miércoles, 6 de junio de 2012

142. La locura del sombrerero

Probablemente Alicia era demasiado pequeña cuando viajó al País de las Maravillas. Para ella, todos sus habitantes eran especímenes defectuosos que intentaban sobrevivir a sus propias taras.

En presencia del Sombrerero Loco, es evidente que Alicia se encontraba incómoda. Incapaz de entender los razonamientos del estrambótico personaje, la niña sólo quería saber cómo podía regresar a su casa y escapar de toda aquella locura descontrolada.

Es muy posible que, de haber tenido la edad que ahora tiene Toni, Alicia hubiera disfrutado mucho más su estancia en el mágico lugar. Porque una vez que entiendes que el concepto de la normalidad no es más que una ilusión que algunos seres asustados se esfuerzan por mantener, celebras mucho más lo diferente. 

Durante mucho tiempo, incapaz de comportarse de acuerdo a cánones sociales que no terminaba de comprender, Toni sólo deseaba encajar en su mundo. Como un País de las Maravillas al revés, donde era  él quien encarnaba a los excéntricos personajes en un universo convencional.

Con el tiempo descubrió dos cosas. La primera, que se sentía cómodo en su propia piel y no le importaba ser raro o diferente. Porque si abrazas tu naturaleza, nunca puedes equivocarte.

Su segunda  revelación fue darse cuenta de que la gente que se autoproclamaba normal rara vez lo era. Y, en cualquier caso, si realmente existe gente "normal", tienden a ser terriblemente aburridos.

Por ese motivo le gusta la historia de Alicia. Porque Toni entiende que luchar por intentar ser quienes no somos es una pérdida de tiempo que conduce, inexorablemente, a la infelicidad. Él prefiere disfrutar sus singularidades. Y a quien no le guste, bien, existen millones de otras personas en el mundo con las que poder comunicarse.

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