- Cuéntame algo de ti que no sepa
Kim se atraganta ligeramente al oír esto, lo que provoca una pequeña carcajada de Álex. Están desayunando, aún en el motel, y de nuevo la ha cogido a contrapié. Una situación incómoda para alguien que está acostumbrada a llevar la voz cantante.
- Muerdo las bolsas de la compra - dice recurriendo a lo primero que se le pasa por la cabeza
- Algo íntimo - se queja Álex - ¿Tienes novio?
- ¿Estás intentando ligar conmigo?
- Nunca se sabe
Los dos se echan a reír. Kim suspira, entendiendo que se trata de un momento más importante de lo que podría parecer a primera vista. A pesar de todas las reglas que ha infringido en los últimos días, sigue siendo su terapeuta. Entre los dos debería existir un muro que ponga cierta distancia.
Y tan pronto como hace el análisis en su cabeza, coge su martillo invisible y lo echa abajo
- Salía con alguien - confiesa - Era un príncipe, hasta que lo besé y se convirtió en un sapo. Uno viscoso y repugante
Álex sonríe, y agradece la confesión con un leve movimiento de cabeza. Kim le mira muy seria
- Sabes que después de esto ya no podré seguir siendo tu psicóloga, ¿verdad?
- Lo intuía, sí
- Mierda - exclama - Si sigo perdiendo clientela a este ritmo, no voy a ser capaz de llegar a fin de mes. Tú pagas el desayuno. Y el almuerzo. Si nuestra relación va a ser sólo personal, será mejor que entiendas que soy una amiga con gustos caros.
Kim se atraganta ligeramente al oír esto, lo que provoca una pequeña carcajada de Álex. Están desayunando, aún en el motel, y de nuevo la ha cogido a contrapié. Una situación incómoda para alguien que está acostumbrada a llevar la voz cantante.
- Muerdo las bolsas de la compra - dice recurriendo a lo primero que se le pasa por la cabeza
- Algo íntimo - se queja Álex - ¿Tienes novio?
- ¿Estás intentando ligar conmigo?
- Nunca se sabe
Los dos se echan a reír. Kim suspira, entendiendo que se trata de un momento más importante de lo que podría parecer a primera vista. A pesar de todas las reglas que ha infringido en los últimos días, sigue siendo su terapeuta. Entre los dos debería existir un muro que ponga cierta distancia.
Y tan pronto como hace el análisis en su cabeza, coge su martillo invisible y lo echa abajo
- Salía con alguien - confiesa - Era un príncipe, hasta que lo besé y se convirtió en un sapo. Uno viscoso y repugante
Álex sonríe, y agradece la confesión con un leve movimiento de cabeza. Kim le mira muy seria
- Sabes que después de esto ya no podré seguir siendo tu psicóloga, ¿verdad?
- Lo intuía, sí
- Mierda - exclama - Si sigo perdiendo clientela a este ritmo, no voy a ser capaz de llegar a fin de mes. Tú pagas el desayuno. Y el almuerzo. Si nuestra relación va a ser sólo personal, será mejor que entiendas que soy una amiga con gustos caros.
Eres un crack, Fran. ¿Lo sabías?
ResponderEliminarMagnifico
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