lunes, 13 de agosto de 2012

210. La vida de Laura

Irse de su pueblo natal es la decisión más difícil que Laura ha tenido que tomar nunca. Sobre todo porque siempre tuvo claro que lo hacía para no volver.

Mudarse a gran ciudad en la que no conocía a nadie le daba miedo. Claro que el miedo es una emoción que siempre la ha motivado. El cosquilleo que se siente al iniciar una nueva aventura, en la que no se sabe cómo van a salir las cosas. Es cierto que puedes fracasar. Pero la emoción de intentarlo ha de prevalecer siempre sobre la incertidumbre del resultado.

Jamás hubiera dado el paso de no ser por su madre. Fue ella quien la alentó a irse a la universidad y no volver la vista atrás. No porque no la quisiera, sino todo lo contrario. La amaba demasiado como para permitir que Laura desperdiciara su vida siendo una simple taquillera de cine.

Echa de menos a su familia, por supuesto. Pero curiosamente no tanto como a Lorena. Su mejor amiga, su alma gemela. Hasta el último momento, mientras subía al autobús, conservó la ilusión de que apareciera por sorpresa, con su maleta a cuestas, decidida a acompañarla. 

Sin embargo sabía que eso no iba a ocurrir. Queremos mantener cerca a la gente a la que amamos, pero a veces resulta imposible. Cada uno tiene su camino, su plan, su proceso. No podemos ponerle cortapisas, sólo confiar en que volveremos a coincidir con ellos más temprano que tarde.

Ahora ha pasado casi un año. En ese tiempo Laura ha pasado por momentos buenos y momentos malos. En ocasiones ha querido tirar la toalla y volver a casa. Pero no lo ha hecho. No está dispuesta a permitir que el miedo o el desánimo tomen el control de su vida.

Pase lo que pase, hemos de seguir adelante. Forjando nuestro destino. Confiando en que algún día miraremos atrás, evaluaremos nuestras decisiones y nos diremos "bien hecho".






No hay comentarios:

Publicar un comentario