jueves, 14 de junio de 2012

150. La sonrisa de Dios

Nuestros sueños, si tenemos la suerte de alcanzarlos, rara vez se parecen a lo que habíamos imaginado. Pero ellos se mantienen inmutables. Somos nosotros los que cambiamos.

Los seres humanos vivimos en constante evolución. No somos la misma persona que ayer ni que mañana. Nuestros pensamientos varían con la luz de cada nuevo amanecer.

A veces nosotros mismos forzamos el cambio, para dar un vuelco a nuestra vida. Es el caso de Toni, decidido a reinventarse para huir de una realidad que ya no le llenaba.

Otras veces el cambio nos viene impuesto por un cambio brusco de escenario, en el que nuestras ideas preconcebidas ya no tienen cabida. Así se siente Álex. La muerte de Anabel trastocó completamente sus planes. Durante un tiempo creyó que simplemente seguiría adelante, como un fantasma aferrándose a un pasado sin futuro. Hasta que llegó Kim y su vida ha dado un nuevo giro.

La mayoría de las ocasiones ni siquiera nos damos cuenta de los cambios. Creemos ser los mismos de siempre. Pero si nos paramos a leer algún antiguo capítulo de nuestra historia comprobaremos cómo, sin darnos cuenta, nos es difícil reconocernos en esas primeras líneas.

Es lo que le pasa a Javi, aunque no lo sepa. Comenzó su nueva aventura sin saber lo que se iba a encontrar. Y ahora que ya lo sabe, da lo mismo si le gusta el rumbo que están tomando los acontecimientos, porque son los que son y no hay marcha atrás.

"Si quieres que Dios se ría, cuéntale tus planes", reza un viejo dicho. Y no podría ser más acertado. Creemos tener la situación bajo control cuando lo cierto es que ni siquiera sabemos cuál es la situación. Y es mejor así. Las sorpresas son uno de los grandes placeres de la vida. Aquello que jamás imaginaste pero que, con un poco de suerte, será lo que te haga verdaderamente feliz.


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