martes, 12 de junio de 2012

148. Pequeñas red de mentiras

Por cuarto día consecutivo Álex se planta en el despacho de Kim para invitarla a desayunar, y por cuarto día consecutivo ella acepta la invitación.

Son amigos, y los amigos hacen estas cosas, se justifica. Esa es la primera mentira. La más fácil de creer, porque a grandes rasgos es verdad. Sólo que no es toda la verdad.

"Ya no es mi paciente, pero aún así me siento responsable de Álex". Es otro de sus argumentos,  y de nuevo se trata de una verdad irrefutable. Pero eso no explica por qué no le cuenta a su novio con quién desayuna cada mañana.

"Lo ha pasado mal y me alegro de poder aportar mi granito de arena para que sonría de nuevo". Cuando entra en este terreno, Kim ya sí que debe tener mucho cuidado para mantener las apariencias y que su razonamiento no se derrumbe como el castillo de naipes que sabe que es.

Porque es cierto que está haciendo feliz a Álex. Pero el chico también la está haciendo feliz a ella. Así que ¿realmente está actuando de un modo tan desinteresado como quiere creer?

Kim sabe perfectamente que tiene montada una red de mentiras que tratan de enmascarar los verdaderos motivos que rigen sus actos. Lo entiende, pero es indulgente consigo misma y se permite engañarse porque, al menos por ahora, no le está haciendo daño a nadie.

Puede que sus actos sean mucho más egoístas de lo que quiere reconocer. Y es posible que sólo esté aplazando cuestiones a las que tarde o temprano tendrá que enfrentarse, porque en la vida no se puede tener todo y en algún momento tendrá que elegir.

Pero lo cierto es que, sea por el motivo que sea, ahora logra sonreír cada mañana. "Eso bien vale algunas mentirijillas, ¿no?", se pregunta sin que realmente le importe la respuesta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario