lunes, 3 de septiembre de 2012

231. Respuestas inmediatas

Javi aprovecha que Toni ha ido al cuarto de baño para mantener una pequeña conversación privada con Álex. No le apetece sincerarse delante de testigos. Y menos de éste en concreto.

- Oye, sólo quería decirte que siento mucho no haberte llamado antes, ni haber venido para nuestra reunión semanal - se excusa - Como sabes las cosas han estado un poco caldeadas...
- No te preocupes

Pero a Javi sí le preocupa. Lo suficiente como para no darse cuenta de que en este momento a Álex no podría interesarle menos nada de lo que le está contando. Es triste, pero las desgracias tienen la capacidad de lograr que aprendamos a discernir las cosas importantes de las que no lo son tanto.

Ajeno a este hecho, Javi persevera. Porque tiene demonios que exorcizar y es incapaz de entender que habrá mejores momentos para hacerlo. Quiere sacarse de encima el sentimiento de culpa que le acompaña a todas horas, al igual que hizo Toni días atrás. 

Álex quiere hacerle entender que esta charla puede y debe esperar. Pero no dice nada. Porque ve la cara de su amigo y comprende que realmente necesita que le escuche. Quizás no sea la ocasión propicia, pero igualmente lo necesita.

Por eso le permite continuar. Porque sabe que a veces la inmediatez es nuestra única escapatoria. Que nunca hay que ignorar el deseo de resolver nuestros asuntos pendientes lo antes posible.

Aunque resulte inapropiado, Javi sonríe. Se siente más feliz, aliviado. Lejos de molestarse, Álex se alegra por él. Porque a veces, cuando sentimos la necesidad de hacer algo, no debemos posponerlo. Y en ese preciso instante una loca idea le viene a la cabeza.

- Necesito un favor, Javi - dice muy serio - Uno de los gordos.


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