sábado, 15 de septiembre de 2012

243. Las historias definitivas

Tras verse obligado a hacer un rápido (y sesgado) resumen de su vida, a Toni no le queda más remedio que devolverle la cortesía a Pablo e interesarse por cómo le van las cosas. Le pregunta si sigue con Elsa, en una mezcla de curiosidad y absurdos pero presentes celos.

- No, ya no estoy con Elsa - dice Pablo con mucha calma, demasiada para el gusto de Toni - Después de que me dejara nos acostamos unas cuantas veces, pero no funcionó. Yo quería más.

"Elsa era una mujer compleja. Creo que le gustaba quererme. Y, sin embargo, no hacía más que apartarse de mí. Hay personas que nunca dejan de sabotearse. No lo digo como una crítica, sino como la pura y simple verdad.  A veces las situaciones tienen un culpable. No se puede disculpar siempre a los responsables de su propio infortunio".

"Pasados unos meses nos vimos por última vez. Hicimos las paces. Nos acostamos. Reímos. Después se enfadó de nuevo, nunca supe por qué. Juro que no hice nada. Se fue, diciendo que esa vez era la definitiva. No la creí. Pero me creí a mí cuando me dije exactamente lo mismo".

"Poco después conocí a Vanessa. Llevo con ella tres meses y estoy enamorado. Claro, a los tres meses ¿quién no lo está? Pero esta vez es diferente. Lo siento aquí dentro, es mi historia definitiva. Es fácil estar con ella. Parece una tontería, pero es algo que nunca me sucedió con Elsa".

"Sé que dicen que las mejores relaciones son las tortuosas, esas que te desgarran el alma. Pero yo opino que no todas las historias son iguales. Cada uno debe intentar hacer funcionar la suya propia, ya sea una montaña rusa emocional o un noviazgo tranquilo. A mí me funciona tener la seguridad de ser querido. No me trago eso de que quién bien te quiere te hará llorar. Quien te quiere, te quiere. Eso es todo".


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