Álex le devuelve el beso. No intenta resistirse. Sería un mentiroso si dijera lo contrario. Es lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo y está convencido de que se lo merece.
Pero incluso los besos eternos acaban, y una vez que sus labios se separan, luchando contra sus deseos, el chico consigue mantenerse alejado de la boca de Kim.
- No podemos hacer esto - dice - No mientras salgas con otra persona
- Así que ahora te preocupa mi fidelidad para con otros - intenta bromear Kim, que se ha visto sorprendida por la reacción de Álex
- Pues la verdad es que sí que me preocupa. Estoy harto de engaños y mentiras y secretos. Yo... yo no soy así. Y sé que tú tampoco.
El muy cabronazo tiene razón, piensa para sus adentros con algo de vergüenza. Jamás antes había engañado a ninguno de sus novios, ni siquiera un instante de debilidad como el que acaba de tener. Pero, como dicen, siempre hay una primera vez para todo.
- O sea, que quieres que deje a Carlos
- Sólo si es lo que quieres hacer
Su primer pensamiento es levantarse y gritar a los cuatro vientos que por supuesto que sí, que es lo que quiere. Pero su maldita conciencia, siempre dispuesta a ponerle las cosas difíciles, le hace darse cuenta de que no está segura.
Es increíble. Para una vez que está dispuesta a dejarse llevar por sus impulsos, sin pensar, y tiene que topar con el único hombre capaz de mantener una férrea disciplina moral. Pero eso es, en parte, lo que le gusta de él, se reconoce a sí misma. Aunque saberlo no le hace sentirse mejor.
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