domingo, 19 de febrero de 2012

34. Sara en el espejo

Cuando Sara se mira en el espejo, la imagen que ve es la de ella misma. No hay reflejos distorsionados, ni dobles malvados, ni efectos ópticos como los que se producen en las salas del circo. Sólo está ella.

Hace siete meses, Sara le hizo a Javi el mejor regalo de cumpleaños que jamás haya tenido. Le escuchó atentamente durante meses, adivinó sus gustos, removió cielo y tierra, pidió favores, tuvo un poco de suerte y le consiguió un autógrafo dedicado de su actriz favorita, Natalie Portman. El regalo le llegó hondo. La dedicación de su novia, mucho más.

Hace cinco meses, Sara negó estar teniendo una aventura a sus espaldas, y acusó a su novio de celos infundados y de estar montando un número por nada. Un mes más tarde la verdad cayó por su propio peso. Sara se veía con un compañero de su compañía teatral desde hacía, como mínimo, cuatro meses. Antes de su cumpleaños.

Hace trece meses, Sara creyó que estaba embarazada. Envuelta en un mar de dudas, se planteó la posibilidad de abortar, pero finalmente no fue necesario, al quedar todo en un susto. Nunca le contó nada a Javi. Y de haber interrumpido su embarazo, cree que tampoco se lo habría dicho.

Hace dos meses Sara usó sus influencias para conseguir que a Javi le dieran el trabajo de reescritura de la película. Había tres candidatos, pero logró que la balanza se inclinara a su favor. Lo único que pidió es que él nunca supiera que ella había tenido nada que ver en el asunto.

Siempre ha sido la misma Sara. La que le amó y la que le hizo daño. La que cree en él y la que le traicionó. Sólo hay una Sara cuando se mira al espejo. Llena de matices, de contradicciones, ni mejor ni peor que el resto de la especie humana.

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