jueves, 26 de abril de 2012

101. El lugar donde tienes que estar

En la universidad, Álex, Toni y Javi creían que iban a comerse el mundo. Que lograrían cambiar las reglas del juego y triunfar antes de los treinta. El plazo límite hace tiempo que se cumplió y ninguno ha logrado cumplir aquellas lejanas expectativas.

A día de hoy Toni tendría que ser un gran novelista, traducido a decenas de idiomas. Javi debería estar recogiendo un Oscar de la Academia de Hollywood. Y se suponía que Álex sería un gran corresponsal de guerra, de los que consiguen exclusivas increíbles.

En la casa de la playa recuerdan todas las conversaciones que sostuvieron sobre este tema. La manera casi infantil en la que jugaron a trazar un futuro a largo plazo, creyendo, por un instante, que tenían el control de sus vidas. Qué ingenuos eran, ahora lo saben.

Pero también han aprendido una lección más importante, y es que sólo ellos pueden decidir qué pequeño paso seguirá al anterior. Y que no importa dónde pensaban que se les esperaría, ni cuándo. Llegarán a donde tengan que llegar, en el momento en que deban hacerlo.

El mundo se rige por patrones que dicen que, si a una determinada edad no has logrado tus sueños, es que no estás destinado a lograrlos. Los tres amigos aceptan el hecho, no los patrones. Sus vidas son únicas, no se parecen a nada ni servirán de modelo para otros casos. Cada suceso ocurre una primera vez. No tienen  por qué  renunciar a nada.

Mañana será mañana. No hay que tener prisa por dejar que llegue. Cada cosa tiene su propio ritmo, intentar acelerar el tempo de los acontecimientos es de necios. Hoy se encuentran en un lugar diferente al que creían, pero no peor. Sólo diferente. El lugar donde tienen que estar.

El resto es una hoja en blanco que aún no se ha escrito. Quien diga lo contrario, miente.


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