jueves, 27 de septiembre de 2012

255. Responsabilidades

- Voy a ser padre

Toni escucha la noticia de boca de Javi. Coge su taza de café, se la lleva a los labios, vuelve a dejarla sobre la mesa, se cruza de brazos y permanece en esa postura, sin decir nada.

Tiene una opinión, por supuesto. Todos tenemos opiniones sobre cualquier tema. Es más, solemos acumular ideas contradictorias. No es lo mismo lo que aconsejamos a los demás que lo que terminamos haciendo nosotros en la misma situación. Por eso Toni prefiere seguir callado. 

No obstante, Toni sabe lo que su amigo va a hacer. Va a seguir con Eli para siempre. Qué demonios, con la misma hasta le pide que se case con él. Porque así es Javi. 

Todo viene, por supuesto, de su propia historia familiar. Su mala relación con su padre, al que aún ahora, después de tres décadas, continúa odiando y perdonando a partes iguales, en un juego malsano donde los deseos chocan casi siempre con la dura realidad.

Se llevan mal, hacen las paces y luego su padre vuelve a estropearlo todo y toca empezar de nuevo. Porque hay personas que son así. Que se esfuerzan y lo intentan, eso no se pone en duda. Pero cuando no se está preparado para ser padre, la mayor tragedia es convertirse en uno.

Por eso Javi hipotecará el resto de su vida para estar cerca de su hijo y que éste nunca llegue a odiarle. Lo que es estúpido, porque no es una cuestión de proximidad física, sino de cercanía espiritual. Pero está tan aterrado con la idea de ser un mal padre que hará cualquier sacrificio.

Toni abre la boca, pero lo piensa mejor y la cierra de nuevo. Javi no es tonto, y todo cuanto le pueda decir seguro que ya se le ha ocurrido. Pero hoy no necesita un sermón, sino un amigo. Uno que le pueda ver dudar, maldecir su suerte y no le juzgue por ello.


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