sábado, 5 de mayo de 2012

110. Dejarse llevar

Son tres solteros decididos a pasárselo bien. Ninguno tiene ya ataduras reales, aunque a veces sientan la tentación de pensar lo contrario. Como las personas con miembros amputados que sufren dolores fantasmas, ellos también equivocan a veces los hechos. Pero no esta noche. Hoy todo consiste en mantenerlo simple y dejarse llevar.

Han envejecido. Ya no son estúpidos universitarios capaces de hacer cualquier locura con tal de impresionar a una chica. Sin embargo en este concreto instante, en el que las reglas de su universo han quedado temporalmente anuladas, resurge el espíritu de los viejos tiempos.

Javi es el encargado de romper el hielo y entabla conversación con un grupo de cuatro chicas extranjeras que están de vacaciones. Las invita a sentarse con ellos y, como la fe mueve montañas, contra todo pronóstico logra que acepten.

Toni y Álex no le dejan en mal lugar. Esa noche los tres brillan con luz propia, rebosando carisma. Flirtean, ríen, beben y bailan. Sin titubeos ni pensamientos oscuros. Hasta que algo sucede.

Álex está bailando con una de las chicas, Verena, cuando ésta, por sorpresa, le besa. Y aunque en un primer momento él responde al beso, a los pocos segundos se separa, le pide perdón y sale precipitadamente del bar, como si fuera culpable de algún delito imperdonable.

Toni y Javi le siguen, aunque concediéndole su espacio. Entienden que no está preparado para llegar tan lejos, que lo de Anabel todavía está muy reciente.

Pero se equivocan. Lo írónico, lo trágico del asunto es que Álex ha rechazado a la chica por un motivo distinto. Por una chica distinta. La confusión se apodera de él mientras se pregunta por qué diablos lo primero que ha pensado, mientras le besaban, era en que estaba traicionando a Kim.


No hay comentarios:

Publicar un comentario