miércoles, 8 de agosto de 2012

205. Ochenta años

Cuando Kim se despierta descubre que Álex ya no está a su lado en la cama. Es la primera noche que pasan juntos en el apartamento de ella. Son las 9.35 de la mañana de un soleado domingo.

Por un momento se preocupa. Pero entonces le ve regresar, sosteniendo entre sus manos una bandeja en la que hay varias tostadas, mantequilla y una taza de café aún humeante.

- Buenos días, bella durmiente 
- ¿Qué es eso? - pregunta Kim, aún medio adormilada y con el pelo revuelto
- Es una ancestral tradición que recibe el pintoresco nombre de "desayuno"
- Ja, ja. Lo que quería decir es que no tenías por qué hacerlo

Álex deja la bandeja sobre la mesilla, se sienta al lado de Kim y la besa en los labios.

- Hay muy pocas cosas que realmente estemos obligados a hacer en la vida. Creemos que sí, pero es mentira. Simplemente elegimos hacerlas. Y en este caso concreto me apetecía terriblemente...
- Ya, ya, ya... No hace falta que sigas. Te recuerdo que yo soy la psicóloga

Kim se incorpora. Se arregla un poco el pelo, sonríe y vuelve a besar a Álex. Susurra un "gracias"y se abalanza sobre su taza de café mientras ríe de un modo tan infantil como natural.

Álex la observa mientras engulle las tostadas. Se siente completamente feliz. Son esos pequeños placeres, como prepararle el desayuno a la mujer que ama o pasar un día de domingo con ella en el sofá viendo la tele, los que le hacen sentirse realmente afortunado. Sus sueños hechos realidad.

La atracción física es excitante, por supuesto, pero no deja de ser un simple aliciente adicional. Por mucho que la quiera, duda que Kim a sus 80 años siga siendo tan sexy. Pero sabe que él seguirá disfrutando llevándole el desayuno a la cama y viéndola tomar su café. Eso es el amor para Álex.


  


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