domingo, 4 de marzo de 2012

48. Sólo una pequeña charla

Álex es un experto en fachadas. En sonrisas que esconden secretos y tristezas camufladas en rostros serenos. Pero si sabes dónde mirar (y Álex ha aprendido a hacerlo), los ojos te cuentan la historia completa. Y los de Kim revelan a gritos que hoy no es un buen día para ella.

- ¿Qué te ocurre? - pregunta, con sincero interés
- ¿A mí? Nada
- Perfecto, porque me encanta escuchar historias sobre la nada.

Álex coge una silla, la aproxima hasta donde está Kim y se sienta, mirándola fijamente a los ojos. Ella insiste en decir que está bien, lo que sólo demuestra lo lejos que está de sentirse feliz. Álex no pierde el tiempo en responder. Prefiere seguir preparado para escuchar sus confesiones.

- Esto es ridículo - exclama Kim, rindiéndose al juego de miradas - Esta es tu terapia. Eres tú el que debe contarme lo que te ocurre
- Como si esto alguna vez hubiera sido una terapia convencional - sonríe Álex - Venga, por favor. Es sólo una pequeña charla. Nos vendrá bien a los dos.

Y Kim, a su pesar, acaba claudicando ante la sincera preocupación del chico. Y se sienta a su lado y comienza a hablar sobre Leo y cuánto lo echa de menos.

Álex escucha en silencio, sin perder de vista los hermosos ojos de Kim, que alternan dolor, alegría y nostalgia, mientras ella cuenta historias divertidas y tristes de su fallecido paciente.

Y por un momento dejan de ser terapeuta y paciente, si es que alguna vez lo han sido, y se convierten en dos amigos que se dan apoyo, transformando una simple charla en un momento mágico que demuestra que la vida, en ocasiones, sabe ofrecer ternura a las almas desamparadas.

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