jueves, 17 de mayo de 2012

122. Viejos sueños, recuerdos que sobreviven

Debería estar en su casa, preparando la maleta. Y sin embargo Javi se ha pasado buena parte de la noche en el piso de Sara, como si las agujas del reloj corrieran en sentido contrario.

- Si te soy sincera, me sorprende que estés aquí - admite la chica mientras se sirve otra copa - Después de nuestro último encuentro creí que jamás volvería a verte. ¿Qué te impulsado a llamarme?

No hay acritud en la pregunta, sólo sincera curiosidad. A pesar de lo que sería lógico pensar, ninguno de los dos se siente incómodo ni levanta la guardia más de lo necesario. Cuando ya no esperas nada, pierdes el miedo a ser tu mismo.

- No lo sé - contesta Javi, mientras le da vueltas al tema - Supongo que odio que las cosas no salgan como me gustaría. Siempre creí que...vale, es estúpido, pero creí que tú y yo acabaríamos juntos. Y a ratos aún me revelo contra la idea de que al final no haya sido así.

Sara se acerca a su ex novio y le besa en la mejilla.

- Hacíamos una buena pareja, ¿verdad?
- La mejor
- ¿Y entonces qué nos pasó?

"Que tú me engañaste" quiere decir, pero se detiene a tiempo. Porque se da cuenta de que es injusto e incorrecto. Por mucho que le duela admitirlo, un acto no es una razón. Como mucho una consecuencia de algo mucho más complejo, incierto y difícil de explicar.

Así que se limita a besarla suavemente en los labios y salir de su casa. Cerrando o abriendo caminos, quién es tan necio como para pensar que conoce el futuro antes de que éste llegue.


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