viernes, 9 de marzo de 2012

53. Preguntas incómodas

Elsa se levanta de la cama en mitad de la noche. Coge su ropa y se dirige al cuarto de baño, sintiéndose una intrusa en el que hasta hace poco era también su hogar.

Ya vestida, gira con suavidad el pomo de la puerta, intentando no hacer ningún ruido. Pero cuando está a punto de salir de la casa, escucha la voz de Pablo desde la cama.

- ¿A dónde vas?
- A mi piso - contesta Elsa tajante, sin ganas de comenzar una conversación
- Quédate a dormir aquí
- Prefiero no hacerlo

Pablo se levanta de la cama, y Elsa comprende que, pese a sus esfuerzos, va a verse obligada a mantener una incómoda conversación para la que no se siente preparada.

- De todos modos, ¿qué estamos haciendo? - pregunta Pablo, con amargura
- Acabamos de follar
- No me refiero a eso. Quiero decir...primero me abandonas, ahora vienes por las noches pero nunca te quedas. Estoy confuso, no sé si me gusta esto
- Entonces no me abras la puerta - dice Elsa, sonando más agresiva de lo que era su intención
- Joder, Elsa. Sabes que te quiero. Yo... ni siquiera sé aún por qué me dejaste. Ni por qué nos estamos acostando ahora. La verdad es que no entiendo nada.

Pablo mira a Elsa con ojos tristes, en busca de una respuesta. Pero la chica abre la puerta y sale con paso decidido. Aunque es difícil intuirlo sin estar dentro de su cabeza, no lo ha hecho por crueldad. Lo que ocurre es que, para ser sinceros, aunque quisiera no sabría qué contestar.


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