miércoles, 18 de abril de 2012

93. La noche anterior: Álex

La teoría de la navaja de Occam viene a decir que la solución más probable es, casi siempre, la correcta. Claro que a Álex eso le importa un bledo. No tiene ni idea de si Occam alguna vez estuvo enamorado o si intentó aplicar sus puñeteros principios a los asuntos del corazón. Lo único que sabe es que, cuando hay sentimientos de por medio, la lógica nunca funciona.

Y de todos modos, ¿cuál era la explicación más sencilla? ¿Pensar que Anabel le engañaba o negar que eso fuera posible? ¿Y qué pensaban los demás? ¿Tenían más fe en su novia de la que él mismo demostró? ¿Realmente llegó a creer que le había sido infiel, o sólo intentaba prepararse para lo peor, dejando al miedo campar a sus anchas por su cerebro?

Llegará el día en que piense en todas estas cuestiones, pero desde luego no sucederá esta noche. Hoy sólo toca suspirar aliviado cuando Marcos le dice que Anabel no era su amante.

- La ayudaba con un video que estaba preparando- le explica - Un regalo para tu próximo cumpleaños. Sabía lo difícil que es sorprenderte, y de ahí todo el secretismo. No quería que nadie pudiera decírtelo, ni siquiera por error.

Marcos rebusca en un cajón y le ofrece a Álex un cd con todo el material.

- Aquí tienes. Siento que no llegara a acabarlo - dice
- No te preocupes - contesta un emocionado Álex - Es perfecto

Y entonces le da un fuerte abrazo a Marcos y sale de la tienda, manteniendo la compostura.  Pero una vez fuera, se derrumba y se echa a llorar mientras rodea a Kim con sus brazos. Permanecen así durante casi cinco minutos. El final de la pesadilla hace que por fin afloren todos los sentimientos que lleva conteniendo mucho, demasiado tiempo.

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