sábado, 23 de junio de 2012

159. Sólo una noche

Como ya dijimos hace mucho (pero merece la pena recordarlo), Eli es lo que se denomina una persona tóxica. Detrás de su innegable belleza y su encantadora simpatía se esconde una mujer que no sabe cómo amar a los demás. Para ello primero debería amarse a sí misma.

Pero eso no la convierte necesariamente en una mala persona. Ella no quiere hacer infeliz a la gente que la rodea. Es sólo una consecuencia no deseada de ser quien es.

Javi no sabe nada de esto, pero incluso aunque fuera el caso posiblemente hoy no le importaría. Esta noche  está viviendo al margen del mundo. Incapaz de pensar con claridad, sin ganas siquiera de hacerlo, toda su atención se concentra en la hermosa mujer que está apoyada contra su pecho, mientras bailan una canción lenta cuya música ni siquiera están escuchando.

Y de repente Javi comprende que quiere hacerle el amor esa noche. No se trata de lujuria ni de que esté enamorado de ella. Es algo más solitario, más íntimo, ese tipo de sentimientos que, erróneamente, nos da vergüenza admitir.

Sólo quiere besarla, ir con ella a la habitación del hotel y compartir con ella una noche de sexo y caricias, en la que puedan terminar durmiéndose abrazados. Y mañana ya se verá. Porque no se puede vivir pensando en el futuro. Es el ahora lo que debería importarnos.

Eli, mucho menos cerebral, simplemente quiere pasar la noche con alguien. Compartir cama con un hombre que la haga olvidarse por unas horas del inmenso vacío que siente en su vida. Lo mismo, dicho con diferentes palabras.

No hablan entre ellos. No necesitan hacerlo, fiando sus intenciones al lenguaje de sus cuerpos. Comienzan a besarse con ansia y se marchan de la fiesta. Sólo por esa noche.

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