miércoles, 19 de septiembre de 2012

247. El mundo de Lorena

El mundo de Lorena a veces es amplio como un océano de sueños y a veces es pequeño como una caja de cerillas en las que las ilusiones se marchitan lentamente. El vaso se llena y se vacía dependiendo de su estado de ánimo. Pero ella siempre persevera.

Lorena cree mucho en sí misma. No necesita más, pero aún así le gusta que los demás también crean en ella. Aún cuando puede vivir sin que nadie la abrace, la bese o la quiera, le gusta la sensación de sentirse no sólo necesaria, sino imprescindible.
 
Durante dos años ha jugado a ser taquillera de cine. Ha sido tan convincente que muchos han creído que ella era sólo eso, sin darse cuenta de que Lorena es mucho más. Es el arcoiris escondido que sólo espera el momento en que deje de llover para poder mostrarse y brillar.

Le asustan los cambios, pero le asusta más no cambiar, así que está condenada a seguir avanzando siempre. No espera que los demás la entiendan, sólo espera entenderse a sí misma y ser valiente cuando la situación requiera que lo sea.

Lorena sueña en color y vive en blanco y negro. Sus metas no han ido a buscarla, así que ha cogido la maleta y ha ido ella en su busca. Alentada por un chico al que odia por quererla, por impulsarla a tomar la decisión correcta que siempre supo que tenía que tomar, pero que intentaba encontrar excusas para no hacerlo.

Lorena es Amelie Poulain. Simple en apariencia, compleja en realidad. Rescatadora y rescatada. Un diamante que brilla en la oscuridad de sus dudas, sus pensamientos interminables, sus "quizás", "tal vez" e "y si...", con los que juguetea a veces hasta que llega el momento de ser ella misma y demostrar que Lorena es Lorena. Con todo su talento y un mundo que comerse.

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