viernes, 3 de febrero de 2012

18. Empatía

Toni no siente empatía por los seres humanos. No sabe si es una anomalía genética, un problema educacional o simplemente que él es raro. Tampoco está seguro de que, como le insisten los demás, sea algo necesariamente malo. A decir verdad, está convencido de lo contrario.

Tiene una relación cordial con su jefe y sus compañeros de trabajo. Toni está empleado en una pequeña revista literaria, y habitualmente come con todo el equipo. Hoy no es una excepción.

Habla poco, finge interés por lo que escucha y sonríe sólo cuando se siente observado. Por suerte para él, Joaquín, su jefe, monopoliza siempre la conversación con alguna historia sobre sus hazañas sexuales, a espaldas de su novia Verónica. Toni jamás la ha visto.

La historia de hoy tiene como protagonista a una camarera a la que se ligó el fin de semana, aprovechando que Verónica había viajado a ver a sus padres.  Joaquín no escatima en detalles, para deleite del resto de comensales. Tras un comentario especialmente soez, uno de los empleados, entre risas, le pregunta si no se siente un poco mal por engañar a su chica. Y Joaquín se encoge de hombros y le dice que la vida es así, que los seres humanos no están hechos para la monogamia y que hay que aprovechar todas las oportunidades que se presentan.

Toni no siente empatía por los seres humanos. Por eso resulta tan sorprendente que, con parsimonia, se levante, mire a Joaquín a los ojos y, en tono sereno pero contundente, le diga

- Eres un puto gilipollas de mierda.

Mientras todos se miran, incapaces de asimilar lo que acaba de ocurrir, Toni se marcha, consciente de que es su último día en la empresa. La parte buena, se dice, es que no tendrá que volver a fingir interés por las estúpidas historias de su jefe.

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