viernes, 8 de junio de 2012

144. Smile time

Cuando Anabel le rechazó, Álex vivió esos minutos con miedo e incredulidad. No es que se creyera irresistible ni nada de eso. Simplemente no tenía un plan B. Aquella era la mujer de su vida. Así que, o terminaban juntos, o la cosa pintaba realmente mal.

Por suerte para él, Anabel decidió arriesgarse e intentar una aventura que tenía todas las papeletas para salir mal pero que, milagrosamente, fue maravillosa. Sin embargo Álex tiene que admitir que una parte de él no disfrutó de la relación tanto como hubiera deseado.

Vivió siempre con esa duda. El miedo a que la indecisión del primer instante nunca hubiera abandonado del todo a Anabel. Estaba convencido de que el día menos pensado su chica se daría cuenta del gran error que había cometido y se iría, sabedora de que podía aspirar a mucho más.

Es un pensamiento que siempre tuvo presente. Lo bueno es que le sirvió como acicate para dar siempre lo mejor de sí mismo. Lo malo es que, echando la vista atrás, se arrepiente de no haberse relajado más. El temor a perder lo que tenía le impidió disfrutar plenamente de ello.

Al menos ha aprendido la lección, se dice con orgullo. Acostumbrado a tener un aura melancólica, ahora ha decidido enfrentarse con una sonrisa a la vida. "Smile time", ha escrito en un post-it que tiene colgado en su dormitorio. Tiempo de sonrisas. Con todas sus consecuencias.

Por eso, en vez de ceder a la amargura, no se muestra preocupado ante el hecho de que Kim haya vuelto con su novio. Va a conquistarla. No es una promesa, es una afirmación.

Y si se equivoca, lo admitirá con una sonrisa. Pero merece la pena intentarlo. Y, sobre todo, disfrutar el proceso. En su lecho de muerte no hará un listado de las cosas que logró en la vida. Preferirá recordar cómo de feliz era mientras intentaba conquistarlas.

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