domingo, 17 de junio de 2012

153. Un poco de blues, un poco de alegría

Lorena tiene lío en la taquilla. A pesar de ser un pueblo pequeño, los viernes por la noche el cine siempre suele estar abarrotado de personas deseosas de evadirse del stress de toda la semana.

Toni es consciente de la situación, así que, desde la distancia, con la bolsa de viaje en la mano, saluda a la chica, sonriendo y haciendo un gesto de que ya la llamará por teléfono. Aunque le encantaría hablar con ella, no quiere molestarla.

Con lo que no cuenta es con que Lorena también desea despedirse de él y no está dispuesta a dejarle escapar tan rápido. Así que le hace un gesto de que se espere, reparte entradas a la velocidad del rayo y sale de la cabina cerrando la puerta con llave. 

- Hora de la verdad, ¿eh? - exclama risueña
- Sí
- No te veo muy animado. ¿Crees que la entrevista no va a salir bien?
- Oh, no. No es eso. Simplemente... no sé, hoy tengo un día raro. De esos en los que examinas tu vida y sientes que te falta algo. Como le pasa a Amélie cuando se queda a solas en su casa

La referencia no es para nada necesaria, pero Lorena la agradece, sabiendo que ha sido un gesto dedicado a ella, para intentar hacerla feliz.

Y entonces, cogiéndose a sí misma por sorpresa, le da un largo beso en los labios al chico.

- ¿Y eso? - pregunta Toni sorprendido
- Es para contrarrestar - improvisa Lorena - Un poco de blues, un poco de alegría. ¡Buen viaje!

Toni camina hacia la puerta, mientras aún saborea el beso. Sus pesares se disipan por arte de magia. Le maravilla comprobar lo rápido que puede desaparecer la melancolía de su vida.


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