lunes, 27 de agosto de 2012

224. La confesión

Víctor entra en la cafetería en la que le ha citado Kim. La reconoce por la descripción que le ha dado por teléfono, así que se acerca a la mesa y se sienta bruscamente.

- Muy bien - dice - Ya estoy aquí. ¿De qué querías hablarme?
- Creo que lo sabes perfectamente - responde la chica
- Vale, vale, vale. Pero antes que nada, esta conversación es privada, ¿no? Quiero decir...
- Las conversaciones entre psicólogos y pacientes están amparadas por el secreto profesional

Al escuchar esto, Víctor se relaja. Su sonrisa adquiere un tono más burlón. 

- ¿Sabes? Iba a decirte eso de que todo es mentira. Pero que te jodan. Y que la jodan a ella. Sí, es cierto. Le he pegado, ¿vale? He pegado a esa zorra estúpida de Samantha y lo volveré a hacer
- Oh, yo creo que no...

Antes de que Víctor pueda decir nada, la chica saca una grabadora del bolsillo. Reproduce las últimas palabras del joven, que se escuchan nítidamente. Su confesión en estéreo.

- Lo que vas a hacer es irte rápidamente de esta ciudad, sin parar siquiera a despedirte. Porque si vuelves a acercarte a ella, te juro que hago que te detengan por malos tratos
- ¡Espera! - Víctor parece algo asustado, pero no mucho - No puedes hacer eso. No sin meterte también tú en problemas por la mierda esa de la confidencialidad...
- Si fuera psicóloga tendrías razón - replica Eva - Pero no lo soy. Nunca he dicho que lo fuera. Mi amiga Kim lo es. Yo sólo le ayudo a joder a un mierda de maltratador

Víctor se queda de piedra. Ahora sí que está aterrado. Eva sale de la cafetería con la absoluta certeza de que mañana, a esta hora, ya no seguirá en la ciudad.



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