viernes, 31 de agosto de 2012

228. La discusión

Quizás sea envidia. Envidia por ver que Toni ha dejado de quejarse y lloriquear como un chiquillo y está tomando medidas para hacer que su vida se parezca a lo que cree que tiene que ser.

Quizás sea frustración. Frustración por seguir andando en círculos, sin lograr que el guión de su existencia coja foco. Por tener una novia a la que no sabe si quiere y haber renunciado a un trabajo que no sabe si le hubiera gustado.

En cualquier caso es confusión. Rabia. Desprecio. Sentimientos poderosos que Javi dirige hacia la persona equivocada, atacando a Toni cuando lo que quiere es insultarse a sí mismo por ser tan estúpido de no saber poner su vida en orden.

Tacha a Toni de mezquino por haber perseguido a la chica que le gustaba, ignorando el hecho de que Lorena dejó de hablarle antes de que su amigo entrara en la ecuación o, peor aún, que jamás dijo nada sobre estar encaprichado con la taquillera. Bastante ocupado andaba follándose a las novias de otros.

Eso último lo dice Toni, lo que sólo consigue que Javi se ponga rojo de rabia. Porque es un golpe bajo, porque le ha dolido pero, sobre todo, porque sabe que es verdad. Nada nos molesta más que descubrir que no somos tan misteriosos como nos pensamos.

Se gritan y se gritan y pierden el control hasta el punto de olvidarse de que si se reunieron fue precisamente para volver a ser amigos. Ahora están embarcados en una guerra sin cuartel.

Al menos hasta que sus teléfonos emiten sonidos simultáneos. Un mensaje de Álex. Una noticia horrible. Tristemente, la única que puede conseguir que los dos se olviden de su estúpido ego y se concentren en ser los amigos que se espera que sean en esos difíciles momentos.


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