sábado, 28 de abril de 2012

103. La llamada

Javi todavía está dormido cuando suena su teléfono, por lo que lo coge de manera instintiva. De otro modo se habría fijado primero en quién le llama. O, directamente, no habría contestado. Se supone que está de retiro espiritual precisamente para aislarse del mundo.

Pero lo cierto es que descuelga el teléfono y, con voz somnolienta, pregunta quién es

- No me puedo creer que vayas a dejar la película

Por unos segundos no consigue ubicar la voz femenina que le habla. Sin embargo finalmente cae en la cuenta de quién se encuentra al otro lado del teléfono

- ¡Eli!  Qué sorpresa. Yo...
- No puedes irte - contesta la chica, casi en un tono de súplica - No puedes hacerme esto
- Escúchame, todavía no estoy seguro - miente él, para tranquilizarla - Pero aunque así fuera, estoy seguro de que estarás bien. Eres una gran actriz y estás haciendo un trabajo estupend...
- Por favor

La frase le deja mudo, sin saber cómo reaccionar. No son tanto las palabras como el sentimiento que las impregna. La sinceridad del ruego es lo que le ha desarbolado.

Y Javi piensa en lo curiosa que es la vida, y cómo a veces no somos conscientes de lo que significamos para las personas que nos rodean. De qué modo influimos en los demás. Si le preguntaran a él, diría que los dos sólo son conocidos, compañeros de trabajo. Pero esta llamada le hace pensar que ella no comparte ese criterio.

Javi cuelga, no sin antes prometerle a Eli que lo pensará. Aunque ella no puede saberlo, lo sorprendente para el chico es comprender que su promesa también es inesperadamente sincera.



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