domingo, 9 de septiembre de 2012

237. Concesiones

Javi regresa al rodaje para ocuparse de los últimos flecos. Antes de ir a la oficina pasa primero por el hotel, para cambiarse de ropa. Es entonces cuando hace un molesto descubrimiento. Eli está tumbada sobre su cama, leyendo el guión de "Milagros tristes".

A Javi no le gusta demasiado que otras personas lean sus proyectos personales. Y menos cuando dicho proyecto no está a la vista, y la única posibilidad de tenerlo es haber revisado los cajones a conciencia. Aún así, decide pasarlo por alto, tratando de convencerse de que no es para tanto.

- ¡Ey, ya estás aquí! - comenta Eli al verle llegar - Me pillas teminando de leer tu guión, espero que no te importe. ¡Dios, es brillante! Me encantaría protagonizarlo
- ¿Quieres hacer de la ex mujer del periodista?
- No, no - Eli parece divertida con la confusión - Quiero hacer del periodista
- Sabes que es un hombre, ¿verdad?
- Pero tú puedes cambiarle el sexo. Los guionistas hacéis esas cosas a todas horas. Raza, sexo, edad... es la magia del cine, puedes hacer lo que te plazca

El problema es que no quiero, piensa Javi. Está hablando de su proyecto soñado. Le gusta como está. No vendió los derechos cuando tuvo la oportunidad precisamente porque no estaba dispuesto a que nadie cambiara nada. Y ahora Eli le pide que sea él mismo quien arruine su trabajo.

Quiere negarse, pero no lo hace. Le promete que se lo pensará. Lo peor es que lo dice en serio. De nuevo confunde las cosas. Cree que será un novio terrible si no hace lo imposible por lograr que Eli sea feliz. Aunque eso implique hacer concesiones para las que no está preparado. Piensa que es una muestra de amor. Un observador imparcial le diría que es una señal de suprema estupidez.



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