martes, 8 de mayo de 2012

113. La misma piedra

Esta vez es Toni el que recibe una llamada de teléfono. Reconoce el número, pero le sorprende que pueda ir en serio. La última vez que habló con la persona que aparece reflejada en el identificador le llamó "puto gilipollas de mierda" y dejó de trabajar para él.

- ¿Sí? - contesta movido por la curiosidad, aunque con la guardia en alto
- ¿Toni? Soy Joaquín. Cuánto tiempo. ¿Cómo estás?

Odia eso. Lo odia con toda su alma. Aborrece las conversaciones sin sentido, los subterfugios, las frases hechas que sirven para alargar la charla artificialmente antes de llegar al verdadero motivo de la llamada.

- Bien - responde cortante - ¿Qué puedo hacer por ti?
- Es la revista. Se nos ha ido el redactor jefe, e inmediatamente he pensado en ti. Sé que tienes un pronto muy malo, y es algo que tendremos que hablar, pero bueno...en fin, ¿qué me dices?

Lo piensa unos segundos. Pone en la balanza los pros y los contra. Valora lo que espera de la vida. Rememora experiencias pasadas. Y después de todo ello se da cuenta de que se está gastando una broma a sí mismo, dándole vueltas a una decisión que ya tiene tomada.

- Me encantaría
- ¿Te encantaría volver?
- Me encantaría que dejaras de llamarme, puto inútil de los cojones

Cuelga. Lo que ha hecho no es inteligente. Ni maduro. Posiblemente ni siquiera está justificado. Pero no puede evitar sonreír. Si vives la vida con miedo a seguir el dictado de tu corazón, te mereces todo lo malo que te pueda ocurrir por el camino.


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