viernes, 6 de abril de 2012

81. Maneras erróneas de conducir una entrevista de trabajo

- Me gusta mucho como escribes, Toni

En una entrevista de trabajo esa frase sólo es algo bueno si se dice al final, seguido por un "estás contratado". En el resto de casos, o sobra o presagia malas noticias.

Por desgracia para Toni es lo primero que le dijo Ramón, su posible nuevo jefe en un programa de televisión. Y las palabras parecían el preámbulo de un discurso mucho más largo y, no hacía falta ser vidente para saberlo, cargado de tonterías.

Aún así, Toni se mordió la lengua y permaneció en silencio. Necesitaba trabajar, y eso exigía ciertos sacrificios. Como no mofarse del payaso con aires de grandeza que tenía delante.

- Sin embargo - siguió Ramón, y aquí es donde todo comenzó a torcerse - noto el estilo un poco recargado, ¿no te parece?

"No. Si me lo pareciera, entonces lo cambiaría". Eso es lo que quiso decir, pero de nuevo logró contenerse a tiempo. Boca cerrada y el trabajo es tuyo, se intentó calmar mentalmente.

- Es evidente que te falta estilo. Pero tranquilo, que para eso estamos. Con un poco de tiempo y mi guía, creo que serás capaz de pillarle el truco a esto. ¿Qué te parece?

Todo el mundo tiene un límite. Toni decidió que aquel bien podía ser el suyo.

- Me parece que hoy día cualquier gilipollas con el Word instalado en su ordenador se cree un puto guionista - respondió, con una amplia sonrisa.

Y ahí sí que se acabó la entrevista. Ramón prometió llamarle con noticias. Y mientras le escuchaba decirlo, Toni ya sabía que era una estupidez esperar que alguna vez llegara la prometida contestación. Pero había merecido la pena. Vaya que sí.




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