lunes, 30 de abril de 2012

105. La tiranía de los culpables

La culpabilidad es un enemigo implacable.

No sólo se trata de una fuerza poderosa, sino que además actúa de manera sibilina, escondiéndose en nuestro subconsciente y guiando nuestros pasos con susurros y reproches.

La culpabilidad es lo que mantiene atenazado a Álex. Culpabilidad por seguir vivo cuando Anabel ya lo no está. Por poder soñar aún con noches mágicas que están por llegar, mientras que la historia de ella llegó a su fin y no habrá ningún nuevo recuerdo que añadir a lo que ya hay.

Por supuesto Álex no es consciente de esta circunstancia y lo confunde con una tristeza extrema. El chico cree que no es feliz porque no tiene motivos para serlo, sin darse cuenta de que está en guerra consigo mismo.

Su pensamiento racional le dice que todo es absurdo, que Anabel no celebraría que estuviera desperdiciando un solo día de su vida. Al contrario, estaría muy enfadada  por su comportamiento, porque nadie mejor que ella sabe lo valioso que es cada nuevo amanecer.

Jamás le perdonaría sus lágrimas de más, su apatía. Le pediría que siguiera adelante y se enamorara de nuevo. Aunque resulte duro, ninguno somos insustituibles. Siempre habrá quien esté a nuestra altura y logre hacer reír a la persona que amamos del modo en que nosotros lo hacíamos. Sólo la culpabilidad nos puede impedir entender esta verdad.

Eso es lo que le dice su pensamiento racional. Sin embargo prefiere no escucharlo. Opta por seguir caminando por la senda de la melancolía, echando de menos lo que ya no tiene en vez de lo que aún no ha conseguido. Esa es la trampa, esa es la tragedia.

Pero, por fortuna para él, las cosas van a cambiar esa misma mañana.

domingo, 29 de abril de 2012

104. Los caprichos del tiempo


La vida es cambio. Nuestros sentimientos nos transforman a cada minuto, sin pausa ni piedad. Sólo somos nosotros mismos un instante. Después pasamos a ser un nuevo yo.

Toni reflexiona sobre ello mientras recuerda el día que conoció a Elsa y cómo le dejó sin respiración. Posteriormente vinieron momentos mejores y también peores. Pero nunca se puede tener dos veces una primera impresión.

Fiel a su estilo, el tiempo les dio intimidad y conocimiento mutuo. Y con ello llegaron los momentos más hermosos, pero también los problemas. Se enamoró de un ideal. Luego aprendió a discernir la realidad del sueño, e intentó olvidarse de lo que imaginaba y concentrarse en lo que era.

Creyó que conocer sus imperfecciones le hacía quererla más y de un modo más sincero. Ahora ya no está seguro de su teoría. Lo único que sabe es que le gustan las cosas sencillas, y que en algún momento todo del camino comenzó a complicarse demasiado.

Ya no fue sólo su novio. Ni los otros hombres, aunque eso tampoco ayudó. Fue el día a día, pequeños detalles incómodos que hicieron evolucionar sus sentimientos hacia ella. Huyendo de cualquier procesamiento racional, prefirió agarrarse de nuevo a la ilusión de que la amaba incondicionalmente. Su fe en  ese pensamiento casi lo destruyó.

Hoy Toni ya no sabe lo que siente por Elsa. Si sigue siendo amor, o amistad, o nada en absoluto. Ni siquiera está seguro de que le caiga bien. La distancia ofrece perspectiva. Pero la perspectiva suele ser enemiga del romanticismo.

El tiempo varía las reglas del juego a su antojo, mientras intentamos aferrarnos a unas ideas preestablecidas que ya se han evaporado, como si estuvieran hechas del tejido de los sueños.


sábado, 28 de abril de 2012

103. La llamada

Javi todavía está dormido cuando suena su teléfono, por lo que lo coge de manera instintiva. De otro modo se habría fijado primero en quién le llama. O, directamente, no habría contestado. Se supone que está de retiro espiritual precisamente para aislarse del mundo.

Pero lo cierto es que descuelga el teléfono y, con voz somnolienta, pregunta quién es

- No me puedo creer que vayas a dejar la película

Por unos segundos no consigue ubicar la voz femenina que le habla. Sin embargo finalmente cae en la cuenta de quién se encuentra al otro lado del teléfono

- ¡Eli!  Qué sorpresa. Yo...
- No puedes irte - contesta la chica, casi en un tono de súplica - No puedes hacerme esto
- Escúchame, todavía no estoy seguro - miente él, para tranquilizarla - Pero aunque así fuera, estoy seguro de que estarás bien. Eres una gran actriz y estás haciendo un trabajo estupend...
- Por favor

La frase le deja mudo, sin saber cómo reaccionar. No son tanto las palabras como el sentimiento que las impregna. La sinceridad del ruego es lo que le ha desarbolado.

Y Javi piensa en lo curiosa que es la vida, y cómo a veces no somos conscientes de lo que significamos para las personas que nos rodean. De qué modo influimos en los demás. Si le preguntaran a él, diría que los dos sólo son conocidos, compañeros de trabajo. Pero esta llamada le hace pensar que ella no comparte ese criterio.

Javi cuelga, no sin antes prometerle a Eli que lo pensará. Aunque ella no puede saberlo, lo sorprendente para el chico es comprender que su promesa también es inesperadamente sincera.



viernes, 27 de abril de 2012

102. Agobios

A Javi nunca le ha gustado el juego del tetris. Se pone nervioso al ver cómo las piezas se van quedando atoradas unas encima de otras, creando estructuras imposibles de deshacer.

En su vida muchas veces se siente exactamente así. Como si se le acumularan multitud de asuntos pendientes, hasta el punto de que termina por sentirse bloqueado al querer hacerlo todo a la vez y no tener ni remota idea de por dónde empezar.

Mientras está en la cama, de repente le han venido a la cabeza multitud de cosas que necesita hacer. Luchar por su guión, arreglar las cosas con su padre, leer libros que tiene pendientes, ver a amigos a los que prometió llamar hace una eternidad, recuperar películas que tiene prestadas... asuntos serios y banales que se entremezclan sin orden ni concierto y que, por algún motivo, le parecen igualmente importantes todos,. 

Incapaz de priorizar, y sintiendo que empieza a agobiarse, se levanta de madrugada y sale al porche, para tomar algo de aire fresco.

Pasados unos minutos Álex sale de la casa y se sienta a su lado, en silencio. No le pregunta nada, cosa que Javi agradece. Simplemente permanece allí, a su lado, mirando el horizonte.

Por extraño que resulte, la presencia de su amigo hace que Javi por fin encuentre un poco de paz. Sintiéndose arropado, logra disipar las preocupaciones de su cabeza. Comprende que debe encarar las cosas tal y como vengan, sin ponerse nervioso. Paso a paso.

Javi sonríe, aliviado. Al comprobar que su amigo está mejor, Alex se levanta y regresa al interior de la casa, en silencio, con la sensación del trabajo cumplido. A veces las palabras estorban y los gestos imperceptibles son los que marcan la diferencia.

jueves, 26 de abril de 2012

101. El lugar donde tienes que estar

En la universidad, Álex, Toni y Javi creían que iban a comerse el mundo. Que lograrían cambiar las reglas del juego y triunfar antes de los treinta. El plazo límite hace tiempo que se cumplió y ninguno ha logrado cumplir aquellas lejanas expectativas.

A día de hoy Toni tendría que ser un gran novelista, traducido a decenas de idiomas. Javi debería estar recogiendo un Oscar de la Academia de Hollywood. Y se suponía que Álex sería un gran corresponsal de guerra, de los que consiguen exclusivas increíbles.

En la casa de la playa recuerdan todas las conversaciones que sostuvieron sobre este tema. La manera casi infantil en la que jugaron a trazar un futuro a largo plazo, creyendo, por un instante, que tenían el control de sus vidas. Qué ingenuos eran, ahora lo saben.

Pero también han aprendido una lección más importante, y es que sólo ellos pueden decidir qué pequeño paso seguirá al anterior. Y que no importa dónde pensaban que se les esperaría, ni cuándo. Llegarán a donde tengan que llegar, en el momento en que deban hacerlo.

El mundo se rige por patrones que dicen que, si a una determinada edad no has logrado tus sueños, es que no estás destinado a lograrlos. Los tres amigos aceptan el hecho, no los patrones. Sus vidas son únicas, no se parecen a nada ni servirán de modelo para otros casos. Cada suceso ocurre una primera vez. No tienen  por qué  renunciar a nada.

Mañana será mañana. No hay que tener prisa por dejar que llegue. Cada cosa tiene su propio ritmo, intentar acelerar el tempo de los acontecimientos es de necios. Hoy se encuentran en un lugar diferente al que creían, pero no peor. Sólo diferente. El lugar donde tienen que estar.

El resto es una hoja en blanco que aún no se ha escrito. Quien diga lo contrario, miente.


miércoles, 25 de abril de 2012

100. La teoría de lo imposible

La primera noche en la casa de la playa es un momento de confesiones. De poner las cartas sobre la mesa, de vomitar todo aquello que les lleva reconcomiendo por dentro desde hace semanas.

Todos los nombres saltan a la palestra. Anabel, Kim, Lorena, Silvia, Elsa... Nadie se guarda nada. No hay juicios de valor. Sólo una exposición sincera de la situación.

- Estamos jodidos - dice en broma Álex, aunque es una de esas bromas que esconde un cierto poso de verdad
- Yo no estoy de acuerdo - le replica Toni - Tengo una teoría al respecto. La llamo "la teoría de lo imposible"

"Estamos acostumbrados a darnos por vencido. A que nos digan qué podemos y qué no podemos hacer en la vida. A qué podemos aspirar y a qué no. Cuando escribo a veces no soy capaz ni de darle un final feliz a mis personajes, por mucho que me esfuerce. Si no puedo hacer eso por un producto de mi imaginación, ¿qué posibilidades tengo de lograrlo yo en la vida real?"

"Pero esa es la trampa. Que nos ponemos barreras. Que yo creo que no puedo conseguir a Elsa. Que tú, Alex, piensas que jamás podrás volver a encontrar el amor. Y tú, Javi, estás convencido de que tienes que estar con la primera mujer que sea buena contigo. Tonterías"

"Nos ponemos límites porque no queremos arriesgarnos a soñar. Descubrir de qué somos capaces, desarrollar todo nuestro potencial. Somos más fuertes de lo que pensamos. Podemos conseguir cualquier cosa si realmente creemos en ella, si estamos dispuesto a darlo todo, sin dudarlo, confiando en nosotros mismos".

"Lo imposible es sólo algo que todavía no nos hemos atrevido a soñar"


martes, 24 de abril de 2012

99. Paréntesis

Deciden hacer un paréntesis en sus vidas e irse una semana de vacaciones. Desaparecer para cobrar fuerzas y volver a plantar batalla a la vida.

La idea parte de Álex. Si en las últimas semanas no se veía preparado para abandonar su hogar, ahora es justamente lo contrario. Necesita salir de allí desesperadamente. Tiene que poner algo de distancia para sentirse más próximo a Anabel, si es que eso tiene algún sentido.

No quiere estar solo. No mientras ordena sus pensamientos, no en la parte final de su duelo. Así que se le ha ocurrido invitar a sus dos mejores amigos a la casa de la playa que tienen sus padres. Está convencido de que les vendrá bien pasar algo de tiempo juntos.

Toni y Javi habrían aceptado aunque pensaran que es la peor idea del mundo. Sólo por ver a su amigo feliz (y fuera de esa maldita casa, que por momentos parecía su tumba) ya merece la pena. Pero lo cierto es que a ellos ese cambio de aires también les viene bien. Es el momento propicio para lamer sus heridas y mirar al futuro con un poco más de optimismo.

Nadie les espera ni tienen compromisos que cumplir, así que aceptan con júbilo la idea y comienzan a hacer las maletas, con vistas a salir esa misma noche.

Son conscientes de que tarde o temprano tendrán que compartir sus preocupaciones, porque eso es lo que hacen los amigos. Y que escucharán consejos que no quieren oír y darán opiniones que puede que no sean bien aceptadas al principio. Pero eso también es lo que hacen los amigos. Preocuparse los unos por los otros. Y cerciorarse de que todo está en orden.

Lo ven como un paréntesis, pero en el fondo no lo es. Se trata de un nuevo capítulo en sus vidas. La posibilidad de redimirse y regresar a la tan perdida como anhelada senda de la felicidad.


lunes, 23 de abril de 2012

98. La noche anterior: Silvia

Llora durante horas. Llora como nunca pensó que se pudiera llorar, hasta que le duelen los ojos y siente que sus mejillas están ardiendo por culpa de la tristeza. Se desgañita con sollozos inútiles que nadie escucha y nada solucionan.

Cuando al fin logra calmarse, Silvia se mete en el coche. En vez de ir a casa, primero da una vuelta por el pueblo. Por un momento está tentada de coger la carretera y no regresar jamás, pero no es más que una pataleta de niña pequeña que nunca llega a considerar seriamente.

Ha engañado a su novio y su amante la ha abandonado. Tendrá que vivir con ello.

Cuando abre la puerta de su piso, Silvia parece otra mujer, una más feliz. Es muy buena fingiendo, y lo sabe. Pero quizás peca de exceso de confianza en su propia habilidad, ya que Jorge nota de inmediato que algo le ocurre. Puede engañar al resto del mundo. Pero no a él.

Sin embargo Jorge no dice absolutamente nada, guardándose sus certezas. Permite que ella siga creyendo que le ha engañado, desempeñando el papel de novio tonto incapaz de distinguir la realidad de las apariencias. Si es lo que necesita, él se lo dará. Y cuando quiera contarle qué le pasa, también la escuchará. Así es Jorge.

Silvia besa con ternura a su novio. Al menos eso sí es real. Cierra los ojos concentrándose en el aquí y ahora. Y se da cuenta de lo afortunada que es por tenerlo en su vida.

Tras la cena, que ha preparado él, los dos juegan con Luna en el jardín trasero. Y Silvia ríe, y por un momento parece que todas las lágrimas que ha vertido horas atrás realmente pertenecen a otra vida, una muy lejana, en la que no merece la pena pensar.

Disfruta el momento. Sabe que no durará.

domingo, 22 de abril de 2012

97. La noche anterior: Lorena

De camino al aeropuerto Javi hace una parada en el pequeño cine donde Lorena, como casi cada noche, se aburre sin clientes en la taquilla.

Al verla se siente milagrosamente reconfortado, y por un instante deja de mantener el peso del mundo sobre sus hombros. Sin embargo ella no parece igual de feliz. Permanece recelosa, como un púgil que se protege ante los posibles golpes que le puedan llegar por sorpresa.

- ¿La has dejado? - es lo primero que pregunta
- Más que eso. He dejado la película. Me voy a casa

Sinceramente estaba convencido de que la noticia le alegraría, pero la reacción de Lorena le hace comprender que se ha equivocado por completo. La taquillera maldice y vuelve a maldecir y le pega una patada a la máquina de las palomitas.

- Joder - exclama - Eso no es resolver el problema. Es salir corriendo para no tener que afrontarlo
- No lo entiendo - exclama un perplejo Javi - Creí que te pondrías contenta
- Tienes razón. No lo entiendes. Y vete, que vas a perder tu avión

No hay besos de despedida, ni siquiera un "buen viaje". Lorena se sienta de nuevo en la silla y Javi se marcha, enfadado con su amiga, convencido de que no tiene motivos para ponerse así.

Pero sí los tiene. Al menos desde su punto de vista, poniéndose en su  piel. Lorena sabe lo que sabe, piensa lo que piensa, siente lo que siente. Y ahora mismo está enfadada con un chico tan estúpido que no entiende nada de lo que ocurre.

Hay motivos, pero ahora mismo no importan. Los sentimientos imponen su jerarquía y le dicen a Lorena que hoy, por desgracia, ya no hay tantos motivos para considerar que Javi sea guay.


sábado, 21 de abril de 2012

96. La noche anterior: Kim

Álex acerca a Kim en coche hasta su casa. Aparca en la puerta y los dos se miran, en silencio, durante algunos segundos. Sonríen. Son las 9.43 de la noche y su aventura ha terminado.

La psicóloga descubre que le cuesta más bajar de ese coche de lo que quiere admitir. Pero nunca ha sido muy sentimental, y en cualquier caso está acostumbrada a solucionarlo todo con bromas y sonrisas. Así que abre la puerta sin demorarse demasiado.

- Supongo que ya nos veremos - dice, en un tono distendido - Ahora que ya no eres mi paciente no podemos fijar nuestros encuentros en un calendario.
- Gracias por todo

Kim le da un beso en la mejilla, se baja del coche y le saluda con la mano hasta que el coche desaparece en el horizonte. Entonces permite que su sonrisa se tome un descanso.

Entra en su casa, que de repente le parece un lugar extremadamente solitario. Ni siquiera puede acariciar a Félix, que ahora mismo se encuentra en casa de Eva, su "madrina de honor" y la encargada de mantenerlo bien alimentando mientras su loca progenitora se iba de aventuras.

Llama a su amiga, pero le salta el contestador. No deja ningún mensaje. Pasea por el salón y, regañándose a sí misma, termina marcando el número de teléfono de Carlos, su ex, que se sorprende de tener noticias suyas. Kim le pide que se pase por su casa y él acepta.

Sabe que es un error, y desde luego no está dispuesta a dejar que ocurra algo entre ellos esa noche. Pero no quiere estar sola. Cansada de ser el soporte de los demás, necesita, por unas horas, que sea otro quien la consuele a ella. Poder ser la Kim sin maquillaje que a veces se pone triste y que necesita sentirse tan querida y especial como lo es Anabel a los ojos de Álex.



viernes, 20 de abril de 2012

95. La noche anterior: Javi

No sabe ni por dónde empezar. Mejor dicho, no sabe qué decir para que la explicación suene mejor de lo que realmente es. Porque la verdad es que Javi pensaba irse sin despedirse de Silvia.

Es un acto cobarde, eso siempre lo ha sabido. Pero Javi odia las confrontaciones, y como realmente no tiene palabras de consuelo que ofrecerle, creyó de corazón que lo mejor era sencillamente no decir nada.

Pero es obvio que Silvia lo ve de manera muy distinta. Quiere una explicación. Nunca le han gustado los misterios, ni siquiera aquellos que son fáciles de resolver. Necesita verbalizar las situaciones. Escuchar de labios de Javi la verdad: que la está abandonando.

- Así que dejas la película - le reprocha - ¿Es por mí?
- No - miente Javi, pero al instante rectifica - Sí, es por ti. Por lo nuestro. Porque no sé manejar esta situación

 Respira hondo, coge a la chica de las manos y la mira fijamente a los ojos.

- Me gustas mucho - confiesa con sinceridad - Y no me arrepiento de nada de lo que ha pasado.
- Y ahora viene el "pero", ¿verdad?
- Pero no puedo seguir adelante con esto. Hay otras personas implicadas y tengo un nudo en el estómago

Por un momento Javi espera que Silvia lo entienda. Que se muestre dolida, por supuesto, pero comprensiva con su actitud. Sin embargo esa no es su reacción. Le dice "cobarde" a la cara y se marcha, consciente de que seguir hablando no tiene ningún sentido.

Javi quiere llamarla y pedirle que regrese. Pero, en un acto de cordura, no lo hace.


jueves, 19 de abril de 2012

94. La noche anterior: Toni

Las películas son, en su gran mayoría, predecibles. Saben quiénes son los protagonistas. Cuentas con que llegarán al final. Que todo tendrá algún tipo de sentido.

En la vida real la gente se pierde por el camino. Nunca puedes estar seguro de cuánto tiempo te acompañarán en tu viaje. Los amigos no son para siempre. Desaparecen, vuelven, son reemplazados e incluso a veces se convierten en presencias extrañas, recuerdos lejanos de otras épocas perdidas en la noche de los tiempos.

Toni siempre creyó que Elsa sería el eje central de su historia. Hasta esta noche.

Ahora, en la cafetería, mientras la observa con rabia y tristeza (imposible identificar los detonantes de ambas emociones) se da cuenta de que sus caminos se separan allí. Y que la conclusión no va a ser satisfactoria. Que no hablarán de todo aquello de lo que querrían hablar. Porque, como aseguraba la película de Isabel Coixet, "las cosas más importantes son las que no se dicen".

Entiende que la respuesta es que quiere quedarse con Elsa, pero que la va a sacar de su vida. Para siempre. Por mucho que le duela. Porque Toni sabe que las utopías son irrealizables, y que hay que saber cuándo retirarse del campo de batalla.

A veces se gana, a veces se pierde. Hoy toca perder.

Por eso le da un beso en la mejilla a Elsa y sale de la cafetería del mismo modo que sale de la vida de la mujer de sus sueños. 

Elsa está a punto de desaparecer de nuestro relato. Es difícil saber si algún día regresará a él. Tiene muchas cosas que contar, eso está claro. Pero no será aquí.

El final de cada historia es siempre el inicio de un nuevo relato.


miércoles, 18 de abril de 2012

93. La noche anterior: Álex

La teoría de la navaja de Occam viene a decir que la solución más probable es, casi siempre, la correcta. Claro que a Álex eso le importa un bledo. No tiene ni idea de si Occam alguna vez estuvo enamorado o si intentó aplicar sus puñeteros principios a los asuntos del corazón. Lo único que sabe es que, cuando hay sentimientos de por medio, la lógica nunca funciona.

Y de todos modos, ¿cuál era la explicación más sencilla? ¿Pensar que Anabel le engañaba o negar que eso fuera posible? ¿Y qué pensaban los demás? ¿Tenían más fe en su novia de la que él mismo demostró? ¿Realmente llegó a creer que le había sido infiel, o sólo intentaba prepararse para lo peor, dejando al miedo campar a sus anchas por su cerebro?

Llegará el día en que piense en todas estas cuestiones, pero desde luego no sucederá esta noche. Hoy sólo toca suspirar aliviado cuando Marcos le dice que Anabel no era su amante.

- La ayudaba con un video que estaba preparando- le explica - Un regalo para tu próximo cumpleaños. Sabía lo difícil que es sorprenderte, y de ahí todo el secretismo. No quería que nadie pudiera decírtelo, ni siquiera por error.

Marcos rebusca en un cajón y le ofrece a Álex un cd con todo el material.

- Aquí tienes. Siento que no llegara a acabarlo - dice
- No te preocupes - contesta un emocionado Álex - Es perfecto

Y entonces le da un fuerte abrazo a Marcos y sale de la tienda, manteniendo la compostura.  Pero una vez fuera, se derrumba y se echa a llorar mientras rodea a Kim con sus brazos. Permanecen así durante casi cinco minutos. El final de la pesadilla hace que por fin afloren todos los sentimientos que lleva conteniendo mucho, demasiado tiempo.

martes, 17 de abril de 2012

92. En lo bueno y en lo malo

Los amigos están para lo bueno y para lo malo. Ríen contigo en los momentos de felicidad y te ofrecen consuelo cuando las cosas vienen mal dadas. Para un verdadero amigo no hay diferencias entre una situación y otra. Simplemente se está a lo que toca.

Por eso, aunque Javi y Toni tienen sobrados motivos para estar triste, hoy han decidido renunciar a hablar de sí mismo para escuchar a Álex. Porque su amigo necesita compartir con ellos cómo se siente. Es su momento. Y no están dispuestos a arrebatárselo.

- Anabel no me engañaba - dice con una sonrisa en la boca
- Eso es bueno, colega. Me alegro

Álex no da demasiados datos sobre la historia y ellos tampoco hacen ninguna pregunta. Evidentemente por sus cabezas pasan pensamientos sobre por qué llegó a dudar de su chica, pero ese es un debate que no tienen intención de plantear jamás. Los motivos son lo de menos. Lo importante es que tienen algo que celebrar. El resto, entre amigos, ¿a quién le importa?

- ¿De verdad has abandonado la película? - pregunta Álex
- Cierto - contesta Javi - Se acabó lo de estar cogiendo un avión cada semana para veros.
- ¿Y tú, Toni? ¿Qué tal con Elsa?
- Ahí vamos

Ambos amigos dan respuestas vagas que hacen suponer que todo está bien. Nada más lejos de la realidad. La noche anterior fue complicada para los dos, pero no es el momento de sacar el tema. La amistad, al menos como ellos la entienden, consiste en reconocer las prioridades, abrazarlas con una sonrisa y disfrutar de las alegrías ajenas tanto como si fueran propias.


lunes, 16 de abril de 2012

91. Renuncias

- Siento que quieras abandonarnos - exclama Roberto, el productor

Javi agacha la cabeza, avergonzando. Él también lo siente. Porque jamás ha dejado un trabajo a medias. Porque sabe que esta renuncia le dificultará las cosas a la hora de encontrar un nuevo trabajo y, más importante aún, conseguir sacar adelante "Milagros tristes".

Pero, por encima de todo, porque aunque nunca lo diga en voz alta, cree que la comedia romántica que está reescribiendo puede convertirse en una buena película, una de la que sentirse orgulloso.

Es una pena que su vida personal se haya interpuesto arruinándolo todo.

- Estoy muy contento aquí, de verdad - se disculpa Javi aunque sin faltar a la verdad - Es un tema personal. Lo siento mucho. Tengo la cabeza en otro sitio, y si me quedara no sería de utilidad.

Roberto es un buen tío. Un buen tío para ser un productor, claro está. Pero se ha portado bien con él, y por eso le duele tanto dejarle en la estacada.

- Hagamos una cosa - dice su interlocutor, tras pensarlo durante unos segundos - Tómate una semana libre. Aclara las ideas. Resuelve lo que sea que te tiene tan preocupado. Y entonces, y sólo entonces, toma una decisión.
- No creo que cambie nada - confiesa Javi
- Tú hazme el gusto, ¿quieres?

Javi le da la mano, agradecido por el hecho de que se lo estén poniendo fácil, evitándole el mal trago. Sale del despacho mucho más aliviado de lo que entró. Pero la sensación sólo dura unos segundos. En el pasillo se encuentra con Silvia, que parece verdaderamente enfadada.

- ¿Qué es eso de que te vas? - le suelta en un tono acusador.

domingo, 15 de abril de 2012

90. Montañas rusas

De pequeño, a Toni le encantaba montarse en la montaña rusa. Adoraba la mezcla de sensaciones. Alegría y terror. Las subidas y bajadas. El saber qué iba a suceder en cada momento y al mismo tiempo no estar preparado para ello.

De vuelta a la cafetería, el escenario de los últimos capítulos de su pequeña e insignificante tragedia (pero no por ello menos dolorosa) comprende que, en lo que respecta a Elsa, está montando en una montaña rusa emocional, en la que es imposible predecir qué sentimientos le invadirán cada nueva mañana.

Y aunque al principio fue excitante y le hizo sentirse vivo, ahora empieza a estar cansado de la atracción. Quiere bajar y pisar tierra firme. Está harto de las historias difíciles. Puede que sean las que más se recuerdan. Pero rara vez tienen un final feliz.

Elsa se sorprende al verle aparecer. Después de lo sucedido el día anterior, no esperaba que Toni regresara. Ni siquiera le ha llamado, ni le ha dejado un mensaje. No por falta de ganas, sino porque, como en el caso de Pablo, no sabría qué decirle. Ella también está cansada del juego.

- ¿Qué quieres? - pregunta Elsa, sin fuerzas para más drama en su vida

Toni suspira, dándose cuenta de que no está seguro. Su cabeza y su corazón llevan peleados demasiado tiempo, queriendo hablar a la vez. Han tomado el control por turnos tantas veces que es imposible diferenciar quién quiere qué.

Pero tiene que acabar. Decida lo que decida, no puede seguir caminando entre arenas movedizas. Ha de escoger un camino y ser consecuente con lo que realmente desea.

Entonces, por primera vez en mucho tiempo, Toni lo ve claro. Y toma una decisión.


sábado, 14 de abril de 2012

89. La pregunta

Álex entra en la tienda (un pequeño negocio de fotografía) con el corazón en un puño y latiéndole a doscientas pulsaciones. Es la hora de la verdad y está sumamente nervioso.

Se maravilla al pensar cómo se puede sufrir tanto por algo que ya ha ocurrido y que bajo ninguna circunstancia se puede cambiar. Tanto si Anabel le fue infiel como si no, el mundo no dejó de girar por ello. Él continuó sonriendo. Y los besos de su chica siguieron sabiéndole a miel y victoria.

En realidad. la pregunta que le atormenta es si una confirmación de sus peores temores puede hacer que todos sus recuerdos se derrumben como un castillo de naipes. Teme arruinar para siempre la imagen que tiene de Anabel, como un mal final que estropea una película perfecta. .

Quiere saber y a la vez no quiere hacerlo. La verdad, como siempre, es una fuerza poderosa y destructiva.

Kim ha preferido esperarle fuera. Dice que ese último paso le toca darlo solo. Y aunque Álex protesta tímidamente, en el fondo sabe que no sólo es lo correcto, sino que también lo prefiere. Pase lo que pase, debe encajarlo por sí mismo. Después ya vendrá el apoyo.

Se acerca a Marcos y se presenta. El chico le mira con pena y le dice cuánto siente que Anabel está muerta. Sus palabras suenan sinceras, y Álex las agradece. Pero no es el motivo de su visita. Ha viajado hasta esa tienda con una pregunta en mente y, de manera calmada pero firme, la formula en voz alta.

- ¿Anabel tenía una aventura contigo?

Contiene la respiración mientras Marcos le ofrece asiento, dispuesto a concederle su deseo. A contarle toda la historia y responder a su pregunta.

viernes, 13 de abril de 2012

88. Deliberaciones con una almohada

Lleva toda la noche sin pegar ojo, intentando encontrar una solución a sus conflictos amorosos. A decir verdad sabe cual es, pero no le apetece admitirla. Como siempre dice su madre, todos los problemas tienen remedio. Lo que ya no hay son soluciones agradables para problemas complejos.

Al final, Javi se rinde a la evidencia: tiene que dejar de ver a Silvia. Es lo mejor para todos. Así ella no engañará más a Jorge y él no tendrá que renunciar a Lorena. Siendo sinceros, la segunda parte pesa mucho más que la primera. Si la incluye en sus deliberaciones es simplemente porque es un argumento moralmente sólido, que le hace sentirse mejor consigo mismo.

En la soledad de su hotel la decisión, si no sencilla, parece al menos tolerable. El problema es que la tarde anterior sirvió para demostrarle a Javi que no es una persona que sepa gestionar bien el tema de las tentaciones. Mientras siga estando cerca de Silvia y ella quiera, seguirán acostándose.

Dicho lo cual, sólo hay una cosa que pueda hacer al respecto. No hacer que la despidan, por supuesto. Puede que no sea tan buena persona como le gustaría, pero tampoco es un cabronazo. El trabajo es sagrado. Y más teniendo en cuenta que Silvia escribió el guión de la película (aunque cada vez queda menos de ella en el resultado final, las cosas como son)

Eso está fuera de toda discusión. Así que, a su pesar, es él quien va a tener que renunciar a la película. Dimitir esa misma tarde y volver a su casita.

La idea no le seduce, por más que siga odiando las comedias románticas. No le gusta dejar las cosas a medias, y menos un curro. Así que durante otra hora consulta su dilema con la almohada, confiando en encontrar una nueva aproximación en la que aún no haya caído. No tiene suerte. Maldice su mala fortuna mientras comienza a pensar en preparar las maletas.


jueves, 12 de abril de 2012

87. Desdibujado

Como un dibujo realizado en la arena al que la marea le niega la oportunidad de seguir existiendo. Así es como se siente ahora mismo Toni.

Ha dedicado muchas horas a conocerse a sí mismo, a pesar de que no todos los descubrimientos le han hecho feliz. Pero le gusta jugar sobre seguro y saber quién es. Es su tabla de escape en un mundo irracional que no comprende bien. A falta de empatía, necesita autoconocimiento.

Sin embargo en las últimas semanas ha dejado de reconocerse. Aún quedan destellos de su personalidad, como en la entrevista del día anterior. Pero en líneas generales sabe que hace tiempo que ya no se comporta como siempre, sino como una triste caricatura de sí mismo.

No es que le importe lo que los demás puedan estar pensando. Pero sí que le molesta su propio juicio de valor. Porque se echa de menos y se pregunta cuándo comenzó a dejar que la melancolía se adueñara de sus actos, convirtiéndole en una marioneta excesivamente melodramática que reacciona exageradamente a cualquier revés de su corazón.

Es por Elsa, eso lo sabe. Y benevolente como es consigo mismo, entiende que el amor no correspondido es una herida que tarda en sanar. Pero eso no le da carta blanca para cambiar toda su personalidad, forjada con esfuerzo a lo largo de muchos años. No puede consentirlo.

Toni es Toni. Exasperante e imposible, lleno de defectos, y aún así plagado de virtudes. Sabe las respuestas a las preguntas. Por eso odia no reconocer a la persona que ahora mismo está al mando. Esa que sólo sabe decir "no lo sé" en vez de "no tiene importancia, puedo arreglarlo".

Es hora de recuperar el control. Si no, corre el riesgo de convertirse en una imagen deformada de sí mismo, sin que queden pruebas del Toni que durante mucho tiempo estuvo orgulloso de ser.


miércoles, 11 de abril de 2012

86. Butch Cassidy y the Sundance Kid, versión siglo XXI

A los 14 años Álex se enamoró perdidamente de una chica de su clase. Durante semanas le dio vueltas a cómo declararse. Qué decir, dónde decirlo, cómo lograr que todo fuera perfecto.

En su cabeza la escena se repitió centenares de veces. Pero no se pareció en absoluto a lo que terminó ocurriendo. Al final. por culpa de los nervios, se lo soltó apresuradamente un día a la salida del colegio. Ella le dijo que ok, le dio un beso y se fue a su casa.

Un momento tan importante y la realidad lo despojó de cualquier carga emocional digna de reseñarse. Un anticlímax en toda regla.

La misma sensación vuelve a él la mañana del martes, al localizar, casi sin esfuerzo, al chico de la fotografía. Es un pueblo lo suficientemente pequeño como para que, tras preguntar a un par de personas, una reconozca a Marcos (ese es su nombre) y les indique dónde pueden encontrarlo.

Ni gran búsqueda ni experiencia mística. Su aventura ha resultado tener una fecha de caducidad mucho más corta de lo esperado. Y ahora que está en la puerta del comercio en el que trabaja Marcos, Álex se da cuenta de que no sabe si está preparado para escuchar la respuesta a la duda que le atormenta desde hace días.

Viéndole petrificado, incapaz de moverse, Kim le sacude los hombros dándole ánimos.

- Aquí vamos, compañero. Ahora tú y yo vamos a entrar ahí y que sea lo que Dios quiera. Como Butch Cassidy y the Sundance Kid al final de la peli, pero en plan remake. Versión siglo XXI

Álex mira a Kim y no puede evitar echarse a reír.

- Estás fatal de la cabeza, ¿lo sabes?
- Por supuesto. Y ahora consigamos nuestra maldita respuesta, pistolero

martes, 10 de abril de 2012

85. Errores persistentes

Silvia se muere de ganas de hablar. Javi también. Pero al no saber qué pasa en la cabeza del otro, ninguno se decide a dar el primer paso. Y así es como se las ingenian para evitarse durante todo el día. Hasta que, a última hora, entienden que es hora de clarificar las cosas.

Se encierran en el despacho. Están solos en la oficina, todo el mundo se ha ido a casa. Nada más cerrar la puerta, Javi comienza a sincerarse.

- Me siento fatal - confiesa - No sé qué estoy haciendo, y además mi amiga Lorena piensa que...
- Espera, ¿tu amiga Lorena? ¿Le has hablado de esto a una amiga?
- Sí - Javi no entiende cuál es el problema
- ¿Y por qué tienes que meter a tus amigos en esta historia?
- ¿Porque son mis amigos? ¿Porque les preocupa cómo estoy y quieren verme feliz?

Silvia lanza un grito ahogado. De repente vuelve a sentir un inmenso enfado hacia el chico.

- ¿Y te crees que está siendo fácil para mí? Volver a casa y estar con Jorge, mentirle, ocultarle lo que ha pasado. Joder, es un tío increíble y no se merece nada de esto
- Lo sé
- ¡Pero no lo digas como si yo fuera la única culpable, bonito!
- No es lo que pretendía. Sólo quería decir que...

Ese es el problema. Que no sabe qué quiere decir realmente. Y está enfadado, y confuso, y atrapado en una encrucijada. Exactamente lo mismo que Silvia. Los dos saben que están metidos en un lío que tendrían que resolver cuanto antes. Sin embargo optan por besarse, persistiendo en lo que saben que es un error, pero que, ahora mismo, es lo único en lo que pueden pensar.

lunes, 9 de abril de 2012

84. Confidencias

En la cafetería (hoy en horario de tarde) Toni está deseoso de contarle a Elsa lo sucedido en la entrevista de trabajo. Parece un niño pequeño que acaba de hacer una travesura de la que se siente especialmente orgulloso, lo que contrasta con la seriedad que se refleja en el rostro de ella.

- No vas a creerte lo que ha pasado esta mañana - comienza
- Anoche me acosté con un tío - le interrumpe Elsa

Se hace el silencio. Toni busca las palabras. Pero, si las encuentra, lo cierto es que no le salen.

- No le conoces - dice Elsa, como si el dato fuera revelante

Pero lo cierto es que no. A estas alturas de la película resulta igual de doloroso ser reemplazado por alguien cercano que por un simple extraño. Y Toni empieza a entender que sí que sabe qué decir. Sólo que sería mejor no decirlo.

- Me acosté con un tío - repite Elsa - Y te lo cuento no para hacerte daño, sino porque realmente necesito contárselo a alguien. Hablar de ello. Necesito un amigo al que poder hacerle confesiones sin estar todo el rato preguntándome qué debo decirle y qué debo callarme.

Ahora es Toni quien detiene el discurso con semblante serio.

- No quiero que me lo cuentes - dictamina
- Tú y yo nunca vamos a tener nada. Lo siento

No es un ataque, aunque lo parezca. Es simplemente un hecho, y quiere dejarlo claro. Toni agacha la cabeza unos segundos, traga saliva y responde

- Aún así, sigo sin querer saberlo

La tristeza y la desilusión hacen horas extras a ambos lados de la mesa.



domingo, 8 de abril de 2012

83. Culpables

Cuando sucede una tragedia, nuestro primer instinto siempre es buscar al responsable. Necesitamos algo o alguien sobre quien descargar la rabia acumulada. Poner cara a nuestro dolor.

La muerte de Anabel no le trajo nada de esto a Álex. Sólo tristeza, confusión y un profundo vacío del que aún no ha logrado salir. A decir verdad ni siquiera se esfuerza por intentarlo.

Anabel murió en un accidente de coche. Pero no se la llevó por delante ningún conductor borracho, o un chaval sin carnet a 200 por hora. Tampoco fue por culpa suya. Lo que, aunque resulte horrible decirlo, le hubiera proporcionado algo más de consuelo a Álex.

Había llovido. La carretera estaba mojada. El coche patinó en la autopista, colisionó y Anabel falleció en el acto. Así de simple y carente de significado. Como casi todas las muertes.

Podría echarle la culpa al tiempo, por supuesto. O a la carretera. O a un ser supremo en el que no cree. Pero Álex sabe que eso sería ridículo. Y, desde luego, no le ayuda a lidiar con su dolor.

No habían discutido la noche anterior. Ni dejaron nada pendiente, ni habían tomado ninguna decisión que fuera a cambiar sus vidas. Simplemente era un día como cualquier otro. Hasta que dejó de serlo.

Eso fue lo peor de todo. La sensación de terrible cotidianidad del suceso. Que no hubo palabras hirientes de las que arrepentirse ni actos equivocados sobre los que torturarse. Simplemente era una hermosa novela que se quedó en relato corto tras un fatídico punto y final.

Y al no poder encontrar a un culpable al que gritar, con el que desahogarse, Álex poco a poco empezó a consumirse por dentro. Incapaz de comprender por qué la vida carece tantas veces de significado evidente, por mucho que anhelemos encontrar el Santo Grial de las respuestas al dolor.


sábado, 7 de abril de 2012

82. El otro lado del espejo

Hay una escena en la película "Primos" que a Javi siempre le ha gustado especialmente. Es esa en la que el protagonista admite que le da lo mismo quedarse con cualquiera de las dos chicas. Sólo quiere que alguien le quiera.

Es triste tener que admitir que una persona puede actuar guiada por ese principio. Y sin embargo, en la habitación del hotel, enfrente del espejo, Javi está listo para confesarse a sí mismo que esas cosas no sólo suceden en las películas. Porque es lo que le está ocurriendo ahora mismo.

Días atrás aún pensaba en Sara. Después flirteó con Eli. Se ha liado con Silvia y tiene fuertes sentimientos por Lorena (no cree estar enamorado de ella, por favor, más complicaciones no. Y aún así no puede pasar por alto la conexión que tiene con la excéntrica y encantadora taquillera del cine) Denasiadas mujeres en la ecuación.

Una vez una amiga, metida en un triángulo amoroso, le dijo que cuando quieres a más de una persona a la vez es que realmente no estás enamorado de ninguna. Con el tiempo ha escuchado varias veces teorías opuestas, pero este razonamiento siempre le ha parecido el más coherente, sincero y honesto.

Así que sabe cuál es el problema y el por qué de su actitud. Ojalá con eso se resolviera todo. Pero entender qué te ocurre y ser capaz de ponerle remedio son dos cosas muy distintas.

Lo único que sabe es que él, que siempre ha tenido una especie de idilio consigo mismo, en este preciso instante no está nada contento con el rostro que le suplica perdón desde el otro lado del espejo. Quizás porque todavía no sabe cuál es exactamente el pecado, ni cómo va a encontrar la salida del laberinto de sentimientos en el que se haya sumido por su propia torpeza y debilidad.

viernes, 6 de abril de 2012

81. Maneras erróneas de conducir una entrevista de trabajo

- Me gusta mucho como escribes, Toni

En una entrevista de trabajo esa frase sólo es algo bueno si se dice al final, seguido por un "estás contratado". En el resto de casos, o sobra o presagia malas noticias.

Por desgracia para Toni es lo primero que le dijo Ramón, su posible nuevo jefe en un programa de televisión. Y las palabras parecían el preámbulo de un discurso mucho más largo y, no hacía falta ser vidente para saberlo, cargado de tonterías.

Aún así, Toni se mordió la lengua y permaneció en silencio. Necesitaba trabajar, y eso exigía ciertos sacrificios. Como no mofarse del payaso con aires de grandeza que tenía delante.

- Sin embargo - siguió Ramón, y aquí es donde todo comenzó a torcerse - noto el estilo un poco recargado, ¿no te parece?

"No. Si me lo pareciera, entonces lo cambiaría". Eso es lo que quiso decir, pero de nuevo logró contenerse a tiempo. Boca cerrada y el trabajo es tuyo, se intentó calmar mentalmente.

- Es evidente que te falta estilo. Pero tranquilo, que para eso estamos. Con un poco de tiempo y mi guía, creo que serás capaz de pillarle el truco a esto. ¿Qué te parece?

Todo el mundo tiene un límite. Toni decidió que aquel bien podía ser el suyo.

- Me parece que hoy día cualquier gilipollas con el Word instalado en su ordenador se cree un puto guionista - respondió, con una amplia sonrisa.

Y ahí sí que se acabó la entrevista. Ramón prometió llamarle con noticias. Y mientras le escuchaba decirlo, Toni ya sabía que era una estupidez esperar que alguna vez llegara la prometida contestación. Pero había merecido la pena. Vaya que sí.




jueves, 5 de abril de 2012

80. La zona oscura

Ni siquiera las historias corales pueden hacer justicia al amplio, complejo, a veces confuso pero en líneas generales fascinante entramado que es la vida.

Simplificamos los sucesos. Intentamos hacernos comprender a base de pequeñas pinceladas. Lo que no es malo, siempre y cuando no nos olvidemos de que, a nuestro alrededor, siempre hay mucho más de lo que aparenta a primera vista. Como se suele decir, el diablo está en los detalles.

Esto significa que, más allá de sus problemas con Sara, Silvia, Lorena o Eli, más allá de su inquebrantable amistad con Álex y Toni, lo cierto es que Javi tiene una vida íncreíblemente rica, llena de otros personajes importantes que, para los propósitos de esta historia, permanecen en la zona oscura. Pero no en el olvido.

Javi tiene una familia que le quiere y a la que adora. Padres, hermano, tía, prima, pequeñajas a las que llama sobrinas. Una abuela a la que echa mucho de menos.

Javi tiene muchos amigos, más de los que sinceramente cree merecer. Pero ha llegado a convencerse de que algo bueno debe hacer para que la gente se resista a abandonarle. Para que de vez en cuando, como en su cumpleaños, se vea sorprendido por muestras de cariño de personas cercanas y no tan cercanas, a los que puede que lleve mucho tiempo sin ver (aunque en un rinconcito de su alma siempre los lleva consigo). Pero que siempre están ahí.

Toda esa gente, y mucha más, hacen de Javi quien es. Le completan. Y aunque no caben en una historia que debe limitar su número de cabos sueltos, se merecen también su pequeño homenaje. Porque en el día a día la zona oscura puede parecer invisible e irrelevante. Pero en realidad es la especia que da a su vida ese sabor tan delicioso del que no está dispuesto a desprenderse jamás.

miércoles, 4 de abril de 2012

79. Lose/lose

Hasta ese momento a Kim todo el tema de la búsqueda le ha parecido una especie de fantasía, una idea recurrente sobre la que se habla mucho pero que nunca termina de concretarse. Sin embargo en el coche, a escasos kilómetros de la ciudad, comprende que la cosa va en serio.

Peor aún. Al ver el rostro en tensión de Álex, se da cuenta de que todo es una pésima idea

- Todavía estamos a tiempo de dar media vuelta - dice titubeante
- Yo no - afirma tajante Álex - Te dije que seguiría con esto hasta el final
- Lo sé, pero...
- ¿Pero qué?

Kim ordena sus ideas y, por una vez, no sólo habla con seriedad (eso siempre) sino que usa el tono adecuado de voz para que quede claro que lo que va a decir es importante.

- Que estamos metidos en una situación lose/lose. Pase lo que pase, perdemos. Si no resulta ser cierto, te castigarás a ti mismo por haber dudado de Anabel. Y si te enteras de que ella te engañaba...digamos que tampoco va a ser un picnic

Álex se queda callado, meditando. Finalmente una sonrisa inesperada se refleja en su rostro.

- ¿Has dicho "estamos metidos"? ¿En plural?
- Eres un niñato que sólo escucha lo que le apetece - bromea Kim, más relajada
- Lo sé - ríe Álex - Pero perder en buena compañía siempre hace que la derrota sea más dulce, ¿no te parece?

Kim se encoge de hombros. Se pone sus gafas de sol, sonríe y decide dejar de preocuparse por acontecimientos venideros sobre los que no tiene el más absoluto control.


martes, 3 de abril de 2012

78. Interludio: Milagros tristes (II)

Joseph es incapaz de entender por qué se le concedió precisamente a él esa segunda oportunidad que, obviamente, no se merecía. Es consciente de que ha malgastado su vida. Se siente un fraude.

Mientras, Tom y su ex mujer comienzan a enamorarse de nuevo. Pero la ilusión de ella contrasta con las reticencias del periodista, que sigue sin confesarle la verdad sobre su estado de salud.

Abatido por la pena, Tom abre finalmente su corazón a Joseph. Le confiesa que se está muriendo y que tiene mucho miedo. Pese a todo, está enormemente agradecido a su nuevo amigo por haberle mostrado todo lo que se estaba perdiendo. Aunque no le queda mucho tiempo, intentará aprovecharlo al máximo.

Al día siguiente es Joseph quien, cogiéndole de las manos, le da las gracias a Tom. Le dice que finalmente ha entendido por qué se salvó de la muerte hace cincuenta años, que todo tiene sentido. Luego le pide que se vaya, que está cansado. Tom promete volver al día siguiente.

Tom pasa la noche con su ex mujer. Se acuestan. Él le confiesa que se está muriendo. Ella le dice que estará a su lado hasta el último momento.

Por la mañana Tom recibe una llamada. Joseph ha muerto durante la noche. Aún en shock, recibe otro mensaje, esta vez de su médico: el cáncer ha desaparecido por completo. No sabe cómo explicarlo. Pero Tom sí. Sabe que fue Joseph. De algún modo logró curarle, dándole una segunda oportunidad. Y, de paso, encontró sentido a su propia existencia, a su misión en la vida.

Como último gesto de amistad, Tom encuentra a la antigua novia de Joseph, ahora ya una anciana, y le dice que éste nunca dejó de amarla. Luego Tom regresa con su mujer, que vuelve a estar embarazada. Todo un milagro. Uno que, esta vez, tendrá un final feliz.




lunes, 2 de abril de 2012

77. Interludio: Milagros tristes (I)

Esta es la sinopsis del guión que Javi lleva años intentando vender.

Tom (es un nombre provisional, siempre ha tenido problemas con los nombres de sus personajes) es un periodista cuya hija pequeña murió de leucemia. A raíz del suceso Tom perdió la fe, se distanció de su mujer y la vida ya no tiene sentido para él.

Además, ahora es Tom quien se está muriendo de un cáncer incurable. Pero es una información que no ha compartido con nadie. Ni siquiera con su ex-mujer.

El jefe de Tom le encarga un reportaje sobre Joseph, un anciano que vive en un asilo y que, casi medio siglo atrás, se recuperó milagrosamente de una enfermedad mortal. Bendita ironía.

Cumpliendo con su trabajo, Tom va a hablar con Joseph. Hacen buenas migas. Y el anciano le cuenta, poco a poco, su historia. Cómo de joven se enamoró de una chica maravillosa, el amor de su vida. Y cómo fue tan estúpido como para dejarla marchar sin decirle que la quería. Luego vino la guerra y el cáncer y creyó que su historia había terminado. Pero no fue así.

Los dos hombres van haciéndose amigos. Y las historias de Joseph logran que Tom recupere la ilusión por vivir, e incluso se decide a invitar a cenar a su ex-mujer (que nunca ha dejado de amarle). A acercarse de nuevo a ella. A pesar de que sabe que no le queda mucho tiempo.

Continúan las conversaciones entre Joseph y Tom. Y entonces llega la terrible revelación del primero. Sí, logró recuperarse de un cáncer incurable. Pero a pesar de que la vida le dio una segunda oportunidad, nunca llegó a aprovecharla. No hizo nada importante. Ni siquiera tuvo valor para recuperar a su chica.

El suyo fue, por desgracia, un milagro triste.

domingo, 1 de abril de 2012

76. Héroes y villanos

Cuando escucha que están llamando a su puerta, como en cada ocasión desde hace algunos días, Pablo tiene la esperanza de que sea Elsa. Pero esta vez tampoco se trata de ella, aunque el visitante sí que tiene que ver con su ex-novia. Se trata de Toni.

- Elsa me pidió que pasara a recoger unas cosas suyas - dice de un modo seco. No le ve sentido a tratar de ser simpático o suavizar una situación incómoda para todas las partes.

Pablo quiere responderle que si Elsa quiere algo debería venir ella misma a por ello. Pero es inútil enzarzarse en una pelea de chiquillos. Así que se limita a apartarse, dejando que Toni entre en la habitación de la chica y se lleve todo lo que ha venido a buscar.

Mientras Toni llena una pequeña bolsa con todas las pertenencias que Elsa le ha descrito, Pablo está de brazos cruzados, mirándole fijamente.

- ¿Sabes quién inventó la distinción entre héroes y villanos? - pregunta
- ¿Qué?
- Fueron los ganadores del conflicto. Y, por supuesto, se autoproclamaron héroes. Nadie quiere verse a sí mismo como un villano. A pesar de lo subjetivo del término.

Toni casi ha terminado y ya se dispone a irse, cuando Pablo finaliza su pequeño discurso.

- Seguro que piensas que tú eres el héroe y yo el villano. Pero es sólo cuestión de perspectiva. Desde mi punto de vista es justo al revés. Yo no he hecho nada malo. Siempre fui sincero con Elsa y nunca actué movido por oscuros deseos. ¿Puedes tú decir lo mismo?

Toni no contesta. Se limita a irse, en silencio, sin despedirse. Pero por mucho que lo odie, las palabras de Pablo resuenan en su cabeza. Y seguirán haciéndolo durante bastante tiempo.