viernes, 11 de mayo de 2012

116. Pasos en falso

Toni y Javi están sentados en la mesa del comedor, jugando una partida de ajedrez. Por lo general suele ser un excelente contrincante, pero hoy Toni comete un error infantil y mueve un peón que deja desprotegida a su reina. Se da cuenta de inmediato, pero ya es tarde

- Puedes volver atrás y cambiar tu movimiento - le dice Javi mostrándose condescendiente
- Gracias, pero no 
- Vas a perder tu reina
- Lo sé. Pero una vez que ejecutas un movimiento tienes que apechugar con las consecuencias, por catastróficas que éstas puedan llegar a ser

Esa es la cosa. Que Toni entiende que en la vida uno no puede borrar aquellas decisiones que, una vez tomadas, parecen erróneas. Todos elegimos nuestro camino, a veces tras pensar mucho nuestros pasos, a veces guiados por la intuición. A veces ni siquiera sabemos por qué hacemos algunas cosas. Pero las hacemos. Y arrepentirnos no lo convierte en algo menos real.

Lo importante, aprendió hace tiempo, no es arrepentirse de los fallos, sino aprender de ellos. Mostrarlos  con orgullo y recordar por qué elegimos obrar de un modo concreto en cada momento. Porque lo cierto es que hasta el final de la partida resulta imposible discernir los auténticos fallos de los aciertos en los que nos dio miedo creer.

Javi retira la reina de Toni del tablero. Y diecinueve movimientos más tarde ha ganado la partida. Pero Toni está satisfecho consigo mismo. Durante un segundo creyó que había sido una buena jugada. Y aunque esta vez se equivocó y perdió la batalla, sabe que a largo plazo confiar en su propio criterio le ayudará a ganar las guerras importantes.



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