jueves, 28 de junio de 2012

164. Payasadas

Lo bueno de dejar el pasado en la puerta es que uno puede ser quien quiera ser. Y hoy a Toni le apetece dar rienda suelta al tipo bromista que lleva dentro pero al que deja salir sólo en contadas ocasiones. Un error que sabe que debe subsanar.

Elsa y él están cenando en un restaurante chino. No ha dejado de hacer el payaso durante la cena, jugueteando con los cubiertos, molestando al personal y armando un pequeño escándalo. Entre risas, la chica le ha pedido que se comporte. Su petición ha caído en saco roto.

Prácticamente han terminado de comer cuando el sufrido camarero asiático se acerca a la mesa.

- ¿Han terminado? - pregunta sin pronunciar la erre
- En realidad nunca hemos estado saliendo
- Se refiere a la comida, idiota
- No, tampoco he salido con la comida

Es una frase estúpida, pero a Elsa le hace tanta gracia que rompe a reír de manera estruendosa, logrando que todo el restaurante se vuelva hacia su mesa. El camarero les mira con cara de pocos amigos. Toni pone los ojos en blanco.

- Haz el favor de comportarte, por favor - dice intentando aparentar seriedad
- ¡Imbécil! Si eres tú el que ha empezado

El chino se da media vuelta y se larga. Toni sonríe de oreja a oreja

- Has conseguido que piense que eres un mal educado. Lo sabes, ¿verdad? - dice Elsa
- Pero te he hecho reír - contesta Toni - Aunque el mundo entero pensara que soy un gilipollas, habría merecido la pena

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