensar, olvidarla, pasar página.

Es consciente de que Elsa es libre de hacer con su vida lo que quiera. Y aún así...

Y atrapado en medio está Pablo, que sigue sin entender qué quiere Elsa de él. Por qué le da esperanzas y luego se las arrebata cada vez que cierra la puerta de su casa por fuera. Se pregunta qué está haciendo mal, qué podría hacer para convencerla de que vuelva con él.

Sabe que no está en su mano, que no hay una respuesta mágica. Y aún así...

Son, en el fondo, tres medios corazones que intentan desesperadamente encajar unos con otros. Pero sus latidos están desacompasados, por lo que bailan, solitarios, al son de melodías mudas que carecen de sentido.



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