sábado, 21 de abril de 2012

96. La noche anterior: Kim

Álex acerca a Kim en coche hasta su casa. Aparca en la puerta y los dos se miran, en silencio, durante algunos segundos. Sonríen. Son las 9.43 de la noche y su aventura ha terminado.

La psicóloga descubre que le cuesta más bajar de ese coche de lo que quiere admitir. Pero nunca ha sido muy sentimental, y en cualquier caso está acostumbrada a solucionarlo todo con bromas y sonrisas. Así que abre la puerta sin demorarse demasiado.

- Supongo que ya nos veremos - dice, en un tono distendido - Ahora que ya no eres mi paciente no podemos fijar nuestros encuentros en un calendario.
- Gracias por todo

Kim le da un beso en la mejilla, se baja del coche y le saluda con la mano hasta que el coche desaparece en el horizonte. Entonces permite que su sonrisa se tome un descanso.

Entra en su casa, que de repente le parece un lugar extremadamente solitario. Ni siquiera puede acariciar a Félix, que ahora mismo se encuentra en casa de Eva, su "madrina de honor" y la encargada de mantenerlo bien alimentando mientras su loca progenitora se iba de aventuras.

Llama a su amiga, pero le salta el contestador. No deja ningún mensaje. Pasea por el salón y, regañándose a sí misma, termina marcando el número de teléfono de Carlos, su ex, que se sorprende de tener noticias suyas. Kim le pide que se pase por su casa y él acepta.

Sabe que es un error, y desde luego no está dispuesta a dejar que ocurra algo entre ellos esa noche. Pero no quiere estar sola. Cansada de ser el soporte de los demás, necesita, por unas horas, que sea otro quien la consuele a ella. Poder ser la Kim sin maquillaje que a veces se pone triste y que necesita sentirse tan querida y especial como lo es Anabel a los ojos de Álex.



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