miércoles, 28 de marzo de 2012

72. El mejor novio del mundo

Silvia no tiene ninguna duda de que Jorge es el mejor novio del mundo.

Jamás pierde la calma y es capaz de encontrar el lado positivo a cada situación. Y cuando los nervios afloran en ella o empieza a agobiarse, él le dedica una sonrisa tranquilizadora que siempre logra convencerla de que todo irá bien.

Es buena persona, confiado y cariñoso. Y el mejor oyente del mundo. Dicen que al observar a una pareja de enamorados nunca hay que fijarse en la persona que habla, sino en la que escucha. Su rostro te dirá todo lo que necesitas saber sobre esa relación. Y en el de Jorge siempre aparece reflejado un genuino interés por aquello que Silvia le está contando.

Rara vez discuten, y cuando lo hacen es porque ella comienza la pelea. Jorge no levanta el tono de voz, y no le importa ser el saco de boxeo sobre el que Silvia descarga todas sus frustraciones y rabietas. Aguanta estoicamente los golpes (algunos de ellos muy injustos) y luego la besa de un modo que hace imposible recordar por qué estaba enfadada en primer lugar. La hace sentirse segura y querida. Es el mejor novio del mundo.

Y sin embargo, eso no puede ser verdad.

Si no tuviera dudas sobre esa afirmación, si algo no fallara, Silvia no estaría engañándole con Javi. Las personas felices no arriesgan su alegría en apuestas ciegas de resultado incierto.

Jorge no la completa. Es así de claro, así de triste, así de injusto. En un mundo de medias verdades y mentiras piadosas, donde sus sentimientos se confunden con sus deseos, donde lo que es y lo que querría ser no siempre coinciden, Silvia se ve forzada a admitir que, aunque no entienda el qué, hay algo que no funciona en su relación.


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