viernes, 4 de mayo de 2012

109. El refugio perfecto

Tras cinco días en la casa de la playa, se dan cuenta de que lo han logrado. Han construido su refugio perfecto. Uno en el que el mundo exterior no puede hacerles daño.

El único problema es que se trata de una habitación del pánico con cristales opacos, que no sólo les protege de lo que sucede en el mundo real, sino que también les aisla de éste. La vida sigue aunque ellos hayan decidido quedarse temporalmente al margen.

Saben que es lo que deben hacer. Están en pleno proceso de reconstrucción, recobrando fuerzas para luchar por su felicidad. Se están desintoxicando de toda la autocompasión que han ido acumulando en los últimos meses. Una tarea que no podrían haber hecho solos. Su amistad se ha convertido en un faro en mitad de la noche, capaz de rescatarles de las más negras pesadillas

Sin embargo, aunque ninguno lo admita en voz alta, a determinadas horas del día el fantasma de la curiosidad merodea por sus cerebros. 

Toni no puede reprimir tener pensamientos acerca de una chica a la que amó y cuyo nombre ya no pronuncia. Álex se sorprende pensando en qué estará haciendo Kim y Javi no deja de darle vueltas a la promesa que ha hecho, mientras construye imposibles escenarios mentales en los que trata de dilucidar si Lorena sigue enfadada con él y cómo lo estará llevando Silvia.

Son conscientes de que el mundo no está esperando por ellos. Que los cambios se suceden aunque mantengan sus ojos cerrados. Y que tarde o temprano tendrán que abrir la puerta a la realidad y descubrir si su ausencia ha tenido consecuencias, y en caso afirmativo cuáles son.

Lo saben. Pero esta noche deciden ignorarlo. Preocuparse por lo inevitable les parece una pérdida de tiempo y una trampa en la que no están dispuestos a caer.


 

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