miércoles, 20 de junio de 2012

156. Estrictas reglas de fidelidad

Álex le devuelve el beso. No intenta resistirse. Sería un mentiroso si dijera lo contrario. Es lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo y está convencido de que se lo merece.

Pero incluso los besos eternos acaban, y una vez que sus labios se separan, luchando contra sus deseos, el chico consigue mantenerse alejado de la boca de Kim.

- No podemos hacer esto - dice - No mientras salgas con otra persona

- Así que ahora te preocupa mi fidelidad para con otros - intenta bromear Kim, que se ha visto sorprendida por la reacción de Álex
- Pues la verdad es que sí que me preocupa. Estoy harto de engaños y mentiras y secretos. Yo... yo no soy así. Y sé que tú tampoco.

El muy cabronazo tiene razón, piensa para sus adentros con algo de vergüenza. Jamás antes había engañado a ninguno de sus novios, ni siquiera un instante de debilidad como el que acaba de tener. Pero, como dicen, siempre hay una primera vez para todo.

- O sea, que quieres que deje a Carlos
- Sólo si es lo que quieres hacer

Su primer pensamiento es levantarse y gritar a los cuatro vientos que por supuesto que sí, que es lo que quiere. Pero su maldita conciencia, siempre dispuesta a ponerle las cosas difíciles, le hace darse cuenta de que no está segura.

Es increíble. Para una vez que está dispuesta a dejarse llevar por sus impulsos, sin pensar, y tiene que topar con el único hombre capaz de mantener una férrea disciplina moral. Pero eso es, en parte, lo que le gusta de él, se reconoce a sí misma. Aunque saberlo no le hace sentirse mejor.


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