miércoles, 1 de febrero de 2012

16. Dos palabras

Nunca hay que subestimar el poder de las palabras. Un acto puede ser terriblemente devastador, pero una frase sobrevive mucho más tiempo. Y es más cruel, sibilina e implacable.

A Javi le habían bastado dos palabras para que su mundo volviera a tambalearse. "¿Estás ahí?"

No se había atrevido a responder, pero tampoco pudo dormir bien. El mensaje resonó en su cabeza toda la noche, enquistándose en su corazón, envenenándolo con el aroma de la tristeza.

El día siguiente fue duro para él. La tristeza había dado paso a un hondo dolor. Pero sabía que la vida no iba a tener la cortesía de esperar a que se encontrara mejor. Tenía una película que arreglar, y a ello se puso. Al no estar en plena forma, le tocó tirar de oficio.

El "¿estás ahí?" no le abandonó un solo momento en todo el día.

A última hora de la noche, sin pararse demasiado a pensar en lo que estaba haciendo, dirigió sus pasos hacia el cine. Al verlo aparecer, el rostro de Lorena se iluminó

- ¡Has venido! - dijo - Hoy puedes ver la peli, hay como siete personas
- Gracias, pero si te soy sincero no me apetece mucho - admitió él
- ¿Quieres que volvamos a ver Amelie?
. ¿Te importaría mucho si nos quedamos un rato charlando?

Lorena siguió mascando chicle mientras lo pensaba, como si se tratara de una decisión trascendental que podía afectar al resto de su vida.

- Vale. ¿Pero puedo hablarte de Amelie?

Al oirla, Javi sintió el deseo de abrazar fuertemente a aquella chiquilla que, sin medir sus palabras, parecía saber siempre qué decir para arrancarle una sonrisa y reconciliarle con la vida.

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